De sábado a sábado 520
Cubanos conceden al pueblo boliviano el uso de su clínica en La Paz
Remberto Cárdenas Morales *
El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, la semana que concluye hizo saber que por orden de la presidenta interina, Jeanine Áñez Chávez, fue intervenida la clínica El Colaborador, de propiedad de la República de Cuba, situada en el barrio Achumani de La Paz.
El Ministro señaló que esa clínica, equipada con instrumental médico moderno (incluidas camas de terapia intensiva), servía para curar de su rodilla al entonces presidente Evo Morales, un privilegio, agregó, que no llegaba al pueblo boliviano. El funcionario público informó, asimismo, que la Presidenta interina dispuso que la clínica cubana, como la denomina la gente, debía usarse para internar a los médicos infectados con coronavirus.
Por su parte, el presidente del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea, quien se cura del coronavirus, agradeció a la Presidenta interina por esa decisión que beneficiará a los médicos y prometió ocuparse de reacondicionar la clínica intervenida para que en ella traten a los galenos infectados con el virus letal.
Larrea reiteró las apreciaciones del ministro Murillo y añadió que el otrora presidente Morales tuvo a la clínica de los cubanos para ser tratado de manera exclusiva. Morales se decía socialista, pero gozaba de privilegios que nunca llegaron al pueblo, anotó el también coordinador del gobierno en la campaña antipandemia.
Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, informó mediante su cuenta twitter que Cuba, por “altruismo” y sin renunciar al derecho propietario, concede al pueblo boliviano el uso de su clínica ubicada en el barrio Achumani de La Paz, Bolivia. Esa cesión—derecho al usufructo, diría un abogado— se realiza a pesar de la acción golpista de los gobernantes interinos del país y por el tiempo que dure la emergencia sanitaria en Bolivia, añadió.
La legación diplomática de Cuba compró el lote de terreno e hizo construir las dependencias de esa clínica con una empresa boliviana. El Colaborador cuenta con equipos médicos adquiridos en Alemania, con tecnología de punta, de acuerdo con entendidos.
En esa clínica debían ser atendidos solamente los cubanos residentes en Bolivia: funcionarios diplomáticos médicos y profesores, es decir, los colaboradores de la Mayor de las Antillas, los que le dieron el sobrenombre de “pequeño” hospital a su clínica.
Al poco tiempo de su funcionamiento, por decisión de los funcionarios de la Embajada de Cuba en Bolivia, los servicios de la clínica de Achumani se extendieron a los bolivianos que solicitaron esa atención y que no tenían un servicio público o privado de salud.
Las historias clínicas que deben estar en los archivos de ese establecimiento médico constatan que vecinos de Achumani, dirigentes políticos de partidos distintos y militares (incluidos algunos que integraron las fuerzas que combatieron a los guerrilleros comandados por el Che en Ñancahuazú en 1967), entre otros, fueron tratados allí.
Entre los pacientes de la clínica cubana El Colaborador debe contarse también a miembros del Movimiento de Solidaridad con Cuba, así como a madres y padres de familia de los estudiantes bolivianos en Cuba, algunos de los cuales fueron internados en ese pequeño hospital.
La anterior explicación es un desmentido al ministro Murillo y al médico Larrea.
Según el diario Granma, del Partido Comunista de Cuba (PCC), en la clínica en cuestión hay tres camas para terapia intensiva, más que las dos camas similares que tenía hasta hace semanas el hospital Bracamonte, de tercer nivel, de Potosí.
En su comparecencia ante medios de difusión, al parecer admirado, el ministro Murillo dio cuenta de que en la clínica cubana hay un tomógrafo. Ese funcionario gubernamental quizá no sabe, pero podría averiguar, que los cubanos regalaron un tomógrafo al principal hospital de Trinidad, el primero que llegó a esa ciudad y que estuvo fuera de servicio durante más de un año debido a un desperfecto del que no avisó a tiempo la administración de ese nosocomio durante el llamado proceso de cambio.
Los médicos cubanos que trabajaron en la clínica El Colaborador atendieron a pacientes en el hospital Chacaltaya de Villa Ballivián de El Alto. En ese nosocomio la atención médica y los remedios eran gratuitos, así como en los otros hospitales en los que trabajaron médicos cubanos y bolivianos formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELM)
En este momento varios de los más de 5.000 médicos que estudiaron en la ELM de Cuba atienden a enfermos con coronavirus, una de las cuales murió en Trinidad con el virus que no se puede vencer en Bolivia ni en los cinco continentes.
Los otros hospitales cubanos, como se los conocía, funcionaron con personal médico y trabajadores en salud (laboratoristas, fisioterapeutas, bioquímicos), incluidos galenos que tenían turnos en la clínica El Colaborador. Los médicos cubanos compartieron esa labor con galenos noveles de Bolivia. Los profesionales en salud de Cuba han atendido a enfermos en lugares en los que no se conocían médicos.
En cambio, la conducta de los estudiantes de Medicina en Bolivia es tal que cuando se propuso que los nuevos profesionales trabajen un año en provincias, como ocurría antes, se rebelaron y consiguieron que continúe el pago en sustitución del “año de provincia”, servicio en el que sin duda tienen mucho que aprender los nuevos médicos, en las provincias y en el agro.
El mismo Larrea ha puesto en duda la competencia de los médicos cubanos en Bolivia, sin demostrar su afirmación como verdadera. Sin embargo, el dirigente de los médicos paceños no debe ignorar que en Cuba la medicina es un servicio gratuito para todos, con médicos y trabajadores en salud formados para atender preventivamente a sus connacionales y para tratamientos y operaciones de los enfermos, con resultados reconocidos en todo el mundo.
Los éxitos de la medicina cubana son registrados e incluso destacados por la Organización Mundial de la Salud en informes que Larrea debe conocer, aunque no los comparta.
Respecto de los médicos bolivianos formados en Cuba hubo quienes sugirieron que éstos realicen cursos complementarios de medicina en Bolivia para convalidar los títulos profesionales que portaban los compatriotas.
Además, las afirmaciones de Larrea integran una “leyenda negra” que circula entre los detractores de los cooperantes y de la Revolución Cubana en nuestro país. Esos detractores dicen que un profesional cubano cercenó un riñón sano en vez de un riñón dañado de un paciente en el Chapare; que en Caracollo murió una colegiala por negligencia de dos médicos cubanos; que en Santa Cruz quedaron ciegos operados de la vista por cirujanos del país hermano del Caribe, pero nunca dijeron cuántas y dónde ocurrieron esas supuestas operaciones dañinas. Además, en Bolivia circuló el rumor de que al cadáver de una estudiante boliviana muerta en La Habana le extirparon sus intestinos y otros órganos. En esa oportunidad el Embajador de Cuba en La Paz, Rafael Dausá, explicó que de acuerdo con un convenio internacional y previo conocimiento de los papás de la difunta a ésta le extirparon todas las partes de su organismo previstas en aquel convenio porque sólo así era posible trasladar ese cuerpo inerte de La Habana a La Paz.
No obstante, esa leyenda negra no borra la gratitud de los que fueron y fuimos pacientes de médicos cubanos. Dos actitudes son demostrativas: en Rurrenabaque (Beni), autoridades municipales contrataron a un médico cubano especializado en terapia intensiva para la campaña anticoronavirus, médico posiblemente desligado de la misión médica de ese país en el nuestro.
En Bermejo (Tarija), autoridades del lugar propusieron también que se contrate a médicos cubanos que trabajaron en esa ciudad fronteriza para la emergencia sanitaria que infecta y quita la vida a tantos compatriotas. El presidente del Colegio Médico de La Paz tendría que saber que los médicos cubanos en nuestro país, en el tiempo que duró su colaboración en los hospitales de propiedad del Estado cubano, atendieron en la consulta externa 73 millones de veces. Y operaron a un millón de pacientes: más de 730.000 de la vista, de carnosidad y de cataratas. Ciudadanos de Argentina, Perú, Brasil y de otros lugares fueron operados en Bolivia de manera gratuita, como los pacientes bolivianos.
Hasta cierto momento, el Estado boliviano no gastó en los sueldos para los cooperantes cubanos en salud.
Se sabe que una parte del sueldo que percibieron los colaboradores cubanos en salud entregaban al Estado cubano. Éste pagaba, en Cuba, los sueldos de los médicos y otros profesionales en salud mientras trabajaban en Bolivia.
Al estilo del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en Bolivia voceros de los gobernantes transitorios dijeron que el Estado cubano expropió la mayor parte del sueldo de sus connacionales, acuerdo (gobernantes-médicos cubanos) que calificaron como explotación.
Los cubanos que residieron transitoriamente en Bolivia necesitaban una clínica o un hospital, atendido por cubanos, para recibir tratamiento médico.
La precaución de los cubanos era ineludible frente a la hostilidad permanente aquí hacia esos hermanos latinoamericanos.
