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Fraude desmedido les da la victoria electoral a Morales y a García

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Editorial de Aquí 285

Un fraude desmedido y encubierto les da la victoria, en las elecciones del 20 de este mes y en la primera vuelta, a Juan Evo Morales Ayma y a Álvaro Marcelo García Linera, los que para repostular, a la reelección indefinida, violaron la Constitución y otras normas.

En favor de los mismos mandatarios, los miembros del Tribunal Constitucional Plurinacional, cometieron prevaricato.

Los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) perpetraron delitos electorales para habilitar, a una cuarta repostulación, la de este año, de los candidatos Evo-Álvaro, así como antes, los integrantes de ese Tribunal, habilitaron, a Morales y a García, para una tercera repostulación, hace cinco años.

Ambas sentencias que dispusieron las dos habilitaciones lesionaron normas constitucionales.

Los candidatos oficialistas, desde su tercera repostulación, son anticonstitucionales, vale decir, fraudulentos sin atenuantes.

El del domingo 20, fue y es un fraude desmedido y encubierto —que no aparece en las actas de escrutinio— por eso es imposible que sea descubierto ahora: quizá debió ser develado el momento del sufragio, para lo que se requería vigilancia extrema, la que no hubo ni se la intentó.

Explicamos:

El régimen de más de 13 años utilizó recursos públicos y parte de aquel tiempo para distribuir carnet de identidad gratis, cédulas inauténticas, con las que sus portadores, se han inscrito o se habrían inscrito en el padrón electoral, sin que se sepa cuántos de ellos y cuántas veces, los que eran y son militantes y amigos del MAS.

Esas inscripciones ilegales ocurrieron especialmente en provincias y entre electores del campo y, también, en ciudades intermedias, como en Riberalta (Beni); irregularidad que fue denunciada y puesta a la vista y para los oídos de la gente, por medios de difusión. Esas inscripciones, asimismo, han sido consumadas en las ciudades capitales.

Y esos votantes han repetido una elección irregular las veces que han podido. Además, esas operaciones han sido facilidades por la ausencia de un registro de veras biométrico porque, en la votación del 20, no se registraron en aquel sistema las huellas digitales del sufragante, en tanto que el registro de la huella digital del dedo pulgar de los votantes se lo realizó al viejo estilo: con tinta china vaciada en un tampo. El registro biométrico, para elecciones, recordemos, se utiliza en varios países latinoamericanos y caribeños.

Esos votos, ciertamente fraudulentos, han sido registrados, como si hubieran sido normales, en las actas de escrutinio —las únicas que se toman en cuenta para el conteo oficial de los votos— y por ello no demuestran aquella votación fraudulenta. Por tanto, una posible auditoría de esas actas quizá no alcance a constatar el fraude, es decir, no ayudaría a conseguir prueba de ningún fraude electoral, como pide el presidente Morales y otros voceros del gobierno.

Esta es la razón, mejor dicho la sinrazón principal, por la que los delegados de la OEA, por más que realicen una auditoría rigurosa, no descubrirían aquellos votos fraudulentos en favor de Evo-Álvaro, sobre los que se escribe en estas líneas.

Es posible, asimismo, que los masistas hayan cambiado actas de la votación, con resultados modificados en beneficio de Evo Morales y de Álvaro García. Esas actas alteradas y/o cambiadas, quizá sea posible detectarlas, para lo que se requiere tiempo, dinero y personal suficiente: porque son 30.000 esos documentos, aunque por muestreo acaso se acelere un proceso de esas características.

Por su parte, el candidato presidencial del Movimiento Tercer Sistema (MTS) denunció que en varios puestos electorales paceños, los votos por él fueron anotados para Morales. En esos casos no hubo cambio de actas, por lo que no tienen huellas de esa anotación, inequívocamente, fraudulenta.

Aquel candidato aseguró que tiene testigos para demostrar aquella acción, sin duda, fraudulenta. El Gobernador de La Paz, agregó que con esa votación que era suya, hubieran sido elegidos cinco diputados del MTS por La Paz. Esta última estimación la citamos sólo porque complementa ese testimonio. Apoyado en esos hechos fraudulentos la autoridad paceña plantea la anulación de las elecciones del último domingo.

Una conclusión sobre esa votación anómala es la que sigue: la suplantación de votos de campesinos y otros electores no campesinos es o no irrespeto o violación de principios, así como lo es (o no) aumentar ilegalmente la votación y presentarla como respaldo electoral al oficialismo, el que ha sido ejecutado por oficialistas.

En estas páginas de Aquí señalamos que otra forma del fraude electoral, que preparaba el oficialismo, para consumarla allí donde le fuera posible, consistió en anotar la mayor cantidad disponible de votos para los candidatos Evo Morales y Álvaro García, y pocos o ninguno para los otros postulantes.

Un ejemplo de ese tipo lo dio un partidario del MAS, desde la provincia Muñecas de La Paz, el que dijo que en varias mesas de ese lugar ganó el candidato de la Casa Grande del Pueblo con el 98 por ciento de los votos lo que, según él, muestra el apoyo “masivo” a Evo-Álvaro. Sin embargo, esa votación sospechosa, para darle una calificación, se inscribe entre la votación fraudulenta del domingo 20, la que no se lee como tal en ningún acta de escrutinio.

