Editorial de Aquí 305
Nuevo movimiento sindical y otra COB, luego de vencer al coronavirus
El actual Comité Ejecutivo Nacional de la Central Obrera Boliviana (CEN-COB) llevaría otra vez a los trabajadores a respaldar a un régimen político que, en realidad, no representaría ni defendería los intereses de los afiliados de la máxima organización sindical del país.
Esta afirmación se apoya en el comportamiento de aquel organismo sindical y de sus integrantes respecto del gobierno de Juan Evo Morales Ayma, del que fueron “pongos políticos”, como se decía en otro tiempo por gentes como el grupo que encabeza ahora Juan Carlos Guarachi, secretario Ejecutivo de la COB.
Hace días, para radio Erbol, al referirse a un nuevo aniversario de la fundación del más importante organismo sindical (17-04-52), aquel sindicalista y principal operador político del MAS, en el último tiempo en el movimiento sindical, defendió la alianza Morales-COB de la que responsabilizó a un congreso de los afiliados cobistas; reunión que decidió ese acuerdo del que ganaron dirigentes del llamado proceso de cambios, incluso a costa de la desatención de las demandas laborales, aunque con seguridad de ese pacto ganó más el caudillo autoritario.
Guarachi llegó a decir, con notorios titubeos que, si llegara el caso, él votaría por Evo Morales si la referida resolución de los trabajadores siguiera sin modificación.
Cuando le preguntaron al máximo ejecutivo cobista por qué los trabajadores mineros y él mismo no exigieron que el otrora Presidente introduzca cambios en la minería, como ocurrió en los hidrocarburos, Guarachi respondió que en el gobierno anterior no hubo ministros de los trabajadores de la minería estatal, a pesar de que aquel dirigente mencionó a dos exmiembros de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) que fueron ministros de minería de Morales: Guillermo Dalence y José Pimentel.
Juan Carlos Guarachi difícil que no sepa que, en ese momento, el que ejercía como principal dirigente de la FSTMB le exigió, al que era Ministro de ese sector económico (Mario Virreira Iporre), que retire su propuesta, porque aquel funcionario público dijo, para medios de difusión, que una aspiración de los bolivianos y de los potosinos era la nacionalización de la Empresa Minera San Cristóbal que explota, básicamente, plata y zinc en Potosí.
Al dirigente sindical minero al que aludimos nunca, que se sepa, le pidieron ni siquiera una explicación sobre esa exigencia al entonces ministro Virreira, no obstante de que los mineros asalariados ratificaron, en más de un congreso suyo, la demanda de otra o de una segunda nacionalización de los recursos mineros del país.
Viene a cuento rememorar, asimismo, que el Gerente de la corporación japonesa Sumitomo, dueña de la Empresa Minera San Cristóbal, en su visita a Bolivia y luego de una reunión con Morales, declaró en La Paz que Bolivia, para su empresa, todo era ganar, ganar y ganar.
El que en ese momento era Vicepresidente en nuestro país fue a Tokio a decirle a los ejecutivos de la Sumitomo que en Bolivia se le garantizaba seguridad jurídica, es decir, que no habría nacionalización de su empresa en nuestro país.
Evo Morales también señaló algo parecido, después de que se nacionalizó la empresa Guaracachi (Santa Cruz), que generaba energía eléctrica.
Morales, también, suspendió una reunión con miembros de su gobierno y amigos suyos que fungían como asesores de los gobernantes, en la que iban a discutir la posible nacionalización de la minería. La propuesta para una posible medida como ésa la presentó García Linera, en la que anotó la inconveniencia de la nacionalización porque con esa acción no ganaría el país, debido a que los costos de operación en la minería, en ese período, eran muy altos. Uno de los asistentes a esa reunión preguntó en base a qué datos se elaboró la propuesta presentada por el Vicepresidente, ante cuya consulta éste confesó que los datos eran de los empresarios privados. Ante ese informe el entonces presidente Morales suspendió ese encuentro hasta que se cuente con un plan bien elaborado. La fuente que nos confió aquella información añadió que nunca más hubo reunión de los integrantes de un grupo de “análisis” que conoció aquella sugestión de Álvaro García, sobre la inconveniencia de nacionalizar, por segunda vez, la minería boliviana.
Como otro antecedente, cabe anotar, para que no se borre, que Evo Morales anunció, en Santa Cruz, que la COMIBOL iba a ser cerrada y que se organizaría otra empresa minera estatal. Ante esa noticia, exdirigentes sindicales mineros le enviaron un recado al Presidente en funciones: que si los gobernantes cerraban COMIBOL esos exlíderes de los trabajadores del subsuelo retirarían su apoyo al proceso de cambios y a Morales.
Asimismo, técnicos que conocen muy bien la economía minera difundieron, en voz baja, que era imposible rehabilitar la planta Karachipampa, en la que debió fundirse minerales de zinc, especialmente. Sin embargo, uno de los exministros de minería de Morales y que fue miembro de la FSTMB, declaró para medios de divulgación, que lo mejor que había hecho el gobierno de los 14 años, en materia minera, fue la rehabilitación de Karachipampa.
Para el mal recuerdo conviene anotar que fracasó más de un intento de aquella rehabilitación. En ese tiempo, además, se sabía que si funcionaba Karachipampa sería una empresa que contaminaría mucho, que sus costos de operación serían muy caros y, lo más grave, el Estado boliviano no contaba (ni contaría de inmediato) con minerales suficientes para ser procesados en Karachipampa. Asimismo, la tecnología que se usaría en esa empresa de fundiciones había sido superada y nuevos equipos sustitutivos no existían en el mercado porque la empresa que los produjo se había cerrado hacía tiempo.
La planta de Karachipampa se empezó a instalar con apoyo de la URSS, durante el gobierno del Gral. Ovando, y se continuó la ejecución de esa obra en el gobierno del Gral. Torres, pero nunca funcionó; allí no se procesó la materia prima con la que se esperaba contar.
A exministros del gobierno de Ovando se los llamó “Karachipampa” porque se decía que ellos habían recibido comisión de la empresa alemana que fue contratada para montar la planta.