Cito un ejemplo de la hostilidad de algunos bolivianos respecto de los revolucionarios cubanos en tiempos del gobierno de 14 años: una familia amiga de la Revolución Cubana instaló una librería, con libros diversos editados en la Isla indomable, en la planta baja del edificio Los Jardines. Al mes de funcionamiento, vecinos de ese edificio, ubicado en la Av. 6 de Agosto, impusieron la salida de aquella librería de Los Jardines. Sin embargo, en la plaza Pérez Velasco de La Paz se vendía y se vende el libro Mi lucha, de Hitler, edición pirata, sin que por ello reclame, por ejemplo, la Embajada de Alemania. En este país nada circula que sea propaganda del régimen nazista-fascista que provocó la Segunda Guerra Mundial, en la que murieron 20 millones de soviéticos y 6 millones de judíos, para citar dos datos de aquella tragedia universal y que dicen mucho del hitlerismo.
Luego de este necesario paréntesis retomo el comentario sobre la intervención de los gobernantes a la clínica cubana de La Paz.
El ministro Murillo y el dirigente de los médicos paceños Larrea dijeron que la clínica El Colaborador fue para curar al que en ese momento era presidente (Morales), un privilegio según ellos.
Sin embargo, Larrea agradeció a la Presidenta interina y anunció que los médicos con coronavirus serán tratados en esa clínica. Una pregunta a Larrea: para él la clínica El Colaborador concedió privilegios al entonces presidente Morales. Ahora intervenida por los gobernantes, cuando la usen los médicos con coronavirus o que padezcan cualquier otra enfermedad, ¿gozarán o no de los privilegios ayer supuestamente reservados para el ahora exPresidente?
La intervención a la clínica cubana en La Paz fue y es una violación de la soberanía cubana. Pero gobernantes como Murillo parece que no consideran esa medida como una acción política de fuerza, de alguien que reitera que los gobernantes actuales sólo se ocupan de la salud y de la vida de los bolivianos y que otros sólo ejercen la política.
Asimismo, la intervención a la clínica El Colaborador ignoró un aporte del que fue presidente de México, Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”; principio del Derecho Internacional que vulneraron el citado Ministro y los gobernantes interinos, no obstante de que los Estados asociados a las Naciones Unidas aplican o deben aplicar el hallazgo de Juárez en sus relaciones si éstas son civilizadas, como deben ser.
Otro accionar político frustrado del ministro Murillo es el siguiente: el funcionario de marras avisó que los gobernantes iban a intervenir o estatizar los hospitales académicos de la Universidad de Aquino Bolivia (Udabol) de Santa Cruz y de la Universidad del Valle (Univalle) de Cochabamba para que en esos ambientes se trate a infectados con coronavirus.
Los empresarios privados rechazaron esa intención y se pronunciaron en defensa de la propiedad universitaria privada. Murillo no dijo nada más sobre la anunciada intención interventora o estatizadora.
El Ministro tiene claro el lugar en el que están sus intereses, coincidentes con los de su clase social: él es dueño de hoteles caros en Villa Tunari, Chapare, por ello habrá entendido que debe proteger la propiedad privada, pero la propiedad estatal, como la pertenencia cubana de la clínica El Colaborador, es objeto de intervención, lo que sí es otro acto político autoritario, consumado con la fuerza de un gobierno instalado en el Palacio Quemado y la Casa Grande del Pueblo que se afana en presentarse políticamente simpático ante los gobernantes de Estados Unidos.
Probablemente a la Presidenta candidata le sea suficiente un ministro como Murillo. Pero éste y el Presidente del Colegio Médico de La Paz (Larrea) se comportan virulentos respecto de los revolucionarios de la patria de Martí y de Fidel, actitud que podría perjudicar más aún política y electoralmente a la Presidenta candidata.
*Periodista
De sábado a sábado 519
Con desmesurado coronavirus y sin desfiles multitudinarios, el 16 de julio de 2020
Remberto Cárdenas Morales*
1.
Llegué a La Paz
tras del “Tanquetazo”,
que abrió alguna grieta en el banzerazo.
Entré desde el exilio a La Paz, por el Desaguadero, el 15 de junio de 1974, al día siguiente del “Tanquetazo”, el intento de golpe de Estado que no pudo deponer al dictador fascista o fascistoide Hugo Banzer Suárez; ensayo golpista encabezado por los militares Gary Prado Salmón y Raúl López Leytón (el “Chanka” López); ambos fueron ministros del gobierno de David Padilla Arancibia, tiempo en el que se inició la instalación de la planta Karachipampa (1979), la que debió procesar minerales de plomo y plata. Entonces circuló el rumor de que esos dos uniformados recibieron una comisión por la firma del convenio para la instalación de aquellos hornos de fundición, razón o sin razón por la que se les llamó: “Karachipampa”.
Aquéllos fueron destacados oficiales del Ejército en la lucha contra la guerrilla comandada por el Che, en Ñancahuazú (1967).
Colegas suyos decían que Prado y López fueron “agentes” de la Misión Militar Americana en Bolivia.
2.
Gracias por el fuego,
que nadie desdeña,
qué fraternidad
la de esa paceña.
Mi primer reencuentro con el pueblo paceño, luego de mi exilio, fue el 23 de junio de ese año (1974), en las fogatas de la calle Catacora. Allí una joven —como éramos en ese momento los dos que deambulábamos por ahí— nos invitó a compartir la reunión familiar suya como si nos hubiera conocido antes. Con esos paceños comimos hot-dogs, tomamos sucumbé y disfrutamos del calor del fuego, aunque con certeza que fue más cálida la acogida de esa familia paceña y sobre todo de aquella joven, cuya imagen recuerdo con mucho afecto.
Con aquel amigo y camarada, con el que visitamos a la citada familia paceña, integrábamos la resistencia antifascista desde las filas del Partido y de la Juventud Comunista de Bolivia (PCB y JCB), por eso en aquella reunión, en torno a la fogata de San Juan, hablamos poco, para guardar en reserva nuestra verdadera identidad y sobre todo para que nada se conozca de nuestro real oficio político de ese período: la resistencia a la dictadura de Banzer.
3.
Proclama y tea,
son nuestro pendón,
símbolos señeros
de otra redención.
Después de esa reunión en medio de fogatas de San Juan, vi un largo rato el desfile del 15 de julio y la verbena popular de ese día, los primeros junto a mi quehacer antifascista y desde la clandestinidad.
En Vallegrande, como estudiante de primaria y de secundaria, participé y participamos de los desfiles de teas cada 15 de julio, y el 16 era feriado. Entonces conocimos el grito de guerra del líder de la Revolución paceña del 16 de julio de 1809, Pedro Domingo Murillo: “Compatriotas: la tea que dejo encendida nadie la apagará”. Asimismo, allí coreábamos la Proclama de la Junta Tuitiva; forma y contenido de ese documento inflamaba nuestros pechos de niñas/os, adolescentes y jóvenes.
Una lectura crítica para establecer la profundidad de esta Revolución fue y es parte de un proceso posterior que no acaba.
La participación del pueblo en la Revolución de julio y el primer gobierno de los patriotas son elementos constitutivos para la primera independencia de Bolivia que se recogen como lecciones que se debieran asimilar.
En mi caso, más que una preocupación académica, me interesaron y me interesan los aciertos y los desaciertos de la Revolución de julio. Aprendí de ese acontecimiento de los trabajos históricos de Humberto Vásquez Machicado, Alipio Valencia Vega y José Fellman Velarde.
Es fundamental el contenido anticolonial de la Revolución de julio.
Esenciales son, asimismo, los alzamientos previos de Túpac Amaru (en el Perú actual), de Túpac Katari (en Bolivia de ahora) y la Revolución del 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca.
4.
Desfiles-verbenas
nos hacen crecer,
ni el toque de queda
los pudo vencer.
Los golpistas del 17 de julio de 1980, bajo órdenes de los narcofascistas Luis García Meza Tejada y Luis Arce Gómez, llegaron a La Paz luego de días del inicio del golpe en Trinidad y su tránsito por Santa Cruz, es decir, días después de las celebraciones cívicas y populares paceñas.
En el primer año del golpe, en 1981, de los narcofascistas mantenían el toque de queda. Con la pretensión de imponer su vigencia, la soldadesca de ese momento no pudo dispersar a los que concurrieron al desfile —de teas, se lo denominaba—y a la verbena: esa noche fueron invencibles las celebraciones de julio de 1809, en la plaza Alonso de Mendoza de la sede del gobierno boliviano.
5.
A jalearle al Evo
todos los domados,
a silbarle al Juan
van los despistados.
Allí donde hay paceños o “paceñizados” se organizan celebraciones que crecen en la medida en que transcurre el tiempo.
La Entrada Folklórica del 16 de julio de El Alto es uno de los homenajes más o menos nuevos a la Revolución paceña y de veneración a la Virgen del Carmen.
