Editorial de Aquí 300
¿Amenaza de otro fraude electoral?
El masismo y sus amigos tratan, y se supone que tratarán en lo sucesivo, de hacer creer que ganaron las elecciones del 20 de octubre del año pasado, y que en ellas no hubo fraude electoral o manipulación informática dolosa de esos resultados.
Entre otras, esa parece que fue y que es la intención del llamado estudio de los dos investigadores que publicaron una nota periodística en el diario Washignton Post, en el que se afirma que no hubo ese fraude o manipulación informática, como estableció la auditoría de la OEA, que confirmó la manipulación informática dolosa o fraude electoral. Lo que desmiente, asimismo, la supuesta victoria electoral de Morales y de García el año pasado.
Antes de aquel informe de auditoría, el gerente de la empresa supervisora del recuento de votos, Álvaro Andrade, desde Panamá, informó que en el trabajo para el que fue contratada su empresa, ésta constató que se cometió la manipulación informática dolosa y que por tanto los comicios del pasado 20 de octubre estaban viciados de nulidad.
Andrade, hace horas, por medios de difusión bolivianos, ratificó esa opinión y agregó que es político el criterio de los dos investigadores citados.
En Bolivia, la minoría o la tercera parte de la población que apoya al MAS, toma como verdades las mentiras de los exgobernantes, como aquella que al exPresidente autoritario de nuestro país, se le ha robado su fraudulenta victoria electoral del año pasado.
Esa mentira, además, da lugar a que los exoficialistas digan, ahora, que el triunfo electoral suyo, el próximo 3 de mayo, demostrará que el MAS sigue siendo la primera fuerza política-electoral en Bolivia.
En las páginas de este semanario virtual, hace más de un año, sostuvimos y sostenemos que hubo otras formas de fraude que favorecieron a Morales-García y que éstos sólo ganarían, con fraude, esas elecciones anuladas.
Esas formas del fraude electoral las resumimos aquí:
—El desconocimiento del resultado del referéndum del 21 de febrero (el F21) y la sentencia de los vocales del Tribunal Constitucional Plurinacional, en funciones entonces, que determinó la repostulación sin límites de Morales y de García. Esos fueron actos fraudulentos visibles, que violaron la Ley Fundamental de Bolivia.
—Los carnets de identidad (doble), regalados a militantes del MAS o simpatizantes suyos, con los que sus portadores se inscribieron y votaron no se sabe cuántas veces. Ese fraude es difícil de comprobar.
—El cambio de los destinatarios de los votos en la mesa electoral; esta falta se comete sin más testigos que sus autores, y no se registra el “delito” electoral cometido por masistas y sus cómplices, lo que sí ellos saben hacer.
—El llamado voto “comunitario” mediante el cual, todo poblador del campo y de lugares sin control de jueces y jurados electorales (o con la participación de los últimos), en reuniones o fuera de éstas, los dirigentes en esos sitios, impusieron votar por Evo Morales. Otra vez lo harían con vistas al 3 de mayo.
—El miedo que impusieron entre empleados públicos y otros ciudadanos, con la amenaza de pérdida del trabajo o que se acabaría la estabilidad política y económica sin el dirigente cocalero en la Casa Grande del Pueblo. Ese miedo se extendió hacia los compatriotas que en 14 años recibieron dinero sin merecerlo, es decir, fueron pagados para que se movilicen, aplaudan al otrora Presidente y voten sin consultar los intereses del pueblo y del país.
—La compra directa e indirecta de votos. La compra directa se la practicó, como cuando se adquiere una mercancía en el mercado y como si los votos fueran materia de compraventa. La compra indirecta, en cambio, se la realizó con los regalos diversos de Morales, con dinero de los bolivianos; así como cuando el principal gobernante ayudó a dirigentes del transporte, en La Paz, para que aquéllos ni siquiera rindan cuentas, por ejemplo, del dinero que se recaudó en la autopista de la sede de gobierno a El Alto, el que debió destinarse para el seguro de salud de ese sector empresarial-laboral.
—Evo Morales, en actos en los que entregaba obras, pedía el voto de los beneficiarios.
Algunas de esas formas del fraude electoral, consumadas por el oficialismo de ayer, podrían ser intentados por los masistas. Tienen experiencia en esa materia y casi nunca dejan huellas de esas faltas o delitos electorales.
Recordamos un dato: Morales, como para defender la candidatura a la Presidencia de Luis Arce Catacora, por el MAS, en Buenos Aires, afirmó que ese exMinistro-Candidato, según encuestas, tenía el 79 por ciento de las preferencias electorales.
Otra afirmación de los exoficialistas es que ganarán en la primera vuelta y expresan su temor respecto de una posible segunda vuelta electoral.
Si pierden los candidatos masistas, lo más probable es que cuando menos los masistas alegarían que hubo fraude electoral, que se nieguen a consentir los resultados del 3 de mayo y pidan auditoría por una comisión en la que estaría el Papa Francisco, como sugirió Morales antes de su renuncia y de su autoexilio.
Actualmente es más difícil que los masistas ejecuten fraude electoral, pero lo más probable es que lo estén armando y que lo intenten.
El fraude electoral, que no deja de ser un riesgo, no será tal cual ocurrió el año pasado. Sin embargo, no se lo debe descartar, especialmente, ante masistas y los electores que lo apoyan que, ahora está más claro, en todas las consultas electores de los últimos 14 años, hubo algún tipo de fraude.
Otra vez los masistas ponen en movimiento a sus electores cautivos, la tercera parte de los bolivianos, pero sus reservas se agotan.
Lo más probable, asimismo, es que el fraude electoral no sería lo principal en el comportamiento de los masistas en las elecciones del 3 de mayo, cuya campaña hasta podría desbordarse.
Ante esta situación, la vigilancia de los ciudadanos debe ser tan rigurosa como antes, incluso respecto de la campaña de la Presidenta interina y candidata a la “reelección”, a la que otra vez nos referiremos en este espacio, porque hizo y hace varias de las cosas por las que Morales-García fueron rechazados.
Además, la publicación a la que nos referimos en esta nota, internamente consigue aún sembrar dudas respecto de la auditoría de la OEA e implícitamente respalda las mentiras de Morales, como la referida a un aparente robo de la victoria electoral del dirigente cocalero, el año pasado, reiteramos.
Jamás tenemos que olvidar, asimismo, que el pueblo mayoritariamente se alzó contra Morales y su régimen, ante el descomunal fraude electoral o manipulación informática dolosa en las elecciones del 20 de octubre del año pasado.
Y, de nuevo, la vigía del pueblo no debe fallar en las elecciones cuya campaña está en marcha.