Editorial de Aquí 287
Desde que fueron derrotadas las dictaduras militares y fascistas en nuestro país, la principal forma de lucha por el poder político, es la “vía electoral”.
Sin embargo, en estos últimos días las acciones en las calles y caminos: cabildos, marchas, vigilias, bloqueos…, básicamente, son emprendidas por encargo de los gobernantes y por quienes los respaldan para que se reconozca la victoria electoral del 20 de octubre de este año, en la primera vuelta, de Evo Morales y Álvaro García, considerada cada vez por más bolivianos como fraudulenta.
Las acciones señaladas, sobre todo las que emprenden los oficialistas, son violentas y es necesario que advirtamos que podrían ser más violentas, pese a las declaraciones en las que prometen, unos y otros, un movimiento pacífico.
La violencia de los masistas, y quizá de sicarios a su servicio, evidencian un rasgo de crueldad e incluso una disposición criminal de quienes perderían los privilegios concedidos por Morales, los últimos 13 años.
Cuentan en ese comportamiento, asimismo, los prejuicios (no son juicios), como el rechazo a un racismo donde no existe; la defensa del voto campesino por supuestos anticampesinos de las ciudades; la preservación aparente de la democracia por los que la violan todos los días; el reclamo de un triunfo electoral fraudulento de Evo-Álvaro.
No lo dicen tanto los últimos días, sin embargo, los masistas creen que defienden el llamado proceso de cambios o la denominada revolución democrática y cultural.
En este período de 13 años hubo y hay cambios dentro del capitalismo dependiente y atrasado que en nada modifican, positivamente, las actuales formas de producir bienes y servicios en nuestro país.
En el proceso de cambios o revolución democrática y cultural, de lo que hablan los oficialistas, sus constructores y sus dirigentes no son las masas. Por tanto, en ese quehacer la emancipación de los trabajadores no es obra de ellos, al revés, desde la Casa Grande del Pueblo se busca hacer creer que Evo Morales es el que, supuestamente, lo hace todo y lo dice todo, lo que es una mentira que echamos a la basura los que tenemos sentido común.
El bloque de los alzados, de gente sin militancia partidaria en su mayoría, rechaza la auditoría que preside la OEA, exige anular las elecciones del 20 y la realización de otras, con nuevos vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Dentro de un paréntesis cabe decir que hay pruebas, reclamadas por los gobernantes, sobre el fraude electoral: las que entregó hace días el Ing. Edgar Villegas, de la UMSA. A esas pruebas se suma la información sobre las irregularidades de los comicios del 20, del ejecutivo principal de la empresa contratada para auditar el cómputo de la consulta electoral del 20 de octubre, informe al que acompañó un juicio que le pone una lápida a esa consulta: especialmente los cómputos de ésta son “un carnaval” y tienen “vicios de nulidad”, señaló para la red Erbol.
Álvaro Andrade, vocero de aquella empresa, para la Televisora de la UMSA, agregó que todo el proceso electoral del 20 de octubre está viciado de nulidad.
Adquiere fuerza, asimismo, una tendencia de ciudadanos que proponen pacificar el país, para lo que proponen la búsqueda de un acuerdo político; pacificación con soluciones, se debe añadir.
Curas y laicos católicos efectuaron marchas para demandar la pacificación en Potosí y Cuatro Cañadas (norte de Santa Cruz), así como mujeres en El Ato, en Cochabamba y en La Paz.
En el norte de Potosí, con el centro en Llallagua, el Delegado del Defensor del Pueblo es el que encabezó las marchas por la pacificación de Bolivia, porque es urgente preservar la seguridad y la vida de los bolivianos, afirman.
El vicepresidente García ha dicho que cívicos y políticos (Camacho y Mesa) promueven los enfrentamientos en el país, con ideas racistas y fascistas.
Existen manifestaciones de racismo, en unos lugares más que en otros, pero ese racismo es de indígenas respecto de mestizos y de éstos hacia los indígenas.
El fascismo sobrevive entre grupos parapoliciales y paramilitares, como la Unión Juvenil Cruceñista que, estos días, no aparece de cuerpo entero. Corrían los primeros meses del primer mandato de
Evo Morales y un vocero de la Unión Juvenil Cruceñista afirmó, para el semanario paceño La Época, que si Hitler se hubiera enterado de que había aymaras en la tierra los hacía fusilar a todos.