En los pueblos paceños, la fiesta del 16 de julio abarca varios días. Eso vi en Sorata. Recuerdo una ocasión de un desfile con teas y/o faroles en el que los invitados de la primera fila fueron médicos y estudiantes de Medicina de la UMSA que asistieron a un congreso de cirugía. En esa delegación y entre los asistentes a esos festejos hubo paceños y no paceños que vivaron a los héroes de la Revolución de julio, Murillo y Medina fueron los más recordados. En el centro del principal templo de Sorata hay una Virgen del Carmen vestida de generala, con galones y todo.
Acepten, por favor, un paréntesis referido a un paceño cuya referencia sirve para rememorar un pasaje luctuoso y para dejar constancia de que en una memoria, como trata de ser este escrito, no se debe ignorar a los miserables y/o canallas que existen en La Paz, como en todas partes.
Al frente de ese templo, también en el centro de un espacio público y de tamaño natural, como diría Gabriel García Márquez, se levanta un monumento a Enrique Peñaranda del Castillo, quien ordenó la masacre de mineros en Catavi, en 1942: matanza en la que ultimaron a María Barzola.
Luego de esa masacre, la universidad de Chicago le concedió el título de Doctor Honoris Causa a ese presidente de Bolivia. Por él su madre habría dicho: Si hubiera sabido que mi hijo iba a ser Presidente, le hubiera mandado a la escuela. Este cuento recordé cuando vi dicha estatua.
El desfile del 15 de julio ha sido también escenario de maniobras políticas, mejor dicho politiqueras, destinadas a reforzar los halagos al entonces presidente Morales y a menospreciar al dirigente del Movimiento Sin Miedo (MSM) Juan del Granado Cossío, en ese momento alcalde de La Paz.
En ese período, para asistir a esos desfiles, en los ministerios se elaboraban dos listas: la de los que iban con la consigna de aplaudir a Juan Evo Morales Ayma y de silbar a Juan Sin Miedo, como le decían sus partidarios. En la otra nómina figuraban los empleados públicos que debían desfilar.
No obstante, los de ambos grupos aplaudían, silbaban y desfilaban por turno o ejercían las tres funciones.
Se sabe, asimismo, que los servicios de inteligencia de militares y policías, entre otros, concurrían a esas actividades públicas para tomar nota, por ejemplo, de los aplausos y de los silbidos mencionados y de otros dichos y de otros hechos de los asistentes a esos desfiles y a su complemento: las verbenas.
6.
Aquí los cruceños
no reclaman rango,
pero uno grita:
“yo soy paceñango”.
Los que no hemos nacido en La Paz, pero que nos hemos paceñizado, más allá de las excepciones, nos sentimos adoptados por este pueblo definido, acertadamente, como la tumba de tiranos.
Muchos de los inmigrantes, por nuestro comportamiento tan paceños como el que más, hemos recibido del pueblo paceño más de lo que hemos dado a cambio.
Los paceñizados hemos sido acogidos de modo que nos consideran como si fuéramos paceños de nacimiento o como portadores de la identidad paceña, sin que ésta borre nuestros ancestros.
Por eso cabe una explicación de la copla anterior:
El director en ese tiempo de radio Fides, Eduardo Pérez Iribarne, en una revista que se difundía desde esa emisora y que conducía el colega Freddy Morales Vaca, días antes de un 16 de julio, le preguntó a este colega: Qué podemos decir por usted que ha nacido en San Ignacio de Velasco (Santa Cruz) y vive tanto tiempo aquí en La Paz. Diga por favor que soy “paceñango”, fue la respuesta del periodista.
Morales estudió periodismo en la Universidad Católica de Bolivia (UCB) y trabajó como periodista simultáneamente —oficio que sigue ejerciendo—, su esposa e hijos son paceños y vive décadas en esta ciudad, en la que ha sido dos veces secretario ejecutivo del Sindicato de Trabajadores de la Prensa de La Paz (ahora Federación) y secretario Ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (ahora Confederación).
7.
Contento les digo,
como un hogareño:
nació el 16,
mi nieto es paceño.
De mi parte, una referencia personal y familiar que deseo que conozcan y que acepten la licencia: junto con un grupo de cruceños, por decisión del Concejo Municipal de la Alcaldía de La Paz, recibí una distinción por mi aporte desplegado en esta ciudad, según la resolución respectiva. A mi vez, sigo en la tarea para merecer plenamente ese premio que nunca busqué, pero por el que sigo agradecido.
A la gratitud que siento por el pueblo paceño se suma un acontecimiento familiar: mi nieto, Matías Nicolás Torrico Cárdenas, nació en esta ínclita ciudad el 16 de julio de 2008.
8.
Pueblo generoso,
se reparte entero,
comparte trabajo,
suelo y puchero.
El pueblo paceño se ha formado en incesantes luchas de clases sociales.
El accionar político, como uno de los elementos de la lucha de clases sociales, ha marcado a sangre y fuego e imborrablemente al pueblo, a la sociedad paceña. Y el pueblo paceño se agigantó en esa su marcha.
9.
La gloria paceña
no tiene barniz,
cabe con holgura
hasta en un maíz.
La Paz ha sido el escenario en el que los paceños han integrado las fuerzas motrices de batallas políticas, ideológicas, económicas, culturales; aunque a veces han sido meros testigos.
—Las batallas decisivas de la insurrección popular de 1952 se libraron en esta ciudad.
—El golpe que derrotó a la Revolución democrática y burguesa de 1952 tuvo lugar aquí (1964).
—En esta ciudad se impuso el golpe de Estado dirigido por el Gral. Alfredo Ovando Candia, que nacionalizó la Gulf Oil Co., e instaló los hornos de fundición de Vinto (Oruro). Sin embargo, una sombra de ese proceso fue y es la aniquilación de la guerrilla de Teoponte (La Paz), lugar en el que guerrilleros murieron por hambre y ninguno en combate.
—El Gral. Juan José Torres González, apoyado por militares y con la simpatía del pueblo, derrotó en La Paz a un golpe militar derechista. Entre otras medidas, el gobierno del “Gral. del pueblo” recuperó las colas y los desmontes de Catavi-Siglo XX y las minas Bolívar (Cochabamba) y Matilde (La Paz), hasta ese momento explotadas por empresarios privados.
—En La Paz se consolidaron los golpes de Estado de los militares fascistas y narcofascistas Hugo Banzer Suárez (1971) y Luis García Meza Tejada (1980).
—En La Paz fue derrotado el golpe del Gral. Alberto Natusch Busch (1979), con una huelga general política.
—Aquí triunfó electoralmente la UDP.
—La Paz fue el escenario principal del “fulgor y la caída” del llamado proceso de cambio de Juan Evo Morales Ayma.
—La solidaridad de los paceños y no paceños alentó la lucha de mineros, fabriles, campesinos, indígenas de las tierras bajas, cocaleros de los yungas paceños y del Chapare, de los indígenas defensores del TIPNIS, de los discapacitados, de los sectores sociales que marcharon hacia la sede de gobierno…
Al pueblo paceño se le podría llamar, también, pueblo paceño solidario con los que viven y luchan, especialmente con los que llegan a esta tierra de todos los bolivianos y de los que arriban de otros pueblos, a pesar de las distancias físicas.
Los paceñizados o paceñangos, como el que escribe esta nota, admiramos más a La Paz y al pueblo paceño en campaña para vencer el coronavirus, que contamina y por el que mueren tantos compatriotas. Pandemia que impidió los desfiles y otros actos con los que merecidamente se festeja la Revolución anticolonial, y por eso liberadora, considerada como un ejemplo que nos inspira y que es una guía para la acción.
La Revolución del 16 de julio de 1809, además, constituyó una alianza que es la que ahora necesitamos para vencer al coronavirus, para enfrentar la crisis económica y buscar “otra economía” y para encauzar las elecciones postergadas.
10.
Volverán desfiles,
la verbena real,
tras que derrotemos
al virus mortal.
La Paz, 16 de julio de 2020.
*Periodista.
De sábado a sábado 317
Marcos Campero Marañón, un héroe que nunca quiso ser
Remberto Cárdenas Morales
A Marcos Campero Marañón empecé a conocer en Cochabamba los primeros meses de la dictadura de Banzer. Allí me visitaba en la casa de familiares míos, mi primer refugio durante el largo período de la resistencia antifascista del que participamos miles de bolivianos y bolivianas.
Marcos fue uno de los precursores de esa resistencia entre los jóvenes comunistas cochabambinos y bolivianos. Era la hora en la cual apenas comenzaba la reorganización de la Juventud Comunista en nuestro país (quedó maltrecha como consecuencia del golpe banzerista de agosto de 1971). En aquellos meses, todo cuanto pude conocer de los camaradas fue porque Marcos me refería una vez por semana o al menos cada 15 días.
