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TIPNIS: Derechos Humanos y consulta previa

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Vamos a andar

Rafael Puente

02/05/2013

Hemos visto y escuchado numerosos informes oficiales sobre la consulta realizada en el TIPNIS y sobre sus resultados (que legitimarían la construcción de la carretera). Ahora nos encontramos con un informe —radicalmente diferente— publicado por la Asamblea de Derechos Humanos respecto de dicha consulta.

¿Y por qué se mete la Asamblea en ese tema? Porque así se lo pidió la Central de Pueblos Étnicos Moxeños del Beni (CPEMB), de la que depende la Subcentral TIPNIS, ¿le parece poco?

Pues bien, los compañeros de la Asamblea (con apoyo de la Federación Internacional de Derechos Humanos, con sede en Ginebra) se organizaron en cinco comisiones y estuvieron 15 días navegando y caminando por el TIPNIS; lograron visitar y entrevistar a 36 comunidades —más de la mitad—, lo que constituye una muestra indiscutiblemente válida. Por cierto, no ha faltado quien se ha mostrado sorprendido por semejante capacidad de visita, pero nos explican que es la ventaja de contar con el apoyo y simpatía de las comunidades.

Nos informan (y respaldan su informe con entrevistas filmadas) que de las 36 comunidades visitadas, 30 no quieren la carretera (rechazo por consenso), tres sí la quieren (aceptación sólo por mayoría) y tres la condicionan. Primer dato que viene a desmentir los mencionados informes oficiales. Pero la cosa es más grave, y aquí sólo podemos enumerar resumidamente las conclusiones publicadas por Derechos Humanos:

1. La consulta no fue previa (ya lo sabíamos).

2. Tampoco fue libre, ya que no se respetó a las autoridades tradicionales, y sí se procedió con regalitos (desde generadores y motores fuera de borda hasta dulces para los niños; alguno de los cuales fue retirado cuando la comunidad en cuestión mostró su oposición a la carretera), y también con amenazas. Además se sabe que hubo influencias indebidas de guardaparques, maestros, sanitarios y otros funcionarios públicos. Lo más grave es que -a la vez que se insistía en mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas- a una de ellas se le quitó, como castigo a su oposición, la presencia de un cuerpo de médicos canarios (por haber éstos apoyado la Octava Marcha, qué delito).

3. Tampoco fue informada. Los documentos entregados no hablaban del impacto ambiental, se manipuló inaceptablemente el concepto de intangibilidad (en contra del Reglamento de la Ley 180, elaborada por el propio Ejecutivo que luego realizó la consulta). Encima, a algunas comunidades sospechosas se les quitó sus radios para que no pudieran comunicarse con otras (de las que se les decía que estaban de acuerdo).

4. No hubo consenso. Por tanto no se respetó la sentencia 300/2012, del Tribunal Constitucional que condiciona la validez de la consulta a la existencia de consenso.

5. Por tanto no hubo buena fe, lo que quedó a la vista cuando se identificó el rechazo a la intangibilidad (previa manipulación de su concepto) con la aceptación de la carretera. La gran mayoría de opiniones que se publicaron como favorables a la carretera no pasaba de ser una deducción ilegítima de ese rechazo a la intangibilidad.

Excesivo el abuso gubernamental de la llamada consulta, incompatible con el Gobierno de un Estado plurinacional; incompatible con un Estado participativo y transparente; incompatible con los derechos de la Madre Tierra; incompatible con el Vivir Bien. Ojalá esto sirva para reflexión de nuestros gobernantes.

Pero, además de estas conclusiones negativas, entristecedoras para quienes creemos en el proceso de cambio —y por supuesto satisfactorias para una oposición dispuesta a pescar en río revuelto y, por tanto, dispuesta a defender a unos pueblos indígenas a los que siempre despreciaron y esclavizaron, y a una naturaleza que sólo supieron destruir—, el informe de Derechos Humanos nos aporta datos muy esperanzadores respecto del nivel de conciencia y de organización de los pueblos del TIPNIS. Los hemos visto explicando de manera coherente por qué no quieren esa carretera, y explicando su concepción de la vida, y enseñándonos lo que debería ser el famoso y vilipendiado Vivir Bien. ¿Será que aprenderemos de ellos?

Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio de Cochabamba.

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