cabecera aqui blog

Contando muertos

Contando muertos

Alfonso Gumucio Dagrón*

sábado, 2 de mayo de 2020 · 00:11

Estoy convencido de que la estadística es una de las ciencias menos exactas. Está hecha de caucho: puede doblarse en todos los sentidos. 

He seguido con un estrés que no me atrevo a ocultar, la evolución de la pandemia de coronavirus a través de todos los canales de información documental y estadística que he podido encontrar. Al principio tuve un comportamiento obsesivo: cada hora revisaba el incremento de casos y fatalidades en el mundo. Además guardé cada día los cuadros estadísticos de Worldometers (lo que más se aproxima a cifras creíbles), para comparar la pandemia en países con mayor y menor población, y sobre todo con políticas públicas diferentes.

A lo largo de dos meses me quedó claro que los países cuyos dirigentes se rieron de la pandemia calificándola como una “gripita” (Bolsonaro, López Obrador, Trump, Boris Johnson, etc.) fueron los que en pocas semanas mostraron las más graves consecuencias. Por fortuna los servicios de salud y la población de esos países no hizo caso a sus irresponsables mandatarios. 

Es obvio que no tiene sentido comparar cifras absolutas, sino cifras relativas a la población y al periodo de incubación del virus. En cifras relativas, nos sorprendería saber que los Estados con más contagios con relación a su población son los más pequeños: San Marino, El Vaticano, Andorra, o Islandia. En cifras relativas de fallecidos, los mismos países aparecían en lo alto de la lista, pero ahora Italia, Reino Unido y España les pisan los talones. 

Pero las estadísticas son mentirosas. En países de reducida población es más fácil registrar los casos y llevar una estadística completa. Algo que hemos aprendido es que los países con mayor población solo han reportado casos “confirmados” de muertes hospitalarias. Es decir: no entran en la estadística miles que mueren en su casa de enfermedades pulmonares o cardiacas atribuibles al COVID-19, pero no tomadas en cuenta porque no fueron confirmadas por pruebas virales. 

Los Estados que más pruebas de COVID-19 han realizado con relación a su población, son las Islas Faroe, los Emiratos Árabes, Gibraltar, Islandia, San Marino, Estonia, Brunei, Malta… Y entre los de mayor población: Italia, Alemania y España, con más de 30 mil pruebas por millón de habitantes. Bolivia figura en la lista de la vergüenza: solo ha realizado 496 pruebas por millón, y está por debajo de todos los demás países de América del Sur, incluso debajo de Suriname y Guyana. 

Ecuador es un ejemplo escandaloso, porque el país reconoce oficialmente solo 1.063 muertes, pero en dos semanas de abril fallecieron 6.700 mil solo en la provincia de Guayas, víctimas de “enfermedades respiratorias” que el gobierno no quiso sumar a las cifras oficiales de fallecidos por COVID-19. Los cadáveres se acumulaban en calles de Guayaquil, pero no en las estadísticas oficiales. 

Para poner al desnudo las trampas estadísticas detrás de las que se escudan los gobiernos, la Red de Epidemiólogos EuroMOMO, así como los prestigiosos New York Times y The Economist, están midiendo el “exceso de muertes”, es decir: comparando el número de muertes totales de un país en el periodo del coronavirus, con las muertes totales de años anteriores. El resultado es escalofriante, porque el incremento en algunos países llega a 350%. 

Desde marzo hay informes de especialistas en cuidados intensivos y autopsias que indican que la neumonía —tratada con respiradores mecánicos— no es la única causa de muerte, sino múltiples microtrombosis letales para cualquier órgano, no solo para los pulmones. Contrariamente a las directivas todavía vigentes, se pueden tratar muchos casos con anticoagulantes y antiinflamatorios.

Una lectura “de comprensión” de las estadísticas, demuestra que no hay solo un indicador válido, pero las pruebas de COVID-19 son fundamentales. No resulta extraño que los países que figuraban con más casos y una tasa mayor de mortalidad, fueran aquellos que realizaron más pruebas de COVID-19. Los otros, simplemente escondieron en el closet a los muertos, colocándoles etiquetas tramposas: “enfermedad pulmonar”, “embolia”, “trombosis múltiple”, “infarto”, y otras. De pronto, a todos se les ocurrió morirse al mismo tiempo. Bochornoso.

