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Flechas yurakarés

Alejandro Almaraz*

Miércoles, 18 de junio de 2014

Alejandro Almaraz

Todavía se escuchaban las voces del indignado repudio ciudadano a la última agresión machista del alcalde Percy Fernández, que esta vez manoseó y acosó en público a una periodista, cuando el presidente Evo Morales irrumpió, en escena, para expresarle su tácita, pero vehemente y hasta apasionada felicitación.

No cabe interpretar de otra manera que, estando aún tan fresco el escándalo y la indignación generalizada, lo haya colmado públicamente de resonantes elogios y haya expresado su convencida identificación con él.

Pero las palabras de Morales no quedaban en la mera congratulación del Alcalde manos largas, se trataba de sellar y celebrar la sólida alianza política que los une. Según el propio Morales, tan entrañable e indisoluble es su unión, que los seguidores de uno y otro, fundiéndose en una sola multitud palpitante, deberían también fundir sus nombres al grito de Pevo.

En todo caso, no hay nada de novedoso ni extraño; la alianza entre el MAS y Percy Fernández tiene ya cierto recorrido, ejerce el gobierno municipal de Santa Cruz, y sus fundamentos ideológicos y políticos son plenamente coherentes y verdaderamente profundos.

En efecto, las coincidencias de estos dos líderes que, dadas sus fuertes características caudillistas, determinan las coincidencias de sus respectivos movimientos políticos, son muchas y muy importantes. La primera de ellas, tanto por su notoriedad como por su significación, es su descontrolado y agresivo desprecio hacia las mujeres, pública y descarnadamente expresado en incontables ocasiones.

 El uno tiene el mórbido hábito de manosear a la mujer que se le ocurra, sin importarle quién sea o que las circunstancias sean públicas, y cuando el escándalo, el repudio y las amenazas de juicio lo obligan a "disculparse”, sus disculpas no admiten falta alguna de su parte, endilgando toda la culpa a los periodistas. El otro tiene la inclinación, también obsesiva y enfermiza, de burlarse y ofender a las mujeres para destacar su virilidad, lo que, por lo visto, es para él una verdadera urgencia. Es así que celebra regocijado las coplas que lo muestran bajando los calzones de sus ministras, convoca a sus bases cocaleras a "enamorar” a las indígenas del TIPNIS para doblegar la resistencia a su proyecto carretero, o sugiere que los embarazos de las mujeres campesinas son los resultados de su programa "Evo Cumple”.

Éste, a diferencia de aquél, no siente ninguna necesidad de disculparse, pues está seguro de su impunidad y de las justificaciones con que cubrirán sus actos machistas, siempre oportunas y diligentes, las dirigentas de las Bartolinas, las legisladoras masistas, o las propias ministras de calzones cantados.

Para la militancia de estos dos oficialismos coludidos, esta trágica coincidencia de sus líderes en el machismo exacerbado, si es que algo de negativo tiene y no aporta más bien a los rasgos admirables de los jefes supremos, es absolutamente leve e irrelevante.  

Son graciosas travesuras, algo picantes pero inofensivas y amparadas por la tradición. Lo peor que se podría decir al respecto es lo dicho hace poco por una legisladora del MAS aludiendo a Percy: que es un metemano pero hace obras. A despecho de la complacencia oficialista, incluyendo la que expresan con su silencio los connotados constructores del "hombre nuevo” y las radicales militantes feministas, éste es un asunto de la mayor y más reveladora significación ideológica.  

El pensamiento machista y patriarcal del que brotan y al que reproducen las agresiones de Evo y Percy, es el sustento ideológico de una de las relaciones de dominación global  más destructivas en la sociedad, y es absoluta e irremediablemente opuesto a toda perspectiva de igualdad y justicia en la misma.

Como ocurre siempre cuando las coincidencias tienen profundidad ideológica, las de estos dos líderes se prodigan en múltiples aspectos de la política y la gestión estatal: su plena adscripción a la concepción letrinocrática de desarrollo, su comprensión igualadora de progreso y pavimento, su permanente recurso a la intimidación y la prebenda como método y estrategia fundamentales en su accionar político, su desesperada necesidad de poder y, por supuesto, su certeza de ser los líderes providenciales únicos, cuyo destino salvador los sitúa por sobre todo y todos, incluyendo la democracia, la ley y la dignidad de las mujeres. El mismo Evo reconocía, sin por ello retirar su entusiasta convocatoria al vocerío de las claques oficialistas, que Pevo suena feo. Es cierto, pero suena como lo que nombra. Aunque, como todo es perfectible, también esta correspondencia podría hacerse más plena con algún pequeño ajuste.

*Fue Viceministro de Tierras.

Aunque, como todo es perfectible, también esta correspondencia podría hacerse más plena con algún pequeño ajuste.

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