Testimonio de Vida
Varias veces mis compañeros me preguntan cómo hago para estudiar y trabajar. Y les respondo, que todo depende cómo te organices y que también es importante ser responsable.
Marcela Barrios B.
Trabajo desde que estaba en el último curso del colegio, desde mis 17 años.
Trabajé en varios lugares. En un hotel, en la parte gastronómica: con una alcaldía, también en gastronomía. Trabajé en las tiendas Bata y adquirí la experiencia en ventas y, ahora, estoy en una tienda de ropa que está en Ciudad Satélite (El Alto, La Paz)..
En mi primer empleo era ayudante del chef, gracias a que tenía conocimientos en esa área porque en secundaria estudié alimentación en mi colegio Puerto Mejillones. Era una secundaria técnica y egresé como técnica media.
Ese trabajo era eventual. A veces descansaba y luego volvía a trabajar.
Actualmente, trabajo de lunes a sábado en una tienda de ropa y al mismo tiempo estudio en la carrera de Tecnología Aeronáutica, en la Universidad Mayor de San Andrés. Estoy en tercer semestre, de los 10 que tiene esta carrera.
En el futuro quiero ser tripulante de cabina o trabajar en tráfico aéreo. Me gusta mi carrera.
En mi curso somos un total de 20 estudiantes. El 40 por ciento somos mujeres.
Este semestre tomé cinco materias: aerodinámica, dibujo técnico, termodinámica, ciencias materiales e hidráulica.
Estudio por la mañana, desde las 08.00 hasta las 14.00, y trabajo por las tardes, desde las 16.00 hasta las 21.00, en una tienda de ropa en Ciudad Satélite.
Estoy trabajando en ese lugar desde diciembre del año pasado (2017). Estaba buscando trabajo y vi un aviso. Me presenté y como tengo experiencia en ventas, me contrataron. Desde entonces trabajo en la venta de ropa.
Luego del trabajo llego a mi casa a las 22.00, a hacer mis tareas de la universidad, porque no puedo en otros horarios. Me quedo despierta hasta la 01.00 o 02.00.
También trabajo los sábados, pero no los domingos y es cuando aprovecho también para hacer mis trabajos o tareas de la “U” y, claro, también para compartir con mi familia.
Más bien que este semestre no tengo clases los sábados, como ocurrió el semestre pasado.
Decidí trabajar, nuevamente, porque en la universidad se necesita más dinero. Además, si una persona ya es mayor no puede pedir el dinero al papá o a la mamá, debe auto sustentarse. Necesito dinero para la “U”, para los libros, el pasaje mismo y para la comida.
Cuando comencé a trabajar a mis 17 años, mi papá y mi mamá me apoyaron. Me dijeron que era momento que comience a independizarme.
“Me apoyan en mi decisión de trabajar. Me dijeron estás creciendo, ya es momento que te independices o trates de independizarte”.
Vivo en Villa Adela con toda mi familia hace cinco años. Vivo con mi papá, mi mamá y mis cinco hermanos y hermanas. Yo soy la segunda hermana, los demás son menores. Somos tres mujeres y tres varones.
Antes vivíamos en Miraflores en un departamento en alquiler. Ahora estamos bien, vivimos tranquilos. Lo único que me dificulta es la distancia. De mi casa a la universidad tardo, aproximadamente, una hora con 15 minutos y para llegar del trabajo a mi casa es casi igual.
Llego a las 10 de la noche porque, además, la salida no es puntual, siempre hay cosas que hacer.
Al mes, generalmente, saco unos 1.200 bolivianos y a veces un poco más con las comisiones por las ventas que hago. Ese dinero lo divido en tres. Separo para mis ahorros, para mis pasajes y para mis gastos extras.
Quiero conseguir un trabajo más simple, más sencillo. Estoy pensando en ventas. Yo misma podría conseguir y vender mi propia ropa. Quiero emprender ese negocio.
Más adelante quiero terminar mis estudios, mi carrera y postular a una empresa aeronáutica. En mi carrera podría dedicarse a ser piloto, controladora de tráfico éreo, gerente, tripulantes de cabina.Yo estoy entre tripulante de cabina o azafata y controladora de tráfico aéreo, que son quienes trabajan en las torres de control.