A esas citas llegaba y partía en bicicleta, un medio de transporte que los cochabambinos y en particular los jóvenes usaban mucho más que ahora. Marcos, en su llajta pasaba desapercibido, así como nunca llamaron la atención de tíos y primos míos aquellas visitas, siempre esperadas y fraternas, porque mediaba una vieja amistad entre el tío político que me cobijaba y el papá de Marcos. Ambos, un prolongado tiempo, alentaron y dirigieron el boxeo en la capital del valle.
Fue Marcos el que desafió las amenazas del ministro del Interior de Banzer, Andrés Selich Chop, quien dijo en una conferencia de prensa y en tierra valluna que «los militares demostraron ser mejores que los guerrilleros» comandados por el Che, a los que «derrotaron», y que por orden suya se iba a «peinar» la ciudad para capturar a los «extremistas» que se camuflaban con lentes neutros, melena y barba. Peinar la ciudad, en jerga militar, es registrar las casas para descubrir a los activistas de la resistencia a la dictadura (que sólo daba sus primeros pasos) o de los dirigentes sindicales y políticos que residían, quizá temporalmente, en Cochabamba.
En todos los encuentros que tuvimos, Marcos me transmitía valor, mucho valor para emprender la resistencia, cuyos alcances y riesgos apenas advertíamos en parte.
Entonces, con él, aprendimos a conversar lo imprescindible, así como entendimos que los secretos (difíciles de guardar), especialmente ante los agentes de la represión, eran una de nuestras obligaciones ineludibles. Tratamos de cambiar o al menos variar nuestra identidad.
Saludos de los compañeros y libros para leer fueron los mejores presentes de Marcos durante mi estancia en Cochabamba. Conservo una biografía de Simón Bolívar de autor soviético y editada por los comunistas cochabambinos que me entregó aquel entrañable compañero en uno de nuestros encuentros clandestinos, siempre fraternos, que nos ayudaron a reforzar nuestras convicciones antifascistas.
Torturado y lisiado
Nunca me pude enterar de los detalles, acaso por discreción o más bien porque me resultó imposible preguntar, sobre las sesiones de tortura de la policía banzerista que lesionó, desapareció y/o asesinó a presos políticos.
Marcos Campero M. fue una de las víctimas de aquella dictadura sin que haya visto un proceso para sancionar a sus represores.
Recuerdo con claridad la preocupación que sentí innumerables días y noches cuando se interrumpieron las visitas de aquel camarada (el camarada es más que un hermano, de acuerdo con Pablo Neruda, la que los militantes sentimos de manera auténtica cuando somos de verdad).
Después de un año de los hechos supe que Marcos fue apresado por la policía política banzerista, resultado de una delación, y que enfrentó una tortura salvaje que le seccionó la médula espinal y por la que acabó en una silla de ruedas.
La militancia en la Juventud Comunista me llevó a un reencuentro con Marcos, en varios hospitales moscovitas.
De ese período conservo en la memoria la entereza de Marcos en todo tratamiento médico que le practicaron. Hacía gimnasia, más intensa y más prolongada de la que le aconsejaban los médicos. Estudiaba ruso y practicaba ese idioma los momentos a su alcance. Leía incesante y con avidez para conocer ese otro mundo socialista con el que tanto soñamos y por cuya causa Marcos vivía lesionado. Lo sentía un héroe de primera línea, concepto que nuestro camarada y amigo nunca quiso asumir.
Noté que los remedios durante tantos días y en importante cantidad le ocasionaban una saturación explicable. Conocimos asimismo los momentos de angustia que sufría y que quienes nos encontrábamos cerca de él tratábamos de entender.
Cabe añadir que es fácil que los enfermos que viven largo tiempo en hospitales y también muchos que pasan semanas o días en esos sanatorios acaben enamorados de alguna enfermera o de una médica. Eso le ocurrió a Marcos, quien nos hizo más de una confidencia que confirmaba sospechas debido a detalles delatores que se observan en los enamorados de todo momento y lugar.
Aquella estadía fue dura. Sin embargo, jamás nos sentimos derrotados ante adversidades que nos resultaban desgarradoras, como cuando éramos testigos de alguna de sus caídas cuando intentaba caminar auxiliado por unas prótesis que, seguro, le resultaban pesadas física y psicológicamente.
Pero, otra vez era Marcos el que nos repartía fuerza para seguir una marcha por un camino que sentíamos que abríamos al andar. (Luego vino el apoyo del poeta español para continuar por tramos de veras complejos: «Caminante no hay camino, se hace camino al andar». Después acoplamos la música del cantautor catalán).
En aquellos días ratificamos con nuestro héroe, con palabras y la mayoría de las veces sin ellas, que debíamos apurar el retorno al país para sumarnos a la resistencia antifascista, esa resistencia que entre los jóvenes comunistas, los de otras militancias y los sin militancia, tenía en Marcos a uno de sus precursores.
Formación política
Con él, cerca de un año, compartimos la residencia y, sobre todo, éxitos y reveses. Aunque no fuimos compañeros de curso, pasábamos juntos lo que caprichosamente denomino recreos. En estos recreos y en otras estancias: pasillos, lugares de estar, comedores, dormitorios, bibliotecas, salas de cine y conferencias, creo que conseguimos hermanarnos con Marcos y otros tres militantes de la Juventud Comunista: una cochabambina y dos potosinos.
Marcos había galvanizado su voluntad de acero (y éstas no son meras palabras): se negaba a que le lavemos su ropa, tampoco aceptaba que le llevemos comida a su «cuartira» (cuarto de una residencia estudiantil) y, a veces, prescindía de nosotros para emprender su aseo personal o el uso del baño. Él quería ser, y nos demostró que podía ser, independiente en el momento de realizar un sinfín de actividades domésticas y otras.
Este comportamiento estaba muy distante de ser una impostura. Mucho de aquello realizaba solo. Cuando se sentía cansado aceptaba nuestra ayuda, especialmente la de uno de los potosinos con el que cultivaron relaciones del todo fraternales.
Llegó una celebración importante para Marcos y en nombre de todos los militantes de la JCB me animé a escribir una nota-dedicatoria, a manera de explicación, en una página de un libro cubano que decidimos regalarle.
Transcribo ese texto:
«Querido Marcos
Estimo que tú ya ingresaste a ese lugar poco accesible de quienes pueden decirlo todo en el lenguaje bello.
Todo indica que tus musas nacieron vivas y vigorosas. No cabe duda (de) que esa arma demoledora que tú manejas servirá para ti, para que nuestro Partido enfrente también en ese frente al enemigo de clase.
Fraternalmente,
Rafael
M-7-VII-73"
Verbalmente añadí que, para nosotros militantes de la Jota, él era un héroe viviente.
Al día siguiente, después de explicarnos que meditó detenidamente, me devolvió el libro, y no por su contenido, sino debido a esa nota. Él no se sentía ni poeta ni héroe y le pareció nada ético quedarse con el regalo y con aquella leyenda que sólo trataba de transmitir lo que muchos militantes de la JCB sentíamos y pensábamos respecto de Marcos Campero.
Este libro, junto con esta nota, entrego a la mamá, hermanos y sobrinos de Marcos. Queda en buenas manos.
Nunca supe si escribió más poemas aparte de los que leí, de su autoría, en los años 70, los que formaban más de un libro.
Actividad académica
En una reunión de carreras de Comunicación de las universidades públicas (incluida la Universidad Católica Boliviana), realizada en Oruro, delegados docentes y estudiantes explicaron en las sesiones de aquellas jornadas académicas las gestiones de Marcos, en ese momento director del Departamento de Comunicación Social dependiente de la carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Simón, para que esta unidad académica se transforme en una carrera o facultad.
Me alegró saber que Marcos aportaba ideas y propuestas para consolidar aquel Departamento de Comunicación y, específicamente, apoyaba a los docentes y estudiantes autonomistas que buscaban, con diversas acciones, organizar una carrera de Comunicación, pública y autónoma.
El licenciado Marcos Campero también «aporta dinero» para que el Departamento de Comunicación se transforme en una carrera, dijo un estudiante en aquella reunión académica.
Estos últimos datos me mostraron, otra vez y luego de varios años, la estatura humana y académica de Marcos.
Cuando se desempeñaba como docente universitario y residía en su natal Cochabamba, le vi desde una flota interdepartamental hacer un recorrido entre Quillacollo y Cochabamba; entendí que volvía a la casa de su madre, con la que vivía, cerca de la laguna Alalay, en su silla de ruedas y solo. Esa estampa me partió el alma: ver a Marcos en esa marcha que la advertía forzada para él, aunque sabía que ese viaje realizaba a manera de gimnasia.
Herencia irrenunciable
Las mejores cualidades, lo esencial de Marcos, son una herencia de la que sus compañeros de otrora y de este instante debemos apropiarnos con legitimidad.
Ése es mi caso. Cuantas veces necesitemos enarbolaremos las banderas empuñadas por él. La ética suya es parte de su legado, la que también asumimos a plenitud, más para aplicarla sin parcelaciones.