@AlfonsoGumucio 

*Escritor y cineasta 

(Publicado en el diario Página Siete de La Paz, Bolivia)

Yo no soy un hombre, soy el pueblo: Jorge Eliécer Gaitán

En Colombia asesinan a líder del pueblo el 9 de abril de 1948

Yo no soy un hombre, soy el pueblo: Jorge Eliécer Gaitán

Yuri Aguilar Dávalos

30 abril 2020

Corría el año 1948 y se vivía mucha violencia en Colombia; solo faltaba un año para nuevas elecciones, en las que Jorge Eliécer Gaitán, el liberal radical, era el favorito.

Este líder —hábil abogado, fogoso orador, defensor de humildes y cautivante en sus promesas— apasionó a multitudes, pero al mismo tiempo se convirtió en un riesgo para el statu quo, un riesgo para la oligarquía gobernante, tanto liberal como conservadora, pues Gaitán que arrastraba a multitudes, sobre todo a los desposeídos, era un peligro para sus intereses. Su planteamiento lo resumía él mismo en un concepto: la restauración moral y democrática de la república.

El 7 de febrero de ese año Gaitán convocó a la Marcha del silencio, en protesta a la escalada de violencia que se intensificó desde agosto del 46 con la asunción de Mariano Ospina Pérez del Partido Conservador a la Presidencia. Se dice que esa marcha y concentración reunió a 100 mil personas en una Bogotá que entonces tenía 400 mil habitantes. Ningún grito, ninguna arenga, solo banderas negras en señal de luto por los cientos de víctimas fueron las consignas que primaron en esa movilización.

El único orador de esa concentración fue Gaitán, quien, en una parte de su discurso, dirigido al entonces Presidente de Colombia, y como una especie de premonición a su pronta inmolación que llegaría en dos meses más, dijo: Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este suelo sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia...."

Las elecciones presidenciales para el año siguiente aseguraban la victoria de Gaitán, quien estaba convencido de que el pueblo lo elegiría. Yo no soy un hombre soy un pueblo, y el pueblo es mayor que sus dirigentes, decía retando a sus mismos correligionarios del Partido Liberal. El Gaitanismo era el ala radical del Partido Liberal, conformado por los desposeídos que aspiraban llegar al poder detrás de su líder.

Aunque Gaitán ofreció su vida para que haya paz, en el fondo no concibió que alguien fuera capaz de atentar contra su integridad. Tanta era su confianza en sí mismo que nunca aceptó tener guardaespaldas que lo protegiera. Ninguna mano del pueblo se levantará contra mí y la oligarquía no me mata, porque sabe que si lo hace el país se vuelca y las aguas demorarán cincuenta años en regresar a su nivel normal, afirmó en uno de sus discursos

El 9 de abril de ese mismo año Gaitán es asesinado al mediodía, al salir de su oficina. En el lugar es atrapado el supuesto asesino, pero hay testimonios que fue otro el asesino y que ese infeliz, un desocupado con trastornos mentales, que fue linchado por la turba enfurecida y abandonado en las puertas del Palacio de Gobierno, fue un chivo expiatorio, una víctima más de un complot nunca develado.

Inmediatamente el grito ¡Mataron a Gaitán! se regó por toda Bogotá y el pueblo indignado salió a las calles, al que se unió una parte de la Policía, la que entregó armas a los manifestantes; los insurrectos identificaron al partido gobernante, el Partido Conservador, como el autor del crimen.

La convulsión social desencadenó en el asalto a locales comerciales, a ferreterías para “apropiarse” de cualquier instrumento que sirviera de arma contundente; se quemaron edificios donde funcionaban entidades públicas, pero también inmuebles privados; pero, la furia del pueblo fue también aprovechada por el hampa.