Mi hermano mayor estudió hasta cierto grado. Es técnica superior. Luego se ha dedicado más a trabajar. El tiempo no le daba para trabajar y estudiar. Por ello, tuvo que dejar el estudio.
En mi casa no falta el dinero, pero como yo veo que son numerosos los hijos que tienen mi papá y mi mamá, reflexiono y creo que debo ayudar a reducir los gastos. Por eso, decidí trabajar, para cubrir mis gastos.
“Yo digo que si les reduzco el peso (gastos) yo creo que va a ser mejor para ellos”.
Tres de mis hermanos menores están en colegio. Una de mis hermanas ya va entrar a la universidad el semestre siguiente. Ella igual que yo está trabajando, se está independizado. Trabaja como promotora, tiene 19 años.
Mi papá es editor de sonido en una radio y mi mamá es artesana. Ella está en mi casa a veces y a veces no porque va a vender sus artesanías.
Trabajar y estudiar obliga a una persona a ser más responsable, pero por el otro lado, siento que me falta tiempo para estar con mi familia.
Hubo un tiempo que me faltaba convivencia familiar, incluso ya no hablaba con mi papá, ni mi mamá. Llegaba muy cansada a mi casa y directo a mi habitación. Al día siguiente salía temprano y no hablaba mucho con ellos. Ni con mis hermanos y hermanas. Pero ahora aprovechamos los fines de semana para estar juntos y conversar. Es importante.Todos nos quedamos en casa, nadie sale.
“Trato de hablar con ellos porque es importante. Porque te sientes sola en la vida, luchando y vas cayendo, vas bajando. Una se desanima. Necesitas sí o sí a la familia”.
Varias veces mis compañeros me preguntan cómo hago para estudiar y trabajar. Y les respondo, que todo depende cómo te organices y que también es importante ser responsable, sobre todo si una persona quiere triunfar en la vida.
Vida de futura comunicadora Aida
Me gusta escribir: quiero ser periodista. Recuerdo que desde que tenía 7 años acompañaba y ayudaba a mi mamá en la venta de verduras por mayor.
Marcela Barrios B.
Tengo 19 años. Estudio la Carrera de Ciencias de la Comunicación Social en la Universidad Mayor de San Andrés y trabajo, más bien “ayudo” a mi hermana a atender un restaurante que funciona en mi casa, en Villa Adela, en la ciudad de El Alto.
Tres o cuatro noches a la semana “ayudo” a mi hermana en la atención del restaurante que tiene. No le llamaría trabajo, sino más bien ayuda. Mi hermana mayor me reconoce algo. Le ayudo a servir y atender a los clientes.
Apenas salgo de la universidad me voy a mi casa para ayudar. Salgo a las 13.30 y llego a mi casa a las 15.00. Siempre tardo una hora y media para llegar. Ayudo en el restaurante desde las 18.00 o 19.00, dependiendo de la cantidad de tareas que tenga, hasta las 23.00.
Los sábados y domingos ayudo todo el día. En el restaurante se vende de todo. Platos de noche y platos extras.
“Mi hermana a veces me regla para mis pasajes, para venir a la universidad. Los fines de semana si me reconoce Bs50 por día”.
Es un poco complicado, no es fácil sacarse tiempo.
No podría decir si lo que me paga está bien o no. “No podría decir si es bueno o no el salario. Es así”.
Tengo otros dos hermanos mayores. Ellos trabajan como choferes en el transporte de carga nacional e internacional y me ayudan porque el trasladarse desde El Alto hasta La Paz es costoso.
Desde que era niña ayudo a mi mamá y papá. Desde que tenía 7 años salía con mi mamá a vender verduras.
Mi mama trabajaba en el negocio de las verduras y es complicado porque se tiene que trabajar desde muy temprano hasta tarde. Yo siempre estaba con mi mamá, pero siempre me daba tiempo para ir a clases y hacer mis tareas.
Estaba en el colegio La Paz, en la mañana en primaria y en la tarde en secundaria. Es un colegio que está en El Alto, en Villa Adela.
Yo veía que ese trabajo era muy complicado. Porque el tiempo que se invertía era mucho, el esfuerzo que se invertía era mucho. Mi mamá se dedicaba a vender verduras al “mayoreo”. Tenía que pasar cargas de verduras, cobrar y revisar los billetes, también revisar el producto, porque las señoras reclaman cuando no está en buen estado.
