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Gobernantes con amenazas pretenden asegurar votos para sus candidatos

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“Yo solo quiero decirles a nuestros abuelos, abuelas y futuras generaciones ¿cómo yo puedo trabajar con la ciudad de El Alto con la gente de la derecha? Yo no voy a trabajar (con la derecha), hermanos. Si quieren más obras ahí está Edgar Patana, si quieren más obras ahí está Felipa Huanca. Hagan una reflexión, depende de ustedes”, señaló el presidente Morales, en un acto de proclamación de sus candidatos a la Alcaldía de El Alto y a la Gobernación del departamento de La Paz, de acuerdo a la Agencia de Noticias Fides.

El Vicepresidente del país, en San Borja (Beni), profundizó a su jefe con la siguiente perorata: “¡Óiganme bien, el gobierno nacional no va trabajar con ningún opositor!, ¡con ninguna fuerza política de la oposición. Con ellos, nada.”

La Ministra de Comunicación, ha dicho que Juan Evo Morales Ayma, no amenazó con esa declaración, que buscó reflexionar a los electores.

El Presidente del Senado, que oficia de vocero del oficialismo, afirmó que el Presidente no ha cometido ningún delito electoral. Sin embargo, la Ley de Régimen Electoral (No. 026) en el artículo 238, inciso c) define a la coacción como delito electoral y establece como pena la privación de la libertad, del que sea encontrado culpable, de 1 a 3 años. Y si el que coacciona es funcionario público será suspendido de su cargo durante tres años, y no podrá ejercer otro en la administración pública.[1]

La Presidenta de la Cámara de Diputados dijo que el presidente Morales se refirió a las autoridades, departamentales y municipales, que dificultan las obras de los gobernantes.

"Como juntas vecinales tampoco vamos a trabajar con la oposición, ninguna yanqui-imilla neoliberal  nos va a manejar compañeros. Nosotros, como Distrito 5, hemos apostado por el proceso de cambio y así que compañero Álvaro (García Linera) en el Distrito 5 ninguna yanqui-imilla neoliberal va a pisar”, dijo el subalcalde del distrito 5 de esa ciudad, Wilson Choquehuanca.

La mayoría de los electores critica la convocatoria presidencial para que sean más los votantes por los candidatos masistas en las elecciones subnacionales; los otros, subdivididos en súper llunk’s y llunk’s, sostienen que el Presidente señaló a los que se oponen a las obras del gobierno (“Bolivia cambia, Evo cumple”), que admiten el error presidendial, pero añaden que tiene razón Morales porque no puede trabajar con autoridades opositoras.

Lo que ha dicho el Presidente y sus secuaces, sus amenazas y/o el miedo que trata de insuflar en la gente, es un discurso y una práctica que viene de hace más de 10 años cuando menos, sólo que antes lo decían con alguna vergüenza, y lo hacían entre sus compañeros o “hermanos” de más confianza.

Antes de esa declaración presidencial, sus partidarios en Chuquisaca, dijeron a los campesinos que si no votan por Esteban Urquizo, para que éste sea Gobernador por aquel departamento, no habrá financiamiento para agua potable que necesitan las comunidades. Y si votan por Damián Condori (máximo dirigente de los campesinos de esa región y ex masista) y él gana, que no esperen obras.

Amigos de esta publicación nos han confirmado que, entre los chuquisaqueños del agro, hay quienes han sido atemorizados que, por tanto, votarán por Urquizo y no lo harán por Condori, a pesar de que éste tiene apoyo de sindicalistas del campo.

Nosotros estamos convencidos de que Evo Morales, al estilo de los politicastros (políticos ineptos e indecorosos), emplea dos factores para ganar elecciones: plata y miedo. La primera es “panfleteada”, como el Presidente ha dicho, es decir, las movilizaciones —sin olvidar excepciones— de los “hermanos” del MAS son pagadas y bien pagadas. Incluso ciertas obras, como las canchas de fútbol con césped sintético (pasto artificial), en lugares como Yungas de La Paz, tienen un filo propagandístico y a la vez son una vía indirecta de compra de votos de los grupos humanos empobrecidos y que carecen de educación política y, por tanto, de ellos no se debe esperar conciencia política, voto consciente, acción organizada, comprensión del programa, etc. De lo último la izquierda tendría que sentirse responsable.