Este fatal episodio conocido como el Bogotazo, dejó muchas víctimas mortales, cifra que nunca se pudo procesar, la que osciló entre 500, según la versión gubernamental, hasta 3 mil según otros recuentos.

A partir de entonces aparecieron las guerrillas campesinas liberales, las que luego conformarían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), hoy convertida en partido político tras un acuerdo de paz y desarme, aunque algunas fracciones disidentes continúan levantadas en armas, pero con poca o ninguna legitimidad por sus relaciones oscuras con el crimen organizado. Pero no solo esa disidencia está inmersa en la violencia de hoy, sino también otros grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional o el Ejército Popular de Liberación, asimismo grupos delincuenciales herederos del paramilitarismo que en décadas anteriores tuvieron vínculos con la fuerza pública y con políticos que llegaron al poder.

Hoy, en tiempos de emergencia de la pandemia por el Covid-19, la violencia no se ha paralizado. La pugna de estos grupos armados por copar las rutas del narcotráfico y/ controlar zonas de sembradíos de la hoja de coca está descargando la violencia contra los líderes sociales, contra defensores de su pequeño terruño o contra defensores de los derechos humanos, los que son dirigentes de consejos comunitarios, juntas de acción comunal o de cabildos indígenas, quienes son acusados por estos grupos delincuenciales de dar información a su enemigo, por lo que se convierten en objetivo militar al que hay que eliminar[1].

Dos organizaciones de defensa de los derechos humanos apuntan que en el primer trimestre de este año hubo entre 60 y 70 asesinatos de líderes sociales[2]. Recién nomás, el 27 de abril pasado, en el Cauca, zona cocalera, un líder social y tres familiares fueron asesinados (la esposa, la hija y la nieta)[3].

Hasta 2017, el gobierno de Juan Manuel Santos reveló que en los más de 50 años de conflicto hubo 983.033 homicidios, 165.927 desapariciones forzadas, 10.237 torturas, 34.814 secuestros y 7.134.646 personas fueron víctimas de desplazamiento de sus lugares de origen[4].

El nombre de Gaitán sigue siendo utilizado por grupos de izquierda y de derecha por la convocatoria que tiene, y en su nombre se cometen crímenes con los que el líder jamás estaría de acuerdo. Desgraciadamente Gaitán sacrificó su vida, pero ese sacrificio no acabó con la intranquilidad y la violencia imperante, sino más la acentuó, la que sigue hasta hoy.

El pensamiento de Gaitán es poco conocido por la población, porque en el sistema escolar no forma parte del currículo; más bien los gobernantes tratan sistemáticamente de olvidarlo. Una de sus aspiraciones sigue pendiente hasta hoy: Cercano está el momento en que veremos si el pueblo manda, si el pueblo ordena, si el pueblo es el pueblo y no una multitud anónima de siervos.

 


[1] https://www.hrw.org/es/world-report/2020/country-chapters/337323

[2] https://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/cifras-de-lideres-sociales-y-desmovilizados-de-farc-asesinados-en-2020-segun-indepez-480144 y https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/los-rostros-y-luchas-de-los-lideres-sociales-asesinados-en-lo-corrido-del-2020-articulo-913792

[3] https://www.semana.com/nacion/articulo/en-mercaderes-cauca-asesinan-a-lider-social-y-a-su-familia/667049

[4] https://www.telesurtv.net/news/colombia-conflicto-armado-victimas-reporte-20190408-0002.html

¿Así que más soya transgénica?

¿Así que más soya transgénica?

Rafael Puente*

viernes, 24 de abril de 2020

Hace mucho tiempo que se sabe que  el cultivo de productos transgénicos resulta más rentable (se ahorra tareas de desyerbe, se puede esperar una cosecha más abundante) a costa de la salud de los consumidores y a pesar los graves inconvenientes que plantea (desgaste más acelerado de los terrenos de cultivo, las semillas de los productos transgénicos no sirven), pero desde el punto de vista especulativo resulta mayor negocio (para los terratenientes, por supuesto, no para el productor campesino).

