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Ni elecciones precipitadas ni cierre del Parlamento

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De sábado a sábado 507

Ni elecciones precipitadas ni cierre del Parlamento

Remberto Cárdenas Morales*

Dos posiciones políticas y partidarias se manifiestan abiertamente: masistas, solapadamente, proponen elecciones a realizarse inmediatamente; una respuesta a esa postura, también simulada de algunos (aunque otros lo dicen sin tapujos), es que se cierre la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). Es probable que contrarios del MAS sostienen que se debe ajustar cuentas con los parlamentarios que estuvieron y que están al servicio de Evo Morales, muchos de los cuales son simples levantamanos, a pesar de que varios de ellos pertenecen a clases sociales explotadas y oprimidas.

Los masistas no toleran que Jeanine Añez, golpista como dicen por ella, siga más tiempo en el Palacio Quemado.

Los masistas al parecer constatan que la Presidenta provisional la que, según innumerables ciudadanos, no debió definir su candidatura a la Presidencia de Bolivia, en la medida en la que sigue en el centro de la campaña anticoronavirus, recibe apoyo electoral, sin que esté inmersa en una campaña abierta, como es habitual en esos casos.

Además los masistas, aunque simulan que no entienden, deben advertir que lo que gana electoralmente la Presidenta, es a costa de los otros candidatos y también en perjuicio de ellos (los masistas).

Asimismo, los masistas no asimilan una verdad a la vista: Debemos ganar la campaña anticoronavirus, con los gobernantes y con Añez a la cabeza, con las otras corrientes políticas, incluso con el silencio de algunas de ellas y, sobre todo, ganaremos los bolivianos unidos y con los sacrificios que seamos capaces de soportar, incluidos los que se autoexcluyen de la campaña.

Sería imposible que fracase la Presidente interina en la campaña antipandemia y que en cambio ganemos los bolivianos, sin la primera ciudadana constitucional, a pesar de los que siguen hablando del supuesto golpe contra Morales.

No debe caber duda alguna de que estará bien que Añez, no se quede como Presidenta, ni un día más del que sea necesario para vencer a la pandemia, para tomar las medidas económicas ineludibles y para la realización de elecciones.

Para estas elecciones se ha propuesto un período de tres meses dentro del cual deben realizarse.

Lo que no debe hacerse es prolongar un debate sobre la fecha de aquellas elecciones, lo que interesa a masistas entre los cuales hay quienes se conforman con que se discuta “democráticamente” sus planteamientos, lo que es una real entrega del escenario a ese tipo de actores que persiguen, siempre, réditos políticos y partidarios.

En este mismo ámbito se mueve aquel planteamiento de cerrar la ALP.

Los masistas, recordamos esto que se sabe, tienen dos tercios en aquel cuerpo legislativo. Por ello, allí tienen los votos para decidir, por ejemplo, que siga sin aprobación el proyecto de ley que debe definir que se destine (y se gaste) el 10 por ciento del Presupuesto del país, en la salud pública, medida tomada por los actuales gobernantes, pero para que esa norma se aplique requiere de la ley.

Asimismo, los asambleístas del MAS, ejercen la mayoría suya para aprobar ese otro proyecto de ley que establece sanciones contra policías y militares que aprehendan a los que abandonen la cuarentena porque, según un decreto supremo firmado por los gobernantes, esa desobediencia a la cuarentena se define como un delito contra la salud pública.

Abogados y otros ciudadanos creen que procesos legales y años de reclusión contra los que incumplan la cuarentena son acciones desproporcionadas, para decir lo menos, respecto de la protección del interés público. Esos procesos y sanciones, según aquellos entendidos, incluso sobrepasan al DS firmado por los gobernantes, el que, no cabe duda, busca incorporar a todos los bolivianos a la cuarentena, si es menester, con la fuerza de las armas.

Otros ejemplos evidencian que la mayoría de los parlamentarios se comportan como oposición desmedida, como cuando los masistas buscaron, “legalmente”, la impunidad ante presuntos delitos que habrían cometido exgobernantes, como Morales, que merecerían juicio de responsabilidades.

El comportamiento de los masistas en la ALP no es sólo de oposición ciega, los llamados blandos del MAS, en esa corporación legislativa, han aprobado la anulación de las elecciones del 20 de octubre del año pasado, debido a la dolosa manipulación informática de los resultados para favorecer a Morales, la que convirtió en anulables esos comicios; esos legisladores también han aprobado la convocatoria a las elecciones del 3 de mayo próximo, lo que es imposible debido al coronavirus.

Los que plantean el cierre de la ALP, con ceguera política, pierden de vista que en la Constitución Política no existe ninguna institución jurídica que disponga tamaña medida y, por tanto, no establece qué autoridad tendría mandato para decretar el propuesto cierre de la ALP.

Para decirlo de una vez: si la Presidenta Añez resolviera el cierre de la ALP se ganaría el mote de golpista parlamentaria, por segunda vez, y por esa acción se hablaría de un “fujimorazo” en Bolivia, en alusión a lo que hizo el entonces presidente de Perú, Alberto Fujimori, quien cerró el parlamento de su país y gobernó desde ese momento sin la fiscalización, si hubo alguna, de ese poder del Estado peruano,

El gobierno de Añez, además, ni tiene fuerza y quizá ni considere el cierre de la ALP; además, con un accionar como ése sumaría más enemigos y sobre todo la condena de los masistas, los que adicionalmente dirían que con el cierre de la ALP, la Presidente interina ratifica su comportamiento golpista, lo que se reitera en aras de la claridad de lo dicho a propósito de la sugerencia de cierre de la ALP.

Los masistas en la ALP, en este último tiempo, consiguen desfavores políticos y más antipatías de ciudadanos que sueñan con que en la ALP estén los mejores bolivianos, por su formación profesional y humana.

Los deseos de los que proponen el cierre de la ALP van mucho más lejos que la realidad, que debemos leer muy bien.

De lo que no deben hacer y hacen los legisladores masistas, debemos aprender bien y muy bien, por ejemplo, por quiénes votar y por quiénes no hacerlo en las elecciones, que deben realizarse tras de vencer al coronavirus, en esta etapa con millones de infectados y con miles de muertos en el mundo y en Bolivia.

Para la realización de las próximas elecciones hay un período al que debemos esperar que transcurra y a la mayoría de masistas en la ALP la debemos tolerar por tiempo similar.

Ante esas dos realidades no hay dónde perderse.

*Periodista

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