Otra realidad que dirigentes sindicales mineros de los últimos 14 años parecen ignorar: que cooperativistas empresarios mineros sirvieron de puente para que empresas extranjeras exploten minerales, favorecidos por ese tipo de empresarios criollos que, en varios casos, ayudaron a conseguir las concesiones de parajes mineros para los capitalistas extranjeros.
Este último dato fue confirmado por García Linera cuando dijo que serían enjuiciados los cooperativistas (empresarios) mineros que habrían oficiado de socios de empresarios extranjeros que explotaban minerales en sociedad o separadamente con los supuestos cooperativistas.
Los exdirigentes sindicales mineros y los que siguen en funciones, como Juan Carlos Guarachi, que se conozca, ni siquiera denunciaron el comportamiento tramposo de los cooperativistas empresarios mineros aludidos.
En resumen, los dirigentes sindicales mineros, de la COB y de la FSTMB, en los hechos, facilitaron la privatización de los recursos mineralógicos de Bolivia, privatización que fue mayor los últimos años, de los 14, que gobernó Morales.
Sobre la probable traición de miembros de la COB y especialmente de Guarachi a Evo Morales, está aún fresca una declaración de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, quien dijo que la COB había traicionado a Morales.
Morales, a su vez, ha sugerido que él no esperaba que Guarachi haya dicho que el exPresidente debía renunciar si consideraba conveniente, como lo hizo ante medios que difundieron esa declaración. Guarachi, en la entrevista con Erbol, confirmó que él declaró que la renuncia al cargo que ejercía, dependía del entonces Presidente.
Existen varios ejemplos demostrativos de que los actuales miembros de la COB dejaron de luchar por reivindicaciones de los mineros. Un ejemplo revelador es el referido al monto de la renta de los jubilados mineros, el que se fijó en Bs3.500, como tope, el que no alcanza al cien por ciento de lo ganado por los exasalariados del sector minero, como la renta que favorece a los militares, aunque es más que las rentas de otros exasalariados bolivianos.
La lucha por mejores salarios de los trabajadores del subsuelo no ocurrió porque los dirigentes sindicales, sobre los que se escribe en esta nota, aceptaban pasivamenete lo que Morales definía como aumento salarial, mejor dicho, como reposición parcial de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
Los dirigentes sindicales mineros (incluido Guarachi) y los otros sin excepción conocida, renunciaron a la independencia ideológica y política respecto del gobierno de los 14 años. Un principio y una práctica de los asalariados bolivianos que no les fue fácil sostener y aplicar.
Basta recordar como antecedente que cuando gobernó el MNR, los años 50, las oficinas de aquel Partido funcionaban en locales de los sindicatos mineros, lo que explica, además, que los dirigentes del MNR conducían incluso a los sindicatos de los trabajadores. En ese tiempo fue patente el pongueaje político de los dirigentes sindicales impuesto por el MNR.
Los dirigentes sindicales, ahora encabezados por Guarachi, en tiempos del denominado proceso de cambios, lo que sobre todo hicieron fue halagar, aplaudir y votar a Morales. No se sabe que esos dirigentes sindicales hayan hecho un solo planteamiento para defender los intereses del país y de los trabajadores.
Conviene rememorar que Guarachi un día avisó que los trabajadores iban a exigir que el compañero de binomio de Morales, es decir, el candidato a la Vicepresidencia por el MAS, debía ser un obrero. Sin embargo, ante un pedido-imposición de Morales, ese candidato a la Vicepresidencia fue Álvaro Marcelo García Linera.
Además, actualmente circula el rumor de que miembros de la COB tendrían compromisos con los actuales gobernantes. Difícil confirmar o desmentir, ese rumor en este momento, pero podrían surgir evidencias de un pacto como ése, si acaso existe.
El inventario que pone en evidencia la conducta de Guarachi y de los otros miembros de la COB lo completaremos en otras entregas.
Sin embargo, frente a la hoja de servicios de Guarachi y de sus socios es posible sugerir que, los actuales dirigentes sindicales de la COB, sean cambiados en el menor tiempo posible, como una acción que muestre que se avanza hacia un nuevo movimiento sindical en Bolivia.
Hablamos de una COB que realmente defienda los intereses legales y legítimos de los trabajadores y de los intereses de Bolivia.
La nueva COB que aquí se sugiere sería parte de un proceso que deben protagonizar los trabajadores, en el que éstos no deben ser suplantados por supuestos salvadores extraños a las clases sociales explotadas y oprimidas de Bolivia.
Asimismo, el nuevo movimiento sindical tiene que empezar con la reconstitución de clases sociales, como los mineros, los que no son, como en otra época, la dirección de los asalariados y del pueblo boliviano.
Los mineros asalariados deben ser otra vez clase para sí. Es decir, los mineros tienen que volver, como se dice en el verso de la canción de César Junaro Durán (“Los mineros volveremos”).
Mineros que cuando les tocó retornar a sus lugares de origen, después de una derrota suya, en las Jornadas de marzo (1995), gritaron: “Los mineros volveremos, con armas”. Esos mineros de ayer no han vuelto ni sin armas y mucho menos con armas. Este tema merece más de un texto.
Como adelanto vale decir que los otros mineros, que ahora no existen, tenían experiencia sindical y política, recogida en múltiples jornadas de lucha; esos obreros vivieron y trabajaron enfrentados a patrones que tenían, a su servicio, la fuerza del Estado con la que sometían, a sangre y fuego, a sus dependientes del subsuelo; esos proletarios aprendieron, en tantas acciones de clase, el ejercicio de la dirección del movimiento sindical, en la que también asumieron el rol de dirección política de la clase social en sí y del pueblo boliviano. Fueron los mineros, especialmente, los que convirtieron a la FSTMB y a la COB en sindicatos para la pugna por mejores condiciones de vida y de trabajo; sindicatos que tuvieron la cualidad de cumplir tareas políticas, al mismo tiempo. Por eso se dice y con razón que la FSTMB y la COB eran sindicatos y direcciones políticas a la vez.
