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Remberto Cárdenas Morales: Una vida con rebeldía y dignidad

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De qué nos sirve la libertad si no hay justicia

(María Pilar, canción de Teresa Parodi)

A Luz, Lucía, Paolita, Nicolás y a su familia

Uno de los últimos encargos de Remberto fue que quede registrado que la salud y la vida son derechos del pueblo, y es él quien más lo demandó en el último tiempo.

En esta breve semblanza, frente a las inmensas circunstancias que vivió, es seguro que no se dirán muchas vivencias ni se mencionará a muchos que compartieron no solo su amistad sino también sus consejos, recomendaciones, confidencias, los que daba con su prudencia acostumbrada y con la discreción necesaria.

Nos conocimos a mediados de los años 80, cuando surgió la Coordinadora de Solidaridad con los Pueblos Indígenas, organización de activistas que tomó las banderas de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas de las tierras bajas. Las denuncias sobre los atropellos a los habitantes de dichos pueblos, las conquistas y la defensa de sus derechos fueron registradas en muchas ediciones del Semanario Aquí, las que se concentraron luego en el boletín Solidaridad, que iba quincenalmente anexo a la publicación hasta la finalización de las ediciones impresas del Semanario, en diciembre del 93. La edición de Solidaridad fue el resultado de la pasión que tenía Remberto como periodista y publicista.

Tras el cierre del Semanario Aquí nuestros encuentros fructificaron en la creación del Semanario Pueblo, que circuló de febrero a mayo de 1995 (11 números). Remberto, además de fundador, fue su editor.

El año 96 hicimos el Curso de Especialización Superior en Periodismo Avanzado, dictado en la Universidad Andina Simón Bolívar, donde compartimos vivencias y saberes junto a varios experimentados periodistas.

Su pasión por Simón Bolívar, Gabriel García Márquez, el Che o Fidel ofrecía la oportunidad para debatir sobre qué hacer y hacia dónde ir. La confrontación de Bolívar con Francisco de Paula Santander luego de consolidada la independencia de América era un motivo para desentrañar por qué el poder político genera una historia oficial para justificar acciones que aplasten a cualquier oposición y para que las generaciones futuras repitan mitos y falacias.

En los primeros meses de 2002 recibí la invitación de Remberto para conformar el equipo de un periódico virtual, forma novedosa en ese momento de hacer periodismo. Es así que a fines de mayo conformamos Bolpress, espacio alternativo que con el uso de la Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación se trató de hacer un nuevo periodismo sin el tutelaje de los poderes políticos o económicos. Cabe señalar que la mayoría de los periodistas que conformamos ese medio fuimos parte del desaparecido Semanario Aquí.

Estando en Bolpress cubrimos la crisis de febrero y octubre del 2003. Los numerosos hechos, muchos cruentos, fueron registrados en ese medio gracias a corresponsales, muchos anónimos, que nos hacían llegar sus reportes desde los frentes de resistencia a la represión desatada por el régimen de turno.

Estuvimos un tiempo más en Bolpress hasta que la situación se hizo insostenible para seguir cubriendo los gastos de mantenimiento y sueldos de personal de planta; nuestro retiro, como el de otros periodistas fundadores, fue inminente, aunque ese medio continúa difundiéndose hoy.

El auspicioso crecimiento del Movimiento al Socialismo en las elecciones de 2002 nos llenó a muchos de esperanzas por un cambio. Ese fenómeno se fortaleció en 2005 con el triunfo abrumador de esa sigla y el inicio de un nuevo gobierno en enero de 2006.

Pero luego llegaron las incongruencias en el régimen, entre sus acciones y su discurso. El incumplimiento de la Constitución Política del Estado, la sistemática vulneración de los derechos humanos, las ejecuciones extrajudiciales desde organismos represivos del Estado, la corrupción, la represión a la Marcha Indígena por la defensa del Tipnis, el sometimiento de los órganos Judicial y Electoral al Ejecutivo, entre otras, motivó críticas al “proceso de cambios”, como llamaba Remberto, donde no había ninguna revolución democrática y cultural, sino más bien la reproducción del poder de nuevos ricos y el sostenimiento de la vieja oligarquía que estaba enriqueciendo durante el gobierno de Morales, más y mejor que en los llamados tiempos neoliberales.