Para ser actores de la lucha de los bolivianos por la liberación definitiva de nuestra patria es necesario asumir la palabra y la acción de nuestro camarada y amigo.
Un merecido homenaje a Marcos Campero Marañón es ocupar el puesto de combate dejado por él, dentro del cual es necesario que hagamos lo mejor de sí para no fallarle ni a nuestro héroe ni a nuestro pueblo.
La Paz, 1 de abril de 2005.
De sábado a sábado 318
Violan derechos humanos en la campaña anticoronavirus y en el camino a las elecciones
Redacción Semanario Aquí
La Paz, 3 de julio de 2020
Los miembros del gobierno interino, gobernadores y alcaldes, en unas regiones más que en otras, desatienden y violan derechos humanos a la salud, a la vida, al trabajo, a la alimentación, a la educación, a la elección, a la libertad de pensamiento y a la libertad de expresión, entre otros.
Esas desatenciones y las violaciones de los derechos humanos se los consuma, también, desde organizaciones políticas, empresariales, profesionales...
El gobierno interino y los gobiernos subnacionales asumen tareas de este tiempo de pandemia, porque el coronavirus llegó a los cinco continentes y a Bolivia el momento en el que la presidenta interina, Jeanine Áñez Chávez, ejecutaba el principal mandato que se le encomendó: tramitar la convocatoria a nuevas elecciones, luego de la anulación de los comicios del 20 de octubre del año pasado, debido a la dolosa manipulación informática de los resultados de aquella consulta, para respaldar a los candidatos Morales-García.
Defensa de la salud y de la vida
La defensa de la salud y de la vida de los bolivianos es una obligación constitucional de los gobernantes del país y de las regiones.
En ese camino, especialmente durante la cuarentena total, la inmensa mayoría de los bolivianos aportamos para contener las infecciones y los decesos de compatriotas, debido al coronavirus.
Ahora que están vigentes las cuarentenas flexibles, los bolivianos, seguimos obligados a cumplir los protocolos: lavado de manos, uso de barbijo y mantener distancia física respecto de nuestros semejantes.
Presidenta interina y candidata
Desde que la Presidenta interina, Jeanine Áñez, decidió su candidatura a la Presidencia de Bolivia empezó su campaña electoral, que continúa todos los días de la lucha contra el llamado enemigo invisible, el coronavirus.
Ninguno de los actos de la presidenta Áñez deja de ser un movimiento electoral, al mismo tiempo. Esa campaña, además, se la hace con dinero de los bolivianos. En consecuencia, fue y es mentira cuanto dijeron los actuales inquilinos del Palacio Quemado, que ellos iban a establecer distancias entre la administración gubernamental y la campaña electoral en favor de la Presidenta. Si acaso intentaron aquella diferencia, se advierte que no la alcanzaron.
Los gobernantes tratan de hacer creer que ellos sólo se ocupan de la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos y que otros sólo se ocupan de la política y de la campaña electoral. Ésa es una media verdad y una mentira.
Los gobernantes dirigen la campaña anticoronavirus y al mismo tiempo desarrollan una campaña electoral permanente.
Es verdad que el servicio de salud fue desatendido por el gobierno de Morales y por los anteriores a éste. Además, el coronavirus en Bolivia (y en el mundo) desbordó, en dimensiones descomunales, el servicio público de salud. Y las medidas tomadas por los gobernantes interinos, en el sistema de salud, hasta este momento, evidencian insuficiencias e ineficacias, en unos lugares más que en otros de Bolivia.
Hospitales, de los tres niveles, en capitales departamentales, como Cobija (Pando) no son equipados hasta ahora y en esos hospitales no cuentan con los médicos y con los trabajadores en salud para los turnos necesarios. En distintos hospitales hay un personal de salud que hace varios años no tiene ítemes y, por tanto, esos dependientes interinos de esos nosocomios carecen de beneficios sociales, como los que tienen los trabajadores regulares. A otros les pagan sus sueldos con demora hasta de tres meses o más.
Sólo los últimos días se tramita la contratación de los médicos y enfermeras que se los necesita, en diversos hospitales bolivianos.
En varios lugares, todas las camas de los hospitales están ocupadas. En Cobija, por ejemplo, trabajadores de la salud pública, que padecen coronavirus, son tratados en carpas porque en el establecimiento de la Caja Nacional de Salud, que debía acogerlos, no tienen espacio.
En Trinidad, Riberalta, Guayaramerín, San Ramón, Villa Bella (en el Beni), faltan médicos, enfermeras, camas en los hospitales; éstos no cuentan con equipos ni médicos suficientes; no tienen camas para terapia intensiva; permanecen sin oxígeno; les falta medicamentos; les falta reactivos y laboratorios. Allí, varios de los médicos y enfermeras están con coronavirus y no son reemplazaos por falta de ítemes para pagar a los reemplazantes que se requieren.
En hospitales bolivianos, médicos y enfermeras, estos días, están infectados con coronavirus y varios de ellos siguen atendiendo enfermos porque no tienen suplentes.
Médicos y enfermeras, en Beni y otros lugares han muerto con coronavirus.
Asimismo, en ciudades del Beni han muerto personas con el virus mortal, en sus casas o en la puerta de hospitales, antes de que sean asistidos por médicos y enfermeras.
Se cree que Santa Cruz tiene el mejor servicio de salud pública.
Allá, sin embargo, están colapsados los hospitales y los ambientes para el aislamiento de sospechosos y de infectados leves con coronavirus.
En la ciudad oriental, los trabajadores en salud sostuvieron una huelga de hambre que sobrepasó las dos semanas de duración, con la que consiguieron que se les dote de ropa de bioseguridad porque la que utilizaban la compraban con su dinero. En la capital cruceña hay enfermeras que trabajan sin pertenecer a una planilla, por lo que ni siquiera cuentan con seguro de salud ni espacio para que a ellas las hospitalicen, en el sitio en el que atienden enfermos.
En varios lugares de aquel departamento y, específicamente, en Santa Cruz de la Sierra, médicos y enfermeras con enfermedad de base, trabajan y no se benefician con esa disposición de los gobernantes actuales por la que tendrían que ser declarados en comisión con preservación del puesto de trabajo y con el sueldo pagable durante el tiempo que dure la comisión.
La jefa de las enfermeras del hospital más importante de Santa Cruz, San Juan de Dios y de tercer nivel, ha muerto con coronavirus, antes de que la declaren en comisión, pues, era mayor de 65 años.
En la capital cruceña han muerto personas sin que hayan sido asistidas en un hospital, a pesar de que los pacientes acudieron a esos establecimientos.
El principal dirigente de los trabajadores en salud de Santa Cruz, en una entrevista con la red Erbol de La Paz, responsabilizó a las autoridades nacionales y subnacionales de las deficiencias del servicio de salud pública en aquel departamento y afirmó que si acaso no se corrigen las fallas y no se remonta el colapso de la salud pública, podría ocurrir que en Santa Cruz se salvará el que pueda.
Otro ejemplo de la desprotección, en sus labores diarias, la enfrentan los guardias municipales y los de servicio de limpieza cruceños: unos y otros no tienen ropa de bioseguridad y las autoridades municipales de aquella capital se niegan a conversar con sus dependientes que para ser atendidos favorablemente marcharon y avisaron que decidirían un paro de labores, entre otras acciones.
En hospitales de La Paz y de otras ciudades hay médicos y trabajadores en salud que, a pesar de que son adultos mayores y no obstante de que varios de ellos sufren enfermedades de base, siguen trabajando porque no consiguen que se los declare en comisión, la que ha sido dispuesta, pero que no se aplica para ellos.
En Tarija, con dinero de la Gobernación y de la Alcaldía, han comprado laboratorios y reactivos para los análisis clínicos, para establecer los contagios o no con coronavirus, entre los sospechosos. Esa operación fue posible ante la demora del envío de esos equipos por el Ministerio de Salud.
Empero, un ejemplo de vulneración del derecho al trabajo de los dependientes del Ministerio de Salud, en Yacuiba (Tarija), ocurrió así: según autoridades de esa capital de provincia, varios médicos y enfermeras han sido contratados sin concurso de méritos, en vez de los médicos y enfermeras que durante largo tiempo ocuparon esos puestos de labor como interinos.
La autoridad municipal de Yacuiba informó que aquella contratación irregular de médicos y enfermeras fue posible por una imposición del Ministerio de Salud, que llegó desde La Paz.
Un mal ejemplo de coordinación parcial o de descoordinación ocurrió en La Paz entre miembros del gobierno interino y el Gobernador. Ojalá no se repita esa práctica porque aquí hubo dos intervenciones en el SEDES y habrían sucedido posibles actos de corrupción, atribuidos a funcionarios de la Gobernación paceña, los que se espera que se investiguen, procesen y castiguen si cabe.
De la Gobernación de La Paz es necesario decir que luego de más de 100 días de campaña anticoronavirus, en el curso de esta semana entregarán camas, reactivos y ropa de bioseguridad con una inversión importante. La pregunta es por qué la demora.
