Editorial de Aquí 320
Frente a la defensiva de políticos sigue la ofensiva de masistas
Los bloqueos de caminos y de calles (en El Alto) ejecutados por masistas y sus aliados con los que exigen elecciones el 6 de septiembre y la renuncia de la Presidenta interina configuran una lucha política y electoral que sigue en ascenso, ante un comportamiento defensivo de los gobernantes interinos y de los candidatos y dirigentes de partidos de todos los pelajes.
Se trata de un quehacer político y electoral propuesto, organizado, financiado y dirigido por los masistas, aunque éstos nieguen ser los autores intelectuales y materiales de tal movimiento.
Ese movimiento apunta hacia la toma o retoma del poder político por el camino electoral o mediante acciones de una parte de los movimientos sociales, con los bloqueos como la principal forma de lucha, en medio de la campaña anticoronavirus.
Los bloqueos de caminos y de calles de los masistas y/o de operadores a su servicio logran ya una parte de sus objetivos: dificultan e impiden la libre circulación de insumos médicos —sobre todo de oxígeno medicinal—, remedios, ropa de bioseguridad, combustibles, mercancías exportables y alimentos.
Hasta el cierre de esta edición, no menos de 30 pacientes murieron por falta de oxígeno medicinal porque ese elemento vital para terapia intensiva tarda en llegar o no llega a los hospitales debido a los bloqueos, a pesar de que los dirigentes de aquella medida de fuerza aseguran que los bloqueadores permiten el tránsito de oxígeno medicinal, remedios y ropa de bioseguridad para asistir a los enfermos con el virus mortal y para otros enfermos.
Los bloqueadores que impiden el tránsito culpan a los gobernantes del accionar del que ellos son responsables.
Los masistas niegan su autoría de los bloqueos, explicación que utilizarían como coartada en procesos que se tramitan contra los supuestos autores de los bloqueos.
Dentro de procesos criminales, abogados diversos instruyen a sus clientes que nieguen la autoría de hechos criminales aunque sean los actores de aquellas acciones denunciadas.
Los bloqueos y sus exigencias son también parte de la propaganda política y electoral de los masistas: para reafirmarse ellos antes que otros de sus simpatizantes y de sus amigos.
Esa propaganda contiene mentiras, como que es mentira que los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) cambiaron la fecha de las elecciones sin respaldo en la Constitución Política.
Las últimas semanas los masistas ocupan el campo político boliviano sin competidores al frente
Esa ofensiva política y electoral concede ventajas a los que gobernaron Bolivia 14 años.
En el campo de la política (incluida la actividad electoral), el comportamiento sobre todo o sólo defensivo es una vía que conduce a la derrota sin atenuantes.
En el último tiempo, la iniciativa política casi siempre la toman los masistas, otro elemento que no deben menospreciar los que de veras buscan protagonizar la lucha por el poder político.
Lucha por el poder que es una faceta de la lucha de clases sociales. Ésta es política, ideológica, económica y cultural de las que participan por acción o por omisión los miembros de la sociedad boliviana incluso sin advertirlo.
En un ejercicio más nominal que real, los de Juntos y su candidata dirigen la campaña anticoronavirus y con la consigna que difunden a cada rato de que ellos como ninguno defienden la salud y la vida de los bolivianos, y ellos mismos creen que emprenden una campaña electoral eficiente y eficaz. Si esa dirección en la campaña antipandemia fuera exitosa podría ganar votos para la Presidenta y candidata.
Sin embargo, nosotros nos animamos a decir que el conjunto de las acciones de los gobernantes interinos, en mucho son una campaña electoral en contra.
No obstante, la represión de los gobernantes a los narcotraficantes se podría anotar como un aspecto rescatable de los inquilinos transitorios del Palacio Quemado que afecta a los socios y aliados: cocaleros del Chapare y narcotraficantes.
Los gobernantes interinos con su actitud defensiva parece que esperaran que los bloqueadores suspendan su medida de fuerza o que gestiones de organizaciones y autoridades regionales consigan el fin de los bloqueos con la “fuerza del diálogo” que se aguarda.
Además, los gobernantes que buscan votos para Áñez evitan el uso de la fuerza establecida en las leyes para mostrarse como no son: respetuosos de la protesta social y del ejercicio de la política, después de la que despliegan ellos con miras electorales.
Luis Fernando Camacho propone nueva convocatoria a elecciones probablemente para buscar una candidatura de los grupos económicos especialmente de Santa Cruz y él con preferencia.
Comunidad Ciudadana (CC) y su candidato Carlos D. Mesa Gisbert no se muestran como actores de la política a tiempo completo, al extremo de que éstos se callan en momentos escabrosos de la política, ante los cuales parece que se declaran en cuarto intermedio.
