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Entre bolas y yatiris

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Aquicito - Alasita 2016

 

 Edgar Arandia Quiroga*

Aturdido por tanta propaganda del no y el sí, el sí y el no, confundido e indeciso decidí acudir donde un hechicero y adivino que no lee la hoja de coca que, en los últimos tiempos ha perdido credibilidad gracias al juez Cusi Cusi que la usaba para dictar sentencias y no le sirvió para adivinar su propio destino, o el Mamauta Mejillones que, en vez de leer la sagrada hoja, prefirió pisarla.

Así que, presuroso y sudoroso, fui a las Alasitas para consultar al gran mago El Bolas Murillo, cuya carpa verdiamarilla se divisaba desde lejos. Su fama de lector de La Bola se incrementó cuando se adelantó a la muerte del Cardenal, entre otros pequeños fracasos que no le quitaron su fama. Con su colega, la señora experta en cartomancia, Bilis Fiérola, establecieron una sociedad para conquistar público indeciso que, embriagado por la propaganda, busca afanosamente la sabiduría metafísica para emitir su voto en el referéndum. Les preocupa que muchos de sus clientes se estén pasando al frente, porque pese a la oferta de combo: una lectura, un gorrito más una hamburguesa, muchos abandonan su carpa para ir a consultar a un grupo de yatiris, dirigidos por Choquehuanca, cuyo poder de convocatoria le permitió aglutinar a lo más granado de la Waraku Apachita y Charazani para remontar el prestigio perdido.

Ducho en marketing, del adivino Murillo, su oferta del combo me sedujo, por lo que decidí consultar con él. Ataviado con un turbante de cartón, me invitó a sentarme frente a una bola de cristal que estaba reluciente por el constante pulimento y luego de unos pases mágicos me preguntó qué deseaba conocer. Entonces le dije que si ganaba el NO, cuál sería la composición del nuevo gabinete el 2020, ya que había grandes posibilidades de que el gobierno de Evo se iría al tacho. Cuando le dije eso, una amplia sonrisa bananera y un brillo satánico se encendió en sus pequeños ojos.

—Así será— sentenció.

—El gabinete, según lo veo, entre nebulosas estará conformado por la créme de la cremé. El presidente será…, espere un momento… no veo muy claro, veo una ch’ampa guerra de tres cabezas, veo una silla y una mesa, y sobre ésta una hamburguesa gigante y… un rostro de madera que se la come. No importa, pero el ministro de transparencia será Amílcar Embarral, la ministra de Educación y Cultura y experta en física y Einstein será Jeanina Añez, acompañada por otros intelectuales de similar rango. De pronto su rostro cambió a un rictus de desconcierto, tapó su bola con un pañuelo azul y me entregó la hamburguesa y el gorrito con un No rutilante, sin decir palabra, tratando de impedir que sus clientes se pasen al frente.

Todavía, más confundido, decidí visitar al yatiri Choquehuanca, que impertérrito, alimentaba el fuego para quemar las ofrendas de sus clientes que hacían una inmensa fila cargados de sus sellos y folders amarillos con sus hojas de vida. En su poncho estaba pintada la palabra Jisa (sí, en castellano), y en cada pase ch’allaba los folders apresuradamente ente la imagen del Ekeko, mientras contaba los billetitos de la abundancia.

Entonces, decidí dejar para otro día mi consulta y preparar mi folder para hacer la fila. En esta muchedumbre habían muchos policías y jueces que se habían comprado diplomitas y memorándumes con nombramientos de asesores y comandantes para hacerse ch’allar con el yatiri. 

Aunque yo sólo quería una orientación para decidir mi voto, me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo entre bolas y yatiris, y pienso seriamente escribirle al Papa Francisco para que me oriente o, en último caso, al experimentado internacionalmente Curaca Blanco que puede ser una garantía, pero cobra muy caro, así es que prefiero consultar con mi almohada y punto.

*Chamán desocupado. 

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