Para el cierre, se recoge aquí la apreciación de que los miembros de la COB están perdidos, no dicen esta boca es mía en medio de la campaña anticoronavirus para representar y defender los intereses de los trabajadores y de Bolivia.
A dirigentes sindicales y amigos de Guarachi y a éste, que se extravían, han hecho mucho para demostrar que si algo debe hacerse con ellos es cambiarlos, con urgencia.
Y lo mejor que les ocurriría a los trabajadores bolivianos es contar, con apuro, con otros integrantes de la COB, como un avance en la organización de un nuevo movimiento sindical para los tiempos de crisis, como los que vivimos; crisis que continuará, en otra fase, cuando venzamos al coronavirus en Bolivia y en el mundo.
Editorial de Aquí 304
Acciones políticas durante la cuarentena en Bolivia
Los dirigentes de las principales organizaciones partidarias y/o frentistas de Bolivia, todos los días impulsan acciones políticas de menor o de mayor alcance.
Los del frente Juntos y sobre todo la presidenta-candidata Jeanine Áñez Chávez, están en la delantera, por su labor política y electoral, desde el inicio de la campaña anticoronavirus en nuestro país. Son la dirección política de esta campaña, operativo único en su género, y que convoca a todos los bolivianos. Es que la población , sin excepciones, debe incorporarse para ganar esta campaña.
La dirección que ejerce la Presidenta-Candidata no la comparte con otros dirigentes políticos distantes de Juntos.
Aunque se lo niegue, la dirección de la campaña antipandemia, es política por más que se dice una verdad: que la campaña por la salud y la vida de los bolivianos es la prioridad y algunos de los ministros agregan que esa acción no es política.
Pero es tan política la campaña que es gestión gubernamental y estatal; oficio ciudadano que le toca desempeñar al gobierno de transición sin que los actuales gobernantes hayan buscado esa colosal tarea.
En apariencia la lucha por la salud y la vida no tiene nada que ver con la política, pero ocurre al revés: ahora lo principal del accionar de los gobernantes y en especial de la Presidenta-Candidata es de tipo político, aunque ese accionar se muestra como mera actividad administrativa, en varios casos.
La defensa de la salud y de la vida de los bolivianos, tarea suprema en este período, emprendida por los gobernantes, se presenta como el interés supremo de los bolivianos —y lo es—por lo que el contenido político de la campaña no se ve fácilmente o se mantiene oculto.
Los bonos y las otras medidas económicas, tomadas por los gobernantes y por la Presidenta-Candidata, son parte del arte de gobernar en este tiempo de la pandemia, a la que no se vence en varios países del mundo, por eso es necesario destacar que con la campaña anticoronavirus se defiende la salud y la vida de los seres humanos en el universo, ni más ni menos.
De las elecciones postergadas, los gobernantes tampoco hablan. Sin embargo, no requieren hacerlo, la campaña que encabezan, organizan y que también dirigen, subordinados a la Presidenta-Candidata, abarca las tareas de una campaña electoral. Es decir, los gobernantes con su despliegue en medio de la campaña anticoronavirus, “hacen política” y “hacen campaña electoral”.
Alcaldes, ahora de Juntos, como el de La Paz y la de El Alto, incluido el Gobernador de Tarija, con las campañas en favor de los que tienen menos para comer, se presentan solidarios como el que más, con lo que aportan a la campaña que encabeza la Presidenta-Candidata lo que, sin embargo, confirma que aquel gesto tendría un resultado electoral que beneficiaría al actual oficialismo. Aquí no hay dónde perderse: todos los bolivianos (incluidos los dos caras del MAS) queremos vencer al coronavirus lo más pronto posible. Cuando ocurra esa victoria, que será de alcance mundial, lo probable es que, innumerables ciudadanos, asuman ese triunfo como de Añez, de los gobernantes y de los de Juntos, en primer lugar. Y lo más probable es que de esa manera se valore el desenlace de la campaña antipandemia por más de que se aclare que sin el aporte de casi todos los bolivianos, no hubiera sido posible vencer a la pandemia.
La Presidenta-Candidata y los que gobiernan con ella, con la acción política que dirigen, tienen una ventaja muy difícil o imposible de alcanzar por los otros dirigentes políticos que aspiran a ganar las elecciones, para no hablar de los grupos y dirigentes políticos marginales, a los que la realidad se encargó de ningunear antes de la cuarentena.
Sin embargo, la realidad vale más que apreciaciones. Esperemos, por tanto, ese veredicto de la vida.
Los masistas, con doble comportamiento o con dos caras dentro de la campaña anticoronavirus, ejercen la política en dos direcciones, cuando menos: apoyan, a pesar suyo, la campaña antipandemia y simultáneamente organizan o siquiera alientan marchas, retorno de bolivianos al país desde países vecinos (Chile, por ejemplo)…
Asimismo, son masistas los que respaldan y/o sugieren que comerciantes en El Alto y en la zona sud de Cochabamba realicen ferias.
Masistas, como quienes hacen concesiones, además de asegurar que la campaña antipandemia en Bolivia es un fracaso, denuncian represión policial y militar durante la cuarentena la que, según ellos, debiera ser ejecutada conscientemente y que si la cuarentena se prolongara debe regionalizarse. Esos voceros masistas, además, reclaman un gabinete político y técnico (integrado por ellos también), al menos para influir desde ahí en la dirección de la campaña anticoronavirus.
Alcaldes y concejales masistas afirman que coordinan la campaña anticoronavirus, que reúnen víveres para los compatriotas más necesitados y que no reciben bonos, pero varios de esos funcionarios públicos demandan que el gobierno devuelva un dinero que les fue restado a las alcaldías, por el gobierno de Morales, del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), para buscar gas y petróleo; dinero que no fue utilizado, según los que demandan esos recursos.
Gobernadores y munícipes masistas, también organizan el acopio de alimentos para los que no accederán a los bonos para aliviar sus penurias dentro de la cuarentena.