Este proceso de desgaste fue propicio para retomar el legado del Semanario Aquí, pero esta vez de forma virtual, por lo que iniciamos esa Nueva Etapa el 23 de octubre de 2010.

Como se dice en el primer editorial del Semanario, este medio virtual debía “evaluar el proceso de cambios y la actividad del gobierno de manera crítica y autocrítica”, pues ya era evidente que “desde enero de este año (2010), en el segundo mandato de Evo Morales, éste y el gobierno cometieron y cometen graves errores que no se corrigen o se lo hace a medias. Sin embargo, pese a ese nada auspicioso panorama, se declaró que se debía “ejecutar un programa de veras democrático, popular y antiimperialista, así como anticapitalista en todo aquello que sea posible”. Asimismo, señala que se “respaldará y protagonizará —desde sus publicaciones— las acciones destinadas a defender, consolidar y profundizar los cambios en el país”, como también “apoyará, de manera resuelta, la lucha del gobierno contra la derecha criolla, el imperialismo, el capitalismo, el fascismo y neofascismo, el sionismo y el racismo”. Y remata este primer editorial reafirmando que Aquí se edita “otra vez y en este nuevo tiempo, en homenaje a su principal fundador Luis Espinal y de su entusiasta animador, del último período hasta su cierre, Eric de Wessaige”.

“Callar es lo mismo que mentir”, una de las principales premisas de Espinal, fue mantenida por Remberto a lo largo de todas las ediciones del Semanario Aquí en su Nueva Etapa, lo que motivó que muchas veces él y el medio hayan recibido insultos, descalificaciones e infames acusaciones de obsecuentes militantes del partido gobernante.

La defensa de los derechos humanos y su incorporación como activista en la Asamblea Permanente de Derechos Humanos es otro capítulo en el transitar de Remberto. Su lucha contra los métodos gubernamentales divisionistas se refleja en su columna de opinión De sábado a sábado (21/09/2019), parte del Semanario Aquí: “La Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) fue una de las primeras organizaciones, durante este ciclo de divisionismo promovido desde el gobierno en funciones, que intentaron dividir. La prueba de tal divisionismo está en La Paz y en Santa Cruz, lugares en los que prooficialistas o masistas han constituido asambleas paralelas de los derechos humanos. En La Paz, la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos fue dividida con apoyo directo de un exsecretario Ejecutivo de la FSTMB”. Lamentablemente, este perverso método gubernamental sigue vigente.

Los cargos que ejerció en la Federación de Trabajadores de la Prensa de La Paz, en la Confederación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia, en la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de La Paz, en el Movimiento de Solidaridad con Cuba lo hizo con entereza, sin aprovecharse de nada.

Estar al tanto del acontecer diario era parte de su ejercicio como periodista, privilegiando como fuentes de información a los medios escritos y radiales. Y en este breve recuento de su caminar hay que resaltar su preferencia por Confidencias, programa radial semanal de humor político donde se dicen verdades y se conocen confidencias, como dice su nombre. Comentar sus contenidos cada sábado o domingo para seguir riendo, era parte de nuestras largas conversaciones. A la mayoría de los integrantes de Confidencias (“viejos” colegas y amigos suyos) los conocí gracias a Remberto con quienes cultivo una fraterna amistad.

La memoria de Remberto era excelente y muchas veces me recordó episodios vividos conjuntamente que yo había olvidado; no en vano me reclamó que no era posible que un historiador no se acuerde de muchos hechos, recomendación que tomé, como muchas otras, con la fraternidad, el cariño y el compañerismo que nos profesamos mutuamente.

Quedan muchas vivencias por recordar, las que deberían ser registradas y escritas por las personas con quienes Remberto compartió su vida, las cuales serían el mejor homenaje a una vida con rebeldía y dignidad.

(Yuri) Gonzalo J. Aguilar Dávalos

La Paz, 28 de octubre de 2022

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