CC propuso antes que nadie un diálogo nacional en pos de acuerdos sobre la pandemia, la crisis económica y las elecciones. Empero, aparentemente CC nada hizo para consultar y comprometer a los convocados. Estos postulantes a gobernar Bolivia dejan de concurrir a un encuentro convocado por la Presidente interina, una grave omisión digna de ser enmendada.
Así, por omisión, CC está a la defensiva respecto de la ofensiva masista.
En cambio, los masistas ganan aunque sólo sea al conseguir que su masa electoral se ponga en movimiento. Sin embargo, Arce-Choquehuanca quizá pierdan los votos de quienes tienen claro que niños y enfermos murieron porque les faltó el oxígeno medicinal retenido por los bloqueadores masistas.
Los oficialistas no podrán recuperar cuanto perdieron o no sumarán nada de aquello que esperaban capitalizar.
Camacho tal vez sume respaldo en Santa Cruz si consigue desbloquear caminos con golpes de mano, por los que se nota que tiene predilección dados sus antecedentes, incluidos los familiares: José Luis Camacho, su padre, fue banzerista y paramilitar que comandó grupos de choque en la universidad pública cruceña, el mismo que, según su hijo, habló con militares, octubre y noviembre pasados, para que éstos ayuden a los alzados contra el régimen autoritario de Morales.
La lucha política y electoral son comparables con una partida o con partidas de ajedrez.
El campeón mundial de este deporte Petrosian dejó como enseñanza que en una partida del deporte ciencia incluso al que le toca jugar con las piezas negras debe atacar desde el primer movimiento o pasar a la ofensiva porque la defensiva en ajedrez es la muerte, como en la política, agregamos.
Editorial de Aquí 319
Ofensiva electoral del MAS y respuesta defensiva de políticos
La nueva postergación de las elecciones del 6 de septiembre al 18 de octubre de este año, decidida por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y fundada en la Constitución, ha reactivado acciones políticas y electorales de los masistas, en algunos lugares del país más que en otros.
Dirigentes de movimientos sociales, cooptados por el MAS, con pronunciamientos que incluyen amenazas y ultimátums, han realizado dos marchas: una que culminó en El Alto y otra en Cochabamba. Ambas acciones exigieron que el TSE revise su decisión y mantenga el 6 de septiembre como fecha de los comicios postergados.
La marcha efectuada en El Alto resolvió una huelga general indefinida y bloqueo de caminos para que el TSE revise la postergación de las elecciones.
Allí los marchistas agredieron a periodistas, apedrearon a una ambulancia, destruyeron cámaras de seguridad, jardineras y derribaron postes de conducción eléctrica.
Ante la declaratoria de la huelga, por una resolución que asume como suya la Central Obrera Boliviana (COB), un dirigente de la delegación potosina de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) señaló que verán qué hacer frente a la huelga indefinida determinada; un vocero de la COD-Potosí afirmó que no acatarán dicha huelga porque es política; el principal dirigente de los trabajadores de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) añadió que ese sector no apoyará la huelga de la COB porque es una medida al servicio de los que gobernaron 14 años en el país, y un chofer que aclaró que es de base dijo que ellos necesitan trabajar y que no se sumarán al paro de la COB porque es político. También decidieron no acatar el paro el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo (Conamaq), la Confederación Nacional de Micro y Pequeñas Empresas (Conamype), dos federaciones de Juntas Vecinales (Fejuves) de El Alto; lo mismo hizo saber el Consejo de las Federaciones Campesinas de los Yungas (Cofecay), un representante de cooperativistas mineros de Huanuni y un dirigente de l Central Única de Artesanos de La Paz y El Alto, hasta el cierre de esta edición.
El Ministro de la Presidencia demandó a Evo Morales, Betty Yañíquez (jefa de los diputados masistas) y Juan Carlos Huarachi (COB), sindicados como autores intelectuales de los destrozos ocasionados por marchistas en El Alto. Inmediatamente Huarachi recibió mensajes de solidaridad de masistas.
La realidad se encargará de mostrar si ese proceso criminal avanza y llega al final que persiguen los demandantes o es de utilidad política de los demandados que se sienten perseguidos políticos.
Luego del encuentro entre vocales del TSE y dirigentes sindicales, el máximo ejecutivo de la COB informó que los sindicalistas entregaron a los miembros del TSE las resoluciones aprobadas en el cabildo abierto de El Alto y que esperan que se los convoque para hablar de la postergación de la consulta electoral y que sigue convocada la huelga y el bloqueo de caminos. Ese dirigente agregó que no está descartado un acuerdo entre el TSE y la COB sobre la postergación de las elecciones.