Sin embargo, en nuestro país la producción agrícola ha estado hace mucho tiempo en manos de los grandes terratenientes, a quienes lo que interesa es el negocio. Para ellos la Madre Tierra no es madre, es un objeto de compra y venta, y como cuentan con el apoyo de todos los gobiernos (incluidos el segundo y el tercer gobierno de Evo Morales), no les importa que las tierras se agoten rápido, porque siempre consiguen autorización para desmontar nuevas tierras vírgenes y seguir con el negocio.

Desde luego en nuestro país no es la soya el único producto transgénico (ahí está también el algodón, por ejemplo), pero es el más apetecido (por la importancia del mercado internacional). 

Los sucesivos gobiernos fueron cada vez más blandos y permisivos respecto de la soya transgénica; incluso Evo Morales, en los positivos años de su primer gobierno en que sorprendió al mundo con la afirmación de que “los derechos de la Madre Tierra son más importantes que los Derechos Humanos”, no estuvo a la altura de sus propias ideas, y nuestros empresarios soyeros (como parte importante de la poderosa CAO) estuvieron siempre dañando a la naturaleza. A esta ansia de negocios a costa de la Madre Tierra se suman los incendios de bosques naturales para contar con más tierras para cultivo, atrocidad que fue sostenida por sucesivos gobiernos (incluyendo los de Evo, con el escalofriante incendio de la Chiquitania), pero ahora hemos llegado al tope con las nuevas normas favorables a ese tipo de cultivo. Y del actual gobierno, por muy provisional que sea, cabía esperar un mínimo de respeto a la naturaleza.

Además, la soya transgénica no es saludable para el organismo de sus consumidores, y somos la mayoría de la población quienes consumimos soya casi cotidianamente, ya sea en forma de harina, de fideos, de leche; y por tanto quienes nos estamos condenando a pagar con nuestra salud el negocio de los empresarios soyeros.

Por supuesto no es ése el único daño que hacemos a nuestra salud —más amenazada que nunca con la pandemia del coronavirus— pero es probablemente el más extendido y el más relacionado con los intereses de las oligarquías del Oriente y las empresas transnacionales. Ya es tiempo de que el actual Gobierno, que por las circunstancias internacionales está resultando menos transitorio (y por tanto más cargado de responsabilidades), asuma posiciones coherentes con los intereses del país (y con los derechos de la Madre Tierra) y frene los afanes sectoriales que van en contra de la naturaleza. ¿No está de acuerdo, señora presidenta Jeanine Añez? ¿No considera que su mandato tiene que defender los intereses de la mayoría de la población y no sólo los intereses de las oligarquías del Oriente?

 Una medida inolvidable de su parte sería la promulgación de un decreto que —respaldado por la Constitución vigente— vaya a defender a la Madre Tierra y a la gran masa de consumidores que nos vemos cada vez más amenazada nuestra salud por la interminable deforestación, por el innecesario y criminal “chaqueo” consistente en la quema de bosques y por el cultivo de transgénicos. Incluso es a partir de ahí que podría tener sentido su campaña electoral… ¿No lo cree así?

 
*Es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.

Exhibición en BTV de entregas y donación de Áñez durante la crisis Covid-19 de Áñez costó al Estado al menos Bs.308.600 en poco más de 2 días

Exhibición en BTV de entregas y donación de Áñez durante la crisis Covid-19 de Áñez costó al Estado al menos Bs.308.600 en poco más de 2 días

Promoción en BTV de donación de salarios de Añez y sus ministros (Bs. 250.000) tuvo siquiera un costo de Bs 31.400 en poco más de 24 horas antes de que se suspendiera abruptamente esa difusión

Ricardo Aguilar A.

La Paz, 28 de abril de 2020

La exhibición de entregas varias del 23 y 24 de abril de 2020, más la promoción de la donación salarial de la candidata Áñez y sus ministros en Bolivia TV (BTV), en un lapso de menos de 2 días y medio, en medio de la crisis por el Covid-19, costó al Estado siquiera Bs.308.600.