Cocaleros del Chapare han regalado frutas del trópico cochabambino, en la ciudad del valle, como otra de las acciones políticas y electorales suyas.
Una exdiputada y exMinistra de Comunición del MAS, en coincidencia con la Defensora del Pueblo, ha dicho que los actuales gobernantes no tomaron medidas de prevención antes de la llegada del coronavirus a Bolivia, a pesar de las recomendaciones de la OMS, que esos funcionarios públicos no usan hospitales que fueron construidos durante el mandato del gobierno depuesto y que otros nosocomios que se construían han sido abandonados por Áñez y sus colaboradores.
Pese a evidencias, los masistas niegan todos los cargos sobre el presunto objetivo suyo de sabotear la cuarentena para desestabilizar al gobierno, según voceros oficialistas.
En rigor, los masistas niegan que ejerzan la política durante la campaña antipandemia. Lo que hacen y lo que encubren aquellos operadores es acción política. Y los que esperan inacción política de los masistas son despistados quizá incorregibles.
Carlos D. Mesa Gisbert informó que la Presidenta-Candidata, en ningún momento de lo que va de la cuarentena, lo citó para reunión alguna destinada a coordinar dentro de la campaña antipandemia.
Asimismo, en nombre de la Comunidad Ciudadana (CC), por la que es candidato a la Presidencia de Bolivia, pidió información, a los gobernantes, sobre recursos donados por la comunidad internacional para enfrentar la campaña anticoronavirus, sobre la dotación de ropa de bioseguridad para médicos y personal de salud y respecto del tratamiento que reciben los infectados con el coronavirus.
En otra entrevista periodística, el mismo Mesa opinó sobre las medidas que se aplican y que deben aplicarse en el tratamiento de los infectados con el coronavirus, así como acerca del sistema de salud dejado por el régimen masista.
El exPresidente, además, refutó a la Defensora del Pueblo porque ésta dijo —según ella la mal entendieron— que los actuales gobernantes no adoptaron medidas de prevención para evitar y/o contrarrestar a la pandemia, la que fue conocida en septiembre de 2019 y no antes como afirmó la Defensora.
Mesa señaló que la Defensora del Pueblo, milita en el MAS y que el coronavirus se conoció, en el mundo después del 20 de diciembre del año pasado. Añadió que aquella Defensora, es una irresponsable al decir lo que dijo para medios de difusión. Sin embargo, la Defensora aclaró que la única militancia suya es la defensa de los derechos humanos y que, ante medios de difusión, añadió que ella se refirió a la epidemia de dengue, que ocurre hace varios años, sobre todo en lugares cálidos de Bolivia.
Al inicio de la campaña anticoronavirus, el candidato de la CC avisó que este frente suspendió concentraciones masivas para respaldar las medidas, decretadas ya en ese momento en el país, para evitar la propagación del virus mortal.
Las citas reproducidas de Mesa evidencian que este candidato hizo esas declaraciones dentro de la campaña antipandemia, con las limitaciones visibles.
Sin embargo, esas declaraciones de Mesa tienen un contenido político expreso e implícito, lo que es innegable.
Luis Fernando Camacho y Marco Antonio Pumari, ex dirigentes cívicos y candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia del país, no se conoce que algo hayan dicho y que algo hayan hecho en la campaña antipandemia.
El escenario boliviano, en el que se despliega la campaña antipandemia es dominado por Áñez y otros gobernantes, labor que es política y electoral no declarada, pero tiene esos alcances.
Los masistas, desarrollan dos comportamientos durante la campaña anticoronavirus, por eso decimos que ellos son dos caras.
De esa forma ejecutan la política los masistas, aunque niegan que busquen el fracaso de Jeanine Añez y de los gobernantes.
Mesa parece impedido de hacer más en una campaña que, como ciudadano, le toca cumplir disciplinadamente.
Camacho y Pumari, como que vivieran fuera de Bolivia: quizá creen que es mejor callarse hasta que se venza a la pandemia.
Es verdad que no hay tarea más importante que aportar a la campaña anticoronaviru, en la que confiamos que venceremos los bolivianos y los habitantes del planeta tierra.
El curso de esta campaña y la victoria de la sociedad boliviana, se advierte que preocupa mucho a los masistas, sobre todo, añadimos, por lo que podría ganar en ella la Presidenta-Candidata.
Mesa podría perder espacio político y electoral, lo que favorecería a la acumulación política y electoral de Añez.
Camacho podría mermar el respaldo electoral que tiene, según encuestas, especialmente en Santa Cruz.
En suma, el desempeño político de la Presidenta-Candidata podría crecer, incluso a costa de los otros candidatos.
La campaña anticoronavirus, en la que importa el resultado, definiría y redefinirís las preferencias electorales de la mayoría de los bolivianos.
Por lo dicho, en este editorial de Aquí virtual, los principales actores de la política boliviana están en movimiento, el que no se detiene, con las posibilidades y limitaciones resumidas en esta nota.
Sin embargo, la constatación es que la Presidenta-Candidata aparece con varios puntos en su haber, lo que debe considerarse para un balance que deberá hacerse sobre la campaña anticoronavirus. Esa es una conclusión de este vocero, aunque con Añez tenemos intereses contrapuestos y ella nos es política e ideológicamente adversaria irreconciliable, entre otras razones, por sus nexos con los yanquis y con grandes empresarios criollos.
Editorial de Aquí 302
Contra el coronavirus y acción política en Bolivia
En el curso de la semana que concluye han sido ampliadas las medidas aprobadas por el gobierno interino de Bolivia destinadas a mantener y a fortalecer la cuarentena con la que se busca contener y vencer al coronavirus, en nuestro país, como parte de la lucha universal contra la pandemia
Esas nuevas medidas configuran la “Situación de emergencia sanitaria” en desarrollo.
La cuarentena se ejecuta en los países en los que se enfrenta aquella “peste”, medida sugerida, básicamente, por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Bolivia los contaminados con aquel virus son más de 90, hasta el cierre de esta edición, aunque aquí no se registró ninguna muerte ocasionada por la pandemia, lo que se acoge con esperanza.