Los masistas que marcharon en Cochabamba demandaron democracia y definieron como dictadora a la Presidenta interina y señalaron que los gobernantes fracasaron en la campaña antipandemia.
Los masistas buscan que los bolivianos creamos ese discurso, sobre todo que admitamos que ellos son democráticos. Sin embargo, tenemos derecho a dudar de que los masistas postulen una democracia como régimen político del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, al menos del alcance de la democracia planteada por Washington.
Es que la democracia que ejerció el régimen depuesto por el alzamiento popular de noviembre del año pasado fue autoritaria, desconoció la decisión mayoritaria de los bolivianos en el 21F, a pesar de que Morales decía que prefería las urnas a las armas.
Antes de aquellas marchas, voceros masistas dieron 72 horas de plazo para que los vocales del TSE retiren su resolución y ratifiquen el 6 de septiembre como día de realización de los comicios pendientes.
Otros dirigentes del MAS dijeron que impulsarían acciones, como aquellas marchas, para impedir la postergación de la consulta electoral, sin considerar el momento actual de más infectados y de más muertos por coronavirus.
Frente a la emergencia sanitaria, los masistas afirman que todos los días los bolivianos se aglomeran en los bancos para cobrar bonos y que allí también las y los ciudadanos corren el riesgo de contaminarse con el virus mortal, pero que ante esa realidad callan los gobernantes.
Las movilizaciones de los masistas de los últimos días son un accionar político y electoral propio de ellos, son una especie de ensayo que seguramente les cae muy bien a los seguidores del exiliado en Argentina; accionar que tiene los rasgos de una guerra de nervios que provoca la furia de los gobernantes actuales y de otros políticos que sin que ese sea su propósito, alienta a los masistas o éstos se deben sentir temidos, y eso también les sirve a los movilizados.
Además, es probable que los masistas crean que el 6 de septiembre será el mejor momento para que ellos venzan en las elecciones, por eso insisten en que la consulta electoral sea el 6 de septiembre.
En cambio, y para graficar, los gobernantes actuales y otros políticos se comportan como quienes miran el partido de entrenamiento masista.
Para que se entienda mejor la comparación recurrimos a Xabier Azkargorta, quien decía:
Estamos jugando al fútbol (no que vamos a jugar al fútbol). Y cuando le preguntaban sobre el equipo de fútbol rival reiteraba que sus dirigidos y él estaban concentrados en el próximo partido, para el que ellos se entrenaban con mucho empeño y para ganarlo.
Respecto del movimiento actual de los masistas, el ministro Murillo denunció que los exgobernantes quieren “convulsionar” el país, resultado que probablemente pretenden, pero ese punto de llegada podría estar ahora entre sus deseos.
Los masistas no persiguen convulsión del país, según Andrónico Rodríguez, dirigente cocalero del Chapare, aunque aclaró que obedecerán las decisiones de sus organizaciones naturales, es decir, de los movimientos sociales.
Los masistas, sin cuidar las formas, están movilizados y pasan a la ofensiva política y electoral. Y en sus marchas de los últimos días no se protegieron con barbijo, no guardaron la distancia física entre los asistentes y quizá ni se lavaron las manos. ¿Y qué?, podrían decir esos marchistas, y quizá añadan para sus adentros: el fin justifica los medios.
A riesgo de que algunos consideren tarde, se debería compartir la convocatoria del líder de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos D. Mesa Gisbert, a un diálogo nacional a políticos, gobernantes, empresarios, sindicalistas y otros para buscar acuerdos sobre la campaña anticoronavirus, respecto de la crisis económica y las elecciones.
Sobre la campaña anticoronavirus, el aporte de la inmensa mayoría de los bolivianos y de los médicos y trabajadores en salud sigue invariable, pero algo más podría hacerse. Sobre la crisis económica, CC propone que los pequeños empresarios, con dinero de los bolivianos, produzcan millones de barbijos de buena calidad, sugerencia para la reactivación económica, o la una aplicación de “una nueva economía”, como propuso un economista y docente de la UMSA. Sobre las elecciones, y en base a criterios científicos, se tendría que mantener como fecha, definitiva o no, el 18 de octubre.
Es probable que los masistas se nieguen a conversar y a concertar. Sin embargo, en un editorial como éste dijimos que un acuerdo como el sugerido sería mejor si incorpora a los masistas, pero que si es necesario ese acuerdo sea sin ellos e incluso que ese pacto se lleve a cabo contra ellos, si esto fuera inevitable.