Trabajábamos desde las cinco de la mañana hasta las 20.00 o 21.00 de la noche, todos los días, sobre todo cuando yo le ayudaba en vacaciones y feriados.
Mi mamá tiene más de 50 años y ya no trabaja en ese negocio. Dejó esa labor hace cinco años y en ese tiempo se dedicó avender verduras en ferias, pero hace dos años, también dejó ese trabajo.
Hoy, mi mamá está en mi casa. “Es ama de casa” y ese trabajo es también laborioso porque se debe ordenar la casa, cocinar, lavar, mandar a los niños al colegio y todas esas cosas de las labores domésticas.
Tengo dos hermanos menores, a ellos mi mamá les debe llevar a la escuela. También tengo tres hermanos y una hermana mayores, yo soy la del medio.
Mi papá también dejó de trabajar porque es una persona mayor, además tiene problemas…por eso ha dejado (de trabajar). Mi papá tiene problemas con el alcohol….y ese es un tema serio, complicado, necesita ayuda.
Le hemos tratado de ayudar. Intentamos llevarlo a alcohólicos anónimos, pero él no quiere.
“No puedes llevarle, a una persona que no quiere, a alcohólicos anónimos. … A nosotros nos afecta…”.
Dos de mis hermanos comenzaron a trabajar con mi papá, en el negocio del transporte y, actualmente, continúan en esa actividad y son ellos quienes mantienen a mi familia.
Antes, cuando mi mamá trabajaba, las cosas eran mejor porque ella aportaba para los gastos de la casa, pero cuando dejó de trabajar, la situación se complicó sobre todo porque había que pagar el crédito que mi papá y mi mamá sacaron para comprar el camión con el que trabajaba y el capital para el negocio mayorista de las verduras.
Actualmente, la situación económica mejoró y estamos más tranquilos y tranquilas.
Ingrese a la universidad porque aprobé los prefacultativos en 2016.
Decidí estudiar comunicación social porque desde que estaba en secundaria me interesó. En esa época mi hermano estaba ingresando a esta carrera y llevaba varios folletos a mi casa. Pero tiempo después él dejó la carrera, se juntó con su actual pareja y se fueron a vivir a la frontera. Allí, junto a su esposa, tienen un negocio. Son librecambistas.
Mi hermana mayor también estaba en la universidad, pero dejó su carrera porque decidió formar su hogar. Ella también tuvo problemas con el alcohol en la universidad. Es la que ahora tiene su restaurante y a quien ayudo.
La universidad es un centro donde hay diferentes tipos de personas, con diferentes intereses, pero a muchas de ellas sólo les interesa irse de “parranda”. Entiendo que quieran divertirse, pero lo hacen de manera exagerada.
También hay personas que quieren socializar y organizar reuniones, y eso es tal vez lo que le pasó a mi hermana, encontró malas amistades.
“Y eso es lo que tal vez le ha pasado a mi hermana, ha encontrado malas amistades y ha dejado la universidad. Después ha conocido a una pareja y se ha casado, ha tenido hijos. Pero actualmente está más estable”.
Después de enfrentar tiempos difíciles como familia, y yo como persona, creo no debemos dar mucha importancia al dinero, sino que tenemos que tratar de vivir felices, tranquilos y sin afectar la vida de las demás personas.
Yo quiero aprovechar lo máximo la universidad. Es interesante y me gusta porque la universidad te abre un sinfin de oportunidades.
Mi papá, mi mamá, hermanos y hermana no expandieron sus horizontes y se quedaron haciendo lo mismo. Pero yo quiero escribir, ser periodista y trabajar redactando noticias.
Quiero decirles a las mujeres o chicas que como yo están estudiando y trabajando, que no pierdan las ganas conocer más y seguir adelante, a pesar de las situaciones o problemas que se les presente.
Estudiar y trabajar demanda mucho esfuerzo. Cuando estudié Derecho tuve incluso que ir a clases con mi hija en brazos.
Marcela Barrios B.
Estudiar y trabajar es sacrificado. Cuando estudiaba la carrera de derecho, hace unos 14 años, trabajaba en una notaría de fe pública y tenía que llevar a mi hija a mis clases porque no tenía con quién dejarla y tenía que darle su leche. En ese entonces, ella tenía tres meses de nacida.
