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Gobernantes pactaron con empresarios para aprobar la Constitución

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De sábado a sábado (250)

Remberto Cárdenas Morales*

El Vicepresidente, en su discurso del 20 de mayo de este año, al promulgar la Ley de Aplicación Normativa, para la reelección por segunda vez del actual Presidente, afirmó que en 2005 “… el Presidente Evo fue elegido con el 54 por ciento, (como) el primer presidente indígena de Bolivia, primer presidente pobre y de los pobres”; que la derecha conspiraba contra el primer mandatario y que trató de “… tumbar al indio”.

Evo Morales nació en un hogar indígena empobrecido, aunque por los datos que se conocen no padeció pobreza extrema. Un indígena que se niega a pronunciar un discurso en quechua (que es su lengua nativa) o en aymara el que, al parecer, no habla. Esa falta se agrava cuando se quiere exigir que los otros funcionarios públicos hablen un lenguaje nativo en el ejercicio del cargo.

El Presidente, en el último tiempo de su residencia en Villa 14 de Septiembre (Chapare) no era un campesino y/o cocalero pobre, de acuerdo a la información que él entregó en una entrevista hecha por redactores del diario gubernamental Cambio, en la que leemos que el entonces dirigente de los productores de coca de esa región cochabambina contrataba los servicios de 15 ó 20 peones o proletarios (o ¿semiproletarios?) agrícolas. Gente que temporalmente vendía su fuerza de trabajo[1].

Aunque el entonces dirigente sindical cocalero no habla de los salarios que pagaba a sus dependientes, éstos cumplían una jornada prolongada, incluso laboraban en la noche y, falta saber si esos trabajadores percibían algún ingreso adicional por horas extraordinarias y por trabajo nocturno.

Sin embargo, cuando Evo Morales asume la Presidente de Bolivia, por primera vez, no era un campesino pobre. Para nosotros, apoyados en los datos entregados por él, se trataba y se trata de un campesino cocalero mediano, un pequeño burgués. Y los medianos propietarios, también en las condiciones del capitalismo dependiente y atrasado (como sigue siendo el boliviano) tratan de convertirse en propietarios grandes, en empresarios o burgueses, buscan enriquecerse. Y esto obedece a leyes de la economía y de la sociedad, es decir, a esas regularidades que transcurren incluso más allá de la voluntad de las personas.

Tiene especial importancia precisar que tenemos un Presidente que es mediano propietario, por tanto, es una persona que tiene mucho de común con los medianos propietarios del país: cocaleros, colonizadores, cooperativistas mineros, propietarios del transporte, comerciantes medios, industriales medianos. Es decir, grupos sociales, clases o fragmentos de las clases sociales con los que el Presidente tuvo y tiene alianzas, en este último tiempo privilegiadas, que se nota que son las que políticamente prefiere, según la realidad que está a la vista de los que quieran verla y que la lean o interpreten con ética y sin juicios anticipados.

El Presidente, además, de los agrupamientos sociales (y sus expresiones políticas consiguientes) tiene pactos con empresarios grandes, criollos y transnacionales.

Asimismo, la pertenencia de Evo Morales a esas clases o subclases sociales determina su conducta política, ante la falta de ideas avanzadas portadas por él. A cambio de esas ideas, el instinto del Presidente (ese “olfato político bárbaro” suyo) no basta para dirigir un proceso de cambios, si éste es verdadero.

El Vicepresidente, entre las cuestiones que revela en su discurso del 20 de mayo (2013) admite que ese pacto con los empresarios existe desde hace más tiempo del que conocíamos.

Específicamente, el segundo mandatario del país cuenta (lo que se ocultaba incluso a la mayoría de los movimientos sociales incondicionales a los gobernantes) que la nueva Constitución Política del Estado (CPE) expresa los intereses de lo que él llama “… núcleo originario, campesino, obrero, popular; pero también están los sectores empresariales. Está también —continúa— el mediano empresario, el profesional, el citadino que ha acumulado un poco de plata, todos están acá, esa es la virtud de este texto constitucional”[2].

Esos acuerdos con la derecha (para nosotros concesiones que los gobernantes les hacen a sus opositores) fueron establecidos para aprobar en el Congreso, autodeclarado Asamblea Constituyente, en reemplazo de la que funcionó en Sucre, la nueva Constitución y para evitar la guerra civil, de acuerdo a García Linera.

Para el segundo mandatario, esos acuerdos, constituyen el ejercicio de la hegemonía, la que para él es “dirección moral e intelectual, incorporando al adversario parcialmente, pero de manera subordinada en el proyecto dirigente de la sociedad”. Y agrega que ésa es una “lógica gramsciana”, de decir, de Antonio Gramsci, teórico de la política, quien plantea que la hegemonía es dirección y dominación al mismo tiempo: dirección respecto de los compañeros que comparten un proyecto político y dominación (incluso con la fuerza armada) de los enemigos de ese proyecto[3].

Recojamos la confesión del Vicepresidente: para aprobar la actual Constitución Política del Estado porque los gobernantes eran minoría en el Congreso —transformado en Asamblea Constituyente, como ocurrió en Bolivia en 1967, con Barrientos en el gobierno— optaron por un acuerdo con la derecha para evitar la guerra civil. Como resultado de ese acuerdo, los latifundistas fueron favorecidos porque sus tierras superiores a las 5.000 hectáreas son preservadas con sólo demostrar que cumplen una función económica y social. A eso se agrega otro acuerdo de los gobernantes, del Presidente especialmente, el saneamiento de tierras de los latifundistas fue postergado por cinco años, como sugerencia de la cumbre cochabambina de diciembre de 2011 y de enero de 2012.