Ese impasse entre gobernantes interinos y el gobierno departamental, con seguridad, perjudicó y perjudica aún a los paceños en la lucha anticoronavirus.
Sin embargo, parece destacable el compromiso celebrado entre aquellos discordes que han retornado a la concordia, para decirlo con las palabras de los antiguos pobladores de Nuestra Señora de La Paz.
En Potosí hay espacio para las cosas pequeñas y menos tiempo y menos recursos para la campaña contra la pandemia.
Aquella ciudad, digna de seguir por mejores rumbos, tiene dos alcaldes, ambos seguros de que son legítimos y legales.
En Potosí, asimismo, faltan muchos reactivos y allí azota el hambre a incontables familias.
Precisamente, para suplir las carencias alimentarias, se tramita una ley municipal para entregar a los estudiantes y en consecuencia a las familias potosinas, el dinero del desayuno escolar que no se gastó.
Aquellos dos alcaldes están atrincherados en el cargo, el que está destinado para uno y no para dos.
En Oruro se anticipó la contención del coronavirus y allí esa medida fue tomada antes que en otro lugar de Bolivia; cuarentena que se dispuso luego en el país.
En verdad, allí se defendió el derecho a la salud de los orureños, antes que en otros lados del país, por gestiones de las autoridades departamentales y municipales.
A pesar de ese aporte visible de la ciudad de Sebastián Pagador, en Eucaliptus y Caracollo sucedieron enfrentamientos políticos entre comunarios y los alcaldes de esas dos localidades.
Una consecuencia del enfrentamiento de Eucaliptus fue que médicos y trabajadores en salud fueron echados de sus tareas para la contención de la pandemia.
Además, en Eucaliptus, comunarios enfrentados a su Alcalde aseguraron que el coronavirus había sido inventado por la Presidenta interina. Sin embargo, familiares de esos comunarios, que están alineados con los masistas, según testimonios, lloraron la muerte, con coronavirus, de tres familiares suyos.
Esos comunarios impusieron la salida de Eucaliptus de médicos, enfermeras y policías hacia Oruro; lo que volvieron a la capital de provincia, después de que los lugareños ofrecieron garantías.
En Caracollo, la alcaldesa del lugar fue obligada a renunciar al cargo, por un grupo de militantes del MAS, porque esa autoridad municipal supuestamente tuvo la culpa de la infección de una pobladora que llegó de Colquiri y murió en Caracollo, localidad en la que tenía una vivienda.
La alcaldesa renunciante recibió apoyo de los concejales, por lo que reasumió como alcaldesa.
Actualmente los orureños siguen sin un laboratorio para análisis de muestras para establecer el coronavirus. Debido a la carencia de ese servicio, las citadas muestras las envían a La Paz y deben esperar los resultados; operación que ocasiona demoras.
Una circunstancia agravante es que los orureños no tienen capacidad técnica para apurar el rastrillaje para detestar contagios con coronavirus, tal cual sucede en varios lugares del país.
En Cochabamba, a pesar de que el Alcalde de la capital departamental afirmó que las actuales tareas de la campaña anticoronavirus es resultado de la coordinación de Gobernación y Alcaldía, los cochabambinos deben esperar que se reacondicionen las salas para aislar a los sospechosos de coronavirus, pese al tiempo transcurrido desde el inicio de la campaña.
Los muertos por coronavirus en las casas de los infectados o en puertas de hospitales son ejemplos que muestran que allí, en los hospitales, ya no hay espacio para un enfermo grave con el virus letal.
Los últimos días, empleados de funerarias, sin estar obligados por protocolo alguno, depositaron a los muertos (cuatro decenas) incluso en la casa de los difuntos porque no disponían de cementerio o de un lugar para sepultar a los muertos, por coronavirus y por otras enfermedades.
Cabe puntualizar que las autoridades municipales cochabambinas muestran incompetencia cuando deben disponer de lugres para sepultar a los muertos por coronavirus y por otras causas, según los dueños de funerarias.
En Cochabamba, aunque hubo muertos insepultos, no hubo ni habrá fosas comunes para los muertos con coronavirus ni para los muertos por otras causas, dijeron autoridades.
A las fallas de las autoridades de Cochabamba, en la campaña anticoronavirus, se suma el bloqueo del ingreso al botadero municipal de la ciudad del valle, sostenido por vecinos de la zona sur de aquella ciudad, el que tiene lugar por tercera vez, en el último tiempo; medida con la que exigen la libertad de otros comunarios del lugar que antes protagonizaron otro bloqueo en aquel sitio y los que son procesados en La Paz.
Aquellos bloqueadores, asimismo, exigen que las autoridades suspendan la cuarentena rígida que ha sido restablecida en la ciudad del valle y en los municipios de la región metropolitana, con el propósito de contener la pandemia.
Antes los cochabambinos soportaron la basura, en las calles de la capital departamental, en medio de la cuarentena rígida.
Cada día son más los infectados y los muertos en el departamento de Cochabamba:
En el Chapare los infectados con coronavirus aumentan y los muertos también.
De la pandemia y desde el Chapare, se sabe poco los últimos días, luego de que se conoció, entre varias, la muerte por coronavirus del Alcalde de Entre Ríos y de un muerto en la calle de Shinahota, otrora centro de producción de cocaína, según testimonios que no fueron desmentidos.
En Sucre, autoridades regionales y nacionales siguen con una coordinación a medias.
Hubo cambios en el SEDES porque autoridades masistas nombraron a partidarios suyos en puestos decisivos, desde los que ejercieron la política y realizaron campaña electoral en vez de atender las tareas que fija la emergencia sanitaria.
Los hospitales de la capital del país son insuficientes sobre todo porque no disponen de las camas suficientes ni de los albergues para los sospechosos e infectados con coronavirus.
Hace horas, delegados de Sucre, han firmado un acuerdo con autoridades nacionales para dotar a los hospitales sucrenses y chuquisaqueños de equipos, ropa de bioseguridad, reactivos, remedios y otros. ¿Por qué la tardanza?
En la Ciudad Blanca, además, sigue en curso una contradicción entre médicos: los del SEDES sugieren que se trate a los infectados con coronavirus con dióxido de cloro —que ya se hace, se informó—, mientras que delegados del Colegio Médico de esa capital se oponen al uso de aquel remedio para tratar a pacientes portadores del virus letal.
Sin embargó, tendría que superarse esa contradicción para conseguir lo principal: “salvar vidas”.
Tratamiento del coronavirus en Bolivia
Muchos bolivianos esperamos que se “salven vidas” con los tratamientos que se les sigue a pacientes, con coronavirus en diferentes lugares de Bolivia, para lo que se aplica plasma (La Paz y Santa Cruz), se receta dióxido de cloro (Sucre, Oruro y San José de Chiquitos-Santa Cruz) y se curan con remedios caseros (Beni y Pando).
Esos tratamientos, a los infectados con coronavirus, se los considera como búsquedas que dan buenos resultados, según médicos y autoridades subnacionales, ante la inexistencia de una vacuna y de un remedio específico, con el aval de la ciencia. Además, el uso de esos remedios se explica frente a la compra, por el gobierno de Estados Unidos, de todos los fármacos, elaborados por un laboratorio de Estados Unidos y durante tres meses, el que será empleado en el país del norte, para tratar a los enfermos con coronavirus.
Asimismo, anotamos que hace poco, el Presidente de Estados Unidos dijo que la vacuna contra el coronavirus sería administrada primero en su país; anuncio por el que protestó el gobierno de Francia.
Incluso por aquellas medidas y posibles acciones que podrían ejecutarse debe considerarse como búsquedas válidas, para el tratamiento del coronavirus en tierras bolivianas, cuanto se hace ahora, al utilizar los remedios citados, los que se han aplicado antes, contra otras enfermedades, y contra el coronavirus actualmente, de acuerdo a testimonios de médicos, enfermeras, autoridades subnacionales y pacientes.
Masistas por dos vías
Se conocen evidencias de que los que gobernaron los últimos 14 años han estimulado y han dirigido acciones destinadas a desobedecer la cuarentena, con el argumento de que la gente que deja de trabajar no come.
Esos militantes masistas y sus amigos han tratado de aparecer como quienes buscaban el cumplimiento de la cuarentena e incluso como quienes querían vencer al coronavirus, junto con la mayoría de los bolivianos.
Dos discursos y dos comportamientos de los masistas en la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos. Ese comportamiento político y electoral del masismo continúa sin variaciones importantes.