En cuanto a los gobernantes si éstos enmendaran sus evidentes deficiencias en la campaña anticoronarivus, ese acuerdo sería un avance mucho mayor que la retórica de que ellos se ocupan de la salud y de la vida de los bolivianos y que otros sólo ejercen la política.
Editorial de Aquí 317
Clases por internet, ¿camino al fracaso?
Profesores, padres de familia, estudiantes, la comunidad educativa, afirman que las clases virtuales o por internet van rumbo al fracaso.
Se refieren a las clases decididas mediante decreto supremo (DS) por los gobernantes interinos de manera unilateral y sin participación de ni consulta a los actores de un proceso educativo normal o prepandemia coronavirus.
En las clases virtuales, según el DS citado, se desarrollarán programas y temas imprescindibles para un período de tiempo reducido.
Han sido entrenados los profesores que conducirán esas clases con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, las que emplean las redes sociales.
Son clases no presenciales ni semipresenciales, que se imparten por primera vez en las escuelas y colegios públicos de Bolivia, debido a que son imposibles las clases presenciales, como consecuencia del coronavirus, por lo que a la vez se determinó la suspensión de las clases en primaria, segundaria, universidades e institutos.
A las clases por internet no pueden acceder muchos estudiantes porque carecen de los medios para usar el internet o esos estudiantes no cuentan con internet porque la pobreza de sus hogares les impide comprar ese servicio y quizás, en muchos más casos, esos estudiantes ni siquiera tienen energía eléctrica en sus domicilios. Esas carencias son mayores en el agro y también en provincias, donde además no llega la señal de internet, contrariamente a lo prometido por los gobernantes del MAS cuando se puso en órbita el satélite Tupak Katari cuyo costo llegó a la astronómica suma de 302 millones de dólares.
En la sede del gobierno, en este momento, hay barrios a los que no llega el internet.
En consecuencia, las clases virtuales segregan (separan) a una indeterminada cantidad de estudiantes.
Aquel DS dispone, además, las clases semipresenciales y a distancia. Las clases presenciales se supone que retornarán cuando venzamos al coronavirus.
Los profesores, especialmente de La Paz, aseguran que ellos han presentado un plan de emergencia para las clases presenciales, a desarrollarse el momento en que haya condiciones para emprenderlas.
Los mismos profesores, muchos de los que serán separados de su oficio cotidiano, dicen que ellos volverán a clases presenciales incluso en el tiempo en el que habitualmente se decretan los descansos pedagógicos.
En ese contingente de educadores se anota que las clases por internet lesionan y desconocen principios de la escuela pública, como la gratuidad, universalidad, e incluso el carácter único y democrático de la escuela boliviana.
Asimismo, los educadores paceños ponen el acento en que las clases virtuales impiden la interacción entre profesores y estudiantes, y entre éstos, destinatarios y actores principales de un verdadero proceso educativo
Sin embargo, aquellos profesores no dicen que un maestro enseña y, además, aprende al
mismo tiempo, y así se torna en proceso educativo pleno.
De ello se deduce que las clases por internet no serán integrales: con ellas no se logrará alcanzar a plenitud el proceso enseñanza-aprendizaje y, por otra parte, las evaluaciones bajo esa modalidad no gozarán de credibilidad, en las que puede haber fraude; esto no lleva a afirmar que las clases por internet serán, sobre todo, excluyentes para los empobrecidos.
Se nota que los gobernantes interinos y el Ministro de Educación, especialmente, no toman en cuenta ni anteriores ni actuales experiencias de las clases a distancia, de las semipresenciales y por internet.
Nos referimos a las clases de alfabetización radiales, por Erbol y por radio Santa Cruz, que son ejemplos señeros.
Un profesor recordó, hace días, que durante el gobierno de Alfredo Ovando Candia se emprendió una campaña de alfabetización y que viven profesores que participaron en esa campaña alfabetizadora.
De la campaña de alfabetización emprendida en el gobierno de Evo Morales, con apoyo de cubanos y de venezolanos, algo se podría recoger si se dejaran a un lado los peros políticos e ideológicos.
Sobre las experiencias últimas, los gobernantes deben estar enterados de que profesores rurales distribuyen lecciones entre sus alumnos, para ello viajan a pie o en los medios a su alcance.
En una localidad chuquisaqueña imparten clases por televisión para grupos de estudiantes.
El Concejo Municipal de Potosí aprobó una ley que dispone que el servicio de internet debe ser gratis para los estudiantes de aquella ciudad que ha dato tanto a nuestro país y al mundo.
Las universidades públicas y privadas tienen un camino recorrido en el despliegue de clases virtuales.
Se pasan clases por internet, entre otras, en la UMSA y en la San Francisco Xavier de Sucre.
