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La mezquindad oligarquica con el Proceso de Paz

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COLOMBIA y la segunda vuelta electoral. (Análisis de situación,

y mensaje desde Cuba del Comandante de las FARC, Iván Márquez)

por Allende La Paz (AGENCIA ANNCOL)

30 mayo 2014

Es de tal tamaño la mezquindad de la oligarquía en el poder que ahora pretenden que las FARC-EP salgan corriendo a “brindarle apoyo al presidente” Santos. Ello se colige de lo planteado por los “perifoneadores” del régimen oligarquico-mafioso, quienes califican de “ruindad” la posición de las FARC de esperar a ver qué pasa después de las elecciones.

Debemos puntualizar —desde nuestra civilidad— que hay varios puntos a tener en cuenta.

Primero, que no es del interés de las FARC y mucho menos del pueblo “darle la mano” a JMSantos —ahora que tiene “la soga al cuello”— ya que el presidente ha demostrado a lo largo de los años que es un “enemigo del pueblo”. Recordemos la posición de JMSantos cuando era ministro de Hacienda. ¿Propuso algo que favoreciera al pueblo? Jamás. ¿Propuso algo para favorecer al pueblo como senador de la república? Jamás. ¿Hizo algo como ministro de Defensa? Jamás, por el contrario. Ahí están los “falsos positivos” o ejecuciones extrajudiciales como prueba.

Segundo, tenemos que señalar que ninguna organización revolucionaria popular “tiene el deber” de apoyar las políticas estatales, por muy buenas que fueran, porque lo bueno del Estado es siempre malo para el pueblo. Olvidémonos de ese cuentico de que como “oposición revolucionaria” tenemos que apoyar a un candidato oligárquico porque es el menos malo, o de que “votaremos” en el Parlamento las mociones “buenas” del Estado burgués. Recordemos no más el error histórico de Petro votando a Ordóñez.

Tercero, las FARC no tienen ninguna obligación de “darle una manito” a Santos porque éste individuo a toda hora está vanagloriándose que él “si les ha dado duro a las FARC” para quedar bien con los oligarcas tradicionales y mafiosos del país. Las FARC no apoya a Santos porque Santos representa todo lo que las FARC han combatido toda la vida, es decir, Terrorismo de Estado, clientelismo, politiquería, corrupción, etc, etc. Precisamente por eso es que hemos visto a las FARC “fresqueadas”, sintiendo que les “corre un fresquito por la cara”.

Hasta aquí lo concerniente a las FARC. Otra cosa es lo que concierne al movimiento popular. El interés primordial del pueblo es que en la Mesa de Conversaciones de La Habana se alcance la solución política al conflicto interno colombiano. Ello significa que al movimiento popular sí le interesa saber a quién votaría en caso de que decidiera hacerlo. Los dos candidatos han expuesto sus posiciones. Paz (Santos) o Guerra (el “Títere”). Lo que no significa que “tocaba salir corriendo” a manifestar el apoyo a Santos, sin antes llegar a un Acuerdo programático firmado entre Santos y los partidos populares, porque ahí sí quedaría el movimiento popular sin nada entre las manos y con la certeza de ser un “regalado”, cosa que siempre sucede.

El movimiento popular tiene la obligación de pensar con cabeza fría si le conviene o no uno u otro candidato, conociendo como conoce a los dos candidatos oligárquicos tradicional y mafioso, porque a decir verdad ninguno de ellos es prenda de garantía de que lo que promete sea realidad. Los dos son clientelistas, neoliberales, corruptos, terroristas de Estado, etc.

Lo que sí queda fuera de toda duda es que el movimiento popular debe salir a defender el roceso que se adelanta en la Mesa de La Habana porque ella responde a sus propios intereses de clase, así también responde de una u otra manera a los intereses de un sector oligárquico que no quiere más guerra en Colombia. Mas son los sectores oligárquicos los que tienen que salir a luchar con todo por el triunfo de Santos, en primer lugar el mismo Santos, quien ha demsotrado una paquidermia, indecisión e inconsecuencia en el tema. Es más, el proceso de La Habana puede defenderse de miles maneras, combinando acertadamente todas las formas de lucha de masas, sin despreciar ninguna.

Al salir a defender el proceso de La Habana puede que haya coincidencias con Santos, pero esa defensa nadie puede entenderla como la subordinación del movimiento popular a la continuidad o no de Santos. El movimiento popular está movilizándose por sus propios intereses de clase y los intereses de clase del pueblo marcan la pauta de la necesidad de la continuidad del proceso, independientemente de quién gane.

Porque hay una verdad axiomática. La Paz en Colombia tarde o temprano, quizá más temprano que tarde, dependerá de un proceso político de Paz ya que la salida militar hasta los mismos “enemigos de la Paz” saben que es —y será— imposible lograrla. La derrota del Plan Colombia y la reducción acelerada del porcentaje de participación del imperio del norte en el financiamiento del Plan nos evidencia que el imperio tiene puestos sus ojos en regiones muy cercanas y ricas en petróleo ya que Colombia desde hace unos años ni es un país petrolero, ni exportador de petróleo. De allí resulta el involucramiento de países del área en los diálogos de la Habana.

Si de mezquindad tenemos que hablar, tendríamos en primer lugar que señalar la mezquindad de toda la oligarquía con el proceso de La Habana. Así, señores oligarcas, a pellizcarse!

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