La promoción de entregas de alimentos e implementos médicos como de bioseguridad en el canal estatal, realizadas por parte de autoridades del oficialismo y sus aliados, durante el 23 y 24 abril costó, al menos Bs.277.200, a razón de Bs.138.600 por día.

Así mismo, la exhibición televisada en BTV de la donación parcial de su salario, como de sus ministros, en favor de las víctimas del Covid-19, que anunció la presidenta Jeanine Áñez el martes 21 de abril, costó al Estado Bs 31.400 durante un día y tres horas (la promoción de ese acto se interrumpió abruptamente, posiblemente por las críticas). Se conoce, por la conferencia de prensa del ministro de la Presidencia Yerko Núñez que la cifra mensual de la donación sería de Bs.250.000.

Estimación del gasto de transmisión de BTV

La pregunta es. ¿de dónde salen estas cifras? Se trata de estimaciones.

La base para el cálculo son las tarifas vigentes en moneda nacional que BTV tiene actualmente aprobadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para spots de campaña.

(Para consultar el tarifario completo de medios aprobado por el TSE en diciembre de 2018, para las elecciones de 2019, de click aquí:

https://drive.google.com/open?id=1PBmBuHJEVw5jiqb8fIo-6j9K8jju6PHt)

Tarifario BTV 2020

El criterio de equivalencia de costo intenta empujar el precio por segundo de transmisión lo más abajo posible para evitar cualquier susceptibilidad de haber hecho crecer las cifras, con mala fe.

En horario Premium un segundo de spot transmitido en BTV cuesta Bs.47 y en horario regular 35.

Se ha decidido uniformar el segundo de transmisión a Bs 40 en cualquier horario, sin considerar que el spot electoral pagado implica menos gastos pues solo se lo transmite, mientras que la promoción de entregas en formato de noticia, BTV las debe producir, editar. Lo logística de ello implica salarios de un equipo por detrás: camarógrafos, sonidistas, editores, presentadores, conectividad, contactos en vivo, transporte, alimentación del personal, etc.

Por ello, la medida de Bs.40 por segundo transmitido es en realidad un número bajo, pues no toma en cuenta nada de lo anterior.

Por otro lado, se monitoreó la promoción de la donación de Áñez desde la conferencia de Núñez transmitida por BTV a las 20.30 del martes 21 hasta el jueves 23 que es la última mención. Asimismo, se monitoreó las entregas de alimentos, suministros médicos o de bioseguridad de 6.30 a 22.30. El resto de las horas de madrugada se siguieron repitiendo estas publinoticias electorales, esos reprises no fueron contabilizados, por lo que ello también hace difícil una objeción al precio —solo Bs.40— con que se hizo la estimación de costos.

Tras el monitoreo se registró la televisación de entregas de víveres donados por privados, de elementos de bioseguridad, implementos médicos por todo el país, siendo televisados en directo o en forma de noticias y repetidos en los noticieros de la mañana, medio día, noche, además de cortes a media tarde, etc. El costo mínimo posible para el Estado de la televisación de estas entregas y donaciones salariales desde la conferencia de Núñez, el 21 de abril por la noche a la noche del martes, como se dijo arriba, fue de Bs.308.600.

El enfoque de la transmisión de la información es la de atribuir cualquier entrega al bolsillo de la presidenta Áñez, ya sea por el discurso directo del Ministro en conferencia o por el enfoque de formular las preguntas por parte del presentador o presentadora en estudio o calle.

Si bien el cuadro completo de entregas y costos de todos los días monitoreados de BTV, minuto a minuto, puede ser consultado en su integridad acá en este link (http://www.semanarioaqui.com/index.php/descargas?download=80:gastos-btv-cuadros&start=60), se mencionan a continuación algunos de los casos más problemáticos.

Murillo: “Es un regalo que manda nuestra presidenta Jeanine Áñez”

El 23 de mayo, durante la transmisión por BTV de una donación de alimentos en la Guardia (3 mil raciones, para ser precisos) el ministro de Gobierno Antonio Murillo dijo: “Es un regalo que manda nuestra presidenta Jeanine Áñez”.