Más bien había docentes flexibles que permitían que esté en clases con mi hijita. Recuerdo que pasaba clases de derecho administrativo, derecho penal, procesal penal y otras materias de la carrera de derecho.
Esa no fue la única dificultad que enfrenté. Días después de dar a luz volví al trabajo, porque no me cumplieron con la baja por embarazo, o sea, los 90 días de baja, 45 días antes y 45 días después del nacimiento de mi hija.
Este esfuerzo provocó problemas en mi salud. Un día estaba tan agotada y estresada que estuve a punto de hacer caer a mi hija en la calle. Tuve que detenerme y sentarme en una grada. Llamé a mi hermana para que me ayudara. Ese día salía de clases y estaba volviendo al trabajo. Estaba a dos cuadras de la notaría donde trabajaba.
“(Después de dar a luz), una no tiene fuerzas para agarrar una cartera. Como era primeriza no podía, entonces en la calle casi suelto a mi hija. No podía dar un paso. Agarrada de mi hija, mi cartera, mis cuadernos”.
Hoy mi hija ya tiene 14 años.
En la Facultad de Derecho más bien había horarios de trabajo para ir a clases. Pero para estudiar había que sacrificar el almuerzo y los horarios de descanso.
Al medio día tenía que ir a clases y luego volver a mi trabajo. Por la noche era igual, del trabajo a clases, de 18.30 a 21.30 y luego de clases a mi casa.
Trabajar y estudiar en la universidad es sacrificado.
Superé esa etapa y hoy creo que todo ese esfuerzo valió la pena porque aporté al sustento de mis hijos y de mi familia.
Tengo 40 años, soy abogada y trabajo en una institución pública. Y me preparo para ir a clases en la carrera de Lingüística. La segunda carrera que me propongo estudiar.
Vivo en la zona Huayna Potosí, en la ciudad de El Alto. Vivir lejos implica que me tengo que levantar más temprano, pero para quien le gusta estudiar cualquier sacrificio es bueno.
Tendré clases a las 07.00, por lo que tendré que salir de mi casa a las seis de la mañana porque debo ir hasta el Monobloc Central.
Entonces, deberé levantarme por lo menos a las 05.00 de la mañana para dejar el almuerzo cocinado. Cuando una está en esta situación tiene que saber cocinar en menos de una hora (risas), porque sí o sí tiene que salir la comida.
Dejo cocinado una semana y la siguiente dejo a mis hijos dinero para que se compren almuerzo. Así alterno, tampoco me voy a sacrificar tanto.
Mis hijos en la mañana también irán a clases. Mi marido les dará su desayuno antes ir al trabajo. Ya de regreso del colegio, por la tarde, se quedarán con mi mamá, más bien que me ayuda en ese aspecto.
Luego mi esposo llegará por la noche. Claro, más temprano que yo.
Yo soy la última en llegar a casa.
Trabajo de lunes a viernes ejerciendo mi primera profesión, como abogada en una institución pública. Mi salario es igual al de otros compañeros abogados y en cumplimiento de las normas administrativas. No escuché que exista diferencia salarial de las mujeres y hombres.
Lo que sí he visto (es) que en algunas instituciones (…) hay varios extranjeros trabajando. Y yo digo dónde están nuestros ciudadanos, nuestros profesionales, jóvenes o aquellas personas con capacidad. ¿Dónde están?.
Todos somos bolivianos, bolivianas y deberíamos tener trabajo para que se respeten nuestros derechos y nosotros cumplir nuestros deberes de cubrir los gastos de nuestras familias.
He escuchado, alguna vez, que no solamente se debe estudiar y ser empleados. También nosotros podemos ser empresarios y no solamente empleados. Esa es mi meta. Estudiar para tener mayor conocimiento para ayudar a los demás, para crear trabajo.
Quiero decir a las mujeres que cada camino que elijan es decisión de cada una y que nadie puede obligarles a hacer algo que no quieren.
Y si tomaron la decisión de estudiar que concluyan su carrera.
Y si luego quieren formar una familia, como madres pueden aportar, pero no depender del salario del marido porque para eso estudiaron.
¡¡Mujeres!!, ustedes pueden ser profesionales, entradoras, o tal vez protagonistas de un emprendimiento mayor y creando empresas.