De la UMSA es posible decir que sólo parcialmente los estudiantes, algo así como la mitad, accede a esas clases.
Algunos docentes de la UMSA no participan de las clases virtuales, pero con seguridad cobran sus sueldos.
Un grupo de trabajo de Naciones Unidas, en La Paz, realizó un muestreo que dio cuenta de que aproximadamente la mitad de los estudiantes bolivianos participan de las clases virtuales y que la mayoría de ellos aprenden poco o nada en ese proceso.
Con una huelga de hambre, sostenida sobre todo por profesores rurales y padres de familia, a la que se suman profesores urbanos, se rechazan las clases virtuales porque se las considera privatizadoras de ese servicio público y exige la renuncia del Ministro de Educación.
Los profesores de La Paz, que han realizado marchas para que se atiendan sus demandas, además de otros puntos exigidos por la huelga de hambre, piden que se dote de servicio de internet gratis a estudiantes y docentes, y que los encargados convoquen a exámenes para el ascenso de categoría de los educadores.
Más de un vocero de esos profesores ha planteado que se estaticen o nacionalicen los servicios privados de internet. Habrá que entender ese castellano como que deben nacionalizarse las empresas que venden servicios de internet en Bolivia. Sea o no serio este planteamiento, tiene importancia registrarlo.
El Ministro de Educación, llamado a decir poco y hacer más, sobre las clases ha dicho: Fue una precipitación la cuarentena decretada en Oruro, de escuelas y colegios, días antes de la cuarentena decidida por los gobernantes interinos.
Ese funcionario público, antes de anunciar las clases por internet, señaló que se reabrirían las escuelas y colegios en junio; luego guardó silencio sobre un asunto destacado como las clases presenciales.
En tercer lugar, ese Ministro anunció que el gobierno dotaría de computadoras a los estudiantes.
En cuarto lugar, ese mismísimo funcionario, sin que se le pregunte, afirmó que para las clases virtuales fueron sacados los contenidos destinados al adoctrinamiento de los estudiantes, de acuerdo al marxismo, incluidos en la reforma educativa de Evo Morales.
El ministro Cárdenas, asimismo, negoció sólo con los propietarios de los colegios privados una rebaja de las pensiones escolares en porcentajes que oscilan entre el 6 y el 28 por ciento por las clases virtuales que se transmiten desde esos colegios particulares, las que ahora están suspendidas por vacaciones de invierno.
Padres de familia de esos colegios particulares rechazan esos rangos de posibles descuentos y dicen que a lo sumo ellos pagarían la mitad de esas pensiones por clases virtuales desarrolladas sin reglamentación, añaden.
Desde los cuatro costados del país se propagan opiniones que apuntan a un punto: será difícil y hasta imposible “salvar” el año escolar 2020.
Sin embargo, los actores del proceso educativo deben buscar una salida a las escuelas y colegios fiscales sin clases porque, además, se trata de un problema único en su género el que se debe resolver.
Desde esta página virtual apuntamos algunos criterios que quizá ayuden a encontrar una forma de “funcionamiento” de las escuelas ahora sin clases presenciales.
Cualquier salida debe asegurar el derecho al estudio de niños, adolescentes y jóvenes, el derecho al trabajo de los profesores, el derecho de los padres de familia a participar de la tarea de coeducación de sus hijos desde la comunidad educativa.
La educación para todos tiene que ser una consigna que no se debe soslayar y que se debe defender y materializar, no obstante la pandemia.
A esta altura del conflicto y a julio del año 2020, se advierte que los gobernantes no tienen la fuerza para imponer las clases virtuales, aprobadas sin consulta y sin participación alguna de los principales actores del proceso enseñanza-aprendizaje.
Los miembros de la comunidad educativa, asimismo, podrán dificultar más aún las clases por internet, pero no conseguirán que sean reemplazadas por las clases habituales de ayer, es decir, las presenciales ya.
Sin perder de vista estas clases, las presenciales, será posible, como parte de un acuerdo, organizar las clases virtuales, con internet, equipos, programas de estudio y temas, profesores y otros, hasta que una vacuna sea utilizada para inmunizar a la humanidad boliviana y a la humanidad universal.
Clases semipresenciales y clases a distancia podrían ser ensayadas apenas sean posibles y podrían impulsarse y ampliarse las clases de profesores rurales que van al reencuentro de sus educandos.
El momento que sea posible, mejor si así se acuerda, se realizarían cursos de verano de recuperación de las clases que no se tendrían este año.
En la gestión 2021 se desarrollarían dos cursos en vez de uno, es una sugerencia que se la hace todavía en voz baja en varios lugares del país.
