Drina Ergueta*
Martes, 17 de junio de 2014
Cuando un jovencísimo representante de los estudiantes del Colegio Nacional Simón Bolívar dice muy suelto de cuerpo, y seguramente hasta orgulloso de su cargo, de ser entrevistado y de la frase que lanza, que el ingreso de una mujer como estudiante sería "un desprestigio” para ese centro educativo "tradicionalmente” masculino, seguramente no es consciente de que muestra una imagen de ignorancia y barbarismo que le desprestigia a él y al colegio que dice defender.
Los medios han reflejado el debate suscitado en el interior de este conocido colegio estatal paceño y, si bien durante los días en que se difundió la evolución del hecho dieron espacio a variadas voces, la respuesta a los argumentos machistas y retrógrados, ¿porque no hay duda de que lo son, verdad?, no han sido siempre contundentes.
En los medios se ha conocido especialmente la opinión de estudiantes, padres y madres de familia que se posicionaron en contra de que la alumna forme parte del estudiantado exclusivamente masculino. Los dos principales argumentos esgrimidos son que se rompía una tradición y que se desprestigiaba el colegio.
El dirigente estudiantil del colegio Bolívar habló del desprestigio; varios padres y madres se pronunciaron con inquietud por los peligros de una mujer entre sus hijos; otro estudiante, esta vez dirigente del colegio Díaz Villamil (también de varones), rechazó la ruptura de la tradición; se entrevistó a la muchacha y se difundieron acusaciones vejatorias contra ella; el director del colegio dijo que le permitía ingresar por temor a la Ley 045, Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación…
Una intervención inicial de la Defensoría del Pueblo de La Paz habló de investigar por qué la dirección del colegio Bolívar permitió el ingreso de la adolescente, "exponiéndola al acoso escolar”…, intervención que provoca dolor de cabeza, ya que es como decir que quien se pone minifalda incita a que la violen. Luego esta entidad emitió un comunicado en el que habla de actitudes y conductas machistas ilegales.
Las autoridades de Educación afirmaron que los establecimientos educativos son una muestra de la situación de la sociedad, donde "todavía hay ciertos espacios machistas”, que se debe trabajar con ello y que será un proceso largo.
Toda esta información se fue difundiendo durante varios días. El conflicto acabó cuando finalmente en asamblea de padres y madres de los estudiantes del Bolívar se aprobó por unanimidad que allí puedan escolarizarse también mujeres, si quieren, a partir del próximo año.
Unanimidad. Las personas contrarias no eran tantas, pero la noticia es el vaso medio vacío.
Cuando se escucha una frase o idea malsonante y se la repite y repite, pese a llevar ese tono, tiene capacidad de penetración en la estructura simbólica mental de quien la escucha y de quedar grabada muy profundo en nuestra psique. Es por eso que si un medio considera que no puede evitar difundirla, debe acompañarla de inmediato, no al día siguiente, de elementos que permitan reflexionar sobre dicha frase, cuestionarla y rechazarla.
Que se diga que una mujer por ser mujer desprestigia un lugar al que ingresa es una frase y una idea muy fuerte, tiene connotaciones discriminatorias, ofensivas, humillantes y violentas muy altas. No se puede permitir, no se debe difundir sin señalar que ése es su trasfondo.
De igual forma, las tradiciones que atentan contra la igualdad se deben cambiar urgentemente. La esclavitud también se podría justificar por la tradición.
La objetividad periodística en lo que toca a la violencia de género, al machismo discriminador, no significa no estar ni a favor ni en contra, no hay una posición intermedia entre el machismo y el feminismo. La sociedad es machista y los medios lo reflejan, la imparcialidad está en una prensa con visión de género porque, en términos simples, busca la igualdad.
*Es periodista.