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Masistas: Odio quiero más que indiferencia…

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Editorial de Aquí 310

Masistas: Odio quiero más que indiferencia…

Los masistas, por sus acciones políticas, prefieren que los odien a que se los mire con indiferencia, como se canta en el vals peruano.

Dicho de otro modo: Los masistas, con sus variadas y constantes acciones, tratan de ubicarse o que los sitúen en el centro de la coyuntura, entendida ésta como el momento de la lucha de clases, según Antonio Gramsci, el teórico de la política y dirigente del Partido Comunista de Italia.

Con frecuencia, ocurre que en Bolivia, las acciones de los masistas, incluidas las que parecen políticamente desacertadas, son difundidas, comentadas y respondidas, desde distintas posiciones de gobernantes, opositores y ciudadanos.

Creemos que, también, con frecuencia, cualquier masista o el jefe de los masistas, como que nos enviaran algún mensaje, el que suele ser recogido con prontitud.

También sucede que a los masistas se los culpa incluso de lo que, probablemente, no hacen. Por esa vía a los masistas se los presenta, sin que ese sea el propósito, como protagonistas de todo el quehacer político, social, económico y cultural en la actual emergencia sanitaria o desastre sanitario, como el de Trinidad (Beni).

Los últimos días, los masistas impulsan acciones, distintas pero convergentes, por instrucciones enviadas desde Argentina o desde la casa de campaña de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes, las que tuvieron lugar o que están en desarrollo, mientras escribimos este editorial, y que han sido organizadas, propuestas o estimuladas por masistas.

Las evidencias son tales que, aunque voceros del MAS lo niegan, esas acciones tienen la autoría suya.

Resumimos las últimas acciones que tienen las huellas de los masistas:

—Las agresiones de alteños o de llegados a esa ciudad (El Alto), contra trabajadores en salud (incluidos médicos).

—El accionar de grupos de activistas, también en El Alto, que pidieron que acabe la cuarentena porque necesitan trabajar, dijeron por sí mismos o por cuentapropistas, los que además gritaron, otra vez, “ahora sí, guerra civil”, como lo hicieron, los mismos u otros, durante el alzamiento popular que acabó con el gobierno de Juan Evo Morales Ayma.

—Los grupos sobre todo de jóvenes que entraron a la fuerza a un cuartel policial en Yapacaní y, entre otras pertenencias, sustrajeron motocicletas. El discurso de esos movilizados fue esencialmente el mismo: que acaben la cuarentena y los abusos de policías.

—Al revés de la cuarentena, que la sostiene la inmensa mayoría de los bolivianos, en El Alto (Villa 16 de Julio y otros lugares) se han realizado ferias, como se acostumbra, aunque con menos vendedores y menos compradores. El argumento es el conocido: Los que trabajan para comer ya no pueden mantenerse en cuarentena. En respuesta sólo basta recordar que los feriantes de la Villa 16 de Julio no están entre los empobrecidos de El Alto; esos comerciantes son prósperos y pertenecen a la feria (o mercado) más grande del país.

—La actual Gobernadora de Cochabamba, militante del MAS, hace poco, planteó elecciones inmediatas para acabar con el gobierno de Jeanine Añez.

—En Eucaliptus (Oruro), pobladores que se enfrentan con el Alcalde del lugar, cercaron a médicos y trabajadores en salud en su ambiente laboral y le exigieron que digan que allí no hay enfermos con coronavirus, a pesar de que en ese municipio han muerto tres personas de la misma familia, y no obstante de que integrantes de ese grupo familiar también decían que la pandemia mundial era un invento de la Presidenta interina.

El personal que trabajaba en el hospital de Eucaliptus ha salido del lugar, con la venia del Ministerio de Salud-Delegación con asiento en Oruro, hasta que los pobladores de la capital de provincia garanticen que allí no hostilizarán a médicos y a enfermeras cuando éstos vuelvan a trabajar en esa ciudad intermedia.

Los policías, que también fueron amenazados con agresiones, han sido replegados a Oruro. Policías, así como el personal de salud, aguardaron varios días las garantías que el Alcalde de Eucaliptus y los pobladores hicieron llegar a los agredidos, por intermedio del Gobernador de Oruro.

Sin embargo, esas garantías no son creíbles, para los agredidos, por lo que ni el personal de la salud pública ni policías han retornado a Eucaliptus, de inmediato, porque además se sabe que continúan los desencuentros entre el Alcalde de Eucaliptus y comunarios.

Luego de que fueron ratificadas aquellas garantías, el personal del servicio público de salud y los policías retornaron a Eucaliptus. Sin embargo, el compromiso adicional de las autoridades de la salud de Oruro es cambiar a médicos que trabajaban en aquella capital de provincia.

—Pobladores de la zona sud de la ciudad de Cochabamba bloquearon el ingreso al basurero municipal de Kara Kara. Además, los bloqueadores exigieron distribución de agua gratis (distribución que se lo hace desde cisternas). Asimismo, los bloqueadores demandaron el fin de la cuarentena o que ésta se flexibilice, para reiniciar el trabajo que asegure la subsistencia de los pobladores.