La cuarentena, como accionar principal en contra de aquélla en Bolivia, se la impulsa con dificultades.
El factor principal que dificulta la realización plena de la cuarentena la enfrenta la mayoría de los pobladores de nuestro país, porque ellos no perciben salarios, es decir, son trabajadores por cuenta propia, que constituyen entre el 70 y el 80 por ciento, los que si no trabajan no perciben ingresos para mantener a los que dependen de esa labor cuentapropista,
Ese elevado porcentaje de trabajadores por cuenta propia configura, asimismo, el atraso económico de Bolivia,
Para aliviar las penurias socioeconómicas de la mayoría de los bolivianos, los gobernantes han dispuesto que se preserven los servicios de agua, luz, internet, por los que los usuarios no paguen, por falta de capacidad material para hacerlo; el Estado pagará las tarifas de energía eléctrica que sumen hasta Bs120 y sean de uso no comercial; el Estado, también, cancelará la mitad de las tarifas por el consumo domiciliario de agua por abril, mayo y junio; los deudores a bancos están autorizados a diferir sus deudas por el tiempo que abarque la emergencia sanitaria; a cada estudiante del ciclo primario, de las escuelas públicas, se les entregará un bono de Bs500; a 1.600.000 familias del país se les repartirá una canasta con víveres equivalentes a Bs400, distribuibles en el campo y en las ciudades.
Como destacada anticipación, a las disposiciones compensatorias del gobierno, vecinos de Cobija, Trinidad y Riberalta regalan alimentos a personas desposeídas
Asimismo, integra el estado de emergencia sanitaria, la prohibición de ingresos y salidas de personas hacia y de nuestro país; la compra de alimentos y medicamentos, que se la debe hacer en días y horarios específicos, menos los sábados y domingos; así como se establece multas, de Bs1.000 y Bs2.000, a pasajeros y choferes que transiten sin autorización; el movimiento de personas, por las calles, será por necesidades sanitarias y de seguridad.
Aquella compensación comprometida por el gobierno, sin embargo, demora en materializarse por lo que los destinatarios las aguardan con ansiedad; incluso, choferes deudores a los bancos amenazan con romper la cuarentena ante la exigencia de los acreedores que piden que se peguen esas deudas, las que no se las desconoce ni se espera ni se demanda una mora, porque el pago de esas deudas serán reprogramadas, pero los intereses serían condonados, lo que estará sujeto a una ley y a una reglamentación.
Respecto de la reprogramación para el pago de las deudas a bancos, un vocero de los empresarios ha dicho que ellos han pedido a la presidenta Áñez conversar sobre un plan de más largo alcance sobre ese asunto. Como dicen economistas críticos, en momentos en los que se vive, empresarios en países como el nuestro no pierden, sólo dejan de ganar y casi siempre consiguen que los gobernantes de turno protejan sus intereses. Por ello, la flexibilización de los empresarios hacia los deudores de los bancos, durante esta campaña anticoronavirus no irá muy lejos y, los empresarios, en el mejor de los casos ayudarían a los deudores de bancos, pero los banqueros lo más probable es que no pondrán en riesgo a esos grupos económicos.
Los que reciben la renta dignidad de Bs350 plantean que se les duplique aquel monto mientras se desarrolle la emergencia sanitaria.
Los discapacitados, aunque en voz casi inaudible, también reclaman aumento de un bono que perciben una vez al año.
Esas solicitudes ayudan a entender el drama de los trabajadores por cuenta propia sobre todo, así como la de los jubilados, cuya mayoría cuenta con rentas rebajadas, la de los discapacitados postergados permanentes y la de los desocupados. En esa realidad que la grafican los afectados cuando dicen que prefieren morir, eventualmente con coronavirus, antes que de hambre, parece que cabalgan especialmente los exgobernantes dirigidos por Evo Morales, aunque éste calla estos días de la pandemia.
Masistas, cada vez que usan algún micrófono despotrican contra la Presidenta interina y hasta sugieren que el mandato de ésta tendría que concluir el día que debieron realizarse las elecciones del 3 de mayo para elegir a los principales mandatarios y a los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Otros ejemplos: En lugares en los que los masistas tienen o tenían influencia decisiva, como el Chapare, El Alto, San Julián, barrio sud de la ciudad de Cochabamba, se resiste, de manera encubierta, la cuarentena para enfrentar a la pandemia en Bolivia.
En ese cauce, resulta revelador, en medio de la campaña anticoronavirus en Bolivia, lo dicho por una diputada cocalera, a la que citamos: Que la pandemia es un pretexto de la derecha, que aquélla ha sido provocada por el imperio y que en Bolivia esa enfermedad sirve para que los gobernantes persigan a los cocaleros del Chapare.
Entre la gente vinculada al MAS o no, hay compatriotas que subestiman a la pandemia y sus consecuencias. Entre ellos no faltan los que afirman que la alimentación y/o las defensas de los bolivianos evitarían la contaminación, con coronavirus, entre esos pobladores.
Como una especie de contrapunto, asimismo, el Ministro de Gobierno, en funciones, amenazó con estado de sitio o con detenciones a los que se nieguen a ejecutar la cuarentena.
Examinadas así las cosas, se advierte que preocupa a los masistas el rédito político que conseguiría la Presidenta interina y a la vez candidata a la “reelección”.
Aunque está por verse, no se debe desechar que si los resultados de la cuarentena son satisfactorios, Añez podría ganar apoyo electoral, más que los otros candidatos y, por tanto, escalaría posiciones de modo que, aunque fuera en una segunda vuelta, derrote a los candidatos masistas Arce-Choquehuanca.
Como una señal a tomarse en cuenta, se ha informado que partidarios de los gobernantes hacen campaña (rayados murales) por la Presidenta y al menos un vocero de Sol-Bo, ya que todas las realizaciones de la campaña contra la coronavirus, entre otras acciones gubernamentales, las atribuye a la Presidenta interina, de manera que los que no se distraen con tanta verborragia se dan cuenta de que desde distintos flancos se hace propaganda en favor de Áñez-Presidenta.