Esa transmisión de 2 minutos y medio por BTV costó al Estado al menos Bs.6 mil, sin contar la logística de hacerlo en vivo:

Tema

Hora

Duración

Costo (Bs)

Donación de alimentos en la Guardia, 3 mil raciones de alimentos. VIVO

10.23

2’ 30’’

6.000

Murillo La Guardia

La constante por parte de quienes han detentado el poder las últimas décadas en el país ha sido posicionar las entregas de obras, dádivas o la redistribución de los recursos públicos como si fueran un regalo que sale del bolsillo propio, haciendo uso de los medios estatales, sobre todo BTV; esa estrategia comunicacional fue llevada al límite con el programa Bolivia Cambia, Evo Cumple, del anterior régimen.

Donación de parte de salarios

La donación parcial de salarios que prometiera Áñez el 21 de abril alcanzará a Bs.250 mil mensuales. Luego de la estimación que se hizo del gasto de al menos Bs. 31.400 por la promoción televisada de ese anuncio en BTV, durante el día siguiente y tres horas (más dos menciones marginales el 23 y 24 de abril), bastaría un ejercicio aritmético para ver que la generosidad de los ministros, en una semana y 2 días, habría superado en costo al Estado el monto “regalado”. Ese gasto habría cuadriplicado la donación en un mes, si la ola de críticas en redes sociales no hubiera obligado la suspensión abrupta de la promoción de la magnanimidad de las autoridades ejecutivas.

El nuevo periódico Cambio

A las 7.55 del 24 de abril, BTV inició la transmisión en vivo de la entrega del nuevo periódico Cambio. Vimos a Claudia Paredes, directora de Medios Estatales, exhibir el nuevo producto y señalar que es “gratis”.

La televisación, por el Canal 7, duró 8 minutos y 30 segundos, por lo que se puede calcular que costó al Estado siquiera Bs.20.400 (reiteramos que no se toman en cuenta los gastos de producción del material audiovisual ni de la logística en vivo).

Tema

Hora

Duración

Costo (Bs)

Entrega “gratuita” de nuevo periódico Bolivia (sucedáneo de Cambio) en Ciudad Satélite

7.55-8.02

8’,30’’

20.400

Paredes mostró el contenido del nuevo periódico repitiendo varias veces la palabra “gratis”. Vimos que es un producto propagandístico de la candidatura de Áñez, cuya prioridad es informar sobre la agenda presidencial, con algunas notas internacionales informativas.

Antes de finalizar, Paredes adelantó que se entregará el producto impreso} “gratuitamente” todos los viernes donde no hay "mucha información", "como Senkata", aseguró…

El número 1 de este periódico incluye una separata sobre los bonos que da con fondos públicos pero los medios estatales intentan posicionar que los da Áñez…

Chimoré

Otro gasto digno de mencionar es el que se hace del “centro de aislamiento” para pacientes de síntomas leves en Chimoré:

Tema

Hora

Programa

Duración

Costo (Bs)

23 de abril: Entregan centro Covid 19 en Chimoré

15.06-15.08

BTV Noticias, EN VIVO

3 ‘’

7.200

Las imágenes nos muestran unas habitaciones preexistentes vacías. En uno de los cuartos está una mesa con dos botellas de alcohol y una silla; en todos se ven 3 catres con mosquiteros (posiblemente también preexistentes). La transmisión de BTV costó, en el menor de los casos, Bs.7.200; posiblemente fue mucho más costosa que aislar adecuadamente a los pacientes Covid-19 de Chimoré, población que reportó su primer caso confirmado a principios de abril.

