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Cultura

Facundo Cabral: El público boliviano es muy sensible

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Diario Página Siete

Fue el amor por las artes lo que llevó al boliviano Edwin Guzmán a conocer a uno de los hombres más emblemáticos de la canción latinoamericana, Facundo Cabral. Fue en el Festival Internacional de la Cultura de Sucre (FIC) 2009.

Este boliviano, director del FIC ese año, conoció a Cabral gracias a un concierto del artista programado para el festival. Fue durante el par de días que el cantante estuvo en Sucre, cuando ambos se hicieron amigos.

“Era un hombre sencillo y humilde”, dice Guzmán sobre el trovador, haciendo memoria de aquellos recuerdos que ahora se tornan sensibles, debido al asesinato de Cabral ocurrido el sábado en Guatemala. 

Pero esa sencillez contrastaba con una fuerza interior que hizo que sólo él, junto a su guitarra -y con un ch’ulo típico que le habían regalado- salga al encuentro de unas 15.000 personas que abarrotaron entonces el teatro al aire libre Mauro Núñez de la capital chuquisaqueña

“Y una vez arriba del escenario e iniciada su primera canción el silencio de los asistentes fue absoluto, casi religioso. Se hizo una comunión con el público que no he vuelto a ver”, cuenta. 

Sobre el concierto —recuerda Guzmán—, Cabral dijo que fue una oportunidad en la que pudo percibir algo muy especial. “Me dijo que el público boliviano tenía una gran sensibilidad y que había entendido el idioma de su música, ésa con la que había decidido comunicar sus pensamientos sobre la vida”. A pesar de su delicado estado de salud, Facundo Cabral también estuvo en la presentación de una obra teatral, a cargo de un grupo brasileño, en el Hospital Psiquiátrico Gregorio Pacheco, donde se maravilló con la participación de los internos en la obra e interactuó con ellos.

También visitó, junto a Guzmán, al elenco del Teatro de los Andes, dirigido por César Brie, en Yotala. Ahí todos dialogaron sobre la misión del artista en la sociedad latinoamericana. 

Pero uno de los momentos más memorables para Guzmán, fue aquel en el que compartió con el famoso artista el sabor de los chorizos chuquisaqueños y de una botella de vino. En tanto, la poesía y escritores como Arthur Rimbaud, James Joyce y Jorge Luis Borges fueron llevados con las palabras a la reunión.

“Sucre le hacía recuerdo a muchas ciudades de México y Perú (...), pero con una identidad propia y un espíritu generoso en relación con el arte y la cultura”, rememora Guzmán.

En esa oportunidad, el cantautor le regaló un libro, Los papeles de Facundo Cabral, en cuya dedicatoria puso: “La gente que me espera siempre es la misma. Tengo en el rostro distintas caras y distintos nombres y eso es una hazaña que sólo consiguen las canciones. Por eso, la armonía de desiguales sólo es posible en un concierto donde sienten lo mismo ricos y pobres, buenos y malos. Son lo que yo quiero ser y donde de alguna manera todos están de acuerdo conmigo”, lee Guzmán, emocionado y nostálgico.

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