A la vez, en cualquiera de los mensajes antipandemia de la Presidenta beniana es posible descubrir posturas electorales suyas, lo que a los editores de Aquí no se nos escapa.
Sin embargo, en este momento, con los gobernantes —y sin olvidar lo que ideológica y políticamente nos separa de ellos— es más fuerte lo que nos une en las acciones destinadas a ganarle a la pandemia.
En este período, vencer a la pandemia en Bolivia es el objetivo supremo y no hay tarea más importante que esa para los bolivianos.
Y los que pretenden sumar votos, incluso en tiempos de la pandemia universal, con ese su proceder podrían perder apoyo incluso de algunos de los que creen que con Juan Evo Morales Ayma, en el poder, todo sería mejor aquí.
Empero, la pandemia que enfrentamos tiene una colosal fuerza que, asimismo, nos cambia y por ello seremos distintos luego de vencerla, e incluso ya somos diferentes en el empeño de ganar la gigantesca batalla anticoronavirus.
Además, es cierto que ese aprendizaje es y será dispar, pero aprenderemos todos de la pandemia universal.
Entre otras cosas, aprendemos por quiénes debemos votar o por quiénes no debemos hacerlo.
Editorial de Aquí 303
Ante falta de ingresos: compensación material es útil, pero escasa
Empezó en Bolivia el desembolso de Bs400 o del monto de la “Canasta familiar” a los que reciben la Renta Dignidad, el Bono “Juana Azurduy” y el Bono a los discapacitados.
Con aquel desembolso, según la presidenta Áñez, se espera aliviar la falta o escasez de ingresos de los grupos sociales más necesitados, la mayoría en Bolivia.
Si se prolonga la cuarentena total —como que desde Santa Cruz se pide su ampliación— ojalá se apruebe que a la “Canasta familiar” se la extienda por otro mes, cuando menos.
Además, se apunta una constatación: que hay sectores sociales, entre nosotros, que tienen por hábito extender la mano hacia el Estado para que éste cubra obligaciones económicas de los ciudadanos.
Sin embargo, también hay entre empresarios bolivianos, o que tienen intereses aquí, que han conseguido, presiones mediante, que el Estado se subrogue las deudas suyas, lo que ocurrió con varios banqueros quebrados, durante el neoliberalismo, lo que es una prueba de esta afirmación, la que no debemos olvidar. Se aclara que esas deudas de banqueros quebrados las pagamos los bolivianos o las seguimos pagando.
Sin embargo, la “Canasta familiar” es un alivio que no atenderá todas las necesidades de los compatriotas que la reciban.
Ese soporte económico, resulta escaso, pero es un dinero útil con el que se vivirá este tiempo o parte de este tiempo de la cuarentena total. Aquélla es una especie de retribución a la mayoría de la gente que no puede trabajar no sólo por su avanzada edad sino porque el encierro necesario de las clases sociales, realmente productoras, lo impide.
No se conoce opositores a la “Canasta familiar” o si hay algunos están ocultos.
Pero lo que existen son los grupos sociales que se sienten excluidos de ese beneficio y con razones convincentes en varios casos.
Trabajadores por cuenta propia de talleres diversos que están de veras paralizados dicen que no han sido tomados en cuenta para recibir la “Canasta…” de la que comentamos.
Sin embargo, familias de esos trabajadores en talleres por cuenta propia lo probable es que reciban, indirectamente, el “Bono estudiantil” o que dejen de pagar por el servicio de luz y parcialmente (la mitad de la tarifa) por el agua potable que consuman, durante tres meses. Por esos servicios se dejará de pagar sumas menores, pero serán ingresos indirectos para esos usuarios.
Los niños enfermos con cáncer han reclamado para ellos la “Canasta…” y tendría que enmendarse esa omisión.
Otras tantas familias empobrecidas no figuran en la lista de los destinatarios de aquella “Canasta…”. No obstante, en lugares como Huanuni los trabajadores mineros y vecinos comparten lo que tienen con aquellos desposeídos de alimentación.
En otros sitios desde las alcaldías o gobernaciones toman iniciativas destinadas a proveer de alimentos a las familias necesitadas, como se dice por ellas.
En La Paz, el Alcalde avisó que serán distribuidas 8.000 canastas familiares, con dinero que debió gastarse en el desayuno escolar. Lo difícil será, empero, establecer que aquella donación será solidaridad plena y en ningún caso para ganar votos con dinero destinado a los estudiantes.
La Gobernación de Tarija, asimismo, informó que parte del dinero presupuestado para el desayuno escolar será empleado para financiar una canasta familiar de Bs500 para las madres de familia de ese departamento y que tengan hijos estudiantes. En este caso será muy difícil desvincular la solidaridad real de los afanes electorales de autoridades, como el Gobernador de Tarija, que apoyan la candidatura de la presidenta Áñez. Vecinos de otras ciudades, hablan poco o sin hablar, reúnen víveres para dotar a los habitantes que los requieren y que son de esos lugares.
En Beni y Pando se reparte comida a los que están imposibilitados por sí mismos de conseguir su alimentación.
Se ha dicho que es en medio de la campaña anticoronavirus cuando la solidaridad debe materializarse sin demora. Ya se lo hace y se espera que crezca y que sea duradera.
Es bueno recordar que casi siempre ha ocurrido que los más solidarios son los que menos tienen, los que comparten lo poco que tienen para vivir. Hay certeza de que ya es y que seguirá siendo así.
En esta especie de recuento de los beneficiarios o no de la “Canasta…” dejamos constancia de ejemplos de “aprovechadores” consuetudinarios o que pretenden seguir con esa repudiable práctica que nos daña:
—Dos cooperativistas mineros, lo más probable es que se trate de empresarios “cooperativistas mineros”, han pedido la “Canasta…” porque no pueden trabajar debido a la cuarentena total, dijeron.
Cooperativistas mineros de base, en rigor, asalariados que depeden de los cooperativistas empresarios mineros, podrían haber solicitado aquel beneficio, pero aún ese sector tendría que buscar auxilio de sus verdaderos patrones, esos cooperativistas empresarios mineros.
