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Morales y Piñera se benefician con detención de soldados bolivianos por Chile

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editorial

“Bolivia vivió ayer una jornada emotiva al recibir a los héroes del mar (antetítulo)/Evo: Triunfó la verdad”, es el titular principal del diario gubernamental Cambio de este sábado 2 de marzo.

En un suplemento de ese periódico de la misma fecha se lee (titulares):

“Si el gobierno de Chile practica la integración, debe pedir perdón a los soldados bolivianos” (presidente Morales).

Los titulares de ese Especial rezan:

“La verdad se impone y/ los soldados bolivianos/ vuelven a su patria”.

“Pasaron 32 días encarcelados y tres con arraigo/ en territorio chileno antes de retornar a Bolivia”.

“Héroes qollas”, opina un funcionario del ministerio de Comunicación.

“Los tres soldados volvieron como héroes”

“Saavedra (ministro de Defensa): ‘Este evento ha servido para quie todos los bolivianos nos unamos, sin voces disonantes’”.

“Evo celebra liberación y/ alista condecoración a/ los defensores del mar”.

“Sectores sociales saludan/ valentía y piden imitarlos/ en la lucha por el mar”.

“Bolivia saluda su heroica labor/ en la lucha contra el contrabando”, dice un aviso publicitario pagado por la Agencia Nacional de Hidrocarburos.

Probablemente quedó chico el espacio para el autobombo gubernamental. Por eso, lo menos que importa decir sobre esos titulares, en los que se entregan opiniones a granel, es que éstas deben ser responsables, como señala la Constitución Política del Estado”; responsabilidad en los comentarios que en una ocasión propuso incluso el entonces Papa Paulo VI, el mismo pontífice que proclamó el derecho a la insurrección de nuestros pueblos contra las tiranías explotadoras y opresoras, en un mensaje pastoral.

La Ministra de Comunicación boliviana, desmedida en sus halagos al Presidente, anotó: “En presidente Evo Morales celebró ayer la liberación de los tres soldados. Pudo más la fortaleza, patriotismo y unidad de Bolivia que la soberbia y la prepotencia, dijo. La ministra Dávila calificó de ‘histórico’ el hecho”.

Desmedidos, desmedidos, desmedidos los elogios y autoelogios de los gobernantes sobre el desenlace de un incidente, de los tres conscriptos detenidos por autoridades chilenas el momento en el que perseguían a contrabandistas de vehículos “truchos” los que, se supone, pretendían internar esos motorizados a nuestro país, en el que encuentran vías para legalizar el contrabando con ayuda, casi siempre, de encargados de combatir ese delito.

El día en el que esos tres reclutas bolivianos fueron encontrados en territorio chileno (uno armado) en ese operativo, supuestamente anticontrabando, debieron ser puestos en la territorio boliviano, con lo que hubiera concluído un lío de ribetes aduaneros; acción a la que se hubiera acompañado una protesta del gobierno de Chile, por ejemplo, para dejar constancia.

Sin embargo, con todo lo actuado por carabineros de Chile, los fiscales y la justicia ordinaria se muestra, aunque se lo niegue, el interés del presidente chileno Piñera de mostrarse ante sus compatriotas como el que defiende la soberanía “con toda la fuerza del mundo”, como dijo una vez en un lenguaje propio de pinochetistas o pro pinochetistas, pasado del actual primer mandatario de Chile que no debemos olvidar.

Ese comportamiento del mandatario chileno representa los intereses materiales y resume el discurso de las clases sociales dominantes del vecino país, los que durante más de un siglo, han mantenido un comportamiento que ignora la demanda de salida al mar de Bolivia. Y cuando se añade, como en este último tiempo con soberanía, esas oligarquías (roscas las llamamos en Bolivia), se enfurecen y asumen el comportamiento que desarrollaron contra los tres conscriptos que, probablemente, creyeron que sería más sencillo conseguir su libertad porque nada hicieron que se parezca siquiera a una invasión a territorio ajeno.

Piñera explotó políticamente en su favor la detención de los soldados bolivianos, a lo que ayudaron y ayudan las torpezas de los gobernantes bolivianos, del Presidente en especial, cuando afirman desde que los gobernantes chilenos dan la espalda a la represión al contrabando, hasta el pedido implícito del presidente Morales al de Chile, Piñera, para que éste pida “perdón” a los reclutas que estuvieron 32 días cautivos en territorio vecino.

