De sábado a sábado 285
Remberto Cárdenas Morales*
Paros políticos, cabildos, marchas callejeras bloqueos en algunos caminos… se realizaron la semana que concluye y todos estos días, en defensa de los votos de la mayoría de los bolivianos y para que se convoque a la segunda vuelta electoral.
Los protagonistas de estas acciones fueron y son ciudadanos sin militancia partidaria, miembros de partidos políticos y frentes (como la Comunidad Ciudadana, CC), y muchos jóvenes universitarios, especialmente.
Ese movimiento demanda el respeto a la votación de los ciudadanos y, como consecuencia, la segunda vuelta electoral debido a que el oficialismo cometió un “gigantesco fraude electoral”, dijo el líder de la CC, fraude que le habría asegurado la victoria a los candidatos Morales y García, en las elecciones del último domingo 20 y en la primera vuelta.
Los voceros de aquel movimiento ciudadano aseguran que las acciones que desarrollan son y serán democráticas, pacíficas y que evitarán enfrentamientos con miembros de los llamados movimientos sociales y militantes del MAS, los que también están movilizados en defensa de la votación y señalaron que ellos no buscan choques con los integrantes del otro bloque.
En los grupos radicalizados de los que demandan la segunda vuelta hay quienes reiteran que, además, quieren impedir que nuestro país se convierta en otra Venezuela y que no sea como Cuba.
Entre los que respaldan a Morales afirman que se debe respetar los votos de los campesinos e indígenas y, en algunos casos, expresamente, afirman que hay racismo “antiindio” en las ciudades, el que les afecta.
Parece que esos voceros no saben u olvidan que el racismo es de doble vía: racismo de los karas (impropiamente nombrados como blancos) respecto de los indios y racismo de los indígenas respecto de los “blancos", en realidad mestizos. El racismo indígena, casi siempre se oculta.
Martí dejó escrito que en Cuba de su tiempo hubo racismo de los mestizos hacia los negros, pero también de éstos hacia los blancos, el que se sabe era tanto o más tenebroso que el otro.
Pero vemos que el racismo, muy difícil de remontar en todo el mundo, entre nosotros no es una tara fundamental de este último tiempo.
La apurada organización de una Coordinadora de Defensa de la Democracia de los que resisten, ahora, al régimen de Morales, difícilmente va a contentar a todos los que postulan que el Presidente acabe su mandato ya.
En esta columna se sostiene que cuando los actores de una unión político-partidaria son divergentes, como los de la Coordinadora, es preferible construir una convergencia en la que, sin instancias de dirección permanente, comparten acciones entre las organizaciones y cada integrante, los que dirigen su quehacer, desde la trinchera a la que pertenecen, hacia el mismo objetivo.
Aquella Coordinadora se muestra muy amplia, pero ojalá que sus contradicciones sean resueltas sin rupturas, porque aquéllas tendrían que superarse constantemente.
Se conocen en nuestro país malos ejemplos de esfuerzos unitarios que se agotaron ante la resolución de sus primeras diferencias.
Sólo se anota un caso para graficar aquella afirmación: Tendrá larga vida un acuerdo frentista entre los comités cívicos de Potosí y Santa Cruz, los que hace días han reiterado que plantean que Bolivia sea un país federalista.
Ojalá que sea más fuerte lo que una a los componentes de aquella Coordinadora, porque Morales y sus amigos pondrán todos los obstáculos a su alcance para impedir una marcha ascendente de la Coordinadora.
Las ideas en esta articulación política y partidaria son diferentes y hasta contrapuestas, aunque la coincidencia principal, allí y ahora, es la defensa de la democracia, la lucha por los derechos humanos y el rechazo al autoritarismo de Evo Morales, el que es dictador para algunos dirigentes de la Coordinadora.
Otros dirigentes de aquella Coordinadora rechazan a la denominada Revolución Bolivariana de Venezuela, la que es indefendible porque no parece una revolución, según la teoría y la práctica de nuestra región.
Sobre la Revolución cubana, que para muchos bolivianos, es un ejemplo inagotable de lo que debemos hacer aquí, para el Presidente del Comité Pro-Santa Cruz, la Isla indómita es comunista —el que durante el paro gritó mueras al comunismo— pero la patria de Martí y de Fidel, es irrepetible, además aquí habrá una nueva Bolivia, porque es imposible otra Cuba socialista tal cual.
Hasta el cierre de esta edición no se conoció la palabra oficial de la Coordinadora, acerca de los resultados oficiales y finales de las elecciones del último domingo y sobre el triunfo electoral fraudulento del binomio Evo-Álvaro en la primera vuelta, respecto de lo que se opinará aquí la próxima semana.
Sin embargo, desde este espacio se adelanta una opinión de un militante cada vez menos activo: La resistencia al régimen fraudulento de Evo Morales apenas empieza y el camino será lleno de dificultades, aunque Mesa pidió no desanimarse, el que firma esta nota cree que todo nuestro accionar debe plantearse, todos los días, para acortar la que tendría que ser la última fase de las reformas burguesas, llamadas proceso de cambios, apelativo cada vez menos apropiado.
Y para un mejor aporte a la lucha de este tiempo, de los integrantes del colectivo de Aquí y los revolucionarios, que no reconocen cuartos intermedios, tenemos que acelerar la articulación de un frente de antiimperialistas y revolucionarios para ejercer la política por esta patria de tantos héroes y heroínas, olvidados y olvidadas varios de ellos/as, así como por una verdadera revolución liberadora de Bolivia.
El frente que proponemos constituir debe ser, además, internacionalista consecuente.
En cuanto a la Coordinadora, cabe añadir que si no se consigue ni la segunda vuelta electoral ni la anulación de las elecciones del 20 de este mes, esperemos que rápido se asimile el revés y se comprenda que se tiene que acumular fuerzas descomunales para derrotar a un mandatario que con su comportamiento confirma que es autoritario, lo que al mismo tiempo es un talón de Aquiles, espacio por el que es necesario introducir espinas que dificulten los andares y la existencia del caudillo, el que debe quedarse el menor tiempo posible en la Casa Grande del Pueblo.
*Periodista