Recordemos que los coopertivistas empresarios mineros (que no son cooperativistas, para decirlo con las palabras de un exPresidente de COMIBOL), han recibido préstamos del Estado (que no los pagaban); han sido depositarios de regalos del entonces presidente Morales; han sido favorecidos con parajes mineros públicos para su explotación, en los que no han gastado para la preparación productiva.
Esos cooperativistas mineros han ayudado a privatizar y a transnacionalizar (“extranjerizar”) la economía minera en Bolivia.
Cooperativistas mineros también fueron reprimidos, por el régimen masista, acaso porque los servicios políticos que prestaron a Morales eran inestables.
Con esa hoja de vida y a pesar de los recursos propios con los que cuentan, en este momento, aquellos dos dirigentes de los cooperativistas empresarios mineros pidieron que se los cuente entre los destinatarios de la “Canasta…, reiteramos.
–Un dirigente de los gremiales de Bermejo, frontera con Argentina, también reclamó que a ese sector se lo sume para la recepción de aquella “Canasta…”
Ese pedido se lo hizo para innumerables trabajadores gremiales, los que en realidad son contrabandistas y comerciantes de esas mercancías contrabandeadas, es decir, que para su internación al país eluden controles aduaneros para evitar el pago de algún impuesto o son mercancías que compiten, a menor precio, con las de factura boliviana.
Esos gremiales tendrían que haberse callado y jamás decir que quedaron sin trabajo en la cuarentena y que por tanto merecen la “Canasta…”
–Un dirigente de los campesinos de Chuquisaca, a su vez, señaló que la “Canasta…” excluía a ese sector socio-económico y a otros de modestos ingresos.
Sobre los campesinos, si en este tiempo producen, los bienes que ofrezcan tendrán certeza de venderlos en el mercado que funciona con las limitaciones de compradores que no tienen los ingresos a los que habitualmente accedían antes de la pandemia.
Es necesario decir, además, que ese dirigente de los trabajadores agrarios, habló de los campesinos de forma genérica; designación con la que no separó a los campesinos empobrecidos de los campesinos pequeños, campesinos medios y campesinos ricos, para no hablar de los empresarios del campo que en Chuquisaca existen, incluidos los que allí explotan y oprimen todavía a indígenas guaraníes.
En Chuquisaca, entre otros sitios, campesinos que no tenían necesidad (registramos confesiones de algunos de ellos) recibieron dinero obsequiado, por el régimen masista, para construir casas, ampliarlas o acrecentar sus cultivos. Pedir la “Canasta…” para esos campesinos podría ofender a los que sí la necesitan. Los campesinos de los que hablamos en estos párrafos, entre otras cosas, son los que durante 14 años han dejado de sembrar porque era más rentable y menos esforzado recibir plata del hermano Evo para aplaudir y halagar a este caudillo autoritario.
Hemos citado estos tres ejemplos para estar siempre avisados respecto de los aprovechadores, como los que en El Alto, en juntas de vecinos, se disponían a elaborar listas de beneficiarios de la “Canasta…”, para una repartija posiblemente tramposa que no ocurrió, menos mal.
Ante las elecciones, que de todos modos deberán realizarse después de vencer a la pandemia, al menos tenemos que denunciar a los que so pretexto de aliviar el hambre de la gente empobrecida distribuyan alguna ayuda condicionada a la votación por candidata o candidatos a la vista.
Debemos estar avisados, asimismo, de que en todas partes tenemos compatriotas como una potosina que, a viva voz, pidió que aparezcan los candidatos con bolsitas con azúcar y con fideo para regalar en barrios en los que reside gente empobrecida.
El hambre con seguridad sería utilizada para hacer campaña electoral con dinero de los bolivianos o de la cooperación internacional. Tenemos que redoblar la guardia, ante posibles irregularidades de ese calibre.
Volvemos a los paliativos del hambre provocada por la campaña anticoronavivus.
Gobernantes tienen resuelto apoyar económica y financieramente a los empresarios para que éstos reactiven su economía que ya confronta una crisis de alcances difíciles de cuantificar en este momento.
A esa ayuda del Estado a los empresarios, difícil oponerse con razones valederas.
Esa ayuda a los empresarios, sin embargo, da pie para que desde este espacio digamos a voz en cuello como es preciso, que los bonos resueltos para los bolivianos, para batirse en la emergencia sanitaria, lo más probable es que sigan escasos porque, además, son insuficientes.
Ante esta realidad, los destinatarios de los bonos surgidos en la campaña antipandemia tienen la palabra. Y la palabra de ellos, con certeza, es que se extiendan aquellos beneficios en montos y frecuencias, pedido que los gobernantes deben atender ineludiblemente.
Hay casos en los que los recursos ahorrados, si son mejor distribuidos, podrían atender demandas, como la de los jubilados, los que tienen que conseguir que sus ahorros se repartan mucho mejor, que se calculen según la expectativa de vida de los beneficiarios, de modo que el Estado herede menos del ahorro de los jubilados que mueran antes de los 100 años previstos por los calculadores de las rentas actuales de los jubilados.
Este es sólo un ejemplo para subrayar que los bonos para la campaña antipandemia deben correr por un cauce distinto a las acciones que busquen aumento de rentas de jubilados y/o aumentos salariales.
Están relacionados y conectados, los bonos que comentamos y las reivindicaciones salariales de este período en Bolivia, pero cada demanda debe seguir por su propio camino.
Los bonos para seguir la campaña anticoronavirus tienen su camino y los beneficiarios saben o descubrirán cómo conseguir que se amplíen, así como las demandas de aumento salarial o de incremento de las rentas de jubilados también deben seguir su propio rumbo.
La “Canasta…” es útil, pero escasa, por ello la demanda visible es que se pague dos veces o más, según el tiempo de la emergencia sanitaria.