Chimore Centro Covid-19

El gasto de Bs.7.200, como en anteriores casos, no considera el costo del contacto en vivo que se realiza desde esa provincia de Cochabamba

Si bien en el cuadro global se puede ver el detalle de todas las transmisiones de entregas en los periodos de tiempo señalado, vale la pena recordad que en mayo de 2019, el entonces senador Yerko Núñez, hoy ministro de la Presidencia, denunció ante el TSE el uso de los medios del Estado para las transmisiones gubernamentales, argumentando que tales eran propagandas electorales encubiertas…

Socialidad quebrantada

Socialidad quebrantada

Erick Torrico Villanueva

17 de abril de 2020

La mayoría de las personas, que toman esto como un dato normal, no suelen estar plenamente conscientes de que lo fundamental de la vida humana se desarrolla en el seno de las relaciones sociales. Todos dependen de todos o cada quien necesita del otro podrían ser dos fórmulas para resumir tal condición, pero lo cierto es que en la dinámica cotidiana muy poca gente se pone a pensar en esta cuestión, la reconocen y valoran.

Sin embargo, en una circunstancia como la que atraviesa hoy el mundo, ese tejido “natural” de vínculos sociales, la socialidad, se ha convertido en una de las primeras y principales víctimas, por lo que su quebrantamiento es fácil de sentir. Recién ahora algunos parecen comenzar a darse cuenta de que sólo se puede ser con los otros y de que esos otros no son meras fichas en juegos de intereses egoístas.

Aislamiento, distanciamiento y confinamiento son las palabras de orden en estos días, que se yerguen como certeza de seguridad y sobrevivencia, al punto de que se necesita y hasta se reclama la intervención del poder estatal –en negación de uno de sus tradicionales fines– para que la colectividad se mantenga disgregada, pues esa desunión, paradójicamente, puede asegurar su futuro en cohesión.

Una separación de tal carácter, si se la considera obligatoria, implica como es obvio el establecimiento de ciertas restricciones y, por tanto, de forma casi inevitable entrará en colisión con el ámbito de los derechos. Consecuentemente, las garantías democráticas –allí donde tienen vigencia– resultan objeto de preocupación. ¿Cuán compatibles son determinadas medidas adoptadas por las autoridades en nombre de un bien social mayor –la salud pública, en este caso– con la protección efectiva de las libertades ciudadanas? ¿Es posible encontrar un punto de equilibrio para esa complicada relación entre lo colectivo y lo individual? ¿O es que, al tratarse de una situación de emergencia generalizada, y por ende fuera de lo ordinario, gobiernos y ciudadanos tendrían que sujetarse también a parámetros de excepcionalidad?

Sin pretender dar una respuesta definitiva a este complejo dilemático, cabe señalar que los alcances del problema que se enfrenta, tanto como las maneras reales en que es factible encararlo, deben ser evaluados más allá de cualquier motivación coyuntural. Y una dimensión central en este análisis indispensable es la de la ya mencionada socialidad, su estado actual y su próximo devenir.

Al momento, en los lugares que cuentan con relativas condiciones para ello, las redes digitales están permitiendo que el vínculo social se mantenga más o menos presente. No obstante, este desplazamiento de los encuentros cara a cara al espacio de la virtualidad tiene claros límites y no puede atender las necesidades de los muchos grupos humanos que no son parte de los “conectados” ni está en capacidad de hacerse cargo de las múltiples dificultades que afrontan y tendrán todas aquellas actividades que dependen de su lazo con diversos públicos.

La socialidad está, pues, interrumpida y su restitución se avizora sumamente ardua. Y peor si, como viene ocurriendo en el país, no dejan de operar los que aportan obstáculos desde la especulación informativa, política o económica.

Que la Organización Mundial de la Salud proponga con buen criterio hablar de “distanciamiento físico” en lugar de “distanciamiento social” constituye una puntualización adecuada y de algún modo tranquilizadora, pero tal expresión no cambia el hecho de que la humanidad va camino hacia unas sociedades quebradas, en sentido amplio.

¿Cómo será la socialidad posterior a la pandemia? Es difícil saberlo, aunque sí puede decirse que no podrá ser la misma con la que se vivía hasta hace pocas semanas.

*Especialista en Comunicación y análisis político

Twitter: @etorricov

Subcategorías

Síguenos a través de:

facebook icontexto inside icon  twitter-logo-enelpc

Publicación Aquí 334

Visitas

23994932
Hoy
Ayer
Esta semana
Este mes
Total
7895
6255
71003
260067
23994932