En notas posteriores y en este espacio analizaremos otros temas demostrativos de las concesiones de los gobernantes, a empresarios que conservan su poder económico casi intacto, a cambio de lo que parlamentarios de la derecha votaron para que se apruebe la CPE que había sido modificada, con cambios esenciales y no sólo secundarios, como afirma García Linera en su discurso del 20 de mayo, desde el Palacio Quemado.

Una conclusión necesaria de esa interpretación es que el Presidente es un mediano propietario, fundamento económico y social de su actual comportamiento como gobernante, muy proclive a pactos con los de su clase social y contrario a los intereses de los empobrecidos de esta tierra. Una delación de ese comportamiento presidencial es: “Quiero socios y no patrones”, entre los empresarios.

Otra conclusión es que los gobernantes, así como lo hicieron para conseguir que se apruebe la CPE, modificada al gusto de los empresarios, tratan de someter a sus aliados naturales (con la fuerza policial y militar) en vez de “liquidar” y/o “someter” a sus enemigos, también naturales, a los que convierten en socios económicos y políticos suyos. Los gobernantes desarticularon un bloqueo de pobladores de Caranavi (mayo de 2010) y, en acción represiva, policías acabaron con la vida de dos estudiantes que eran “evistas”. Asimismo, el Presidente ordenó la represión de la VIII marcha indígena, en defensa del TIPNIS, en Chaparina (Beni-25-IX-11), antes los gobernantes resolvieron bloquear la llegada de esos marchistas a La Paz, para lo que dispusieron que colonizadores y luego policías impidan su paso en Yucumo (también Beni).

*Periodista

La Paz, 1 de junio de 2013.



[1] “En la cosecha de coca, de arroz, a las 6 de la mañana, ya tenía preparado el desayuno para 15 ó 20 peones. Tenía mi desayuno y luego mi almuerzo”, dice Evo Morales en la entrevista del 20 de enero de 2010 que publicó, en dos entregas, el diario gubernamental o estatal Cambio; conversación que aparece en los anexos del libro: Dirección Nacional de Comunicación Social-Dinacom. Del Estado Colonial al Estado Plurinacional, Imprenta Sagitario, La Paz, 2010, p. 128.

En esa entrevista el actual Presidente cuenta, además: “Y a las seis y media desayunaba, a las siete íbamos al lugar del trabajo con los peones, una media hora de ‘pijchada’ y empezábamos a trabajar. Al medio día volvíamos y, como ya tenía almuerzo preparado, les servía comida. Yo personalmente servía comida y otra vez nos íbamos a trabajar. Pero a las cuatro o cinco, me volvía con un peón para que me ayude a cocinar la cena. A las siete u ocho se comía. Algunos compañeros trillando el arroz, viniendo otra vez a las once, doce de la noche, son tantos peones, especialmente en la cosecha de arroz”. Del Estado Colonial…, p. 128 

[2] García Linera explica cómo se aprobó el actual artículo 168 de la Constitución Política del Estado que establece que los primeros dos mandatarios (hombres y/o mujeres), que tienen cinco años de mandato, pueden ser reelectos “por una sola vez de manera continua”. Citamos:

“Artículo 168 de la Constitución Política, redactada en el Congreso, redactada en Sucre por los constituyentes, modificada en pequeños detalles por el Congreso, fruto de acuerdos con sectores opositores, porque no se olviden, no teníamos dos tercios y para aprobar los cambios en la Constitución requeríamos dos tercios en el Congreso, y teníamos que conseguir votos de la derecha, entonces había que oír a la derecha porque si no, no había acuerdo, no se aprobaba en el Congreso, había que convocar a otra Asamblea Constituyente, otro calvario seguramente; entonces había que acordar, había que ceder parcialmente cosas, sin perder el núcleo central de liderazgo constitucional del movimiento originario, campesino, obrero, vecinal y popular, cooperativista y laborioso de nuestro país”. Discurso del Vicepresidente del 20 de mayo de este año.

[3] Álvaro García Linera, a propósito de la hegemonía, dice en el discurso citado: “La primera (propuesta) es de la guerra civil, enfrentamiento fatídico. La otra es la lógica que se llama de hegemonía, es decir, de liderazgo intelectual y moral, incorporando al adversario parcialmente, pero de manera subordinada en el proyecto dirigente de la sociedad. Y optó Oruro, los constituyentes optaron por una lógica gramsciana; no habíamos optado por guerra civil, por aniquilar al adversario o que nos aniquile; los constituyentes de manera sabia optaron por una inclusión subordinada del adversario dentro un texto magno llamado nueva Constitución”. Discurso suyo del 20-V-13.

Antonio Gramsci, fundador y dirigente del Partido Comunista Italiano, que escribió lo fundamental de su obra teórica en una prisión fascista, sobre la hegemonía, afirma: “El criterio metodológico sobre el cual es preciso fundar nuestro examen es éste: que la supremacía de un grupo social se manifiesta en dos modos, como ‘dominio’ y como ‘dirección intelectual y moral’. Un grupo social es dominante de los grupos adversarios que tiende a ‘liquidar’ o a someter incluso por la fuerza armada, y es dirigente de los grupos afines y aliados. Un grupo social puede, incluso debe ser dirigente ya antes de conquistar el poder gobernante (ésta es una de las condiciones principales para la conquista misma del poder); después, cuando ejerce el poder y aun cuando lo tenga fuertemente en sus manos, se vuelve dominante, pero debe continuar siendo también ‘dirigente’”. A. Gramsci. El risorgimento (Cuadernos de la cárcel), Juan Pablos Editor, México D.F., 1980, p. 99.

Uno es el razonamiento no gramsciano de A. García L. y otro, contrapuesto, el del dirigente comunista italiano, A. Gramsci.

 

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