Agente de Andén:
“Me lleno de emoción saber que sería parte de un proyecto nuevo”
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Estudié administración de empresas y luego de egresar conseguí un trabajo en una empresa de seguros. Al mismo tiempo estudié para mi examen de grado.
Marcela Barrios B.
Soy titulada de la Carrera de Administración de Empresas de la Universidad Mayor de San Andrés y hace más de un año estoy trabajando en una empresa de seguros. Mi nombre es Narda y tengo 26 años.
Egresé en 2016 y conseguí trabajo en noviembre de ese mismo año. Al mismo tiempo decidí prepararme para mi examen de grado y así obtener mi título universitario.
Postulé para mi examen de grado en mayo de 2017 y lo presenté en julio. No pude presentarme antes porque debía preparar toda mi documentación.
La presión era fuerte, incluso en mi trabajo sabían que me estaba preparando para mi examen de grado, por lo que fallar habría sido muy frustrante. Todos estaban pendientes.
En mi casa, mi familia también estaba preocupada aunque no lo decían para no hacerme sentir aún más presionada.
Y gracias a Dios y al esfuerzo, a la primera aprobé. Valió la pena.
Nunca antes había trabajado, no tenía experiencia laboral. Por lo que este empleo, en esta empresa de seguros es mi primer trabajo.
Recuerdo que recién egresada, junto a una amiga, comenzamos a buscar trabajo en los periódicos y en noviembre de 2016 apareció una solicitud para esta empresa de seguros. Preparé mi documentación y envié mi solicitud.
Días después me llamaron y fui a la entrevista. La actitud y las ganas de hacer bien las cosas pesaron mucho y así empecé a trabajar.
Yo sé que no es fácil encontrar trabajo, sobre todo cuando una no tiene mucha experiencia o nada de experiencia laboral.
Al comenzar a trabajar me di cuenta (de) que todo era nuevo para mí y yo trataba de cumplir con mis responsabilidades lo mejor posible.
También me percaté que estaba en una gradita “súper” baja en este proceso de aprender a caminar en el mundo laboral. A veces pensamos que cuando somos egresadas y egresados conseguiremos trabajo, rápidamente, pero no es así.
Se debe empezar desde abajo y poco a poco conocer todos los aspectos del trabajo.
Las responsabilidades que una persona tiene, también implicam quedarte fuera del horario, aunque ello signifique no poder estudiar una especialización o maestría.
Comencé a trabajar porque ya no quería seguir extendiendo la mano para pedir dinero para comer o para mis cosas y porque el apoyo se estaba acabando por cambios que ocurrieron en mi familia. Yo debía trabajar para apoyarlos y para ayudarme a mí misma.
Si mi familia hubiera podido, me seguirían apoyando económicamente. Fue mi decisión comenzar a trabajar y presentarme al examen de grado. Fue mi decisión arriesgarme a cambiar mi vida y me dije: “que sea lo que Dios quiera. Él es quien está poniendo esta puerta y abriendo esta posibilidad y este nuevo camino. No sé cómo es trabajar, pero lo voy a hacer”.
Empezar una nueva responsabilidad en el área profesional y desde abajo es motivador. Yo estaba emocionada y a medida que el tiempo pasaba me sentía más motivada porque puedo crecer y superarme. Las y los seres humanos cada día tienen que crecer como persona y profesionalmente.
Una persona tiene que proyectarse donde quiere estar de aquí a tres meses, de aquí a tres años. Entonces, tenemos que aprovechar el tiempo para lograr lo que una quiere.
Trabajar y estudiar significa dejar de lado varias actividades, como ir al cine o de paseo con los amigos, pero vale la pena cuando se logran las metas.
Trabajo en atención al cliente y a veces me quedo hasta las 19.00 o hasta las 19.30, a pesar (de) que la salida es a las 18.30. Estos horarios me impiden continuar estudiando.
Gano más del mínimo nacional y apoyo con lo que puedo a mi familia en la medida de mis posibilidades. Pago lo que me corresponde, que son las facturas de la luz y del agua potable.
Yo quisiera estudiar una maestría en mi área, pero también emprender un propio negocio, siempre velando y aportando en favor de las otras personas, generando empleo y cuidando el medio ambiente.
Vivo con mi tía y hermano en La Paz. Mi papá no vive con nosotros, está en otro lado, mi mamá falleció hace siete años.