El discurso de los gobernantes actuales, como los de otrora de nuestro país, en su forma y en su contenido, está contaminado en extremo de adjetivos que modifican lo que se quiere decir, como todo adjetivo; por su contenido, con certeza, a los bolivianos no nos aproximó en nada, a una posible solución al más que centenario problema marítimo.

La furia oficialista en Bolivia, respecto del incidente del que los principales actores resultaron los tres conscriptos, persiguió un objetivo que no ha sido arriado con la liberación de los tres compatriotas: conseguir que “Bolivia toda” respalde, no a los reclutas en su legal y legítima exigencia de retornar a la patria, sino a la llamada política de Evo Morales para retornar al océano Pacífico y con soberanía, es decir, con un territorio que sea reconocido como de propiedad y de dominio de los bolivianos.

El respaldo popular con el que sueñan los gobernantes, y el que se pretende mostrar con lo que se diga o con lo que se calle, como apoyo al Presidente, especialmente ahora que éste admitió que está en campaña por su tercera elección.

Los movimientos sociales controlados por los gobernantes han realizado marchas para exigir la libertad de los tres soldados detenidos en Chile. Según información oficial los tres conscriptos debieron llegar, en algún vuelo comercial, a La Paz o a Santa Cruz. Sin embargo, arribaron a Oruro, horas después del paro de 48 horas con el que la mayoría de los orureños demandó que el aeropuerto de la ciudad de Pagador mantenga su nombre, Juan Mendoza, en vez del que una aislada Asamblea Departamental trata de imponer. Incluso un diario paceño, como muestra del uso impreciso del lenguaje, dijo que una “multitudinaria” concentración había esperado a los reclutas liberados. ¿Esa multitud superaría a los miles de orureños que bloquearon calles y que marcharon el segundo día de paro para que se borre el nombre del actual Presidente del aeropuerto remozado Juan Mendoza? Y un paréntesis de yapa: El Presidente, ante la oposición mayoritaria a que su nombre sustituya, en el aeropuerto de Oruro, al del primer piloto orureño y boliviano, un verdadero héroe entre los pocos con los que contamos, Juan Evo Morales Ayma, con grandeza, tendría que retirar su nombre de esa obra, la que al fin de cuentas se paga con dinero de los bolivianos.

Si el Presidente de Orinoca tuviera valores, de los que a veces habla, recibiera con modestia los éxitos políticos y/o diplomáticos, si buen resultado político es el obtenido con la liberación de los tres soldados por Chile.

Evo Morales aquí, como Piñera en Chile, ha recogido beneficios políticos de corto alcance que quizá se traduzcan en votos para su tercera reelección. Sin embargo, ese avance político es insuficiente como para caminar hacia el acceso boliviano al mar.

“Paz y mar para Bolivia”, dijo una vez el Partido Comunista de Chile, lo que evidencia que no sólo es del último tiempo el apoyo de gente del pueblo chileno a la centenaria demanda marítima boliviana. Apoyo popular chileno a la demanda marítima de los bolivianos lo que nos lleva a reafirmarnos en que nuestros pueblos, boliviano y chileno, serán los protagonistas (ya lo son en cierto modo) para materializar esa solución, la que constituiría una derrota de oligarcas tipo Piñera.

Ojalá los gobernantes, sobre todo el principal inquilino del Palacio Quemado, entendieran que ante la demanda de salida al mar para Bolivia, que sin duda es un derecho y una reivindicación, hubiera menos autobombo de mal gusto y muchas más políticas que encarnen los verdaderos intereses regionales, populares y plurinacionales que nos lleven al mar con paz y soberanía, y con respaldo de nuestros pueblos, de los de nuestra América en especial que construyen, ahora, la integración que tanta falta nos hace.

Existen varios cabos sueltos sobre lo que hacían los tres soldados en territorio chileno (ver nota sobre este asunto en esta edición). Con seguridad de que los gobernantes no impulsarán una investigación de verdad: para descubrir y no para encubrir. Por ello, otras instituciones, personas y/o periodistas debemos emprender una averiguación que arroje las repuestas a las preguntas que bolivianos nos hacemos respecto del porqué esos conscriptos perseguían a contrabandistas de vehículos en la frontera Bolivia-Chile y bajo qué órdenes se encontraban. Tenemos derecho a saber por qué esos jóvenes patrulleros pisaron un territorio ajeno lo que no está permitido ni siquiera entre buenos vecinos.

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