Los masistas y/o sus amigos son los que agredieron y quizá agredan después, a médicos y trabajadores en salud, los que impidieron y siguen impidiendo que los servicios de limpieza depositen la basura en el botarero municipal de Khara Khara (Cochabamba), los que ponen en duda la existencia del coronavirus que infecta y acaba con vidas de compatriotas; son militantes o amigos de los exgobernantes los que, desde las gobernaciones, asambleas departamentales y alcaldías dejan de coordinar acciones contra la pandemia o emprenden tareas anticoronavirus, lejos de instancias gubernamentales
Esos exgobernantes son los que han obligado a policías a salir de Yapacaní (Santa Cruz) y de Eucaliptus (Oruro) para mostrar que ellos mandan en esos lugares, con la intención de infundir temor entre los bolivianos.
Cocaleros y masistas, en la chapareña localidad de Entre Ríos, con amenaza de linchamiento, impidieron que periodistas de Santa Cruz, informen, así impusieron la censura y la autocensura.
Ese comportamiento forma una funesta mezcla con las mentiras que propagan los masistas para desinformar y, con frecuencia, para culpar a sus adversarios políticos de lo que hacen ellos.
Los parlamentarios del MAS aprueban leyes que ellos creen que les son política y electoralmente favorables a sus candidatos presidencial y vicepresidencial.
Asimismo, esos parlamentarios demoran más de seis meses la aprobación de la ley que debe autorizar que el 10 por ciento del presupuesto del país se utilice en el servicio de la salud pública. Esa demora, al parecer, pretende desfavorecer a los gobernantes interinos, pero el daño es para la mayoría de los bolivianos.
Los masistas, según indicios suficientes, hicieron explosionar antenas, como prolongación de su política, probablemente como un ensayo de otras acciones que podrían intentar, los masistas y sus amigos, ante su probable derrota electoral.
La otra cara de los masistas, con la que se presentan como defensores del pueblo, no debe confundir a la mayoría de los bolivianos, cuyos derechos legales y legítimos son desconocidos y/o violados por los masistas.
Clases por internet
Las clases virtuales, aprobadas por decreto supremo por los gobernantes, no fueron acordadas entre gobernantes, profesores y padres de familia, y menos con la participación de dirigentes de los estudiantes de La Paz y El Alto, lugares en los que están organizadas esas instancias estudiantiles.
Se supone que la mayoría de padres de familia y profesores carecen de computadoras y de internet. En algunos lugares, especialmente del campo y pueblos indígenas de las tierras bajas, no cuentan con energía eléctrica ni con energía producida en paneles solares.
Programas y temas tampoco han sido considerados por los que tendrían que monitorear —los profesores— el proceso de enseñanza-aprendizaje virtual. Además, al parecer, ha ocurrido lo que confesó el Ministro de Educación: fueron suprimidos los contenidos de la reforma educativa de Morales, la que fue impuesta para adoctrinar a los estudiantes.
Clases por internet se imparten para colegios privados desde la cuarentena, las que son ilegales y sin reglamentación, de acuerdo a padres de familia de esos colegios privados. Por eso mismo, padres de familia de esos colegios privados dicen que no se sienten obligados a pagar por un servicio que no fue contratado, es decir, las clases virtuales.
Padres de familia y profesores del área fiscal. afirman que de las clases virtuales no participan ni participarán muchos estudiantes.
Una encuesta de una comisión de trabajo de Naciones Unidas, en La Paz, informó que menos de la mitad de los estudiantes siguen las clases virtuales y que la mayoría de esos estudiantes aprenden poco o casi nada.
La mayoría de los profesores, según sus organizaciones sindicales, las clases virtuales van rumbo al fracaso.
Los padres de familia reclaman la gratuidad de la educación pública y que las clases virtuales son segregadoras de los estudiantes empobrecidos.
Los gobernantes guardan silencio, a pesar de la huelga de hambre con la que rechazan las clases por internet, exigen dotar de computadoras e internet para todos los estudiantes y profesores, y demandan la renuncia o la destitución del ministro Cárdenas.
Los dueños de colegios privados aprueban la sugerencia del Ministro de Educación: que la rebaja de las pensiones, en esos colegios, sea entre el 6 y el 28 por ciento. Pero no se conoce que haya alguna agrupación de padres de familia que haya conseguido alguna rebaja dentro de los rangos sugeridos por aquel Ministro. Se sabe, sin embargo, que algunos dueños de colegios privados han dicho que aceptan que los padres de familia de esos establecimientos paguen la mitad de las pensiones.
Aunque con demora, tendría que buscarse un acuerdo entre gobernantes, profesores, padres de familia y estudiantes para “salvar” el año lectivo de modo que se respeten y se realicen el derecho al estudio, el derecho al trabajo y se consideren las condiciones socio-económicas resultantes de la crisis económica, consecuencia de la pandemia en Bolivia y en el mundo.
Desde la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, hace medio mes, se imparten clases virtuales. Ése es un ejemplo que al menos se debe conocer, entre los actores de la educación pública de nuestro país.
Otra señal positiva es la aprobación de una ley municipal en Potosí, la que dispone la gratuidad del servicio de internet destinado a las clases virtuales en esa región.
Despido de asalariados
El derecho al trabajo de los asalariados y no asalariados está en riesgo.
Dirigentes sindicales fabriles han informado que 500 dependientes de fábricas de la sede de gobierno han sido despedidos, a pesar de un decreto supremo que prohíbe esos despidos y que crea un fondo al que pueden acceder los empresarios del que recibirían en préstamo un monto de dinero, para pagar salarios, con un tiempo de gracia.
Más aún, una investigación de una organización privada da cuenta de que asalariados, que han sido despedidos de fábricas paceñas, no han recibido sus salarios ni sus beneficios sociales.
Otros trabajadores fabriles no reciben salarios o se les ha rebajado sus ingresos, sin negociación alguna.
Del diario El Deber de Santa Cruz han sido echados 30 trabajadores. Aquel periódico sigue siendo el que más dependientes tiene, incluidos corresponsales en capitales como La Paz, y provincias cruceñas.
En el diario sucrense Correo del Sur, trabajadores de ese medio han sugerido que se les pague menos, en desacuerdo con los contratos de trabajo, para preservar sus empleos.
El único matutino de Oruro, La Patria, dejó de circular durante la cuarentena y como consecuencia, perdieron su ocupación, entre otros, los canillitas o distribuidores de ese impreso.
La asociación de propietarios de radioemisoras, ASBORA, todos los días piden ayuda de los gobernantes para evitar el cierre de esos medios electrónicos, lo que ocasionaría más desocupación entre los trabajadores de los medios de difusión.
Del diario La Razón de La Paz han sido despedidos 157 personas.
Del canal de televisión estatal han sido echados 160 empleados.,
Todos los trabajadores del matutino gubernamental Bolivia (ex-Cambio) han sido despedidos y no se les ha pagado su indemnización.
Ante esos despidos, los gobernantes mantienen silencio, el que para Espinal es lo mismo que mentir.
Sin embargo, los gobernantes interinos quizá creen que sus exdependientes, que trabajaron en la televisora estatal y en el diario gubernamental, definidos como empleados públicos, no tenían derechos a beneficios sociales, sindicalización, antigüedad, entre otros.
Acaso los gobernantes interinos, con los despidos de trabajadores de aquellos medios estatales pretenden ahorrar, a pesar de que sigue la propaganda gubernamental por medios de difusión a los que se paga.
Una opinión es pertinente: ante menos medios de difusión, los derechos a la libertad de pensamiento y a la libertad de expresión se limitan más.
El Plan de reactivación económica y de preservación de los empleos, que hace días aprobaron los gobernantes, es celebrado por sectores empresariales.
Sin embargo, ese plan no se ejecutará mientras los asambleístas del MAS no aprueben, mediante ley, los créditos externos.
Ese Plan contiene mensajes electorales visibles, ante los que es necesario estar atentos. También hay que estar atentos respecto de los avisos sobre los bonos, divulgados por los gobernantes; difusión que tiene miradas electorales.
Con esos avisos propagandísticos, los gobernantes tratan de conseguir votos para la Presidente y candidata. Otras dos medidas tomadas por los gobernantes, indudablemente, están destinadas a fortalecer a los empresarios agroindustriales cruceños. Por tanto, aquéllas son decisiones para reactivar la economía regional y nacional. Asimismo, persiguen apoyo electoral para la Presidenta interina y candidata a reproducir el poder político que, por la vía electoral, asumió inesperadamente.
Voceros oficialistas admiten que ese plan es para aumentar la producción agropecuaria cruceña y para eso se prevé invertir 600 millones de bolivianos. Con ese plan la Presidenta y candidata busca el respaldo electoral de los empresarios cruceños.
El decreto supremo que determina abreviar los trámites para autorizar los cultivos de semillas transgénicas de soya, caña de azúcar, maíz, trigo y algodón, es otra medida inconstitucional que favorece especialmente a los empresarios de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). Con esos cultivos ganarían los agropecuarios y tanto o más los empresarios extranjeros que venden semillas, genéticamente modificadas. para cada siembra.
Según la Fundación Tierra, si se abre paso a la siembra de los transgénicos citados, como no ha ocurrido hasta este momento en el mundo, por primera vez se sembraría trigo transgénico en Bolivia.