La compra directa e indirecta de votos, con dinero de la cooperación internacional y procedente del trabajo de los bolivianos, también constituye una votación fraudulenta, como dijimos en estas páginas.

Antes, los masistas compraron votos, como cualquier otra mercancía, y para las elecciones de este año lo hicieron, otra vez, con creces.

La compra directa de votos, por Evo Morales, fue con regalos de volquetas a cooperativistas-empresarios mineros; por el Presidente, asimismo, fueron obsequiados tractores a varias alcaldías de Cochabamba, durante los festejos del último 14 de septiembre.

Una compra indirecta de votos fue y es la protección de gobernantes a los dirigentes de los choferes de La Paz que depositaron, en cuentas bancarias privadas, el dinero recaudado en la tranca de la Autopista de La Paz, fondos que debieron utilizarse para el servicio de salud de ese sector social. La confesión de uno de esos dirigentes, creemos, confirma esta aseveración. Al respecto, ese dirigente sindical fue: los choferes no tenemos otro medio que apoyar al compañero Evo Morales.

Los militares tienen gratitud hacia el Presidente porque éste dispuso la renta para los jubilados, de esos empleados del Estado, la que suma la totalidad de lo ganado por ellos, lo que no sucede con ningún otro personal del sector público.

El miedo, descargado por los gobernantes, entre los empleados públicos, ha servido para condicionar los votos de esos dependientes del gobierno, por los candidatos oficialistas.

La votación, supuestamente, decidida en comunidades, para los candidatos oficialistas, es otra modalidad de votación fraudulenta.

Todas aquellas formas fraudulentas de votación tampoco aparecen en ningún acta de escrutinio.

La votación fraudulenta en beneficio del oficialismo no se muestra en ningún acta de escrutinio, porque fueron encubiertos, por lo que es imposible que sean descubiertos, después de las elecciones, a las que algunos las definieron como fiesta democrática.

El presidente Morales desafía, especialmente a observadores electorales de la OEA, para que demuestren el fraude electoral que denuncian sobre todo ciudadanos sin militancia partidaria y militantes de partidos o frentes, como la Comunidad Ciudadana. (CC).

El fraude electoral al que nos referimos, de acuerdo a la información disponible, se desplegó sobre todo en el agro y ciudades intermedias, pero también en capitales departamentales, reiteramos.

Esa votación fraudulenta fue y es decisiva para la victoria electoral del oficialismo, en la primera vuelta.

La exigencia de estos días, de la mayoría de los bolivianos, para que se respete el voto de los ciudadanos y que en consecuencia se convoque a una segunda vuelta electoral puede ser ilegal, pero es legítima debido no sólo a la manipulación informática de la votación, sino a las diversas formas de fraude a las que nos referimos en esta nota.

Empero, no debemos perder de vista que lo que se disputó y se disputa es el poder político, por lo que advertimos que Evo Morales, que es el único que manda y como ha dicho, la segunda vuelta no va porque él fue reelegido en la primera vuelta y es una ingenuidad esperar que pasivamente renuncie a esa su victoria.

Por lo informado y por las opiniones resumidas aquí, afirmamos que la segunda vuelta o la anulación de las elecciones del 20 de este mes, tendrían que ser impuestas por “la fuerza de la masa” (Zavaleta), es decir, por la gente movilizada estos días, aunque con una dirección heterogénea, tiene que triunfar, lo que no será facilitado por el oficialismo; porque éste, en cambio, defiende y defenderá su triunfo fraudulenta, como si hubiera sido labrado con procedimientos constitucionales y legales.

La espontaneidad demostrada en las acciones de estos días, con la organización insuficiente todavía, sin embargo, son elementos que refuerzan la esperanza de que esas masas cuando menos avanzarán para derrotar, más temprano que tarde, a Evo Morales y sus movimientos sociales, lo que nosotros acompañamos, con declarado optimismo.

Es, pues, el momento de la lucha que respaldamos, a pesar de todo, aunque no tengamos fuerza propia para aportar más, como requiere el movimiento de estos días.

Sin embargo, confiamos en que la sabiduría del pueblo boliviano se manifieste, otra vez, como el último domingo y arrinconen a Morales, García y sus llunkus que están nerviosos ante el riesgo de que empiece su desplazamiento del poder político que usan sobre todo en beneficio de los medianos propietarios (cocaleros, colonizadores, cooperativistas-empresarios mineros) y dirigentes sindicales que utilizan el cargo para acomodarse y vivir bien; gobernantes que, también, tienen como socios a empresarios grandes, criollos y transnacionales, como a los de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), a los que benefician sin extravíos; militares y policías, con pagos legales y extralegales, siguen como guardia de los gobernantes que festejan la posibilidad abierta de reproducir su poder, pero ante una renovada oposición a Evo Morales, que no la tuvo anteriormente, la que busca agigantarse.

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