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Colonizadores que recibieron tierras gratis las “pagarán” con votos por Evo Morales

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Editorial de Aquí 282

Durante el gobierno de Evo Morales, al menos 50.000 personas recibieron tierras, a título gratuito, en la Chiquitanía: son colonizadores, que depredan bosques, luego siembran allí, a pesar de que las nuevas tierras que ocupan tienen vocación forestal.

Los detentadores de esas tierras son “chaqueadores”, defendidos por el presidente Morales (aquí, en la ONU, en Leticia-Colombia), aunque no se sabe cuántos de ellos habrían provocado el incendio que acaba con el bosque chiquitano.

Los nuevos inmigrantes, en la Chiquitanía, están agrupados, según expertos, en 1.400 comunidades y se estima que con esposas e hijos esa población llegaría a 200.000 almas.

Antes, el gobierno actual, asimismo, concedió tierras a 1.200 “campesinos” en Pando; según se conoció, varios de los cuales las abandonaron, entre otras cosas, porque les afectó el calor, las lluvias e incluso el régimen laboral de la región, desconocido por ellos.

Mediante ley, los últimos meses, se dispuso la concesión de tierras, en Pando, a 63 familias.

En San Ignacio de Velasco (Santa Cruz), cerca de los actuales incendios, más de 1.200 personas, procedentes de varios confines del país, recibieron tierras con facilidad, no obstante, de que los lugareños pidieron que, en primer lugar, esas tierras se les conceda a ellos, porque consideran que tienen derecho prioritario y que, además, las necesitan, aunque sea para nuestros hijos y nietos, declararon dirigentes de ese sector.

Los primeros habitantes de San Julián y Cuatro Cañadas (Santa Cruz) llegaron de distintos lugares de Bolivia y  convirtieron las

tierras, que se adjudicaron gratuitamente, en campos de cultivos de soya transgénica, como ellos han dicho en ocasión de un movimiento reciente con el que exigieron mejores precios para ese producto que, en mayor cantidad, se exporta hacia Europa, donde se la utiliza como alimento de los animales.

Como contrapartida, el Día del Árbol (01-10-19), estudiantes, hijos de aquellos colonizadores, marcharon en defensa del árbol, en Cuatro Cañadas, de acuerdo a un despacho de la red Erbol.

La gente de Yapacaní y las inmediaciones, son de ascendencia “colla” y los primeros establecidos allí, en los años 50, fueron mineros en Pulacayo y otros centros laborales, ante el cierre de centros de extracción de minerales, debido a que disminuyó la demanda de esa producción y porque los costos de operación encarecieron.

Además, en estas páginas de Aquí virtual, referimos que los colonizadores del Chapare actual, también fueron mineros de distintos sitios, y otros exasalariados. La comunicación de la que se dispone permite afirmar que esos habitantes acabaron con el bosque y los animales silvestres de su actual residencia. El Polígono 7, exTIPNIS, es un caso demostrativo de ese saqueo de las riquezas naturales, cuyos responsables son los cocaleros.

Los colonizadores asentados en Beni, acomodados ahora, con frecuencia viven mejor que muchos benianos      originarios; aquéllos, depredación mediante, se convirtieron allí en agricultores y ganaderos prósperos.

Otras 143 familias, por mandato de una ley, serán dotadas de tierras en el Beni.

Los cocaleros de La Asunta, en parte, fueron echados de las minas, con el mentiroso denominativo de “relocalizados” (cambiados de local de trabajo). La mayoría de esos pobladores tienen ingresos crecientes.

En estos últimos 13 años de cambios burgueses, en Bolivia, se entrega tierras gratis a los que las trabajan —o a los que las hacen trabajar con asalariados—, así como se lo hace en otros países de Nuestra América o Patria Grande.

Esta dotación de tierras —lo decimos como referencia—, no tiene en cuenta un principio esencial del Proyecto de Ley Fundamental Agraria, elaborado con ideas del dirigente campesino y político Genaro Flores (+) y sus compañeros más próximos: La tierra para el que la trabaja personalmente.

En varios casos, las tierras dotadas a esos colonizadores, fueron de haciendas de latifundistas que no cumplían función social y económica alguna.

Es cierto, además, que escasos colonizadores han comprado tierras en un mercado que funciona.