Entre los jóvenes kochalas podría haber al menos profascistas. Un dato podría dar pistas respecto de las ideas y el accionar de esos jóvenes, definidos como la guardia de los cívicos: varios de ellos fueron entrenados por militares jubilados que, aunque unos pasivamente, estuvieron muy cerca de los dictadores militares y fascistas, o por su oficio otros, integraron algún servicio de aquellas dictaduras.
Sin embargo, entre los integrantes del bloque social y político oficialista, además de los masistas fanáticos, habría sicarios (que matan por plata), gente vinculada a los narcotraficantes y a empresarios, como los de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), y/o a militantes de la derecha.
Los masistas, además, tuvieron y quizá tengan ahora, acuerdos con sectores de la Unión Juvenil Cruceñista y/o con jóvenes influidos por el exprefecto de Pando, Leopoldo Fernández, varios de los que trabajaron y trabajan con el Gobernador masista de aquel departamento.
No debe descartarse que el atentado de las últimas horas, cometido en Machacamarca (Oruro), que cortó la energía eléctrica a varias poblaciones, quizá fue cometido por gente allegada al masismo,
Constatamos que siguen las diferencias entre los dirigentes del alzamiento de la mayoría de los bolivianos contra el régimen de Evo Morales.
Esas diferencias, sin embargo, no parecen insalvables ahora, veremos después.
Estos días se concentran dirigentes y seguidores de esos movimientos departamentales y regionales.
El Presidente del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) ha dicho que no se irán de La Paz mientras no conquisten la democracia.,
El Presidente del Comité Pro Santa Cruz, que ya no oculta que busca influir más que otros líderes regionales en el actual movimiento ciudadano y popular, ha llegado a La Paz, también para quedarse. Este dirigente cívico continúa la tradición, es portador de ideas contrarrevolucionarias, resumidas en los mueras al comunismo que difunde en Santa Cruz. Además, en estas páginas recordamos que el Comité Pro-Santa Cruz sigue siendo el partido político informal de la derecha de aquella región oriental.,
Por esa realidad hubiera sido preferible una convergencia de los alzados contra el régimen de Morales: Marchar separados, pero apuntar al mismo blanco, se decía durante las dictaduras, entre los bolivianos y los uruguayos.
Evo Morales acaba de afirmar que no va a renunciar y que con sus huestes defenderán el proceso de cambios y la revolución democrática y cultural.
Esa proclama de Morales se la debe tomar con responsabilidad en las filas de los alzados que exigen su renuncia.
A un gobernante autoritario, que quizá devenga en dictador desembozado, hay que derrotarlo con la fuerza de la masa (Zavaleta), para lo que se debe contar con fuerzas que sean superiores a las suyas.
Sobre la pacificación con soluciones para Bolivia, sólo podría abrirse paso como salida a la crisis que enfrentamos, si los bloques sociales y políticos, que se disputan el poder gubernamental en Bolivia, descubren y se convencen de que ninguno de ellos puede imponerse.
En este momento Morales, con su bloque sin legitimidad, tiene la fuerza como para vencer, a sangre y fuego, pero parece que carece de la certeza de lograrlo.
Veremos, quizá el motín policial ayude a definir el rumbo del alzamiento cívico-popular.
Este bloque ciudadano y popular se apoya, básicamente, en la espontaneidad que le da fuerza, aunque actualmente organizan hasta donde es posible en días, a sus integrantes, pero tampoco tienen llano el camino para triunfar.
Las gestiones de pacificación con soluciones son iniciales, aunque promisorias.
No hay empate, y menos catastrófico. Lo que debemos esperar es que las pruebas del fraude electoral que beneficia, en este momento a Morales, ayude al bloque ciudadano y popular a sumar más y más fuerzas, así de veras temblarán los oficialistas y sólo entonces podrían doblar las campanas por la derrota de los fraudulentos, que no tienen atenuantes.
Y, aunque a ciertos compañeros no les guste, quizá la vía para sacarlo del poder a Morales sean las nuevas elecciones, porque las fuerzas ayudarían a materializar ese camino y no otro, como el de la insurrección popular.