Apoyados en datos afirmamos que a Evo Morales no le interesa ni la organización, ni la unidad, ni la educación política, ni la comprensión del programa de la gente del pueblo. Él y los gobernantes no quieren actores conscientes de la política, portadores de ideas avanzadas, que piensen con cabeza propia.

Ocurre, ahora sin embargo, algo nuevo aunque naciente, especialmente entre los pobladores del campo. Éstos, en unos lugares más que en otros, votaron en blanco en las elecciones generales del 12 de octubre. Ahora parte de esos grupos humanos se atrincheran en el lado opuesto o al menos distante de los candidatos oficialistas. Evo Morales ya no tiene asegurado ese electorado “duro”, que vota sin que le importe el candidato, las ideas de éste, su propuesta, sus antecedentes personales y políticos.

Científicos de la política, como el argentino Borón, elogia el apoyo electoral de Evo Morales. Sin embargo, aquél añadió que los procesos de cambio en Nuestra América están estancados.

La participación electoral de la gente es un avance, pero insuficiente, creemos. Y esa masa electoral masista, sobre todo, busca satisfacer necesidades personales y familiares. Con ese comportamiento, en este tiempo, los intereses individuales y familiares se sobreponen a los intereses colectivos. Para muchísimos campesinos, colonizadores e indígenas que siguen con el Jefazo —con poco o ningún fervor— el poder, el proceso de cambios, están representados por la plata contante y sonante que reciben cuando llegan a La Paz, para alguna marcha o cuando se repartieron el dinero del Fondo Indígena (Ver de sábado a sábado de esta edición).

Ahora se torna inseguro el voto de más bolivianos en favor de los candidatos oficialistas. Ante esta realidad, como en otras ocasiones, estos días los gobernantes mandan sus mensajes para distintos destinatarios:

—El Presidente busca alentar a sus seguidores, pero les avisa que los vigila. Éstos no deben fallar, tienen que votar por los candidatos oficiales, aunque éstos sean señalados como corruptos o muestren que no tienen condiciones para postular a las alcaldías, gobernaciones, asambleas…

—Los gobernantes tratan de meter miedo a la gente sencilla que sí cree que se quedará sin obras, si no votan por los candidatos oficialistas.

—A las amenazas se suma la compra de votos en diversas formas.

El miedo que reparten orondos los gobernantes, respecto de los electores, ya les dio buenos resultados electorales, pero fueron dañinos a los intereses del verdadero pueblo.

Otra vez los gobernantes mezclan plata y miedo tras de similares efectos: conseguir una votación que asegure la victoria de sus candidatos en las próximas elecciones.

En esta ocasión, los gobernantes, tratan de meter miedo entre los electores sin máscara alguna. Es el poder local: municipal y/o departamental, que podría sufrir reveses. Y en esa defensa del poder local y del poder estatal, a los gobernantes, al Presidente, no les importa que los llamen antidemocráticos o que los sindiquen de cometer faltas electorales. Las amenazas de los gobernantes son una línea de acción, por ello no se arrepienten de ellas.

Gente del pueblo, mejor informada, sabe que Juan Evo Morales Ayma tiene alianzas con empresarios, medianos y grandes, es decir, que también gobierna para derechistas.

Y gente del pueblo sabe que no debe votar por candidatos del MAS (el próximo 29 de este mes), que tienen un prontuario indecoroso, antes que un currículum honorable.

 


(1) Artículo 238. (Delitos electorales). Constituyen delitos electorales los siguientes actos y omisiones:

c) Coacción electoral. La servidora pública o el servidor público electoral, policial, militar o persona particular que coaccione, autorice o ejerza violencia en contra de subalternos de su dependencia o de cualquier ciudadana o ciudadano, para que se afilie a determinada organización política o voten por determinada candidatura en un proceso electoral u opción en un referendo o revocatoria de mandato, será sancionada o sancionado con pena privativa de libertad de un (1) a tres (3) años. Además, si la autora o el autor fuera funcionaria pública o funcionario público, será sancionada o sancionado con la destitución de su cargo, si que pueda ejercer otra función pública por un tiempo de tres (3) años.”

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