Expresamente, los movilizados, luego de negarse a firmar un acuerdo y tras desconocer a sus dirigentes que dialogaron con autoridades y delegados de organizaciones, como Derechos Humanos, plantearon dialogar con ministros para negociar la flexibilización de la cuarentena y, a la vez, dieron horas para que renuncie la presidenta Añez y el Ministro de Gobierno.

Entre los bloqueadores citados, algunos reclamaron elecciones inmediatas. Uno de los movilizados, cerca del bloqueo señalado, fue detenido en posesión de una “bazuca casera”, ciudadano que, según señalaron, conducía un vehículo cuya circulación fue autorizada por la Gobernadora de Cochabamba, que es militante del MAS.

Después de 10 días de bloqueo, éste fue suspendido, por lo que los movilizados abrieron el paso a los carros que trasladan la basura de Cochabamba hacia el botadero de Kara Kara y los pobladores de la zona sud de Cochabamba ya reciben agua potable gratis, la que es llevada a los usuarios hasta sus casas, en carros cisternas. Sin embargo, aquel movimiento, presentado como de pobladores sin compromisos políticos, no consiguió ni que se decrete la flexibilización de la cuarentena ni la renuncia de las autoridades señaladas: la Presidenta interina y el Ministro de Gobierno.

—El jueves de la semana anterior, 150 personas, según un jefe policial, bloquearon la carretera Potosí-Oruro, medida con la que pidieron que las elecciones se realicen dentro del plazo establecido en la ley de postergación de aquéllas, es decir, el primer domingo de agosto próximo.

—En el camino La Paz-Copacabana, comunarios bloquearon esa vía, medida con la que demandaron elecciones inmediatas.

—En El Alto ciudadanos, igualmente, pidieron elecciones de inmediato.

—David Choquehuanca Céspedes, candidato del MAS a la Presidencia de Bolivia, en un video afirma que debe acabar la cuarentena. Sin embargo, ese candidato aclaró que él no quiso decir lo que realmente dijo: que el rechazo a la cuarentena debe ser radical.

—En Yapacaní, pobladores sostuvieron un bloqueo que impidió el tránsito de carros que trasladaban alimentos y otras mercancías a Cochabamba y a otros lugares. Esa medida, suspendida luego de cinco días, reclamó elecciones ya y el punto final de la cuarentena, para normalizar las actividades económicas.

—En Caranavi movilizados de esa capital de provincia, exigieron que el personal de la salud pública, en horas de la madrugada, abandonen su alojamiento y se cobijen en el hospital de esa ciudad intermedia.

Ocho personas, conocidas según la Secretaria de Salud de la Alcaldía de Caranavi, fueron las cabecillas de ese accionar y las que señalaron que el personal del hospital de la capital de provincia está infectado con coronavirus y que por eso debía abandonar Caranavi. Médicos y enfermeras en Caranavi, por decisión de autoridades del servicio de salud, retornaron a La Paz y sólo volverán a Caranavi cuando los pobladores de aquella localidad les aseguren que allí trabajarán sin enfrentar agresiones.

Se informó que al hospital de Caranavi concurren habitantes de varios lugares como Alto Beni, Palos Blancos, Guanay, entre otros.

Caravaneños despidieron al personal del hospital de Caranavi con el estribillo: Médico, amigo, Caranavi está contigo.

Autoridades y pobladores de Caranavi, en una reunión con el Gobernador de La Paz, ratificaron las garantías para que médicos y enfermeras vuelvan a Caranavi. Ese retorno será el próximo lunes 25.

—Una vocera de las llamadas “bartolinas” (mujeres campesinas del MAS o amigas de esta organización) demandó elecciones sin más postergaciones. Amenazó, asimismo, con una movilización en todo el país para que sea atendida esa demanda.

—Miembros de un ayllu del norte de Potosí, manifestaron en Uncía; allí destrozaron dos puestos para la descontaminación de los vecinos y pidieron el fin de la cuarentena.

Pobladores de Uncía, en las calles, reclamaron respeto, de aquellos manifestantes, para esa capital de provincia.

El gobernador de Potosí, vinculado al MAS, dijo que los pobladores de aquel ayllu tienen razón al pedir que acabe la cuarentena, porque es necesario que la gente retorne a sus actividades con las que se ganará el sustento.

Frente a los dichos y a los hechos narrados, sirven cuatro declaraciones de dos parlamentarios, de un dirigente campesino y de un dirigente de los cocaleros del Chapare. para constatar otra vez las razones y/o sin razones del comportamiento de los masistas de los últimos días.

El senador Efraín Chambi, dirigente de las juntas de vecinos del país, ha llamado a los movilizados, especialmente de Cochabamba, para que se replieguen y los convocó a esos movilizados a continuar en la cuarentena que busca vencer al coronavirus.