Es necesario precisar que el entonces presidente Morales, autorizó los cultivos transgénicos de soya en el oriente boliviano (2014). Asimismo, durante esa administración gubernamental, se cultivaron semillas transgénicas de maíz y algodón, también en aquella región cruceña.
Con el plan destinado a servir a los empresarios agropecuarios cruceños, que propone la Presidenta interina y sus ministros, sería más transnacionalizada aún la economía cruceña y boliviana.
Además. el fortalecimiento de la economía de los agropecuarios cruceños grandes, sucedería en perjuicio de los pequeños y medianos empresarios cruceños y bolivianos.
Elecciones el 6 de septiembre
Sobre la fecha de realización de las elecciones, convocadas para el 6 septiembre. es urgente buscar otro acuerdo para realizarlas en aquella fecha, si se contienen los contagios y si merman los muertos por coronavirus.
Es que no deben realizarse esos comicios si en esa ocasión se advierten riesgos de más contagios y si por ello se advierte que habría ausentismo electoral que ocasionaría un entredicho respecto de las elecciones y éstas generarían un gobierno elegido por menos electores de los inscritos y que votarían muchos más en condiciones distintas a las actuales de la campaña para vencer al coronavirus.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE), por mandato constitucional, debe garantizar el ejercicio del derecho al voto de todos los electores bolivianos.
Otros candidatos
Los candidatos a la Presidencia de Bolivia, de Comunidad Ciudadana (CC), Carlos D. Mesa Gisbert y de Siglo 21 de Tuto Quiroga Ramírez, por omisión, dejan pasar ante sus miradas silenciosas y pasivas, la desatención y la violación de los derechos humanos, según el inventario anterior.
Luis Fernando Camacho, de Creemos. como quien se empeña en aumentar votos sobre todo en Santa Cruz, le sugirió a la Presidenta interina y candidata que pida perdón a Dios por haber promulgado la ley de convocatoria a las elecciones del 6 de septiembre.
Este inventario nos lleva a reafirmar que se desatienden y se violan derechos humanos en este tiempo de la pandemia, de la crisis económica, de las cuestionadas clases virtuales y de la campaña electoral que se la impulsa, a pesar de que algunos niegan que hacen eso porque, supuestamente, sólo se ocupan de la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos.
Igualmente ejercen la política y están en campaña electoral los que protagonizan acciones violentas, mezcladas con mentiras destinadas a desinformar. Otros candidatos recurren a las propagandas silenciosas.
En estas condiciones, nuestro reclamo es irrenunciable: los derechos humanos violados que señalamos en este documento deben ser reparados sin demora.
De sábado a sábado 516
Apurar la unidad revolucionaria antiimperialista
Remberto Cárdenas Morales*
En Bolivia contemporánea y como instrumento de lucha para la revolución liberadora de la gente del pueblo boliviano, urge organizar la unidad revolucionaria antiimperialista (URA), la que buscará ser un frente, antes que un partido político, el que no impedirá la formación simultánea o posterior de un partido político. La URA se empeñará en cumplir el rol de dirección política.
Esta unidad debe constituirse mediante la asimilación crítica y autocrítica de experiencia unitaria del pueblo boliviano.
Se trata del Frente Revolucionario Antiimperialista (FRA), el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), la Unidad Democrática y Popular (UDP), los encuentros y desencuentros de los trabajadores en su lucha contra las dictaduras fascista de Banzer y la dictadura narco-fascista de García Meza-Arce Gómez y la unidad del pueblo que consiguió articular el MAS y el Instrumento por la Soberanía de los Pueblos, los ejemplos de unidad más importantes de los últimos 40 años recorridos en Bolivia, y en este tiempo de la campaña anticoronavirus y en la postpandemia.
La unidad y la lucha que transitaron y transitan los pueblos y países latinoamericanos y caribeños, como la Unidad Popular (UP) de Chile; el Frente para la Liberación Nacional Farabundo Martí (FLNFM), de El Salvador; la unidad del pueblo brasileño, con el Partido de los Trabajadores (PT), como la fuerza dirigente, son otras experiencias de unidad que nos deben ayudar aquí a recorrer el camino unitario que se propone para Bolivia actual.
Del FRA se puede asimilar su amplitud por sus integrantes y aprender de su radicalidad, ideológica y política, entre otros elementos. Este Frente agrupó a todos los partidos y tendencias políticas que resistieron al golpe banzerista, sin exclusiones (1971). Y entre sus integrantes hubo debate intenso, sobre todo entre los exiliados bolivianos en Chile, así como su limitación más visible fue que no pudo dirigir, en Bolivia, la resistencia a la dictadura fascista.
La UPD fue un gigantesco movimiento de masas que agrupó parcialmente a la izquierda, pero que en ejercicio del gobierno aplicó una política contraria al pueblo, a pesar de una declaración programática de tareas nacional-liberadoras que acabaron como discurso frustrado.
El FRI tuvo un discurso radical, enarbolado por otra parte de la izquierda boliviana, propuesta que devino en mera carta de presentación porque componentes de esa alianza acabaron como aliados de los otrora dictadores y/o nacionalistas de la derecha, aliados de los fascistas.
Ante el masismo, que en mucho es antipartido, antifrente, antimovimiento de masas, pero que es ante todo una fuerza electoral que abarca la tercera parte de la población boliviana, debemos anteponer una nueva unidad del pueblo boliviano.
La URA que ahora se propone, jamás debe olvidar que existen partidos y tendencias que se definen y que son: antiimperialistas y revolucionarias, los que deben formar o no la URA,
Una vía de organización de la URA es el de la lucha de todos los días. Sin embargo, ese quehacer unitario comprende a la vez el debate, la elaboración y la difusión conjunta o separada de una teoría y de la práctica de la revolución boliviana, la organización de células y otros organismos, incluida una dirección que debe ser de veras colectiva y que no tiene que consentir caudillos autoritarios o supuestamente democráticos.
Es recomendable que los militantes de la URA compartan una teoría y un método como el marxismo-leninismo, sin excluir ninguna otra teoría y otro método complementario y/o que posean vida propia.
Las ideas revolucionarias y antiimperialistas deben unir a los integrantes de la dirección política, sobre la que se escribe.
La URA debe conquistar y ejercer la dirección política, la que debe conquistar ese rol en el accionar permanente y no tanto porque sus componentes acuerden ese desempeño; acuerdos que también tienen que celebrarse.
La URA debe formarse allí donde haya revolucionarios y antiimperialistas y otros militantes del campo popular.
Para integrar la URA están convocados: además de los marxistas-leninistas (revolucionarios y antiimperialistas), bolivarianos, martianos, castristas, sandinistas, espinalistas, entre otros…
La URA debe ser un frente, es decir, más que una convergencia.
La unidad planteada tiene que compartir un programa que resuma los intereses legítimos de los explotados y de los oprimidos, de la gente del pueblo boliviano.
La URA debe contar con aliados bolivianos y de otros pueblos y países latinoamericanos, caribeños, asiáticos, africanos, de los cinco continentes.
La URA es un frente, al que otras corrientes ideológicas y políticas pueden converger, confluir, coincidir con la URA. Ésta podrá formar a la vez un frente de frentes con carácter eventual o permanente.
Se trata, por tanto, de que la URA, sin perder su esencia estratégica, podrá convenir, con otras corrientes, una unidad táctica y la unidad en la acción, de hecho, sin acuerdo previo.
La URA debe tener en sus filas dirigentes procedentes del pueblo, explotado y oprimido, pero desde su fundación; entre sus aspiraciones debe tener la de convertirse en una organización de masas, mejor dicho, un movimiento de masas de todos los demócratas, progresistas, nacionalistas revolucionarios, antiimperialistas y revolucionarios.
La URA debe tener: organización, ideas, programa (o plataformas específicas), aliados, unidad, militantes y dirigentes, fuerza…
En este periodo de campaña para vencer al coronavirus, la tarea principal es participar de la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos y de los potenciales militantes suyos, sin descuidar las tareas políticas, porque éstas no deben postergarse para atender las que nos impone la defensa de la salud y de la vida de los bolivianos, como una parte de gesta universal contra la pandemia.
A pesar de las limitaciones inevitables de la acción política, dentro de la campaña anticoronavirus, la construcción de la URA no se debe paralizar.
Los militantes reales y potenciales de la URA —la que podría retomar la sigla FRA— ante las próximas elecciones tendrían que impulsar las tareas aquí sugeridas o las que sea necesario asumir.
La URA buscará, realmente, ser dirección política en cada coyuntura, entendida ésta como “el momento de la lucha de clases”, es decir, la URA tiene que ser actora dentro de la “locomotora de la historia” (Marx), que es la lucha de clases, la que existe y transita más allá de la voluntad de las personas.
La lucha política a la que están convocados los militantes reales y los potenciales de la URA, como una de las formas de la lucha de clases, es ineludible e impostergable.