La situación que detiene el proceso educativo tradicional debe encontrar una salida, con los menores sacrificios, además de los que tuvieron lugar hasta este momento.
Incluso en este tiempo de campaña para vencer al coronavirus, la educación debe ser para todos en Bolivia. Los estudiantes no deben ser afectados con más frustraciones.
Editorial de Aquí 319
Candidato masista en campaña electoral facilitada por sus adversarios políticos
Luis Arce Catacora comentó una encuesta según la cual él ganaría las elecciones del 6 de septiembre próximo.
De acuerdo con la ley electoral, ese comentario puede inducir a que los electores voten por él, por lo que está prohibido por esa norma.
Arce Catacora, por ese comentario, que confirmó haber realizado, hasta el cierre de esta edición ha sido denunciado por cinco actores, ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE), para que este órgano del Estado boliviano procese y defina, probablemente, la cancelación de la personería jurídica del MAS y, por tanto, anule las candidaturas masistas a la Presidencia, Vicepresidencia y a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
El candidato masista, con ese comentario, habría cometido una falta electoral. Sin embargo, voceros masistas dicen que no hubo ni hay esa transgresión a la norma electoral por parte de su candidato.
Los masistas van lejos en la defensa de sus candidatos y de su personería partidaria: plantearon ante el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) una demanda de inconstitucionalidad del artículo de la ley electoral que prohíbe a los candidatos propagar encuestas fuera del calendario electoral y de los plazos que correspondan.
Vale recordar que aquella ley electoral fue aprobada por la mayoría masista de los parlamentarios.
La norma que comentamos fue aplicada contra candidatos de los demócratas, ahora en el gobierno interino, porque el que en ese momento era candidato a gobernador de Beni difundió una encuesta sobre preferencias electorales, supuestamente, favorable al candidato señalado.
Los entonces miembros del tribunal electoral, amigos del MAS según se supo, inhabilitaron electoralmente a los demócratas y a más de 200 candidatos en Beni.
Esa resolución se considera una jurisprudencia, es decir, que la demanda contra Luis Arce debe ser resuelta por el TSE como ocurrió respecto de los demócratas en Beni.
La primera demanda, presentada antes de las otras cuatro, fue admitida por el TSE y en consecuencia corren los plazos en un trámite sobre el que se espera una resolución que anule la personería jurídica del MAS.
Arce Catacora, al parecer, quiso provocar a los políticos antimasistas, los que han iniciado los procesos citados.
Desde el comentario del candidato Arce, sobre esas encuestas, de acuerdo a los dichos y los hechos, los gobernantes durante 14 años, hasta este momento ganan porque han conseguido situarse en la coyuntura (“momento de la lucha de clases”): los últimos días y en distintos tonos se habla de ellos y, especialmente, del candidato Arce Catacora.
En las filas masistas sirve mucho que se los agreda, como afirman ellos, incluso algunos de sus voceros han dicho que otra vez los “racistas” quieren anular la personería del MAS.
Como acostumbran los masistas, el candidato Arce envía mensajes a sus partidarios, a quienes mantiene en movimiento.
Entre los políticos bolivianos no se debe olvidar que los masistas, y sobre todo su jefe, en diferentes momentos representaron el papel de víctimas, lo que les dio buenos resultados.
Arce aparece ahora como víctima, rol con el que espera ganar, y seguramente ya ganó entre sus conmilitones con la tercera parte o menos del electorado en Bolivia. Arce Catacora no debe estar seguro de ganar las elecciones en la primera vuelta y tendría que esperar sólo la derrota en una posible segunda vuelta electoral.
Si el TSE estableciera que, con su comentario, Arce cometió falta electoral debería aplicar la ley, pero las consecuencias políticas sólo pueden advertirse en sus rasgos más generales. En ese caso, los masistas rechazarían una eventual anulación de su personería jurídica con movilizaciones, es decir, los masistas serían llamados a su juego: a un quehacer sociopolítico en el que tienen fortalezas más que debilidades.
Es que los masistas sueñan con reconquistar el poder político en las elecciones o más allá de las elecciones.
Es posible que el MAS, sin personería jurídica, se batiría en las calles y en los caminos para recuperar el poder antes que su registro en el TSE.
Especialmente a los de Juntos les interesa que el MAS y sus candidatos salgan de la carrera electoral porque, eventualmente, podrían buscar una victoria electoral en una probable segunda vuelta, si las encuestas que se conocen se las toma como muestras que señalan tendencias.
Sin embargo, parece difícil o imposible que Juntos se reponga en lo que resta de la campaña anticoronavirus como para contar con mayor apoyo electoral.