Víctor Borda, expresidente de la Cámara de Diputados y diputado en ejercicio, ante un periodista de radio Fides, afirmó que los movilizados necesitan volver al trabajo, luego de tantos días de cuarentena; que los bonos no sirven ni para aliviar las carencias alimentarias de tantos bolivianos que trabajan por cuenta propia; que debe haber masistas entre los movilizados, pero que la gente tiene derecho de manifestarse como lo hace, ante tantas deficiencias de gobernantes que no asumen como debieran la campaña anticoronavirus, a pesar de los créditos y de las donaciones de países amigos; ayuda que no se estaría utilizando con transparencia ni eficacia en la campaña antipandemia. Borda, asimismo, rechazó la represión de policías y de militares contra bolivianos que salen de sus casas a trabajar porque carecen de alimentos.

Un dirigente campesino de Cochabamba afirmó que los masistas nada tienen que ver con los bloqueadores de Kara Kara. Andrónico Rodríguez, vicepresidente de las federaciones de los cocaleros del Chapare, para medios de difusión, afirmó que el coronavirus llegó a Bolivia para quedarse y que debemos aprender a convivir con ese virus y que las elecciones deben realizarse en el plazo decidido por la mayoría de los miembros de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Los masistas no se dejan llevar por la inacción política.

A pesar de que el MAS y sus militantes y amigos no son ni miembros de un partido clásico, ni de un movimiento con una estructura consolidada ni de un instrumento con alguna autodeterminación son, a pesar de todo, una masa electoral que podría sumar una tercera parte del electorado boliviano, el voto duro del MAS, del que sacaba pecho Evo Morales.

Especialmente hacia esa masa electoral, dirigentes y operadores políticos del MAS, dirigen su propaganda con una crecida dosis de mentiras.

Leamos esas mentiras:

Que el MAS es la única fuerza política organizada que ha cambiado Bolivia, tanto que ubicó al país como el más fuerte de la región.

Otro mensaje propagandístico es que el MAS va a ganar las próximas elecciones, en la primera vuelta.

Otra falacia: Que en Bolivia no hay mejores candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia que Luis Arce Catacora y David Choquehuanca Céspedes.

Otra falsedad de los masistas: Que el binomio Arce-Choquehuanca es el único que defiende los intereses del pueblo boliviano.

Una mentira más de la lista inconclusa que resumimos aquí: Que después de la cuarentena, que no sirve para nada, y luego de ser elegidos Arce y Choquehuanca, éstos tomarán medidas acertadas para sacar a Bolivia del pozo en el que lo dejará el gobierno de facto de Añez.

Otra mentira de yapa: Que el proceso de cambios en Bolivia va a seguir con el binomio, triunfante se entiende, Arce-Choquehuanca.

En esta publicación virtual no creemos que los masistas son los políticos más listos de este tiempo, ni que hay masistas que se comportan mucho mejor cuando desoyen a su jefe, exiliado en Argentina, pero tampoco consideramos que los masistas sólo apuestan a la espontaneidad de las masas, es decir, que aquí en Bolivia y en este tiempo todo accionar de los masistas es no organizado, que todo está librado a la espontaneidad, a la no organización, a la escasa o ninguna conciencia.

Asimismo, estamos convencidos de que los masistas, aunque son agrupamientos diversos, votan por sus candidatos, pese a que algunos de éstos no sean de su confianza.

Esa masa de electores, en innumerables casos, votaron a cambio de plata y ahora votarían con la promesa de que con Arce y Choquehuanca volverán los días en los que campesinos del altiplano venían a La Paz a jalear a su jefe Morales, con todo pagado y con el cambio para meterse al bolsillo. Esas movilizaciones de esos campesinos eran más rentables que sembrar papa, porque debido a las pocas lluvias y al empobrecimiento de los suelos, allí se produce cada vez menos.

Algo más les debe quitar el sueño o quizá ya es una pesadilla de los masistas. Temen que Jeanine Añez consiga más electores, como consecuencia de los buenos resultados obtenidos en la campaña anticoronavirus, lo que podría olvidar o menos valorar el aporte decisivo de casi todos los bolivianos, en la cuarentena, por la que han dado más los que menos tienen.

Los masistas hacen lo que hacen o dejan de hacer lo que dejan de hacer para ganar las elecciones.

Y la mayoría de los bolivianos debemos ayudar para que a los masistas se los conozca como son en realidad.

Ese conocimiento, posiblemente, ayude para que los que todavía piensan con cabeza propia y siguen al lado de Morales y de los masistas, asuman un comportamiento que los lleve a defender, también en las próximas elecciones, los intereses de la mayoría de los bolivianos y los del país.

Los masistas, mientras sean sobre todo masa electoral, seguirán como dice el vals peruano respecto de sus acciones: prefieren odio a la indiferencia, porque el odio les hiere menos que el olvido.

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