Editorial de Aquí 301
Masistas pretenden ganar elecciones del 3 de mayo con votos de la tercera parte de los bolivianos
Los masistas están seguros de que ganarían las elecciones del 3 de mayo próximo, en la primera vuelta y cuando menos con 10 puntos porcentuales respecto del segundo candidato o de la segunda candidata más votado/da. Los más optimistas que apoyan al binomio Arce-Choquehuanca creen que conseguirían más del 50 por ciento de los votos en aquella consulta.
Las normas electorales, herencia del régimen derrotado el año pasado por un alzamiento popular, favorecen a los candidatos masistas.
Una de esas normas se la señala en el párrafo precedente: que Arce-Choquehuanca serían elegidos si logran aquella diferencia en su favor, es decir, con 10 puntos porcentuales, ante el oponente o la oponente, reiteramos.
Según la encuesta de la empresa Mori (la última conocida en el país), con el 33 por ciento de las preferencias, triunfarían los masistas, sumados los votos en blanco, los que también les beneficiarían, por mandato de la legislación que regula el proceso electoral en curso.
Aquella legislación incluso ayudaría a los candidatos masistas, aunque los que sufraguen en blanco, con esos votos rechacen a las elecciones y a los candidatos.
Esa misma ley de elecciones facilita la nominación de más candidatos campesinos a la Asamblea Legislativa Plurinacional y con menos votos que los candidatos a diputados que postulen en las ciudades. Esa norma ayudaría al MAS porque este partido contaría con mayor respaldo en el agro, a pesar de que allí (en el campo) son menos los electores respecto de los votantes que viven en las ciudades.
En otras palabras: en el campo se necesitan menos votos, que en las ciudades, para elegir diputados. Esa es otra ventaja para los masistas.
A esas gangas para el masismo se tendrían que añadir las formas de fraude electoral que podrían intentar los que, durante 14 años, lo que más han hecho ha sido votar, aplaudir-halagar a Morales y hacer fraude electoral o encubrirlo.
En una nota anterior nos hemos referido a esas formas de fraude, las que ahora las reiteramos sin detalles:
—Quizá con los carnets de identidad (doble) regalados por los masistas, electores no depurados, votarían más de una vez por Arce-Choquehuanca.
—En los lugares sin control, los masistas y/o sus amigos anotarían los votos de otros candidatos, para los nombrados Arce-Choquehuanca.
—Los masistas antes compraron votos directa o indirectamente, con plata o con regalos. Lo uno y lo otro lo harían de nuevo o ya lo están haciendo. Tienen plata para esa compra-venta tramposa.
—El miedo que infunde el masismo entre ciertos electores es verificable: aquéllos aseguran que lo que alcanzaron con Evo Morales, aunque sólo haya sido personalmente, lo perderían, así como acabaría lo que alcanzó Bolivia, aunque cada vez está más claro que lo que se sumó en esta tierra no es tal o que los llamados cambios costaron mucho al país o fueron ejecutados con dinero prestado, el que los bolivianos pagaremos.
Esas formas posibles del fraude que intentarían los masistas no sería fácil descubrir, pero se lo debe intentar.
—Es cierto que jamás se debe olvidar la manipulación dolosa de los resultados de las elecciones del 20 de octubre del año pasado, argumento central por el que fueron anulados esos comicios.
Actualmente, las encuestas más favorables para los masistas les dan a éstos la tercera parte de los electores bolivianos, es decir, se trata de lo que Morales llamó varias veces el voto duro con el que hizo lo que quiso durante sus mandatos constitucionales y anticonstitucionales.
De acuerdo a las encuestas citadas, ante tres candidaturas con apoyo de 18 por ciento, 16 por ciento y 8 por ciento (a Mesa, Áñez y Camacho), las posibilidades de victoria electoral de los masistas los lleva a ellos a cantar el éxito antes de obtenerlo.
Además, los masistas y, en primer lugar, su jefe Morales, si pierden el 3 de mayo, es probable que rechacen ese resultado para lo que denunciarían un fraude electoral inexistente, a lo que sobrevendría una demanda de auditoría, la que pedirían que la presida el Papa Francisco.
En este momento, los masistas se comportan como electoralistas o lo contrario.
Una señal de lo dicho es lo que han representado los parlamentarios masistas, cuando han dicho que ellos han viabilizado la convocatoria a nuevas elecciones y al frente de esa representación se inscribe la amenaza de Morales de tramar un golpe de estado, con sus amigos de uniforme, a los que definió como militares patriotas, al estilo de Kalimán, se podría anotar.
Otro comportamiento que a los masistas los muestra desnudos es lo dicho por una diputada cocalera: que la coronavirus ha sido provocada por los yanquis, que la pandemia de alcance mundial es un invento de la derecha y que aquélla, politizada, sirve para que los gobernantes bolivianos persigan a los masistas del Chapare.
A esas declaraciones se debe agregar la renuencia de aquellos cocaleros a ejecutar las medidas dispuestas por gobernantes de distintos niveles contra la coronavirus en el país.
Lo probable, también, es que hubo masistas, entre los pobladores de El Alto, que restaron su participación en la campaña contra la pandemia.
Asimismo, seguimos sospechando que hubo masistas entre los cruceños que se opusieron a que la hospitalicen a la compatriota infectada con coronavirus y que llegó desde Italia a San Carlos, norte de Santa Cruz.
Según el discurso público, los masistas se suman a la causa para derrotar a la pandemia, pero clandestinamente, otros masistas de manera encubierta, mienten o buscan desinformar respecto de la campaña anticoronavirus que ocupa a la humanidad. Los masistas, en realidad, se comportan electoralistas o golpistas.
Esa conducta se observa entre los exgobernantes estos días: a ocultas, algunos masistas son contrarios a las medidas para vencer a la coronavirus y la mayoría de ellos aparentan que son de la causa universal y boliviana que lucha para sepultar a la pandemia que enferma a muchos y que, hasta el cierre de esta edición, acabó con la vida de más de 10 mil personas y que desencadena una crisis económica cuya gravedad ya se la siente.
Y como si los masistas vivieran solos en el mundo y en Bolivia, quieren elecciones el 3 de mayo, porque están seguros de ganarlas.