Éstos y otros colonizadores, todo el tiempo, buscan acrecentar sus fundos de manera permanente, lo que se debe, parcialmente, a que esas tierras, exforestales, son esquilmadas y por ello degradadas al extremo. por lo que sus nuevos dueños demandan más y más tierras frescas.

Un dato adicional: La movilidad social y económica de los colonizadores es constante y casi siempre sigue un curso ascendente.

Ahora, campesinos del valle cochabambino, por temporadas, van al Chapare a plantar, cosechar y vender coca.

Pasa algún tiempo, asimismo, de que campesinos altiplánicos, retornan a sus comunidades para votar, porque así dicen evitar que disminuya la población de aquéllas para que preserven los ingresos fiscales, según la Ley de Participación Popular del MNR: así sufragarán, el 20 de octubre, por el candidato de su preferencia y así lo probable es que participen de la ejecución del fraude electoral del último tiempo, con el propósito de reproducir el poder de Evo Morales.

Pero es difícil, actualmente, disponer de una cifra que revele el número de campesinos que recibieron tierras del gobierno en funciones.

Sin embargo, a las movidas fraudulentas se suma, por ejemplo, la inscripción de electores, en Riberalta, a pesar de que los empadronados son de Pando, como se denunció hace poco y sobre lo que se conocen testimonios. Dejamos dicho que sobre los privilegios de los que disfrutan los empresarios de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CA0), concedidos por Morales, habrá comentarios en estas páginas.

Hace meses, asimismo, se anotó que uno de los objetivos de las dotaciones gratis de tierras agrarias, a las que se refiere esta nota, tenían y tienen sobre todo miras electorales.

Y estamos a 15 días de las elecciones del 20 de octubre y esos nuevos y viejos colonizadores tienen que “pagar” el favor de Juan Evo Morales Ayma, votando por él, posiblemente con sus familiares más.

Otro dato: especialmente la encuesta de la UMSA pone a la vista que el presidente Morales, candidato anticonstitucional, cuenta con apoyo electoral sobre todo en el agro y en capitales provinciales o en ciudades intermedias de todo el país; respaldo que se explica por los regalos del presidente Morales, con dinero de los bolivianos, encubiertos con proyectos como: Mi agua; Bolivia cambia, Evo cumple; viviendas; tractores y dinero, incluso a medianos propietarios de Cochabamba, de Chuquisaca y otros departamentos.

Desde estas páginas celebraríamos esos obsequios si llegaran a los empobrecidos del campo y a los dueños de los territorios indígenas.

Sin embargo, lo que hace el presidente Morales es “asistencialismo”, como más de una vez, aquí en La Paz, dijo Martha Harnecker (fallecida), una de las teóricas de la política en nuestra región que apoyó. con fervor, a los llamados cambios en Bolivia y a los regímenes progresistas de Venezuela, Brasil. Argentina, Ecuador…

Estos días se nota que la fuerza electoral de Morales, dejó de ser invencible, como aseguraba Borón, la que está constituida por votantes pagados de manera desmedida.

Esa es una razón, y no es la única, que nos llevó a entender bien que las reformas burguesas, de los 13 últimos años. no son una revolución, la que según la historia, es imposible cuando falta el aporte de los campesinos, agrupados en clases y en sectores de clases sociales, a la producción agropecuaria, sin la que también es imposible la soberanía alimentaria, en nuestro país, en el que no producimos ni siquiera todo el chuño que consumimos; así como cada vez más comemos frutas del de Perú y de Chile.

Otra realidad que dice mucho de nuestra situación es que Perú ha superado a Bolivia en la producción de quinua.

En consecuencia, es una frase vacía, la consigna de las clases sociales laboriosas, incluidos los del agro: La emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos, entre los que han perdido su independencia política e ideológica, respecto de los gobernantes.

Allá ellos, los campesinos que llegan al mercado con su producción agropecuaria, tanto que muchos de ellos siguen subvencionando a los pobladores de las ciudades, seguirán siendo los que de veras ayuden a construir y a reconstruir la nueva Bolivia, la que sí será posible, y que la necesitamos, pero posterior a Evo Morales, falso mecenas (que financia obras) y falso Papa Noel, que gasta y malgasta el dinero ganado por los bolivianos, como si fuera suyo.

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