A rajatabla
Sectores privilegiados abusan de su poder
Yuri Aguilar Dávalos
En nuestra sociedad hay normas y formas de comportamiento que impulsan a ser respetuosos con niños, ancianos, embarazadas y personas con capacidades diferentes quienes, por sus condiciones físicas, intelectuales, sensoriales, sean éstas temporales o permanentes, les impiden realizar sus actividades con plenitud. Sin embargo, muchas personas, con capacidades plenas, son abusivas, desconsideradas e irrespetuosas con ellos: muy pocas les ceden paso en aceras y en pasos de cebra en las calzadas; muy pocas les ceden el asiento en lugares de espera; solo en entidades bancarias y en el transporte público Pumakatari de la Paz tienen preferencia.
Definitivamente, es necesario que determinados sectores de la sociedad, como los anotados arriba, tengan privilegios; sin embargo, hay otros sectores que no los merecen, pero los gozan plena y abusivamente gracias al poder que han adquirido (con la complacencia del actual gobierno y de anteriores) y a la pasividad del resto de la población que, lamentablemente, los tolera en silencio.
Sin duda, con propaganda gran parte de la población puede creer lo imposible, como que los gobernantes son imprescindibles, perfectos y, por tanto, deben ser eternos o que las obras que hacen son un regalo a la población cuando en realidad es su obligación hacerlas… y entre esas falacias hay una
Desde hace varios años se ha impuesto por ley —¡vaya paradoja!, donde pocos cumplen las leyes— un eslogan que dice: “Todos somos iguales ante la ley”, eslogan que se lo ve airoso, sobre todo, en lugares públicos y privados de atención al público.
Desde luego, este recordatorio normativo genera satisfacción a cualquier ciudadano nacional o extranjero (poco observador), haciéndole creer que en Bolivia no hay privilegiados, castas de ninguna clase ni ciudadanos de primera ni de última categoría.
Si bien muchos deseos están constitucionalizados, ellos solo quedan en el papel —el papel todo aguanta, dice el saber popular— entre ellos el que da motivo a este editorial.
Hagamos un recuento de los privilegiados que legalmente son diferentes al resto de los bolivianos:
- Los militares gozan de una jubilación con el 100% de su último salario: “El personal militar pasará al Servicio Pasivo con todos los haberes, bonos, beneficios y asignaciones alimentarias, excepto los derechos propios del Servicio Activo. Las rentas que debe percibir el personal militar, por seguro de vejez, de ninguna manera deberán ser inferiores al haber que perciben los del Servicio Activo. Los incrementos a los haberes del Servicio Activo, serán aplicados en los mismos porcentajes para el personal del Servicio Pasivo.” (Art. 115 de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de la Nación "Comandantes de la Independencia de Bolivia" del 30 de diciembre de 1992, promulgada por Jaime Paz Zamora).
- Los militares tienen dotaciones anuales gratuitas de ropa y de víveres, gastos de traslado a sus destinos y vivienda gratuita en ellos; los demás trabajadores no.
- Los militares tienen derecho a diez días libres de permiso con goce de haberes cuando fallece un familiar suyo en primer grado de parentesco; los demás trabajadores solo tienen tres días de permiso.
- Los trabajadores de algunas entidades públicas están amparados por la Ley General del Trabajo, por lo que tienen derecho a una indemnización cuando son retirados o se retiran; el resto de los funcionarios de la mayoría de las entidades públicas no tienen ese derecho.
- Muchos comerciantes, mecánicos y trabajadores de otros oficios invaden aceras y calzadas con sus productos o equipos, ampliando ilegalmente sus lugares más allá de su local construido; ellos tienen derecho a ocupar las aceras para ampliar sus negocios. Los demás ciudadanos de a pie no tienen derecho a usa las aceras para caminar y son obligados a caminar por las calzadas junto a los vehículos, arriesgando sus vidas.
- Muchos lavadores de autos han convertido las calzadas en áreas de aseo de vehículos. Ellos tienen derecho a usar las aceras para sus trabajos sin importarles que mojan a los transeúntes con las fumigaciones y charcos de agua que provocan.
- Los mineros cooperativistas pagan un impuesto mínimo a las utilidades que obtiene, además que contaminan los suelos y las aguas donde operan. Ellos tienen derecho a tributar menos que cualquier otro ciudadano.
- Los cocaleros no pagan impuesto a su negocio de comercialización de la hoja de coca.
- Algunos comerciantes, sobre todo los llamados gremialistas, tienen altos niveles de utilidad; sin embargo, están registrados en el Régimen Simplificado donde los tributos son mínimos, fijos y no tiene relación con sus grandes ganancias.
- Varios propietarios de centros comerciales y de diversión, durante el día y la noche, generan abusivamente ruido ensordecedor (contaminan acústicamente el ambiente), atentando el derecho a la tranquilidad de los ciudadanos.
- Muchas empresas constructoras ocupan aceras e incluso calzadas con materiales de construcción, obligando a los peatones a caminar por media calzada, poniendo en riesgo sus vidas.
- En algunos sectores públicos declarados estratégicos, los funcionarios gozan de un sueldo excesivamente superior a la de otros sectores.
- Algunos dirigentes sindicales que se han eternizado en sus cargos abusan del derecho a ser declarado “en comisión”, es decir no asistir a su fuente de trabajo para atender los asuntos laborales, aunque en realidad no lo hacen.
Este breve listado de abusos demuestra que en nuestra sociedad hay ciertos grupos humanos que con normas que los protegen o sin ella gozan de privilegios y abusan de su poder, por lo que el eslogan de “Todos somos iguales ante la ley” es una mentira más de los gobernantes que no disimulan ni se ruborizan en la protección que dan a esos sectores. Mientras haya fueros y privilegios en nuestra sociedad no se puede hablar de que todos que tengamos los mismos derechos, por lo que corresponde que los ciudadanos, desde el llano, a la par de las instituciones de defensa de los derechos humanos luchemos para conseguir derechos que nos merecemos todos y se supriman ciertos privilegios que algunos sectores gozan abusivamente e impunemente.