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Dirigentes de la COB están en contra de los intereses del pueblo

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En el último tiempo los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), debido a su alianza con Juan Evo Morales Ayma —y por extensión con empresarios, como los de la Cámara Agropecuaria del Oriente, CAO— recorren un camino cada vez más ajeno a los empobrecidos de la patria y, por tanto, están en contra de los legítimos intereses del pueblo.

Se trata de un grupo de dirigentes extraviados, algunos de los que reciben salarios comparables con los de ejecutivos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). Por ejemplo, el anterior secretario Ejecutivo de la COB,… Trujillo, mientras ejercía el cargo, ganaba Bs32.000 (treinta y dos mil bolivianos); en las condiciones de Bolivia, ése es un salario de un pequeño grupo de aristócratas obreros, concentrado en la minería estatal.

Esta afirmación se confirma con la medida que hace días tomaron dirigentes y trabajadores de la Empresa Minera Huanuni, con más de 3.000 asalariados: no pedir aumento salarial, en realidad, reposición salarial. En otro tiempo esos grupos laborales no hubieran tenido tal renunciamiento debido a sus congelados o rebajados ingresos.

Más aún: varios de los actuales dirigentes de los sindicatos, sensiblemente, han tenido y tienen un comportamiento sobre todo salarialista, es decir, la lucha que sostienen es por conseguir mejoras económicas, lo que es importante, pero no tiene que ser todo en la vida y en la lucha de los trabajadores y del pueblo. Más allá de la voluntad personal y colectiva de los asalariados —incluso de los trabajadores por cuenta propia— la lucha de todos ellos debe ser, además, política, social, ideológica y cultural. Sigue teniendo razón Carlos Marx al decir que gente primero debe comer, vestirse, habitar una casa y que luego se ocupa de la política, de las ideas y de la religión.

Los gobernantes actuales tienen una alianza o pacto económico, social y político con empresarios grandes, criollos y transnacionales, como los de la CAO; con los propietarios medianos, como los cooperativistas-empresarios mineros, titulares de un capitalismo salvaje que saquea los recursos naturales y con pobladores del agro y de territorios indígenas: campesinos, colonizadores e indígenas.

Por esa alianza, el presidente Morales proponía: quiero socios y no patrones. Una ilusión porque, ahora, los gobernantes tienen como socios a los patrones y éstos por tanto son tan opresores y explotadores como antes o aún más.

Esa alianza o pacto del presidente Morales y de pocos que ejercen el poder político real —entre gobernantes y empresarios— se extiende a la mayoría de los dirigentes de los movimientos sociales cautivos, entre los que sobresale la COB.

Los dirigentes de la COB ni suenan ni truenan en su acuerdo con los gobernantes, con el Jefazo, en especial. Son invitados de piedra, se parecen a los “levantamanos” de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), que aprueban las propuestas del oficialismo, con frecuencia, sin entender lo que votan.

Decir que los dirigentes de la COB son burócratas es una exageración porque hay burócratas “insensibles y satisfechos”, pero algunos hacen algo bien de su oficio. En el máximo sindicato del país, en este momento, hay un grupo de parásitos sindicales, incluido su principal dirigente que hasta hace poco asumía poses izquierdistas.

A propósito de la última negociación salarial entre gobernantes y sindicalistas, cabe recordar que luego de una probable llamada de atención del Presidente, a miembros de la COB, Guido Mitma declaró que ellos ya no iban a pedir el 8,5 por ciento de incremento (reposición) salarial, resuelto en una reunión ampliada de los sindicalistas del país. Y así fue, quizá con ese porcentaje de aumento o reposición salarial creyeron que no iban a intranquilizar a los empresarios, los que recomendaron prudencia al fijarlo.

Nos parece natural que los empresarios grandes reclamen, ante cualquier aumento o reposición salarial, porque ésta determina cuánto ceden de sus utilidades, casi nunca de su patrimonio. Los empresarios rechazan cualquier incremento salarial, por modesto que sea, además, porque limitan la expansión de sus inversiones o limitan sus ganancias que “exportan” a sus casas matrices, en el caso de los empresarios transnacionales.

En otras palabras, los empresarios defienden sus ganancias y de esa forma participan de la lucha de clases en su aspecto económico. Los trabajadores también participan de esa contienda clasista cada vez que demandan aumento de salarios.

El pacto Evo Morales-dirigentes sindicales de la COB, tiene o debiera tener proyección política. En cuanto a las ideas unos y otros son pobres en ideas, con frecuencia porque no alcanzan a comprender que las ideas se transforman en fuerza material que ayudan a organizar, unir y movilizar al pueblo.

La información de la que disponemos, declarada por gobernantes y dirigentes, así como por la que difunden los medios, nos lleva a establecer que los dirigentes sindicales, ahora, casi nunca proponen alguna política en servicio del pueblo. En ese acuerdo del que hablamos, los dirigentes sindicales son, básicamente, “seguidistas”, van en un rumbo ajeno al pueblo, pero ellos creen que sirven a sus bases, por ejemplo, con el pacto que mantienen con el Presidente y sus llunk´us.

Ese pacto se apoya en intereses mezclados de gobernantes, empresarios y dirigentes sindicales. Allí esos grupos socio-económicos y políticos están juntos y revueltos, entendimiento del que ganan los empresarios, tal como éstos han confesado que con Evo Morales, como presidente, “hacen más plata que nunca.”

Los trabajadores y la gente del pueblo más avanzados, nosotros con ellos, cada día nos convencemos más de que hay que apurar el tiempo, como dirigentes sindicale, de los que están apoltronados en la COB. Esos son los dirigentes que no necesitan ni asalariados ni cuentapropistas ni gente del pueblo. Decimos gente del pueblo porque en ciertos momentos la otra COB, por ejemplo, que derrotó golpes de estado con huelgas generales políticas, se comportaba como la dirección del pueblo, incluso de todo el pueblo.

En la dirección sindical de los profesores urbanos de nuestro país hay cambios los que, si allí se supera el sectarismo, ésa será la ruta por la que recorran los educadores, entre otras tareas, para recuperar la dirección sindical para sus afiliados y para el pueblo boliviano.

Respecto de la COB, que carece de independencia política e ideológica en este período, los que nos sentidos afiliados formalmente o no a esa matriz sindical, tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudar a la reconstitución de una dirección sindical que luche organizada y cada vez con menos espontaneidad; unida, en base a los intereses legítimos de asalariados y de cuentapropistas; con ideas avanzadas para continuar un accionar consciente; con la fuerza material que es necesaria en el escenario de la lucha de clases y con apoyo de los pueblos hermanos de Nuestra América o Patria Grande.

  No se trata de formar una COB paralela. Una nueva COB es posible, como parte de una nueva unidad del pueblo boliviano, la que debe ser democrática, popular, plurinacional, antiimperialista y revolucionaria, que haga lo que diga o como quería Martí: que haga como la mejor manera de decir.

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