El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, declaró para el diario El Deber de Santa Cruz que su gobierno está desgastado, confesión que da pistas para entender que los gobernantes interinos no consiguen el respaldo que todos los días persiguen en su campaña electoral cada vez que dicen que ellos se ocupan de la salud y de la vida de la gente y que otros ejercen la política.
Asimismo, los gobernantes interinos probablemente constatan que los planes que ellos ofrecen, de reactivación de la economía y de una aparente defensa del trabajo de la gente, no arrojarán los resultados en semanas.
La propuesta-decisión de la presidenta interina Jeanine Áñez de conceder el bono salud de Bs.500 tiene miras electorales antes que la preocupación por los escasos ingresos de asalariados y no asalariados. El complemento de esa movida electoral de la Presidenta interina es el pedido a la mayoría de asambleístas del MAS para que aprueben un crédito del FMI, con el que se pagaría ese nuevo bono.
Frente a esa propuesta-decisión, el candidato masista a la Presidencia del país, también como parte de su campaña electoral, ha dicho que él cree que el bono ofrecido por Áñez es insuficiente y que ese bono de salud debe ser de Bs.1.000 y que los parlamentarios masistas aprobarán un bono de este monto.
No cesa, pues, la acción política ni se registra cuarto intermedio en la campaña electoral, ni en el momento de más contagios y de más muertos por el coronavirus.
Los masistas, facilitados por sus adversarios políticos, se sitúan en el centro de la coyuntura y se comportan como referencia ineludible,
Los juntistas consiguen prorrogar el mandato de Áñez, tiempo en el que creen que enmendarán sus fallas evidentes en la campaña anticoronavirus y que conseguirán más apoyo electoral para la Presidenta y candidata.
Editorial de Aquí 316
La salud y la vida de la gente, primero; las elecciones, después
Las elecciones deben realizarse el 6 de septiembre si en ese momento se advierte que los electores correrían menos riesgos de contagio con coronavirus.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) debe organizar las próximas elecciones con las medidas de bioseguridad, según protocolos, para evitar una crecida abstención electoral, la que sería un derecho ejercido por los electores, reconocido por el TSE, en avisos que se difunden por medios,
Es decir, no se sancionaría a los que eviten salir de sus casas, el día de los comicios, para autoprotegerse del virus letal.
Sin embargo, una crecida abstención electoral provocaría un entredicho de esas elecciones y de éstas surgiría un gobierno cuya legitimidad sería cuestionable.
Además, una de las obligaciones constitucionales del TSE es garantizar el ejercicio del derecho a elegir (y a ser elegido) en igualdad de condiciones y sin factores que dificulten o impidan la realización de esos derechos. Ningún candidato ha dicho que las elecciones se realicen aquella fecha, a pesar de todo y lo más probable es que ninguno se anime a decir algo similar ni en voz baja.
Un político que ha retornado del exilio, Mario Cossío Cortez, ha sugerido postergar las elecciones hasta marzo del próximo año. Similar pedido han hecho varios ciudadanos al TSE.
Asimismo, los oficialistas mienten cuando dicen que se ocupan de la salud y de la vida de los bolivianos y que no tienen tiempo para la política, no obstante de que ellos ejercen la política cada vez con más sombras y con pocas luces, cada día que emprenden acciones en la campaña anticoronavirus. Campaña que, para los oficialistas actuales, es parte de su quehacer por votos para la Presidenta y candidata.
Los masistas, con un doble discurso y dos prácticas, apuntan a la realización de aquella consulta el 6 de septiembre, en la que ganarían en la primera vuelta, agregan, como parte de su propaganda para reafirmar, en primer lugar, a sus electores que, según ellos, son la tercera parte de los inscritos en los registros electorales del país.
Los gobernantes, además, por intermedio de la Ministra de Salud, proponen que una comisión de científicos proponga la fecha de las elecciones, distinta a la del 6 de septiembre.
Respecto de las elecciones convocadas para aquella fecha, se consideran sugerencias de diálogos y búsquedas de acuerdos para aprobar una nueva postergación de aquéllas, ante la posibilidad de que los contagios y las muertes, por coronavirus, continúen como ocurre en este momento o que la pandemia sea aún más gigantesca.
Candidatos, médicos y dirigentes de organizaciones sociales han sugerido diálogo y acuerdos sobre las elecciones que comentamos,
Carlos D. Mesa Gisbert, líder de Comunidad Ciudadana (CC), propuso a la Presidenta interina, mediante carta, que convoque a un diálogo nacional a políticos, empresarios y trabajadores sobre la pandemia, la crisis económica y las elecciones.
La semana anterior, el actual Ministro de Gobierno declaró, para un medio, que la Presidenta interina iba a convocar al dirigente de la CC para conversar, pero no hubo ni hay tal convocatoria.
Algunos, sin embargo, creyeron que la mandataria Áñez respondería a Mesa, aunque sea con demora.
No obstante, un vocero de Juntos dijo, para un medio de difusión, que el anuncio del Ministro de Gobierno fue una opinión personal.
Los actores políticos, médicos y trabajadores en salud, parlamentarios, gobernantes interinos, gobernantes subnacionales, vocales del TSE, comités cívicos, instancias ciudadanas, dirigentes sindicales, trabajadores del agro, cocaleros de los yungas paceños y del Chapare y otros sectores que se sientan convocados o que se autoconvoquen deben apurar un acuerdo respecto de la realización de las elecciones. Ese acuerdo, imprescindiblemente, debe considerar la opinión de médicos y científicos sobre la previsión que ellos tengan acerca de la evolución de la pandemia en nuestro país.
Con la anticipación constitucional, TSE, los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional y la Presidenta interina, además de aportar en la articulación de aquel consenso (consentimiento), deben facilitar la aprobación de la ley que postergue las elecciones y fije la nueva fecha de realización de aquéllas.
Quizá ese nuevo acuerdo modere el discurso y las acciones de los oficialistas que aseguran que sólo están ocupados en la lucha por la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos; así talvez se calmen los masistas que mezclan mentiras con quehaceres violentos, como extensión de un comportamiento político y electoral cotidiano.
Es necesario, asimismo, diálogo y acuerdo respecto de las medidas para enfrentar la crisis económica, consecuencia de la pandemia en Bolivia, una fase de lo que ocurre en el mundo.
Los planes de reactivación económica y en defensa de los puestos de trabajo, aprobados por los gobernantes interinos, tendrían que ser considerados, sobre todo porque aquéllos se muestran como una política económica destinada a ganar votos para la Presidenta y candidata.
El economista Alberto Bonadona Cossío ha dicho que de la actual crisis debía surgir una nueva economía, idea novedosa en tiempos de coronavirus, que podría debatirse entre los trabajadores, y quizá también entre los políticos y otros sectores.
Otro criterio rescatable de aquel profesional es que deben tomarse medidas económicas ya, sugerencia que en un diálogo y probable acuerdo, que sugerimos, podría ser un elemento para el intercambio.
Acerca de la campaña anticoronavirus, ahora tendría que estar más claro para los gobernantes interinos que al comienzo de la emergencia sanitaria, debieron asumir la iniciativa o escuchar la propuesta de Mesa y convocar a un diálogo nacional para la aprobación de tareas a desarrollar dentro de la campaña antipandemia.
Ahora, ante el colapso de varios hospitales públicos y de las cajas de salud, debido a la escasez y falta de personal especializado en terapia intensiva, por la carencia de salas de aislamiento para sospechosos de contaminación con el virus mortal, por la escasez de médicos y de enfermeras por las dolencias de éstos o porque muchos de ellos son eventuales, ante la falta de laboratorios o reactivos, debido a la falta de remedios y al menos frente a dos maneras de tratar a los pacientes con coronavirus —la sugerida por la OMS y la llamada alternativa— y sobre todo respecto del aumento de los infectados y los muertos por coronavirus, todavía hay necesidad y tendría que haber tiempo para que gobernantes interinos, gobiernos subnacionales, médicos y enfermeras, dirigentes políticos, dirigentes sindicales, entre otros, acuerden tareas anticoronavirus y formas de materializarlas.
Hasta este momento, la Presidenta interina y sus ministros, sin decirlo expresamente, se han negado a compartir actividades en la dirección de la campaña anticoronavirus, quizá porque creen que los réditos políticos y los votos, que sumarían en su favor, no los deben compartir. Sin embargo, los reveses que sufren los gobernantes interinos, en la campaña que encabezan para vencer al coronavirus, tendrán que recogerlos muy a pesar suyo.
No hay caminos, hay que hacerlos al andar (“protocolos”), para seguir tras de salidas convenientes, dentro de la actual situación boliviana, por ello urge conversar y concertar.
Respaldamos la búsqueda de diálogo y acuerdos que tengan en cuenta los intereses de la inmensa mayoría de los bolivianos respecto de las elecciones que deben llevarse a cabo en condiciones que aseguren el ejercicio del derecho al voto y con los menores riesgos de contagio con coronavirus; que al menos se intercambien criterios sobre medidas que realmente reactiven la economía y aseguren los puestos de trabajo y que se definan más tareas para compartirlas en la campaña anticoronavirus.