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¿Huelga del CONADE y de organismos cívicos buscará impedir las elecciones de octubre?

De sábado a sábado 406

Remberto Cárdenas Morales*

El Comité de Defensa de la Democracia (CONADE) y comités cívicos, han decretado una Huelga General Indefinida (HGI), que se ejecutará desde el 10 de octubre, para conseguir que Evo Morales y Álvaro García desistan de su repostulación, porque son candidatos anticonstitucionales, y para que renuncien los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE), debido a que sus miembros están parcializados con los candidatos oficialistas.

Esas organizaciones convocaron, asimismo, a un paro que tuvo lugar el 21 de este mes. Este paro se “insertó” a una huelga de médicos; sin comités cívicos, como el de Potosí y el de Santa Cruz, y sin municipios, como el de El Alto e, incluso, los choferes suspendieron alguna medida de fuerza contra el servicio de transporte de la Alcaldía de La Paz, para no sumarse al paro de CONADE, cívicos y médicos, y quizá por temor a que les destrocen sus vehículos.

Ese paro, seguramente, será evaluado por sus gestores. Empero, en esta publicación se adelanta que el “paro” del 21 de agosto, por contundente que haya parecido a los que lo apoyaron, fue un ensayo pálido de lo que tendría que ser la huelga política resuelta para que empiece el 10 de octubre. Aquel paro, no consiguió paralizar ningún sector económico del país. Y el Comité Pro-

Santa Cruz señaló que restó su participación de ese paro, en solidaridad con los afectados por los incendios en la Chiquitanía, Incendios que, como se indicó, influirán en el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, en la cantidad de bienes y de servicios que producimos los bolivianos.

Aunque se advierten posturas diferentes, sobre todo de plataformas ciudadanas, dirigidas por jóvenes, varios de los proponentes de la HGI, según han declarado, pretenden impedir las elecciones de octubre, conseguir otra asamblea constituyente (para que apruebe otra Constitución), nuevas elecciones para elegir un gobierno transitorio…

Algo parecido ha sugerido, desde EE.UU., una boliviana-—cruceña, que dice ser del Partido Republicano de aquel país y que es una activista por las autonomías en Bolivia. Esa ciudadana señaló que allí, con sus amigos, no quieren elecciones en octubre en Bolivia, porque las ganará Evo Morales.

Será una coincidencia o se tratará de un acuerdo, entre los que no quieren elecciones en octubre en Bolivia y los republicanos o pro-republicanos de Estados Unidos; esto no se sabe, pero cabe ese registro porque podría cobrar alguna utilidad política.

Además, con Camus me atrevo a decir que, en este caso, el fin no justifica los medios.

Una enseñanza más: Los uruguayos de la resistencia a la dictadura fascista, enfilaron sus fuegos desde diferentes trincheras políticas y apuntaron al mismo blanco, a la dictadura: a ese accionar llamaron convergencia.

Aquí, los integrantes de la tendencia que definió la alianza entre CONADE y cívicos, así como la HGI, parece que para ese entendimiento y para lanzar aquella medida consultaron sólo a su leal saber y entender, como dicen abogados de viejo cuño.

Una evidencia de esta afirmación: uno de los dirigentes del CONADE, en una reunión, defendió como un acierto, el acuerdo firmado entre el CONADE y el Comité Pro-Santa Cruz, a pesar de que este ciudadano que escribe esta columna dijo, en esa oportunidad, que gente del pueblo, en la tierra de Cañoto y de Andrés Ibáñez, hace años define a ese ente cívico como el partido político de la derecha de aquel departamento tropical.

Esta referencia es necesaria porque en este tiempo, en el que la política se ejerce sin decoro, como en el tango Cambalache, cierta gente, autodefinida como de izquierda, parece compartir el consejo: El fin justifica los medios, que se le atribuye a Maquiavelo.

Vale esta referencia porque con la HGI, que comentamos, sus proponentes persiguen objetivos comunes, pero también contrapuestos.

Otro señalamiento ineludible es el que sigue: Este columnista­­ —perdón por citarme dos veces—, en una de las primeras reuniones del CONADE planteó propagar que en la Declaración Universal de los

Derechos Humanos —en su introducción— se proclama que cuando se agota el estado de derecho en un país, el pueblo puede ejercer el derecho a la rebelión, en contra de los responsables del quiebre de la legalidad.

La respuesta de miembros del CONADE fue que los métodos a impulsar, desde esa instancia, serían “democráticos”, no violentos. Sin embargo, más de un dirigente de la que se espera sea una HGI, en varias ocasiones, esperaron y/o dijeron que el pueblo se alce contra Evo Morales y sus compañeros.

Y la HGI estimulará la rebelión de los defensores de la democracia, los derechos humanos y el respeto a la CPE o impulsará una paralización de Bolivia por el camino netamente institucional-democrático, es una pregunta oportuna.

La HGI, de la que se escribe aquí, sería una medida de fuerza y esencialmente política, muy difícil de materializar.

En Bolivia hubo huelgas políticas victoriosas y derrotadas: una huelga política aplastó el golpe del Gral. Alberto Natusch (1979); otra huelga política, también de los trabajadores y del pueblo, no pudo sepultar al golpe de

Luis García Meza y Luis

Arce Gómez (1980).

El CONADE y los cívicos quizá olvidan que tienen que derrotar al Estado, supuestamente plurinacional, y al gobierno de Evo-Álvaro, para impedir las elecciones de octubre.

Dos experiencias, latinoamericanas y caribeñas, ojalá se las tome en cuenta, para lo que hay algún tiempo: Sendero Luminoso (SL), en Perú, no frustró unas elecciones con un “paro armado”.

Los militantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMPLN), en guerra liberadora como SL, tampoco consiguieron la suspensión de elecciones en El Salvador, como se empeñaron en conseguir.

Los promotores de la HGI, sin embargo, con certeza han ayudado a sumar fuerzas por candidatos a la Presidencia y a la Vicepresidencia del país (incluidos postulantes a la Asamblea Legislativa Plurinacional); ése es parte de un haber significativo. Pero qué sector habrá acumulado más o es creíble suponer que el Comité Pro-Santa Cruz, sigue apuntando en favor de Oscar Ortiz, incluso con la prédica de un diputado de UCS que una vez dijo que él apoyaba a Banzer, en el Parlamento, porque era un Presidente camba.

Una HGI o huelga política, vence con un discurso que asuman como suyo los actores de esa medida y con la fuerza disponible de ellos.

Por supuesto que una HGI, para triunfar, también necesita apoyo interno y externo, incluso dinero, debilidad del frente “enemigo”, alguna simpatía y/o neutralidad de instancias del Estado, etc.

La realidad actual, cuando faltan dos meses para iniciar la HGI del CONADE y de los cívicos, lleva a prever que esa huelga política, sensiblemente, no cerrará el andar de las elecciones de octubre.

Esta “pesimista” mirada mejor si fuera desmentida por una HGI victoriosa.

Sin embargo, en política no bastan los mejores deseos ni la voluntad para ganar en una confrontación que es una forma concreta de la lucha de clases.

No basta, asimismo, mostrar la vaina del sable, como se suele decir, para que se rinda el contendiente.

Una HGI exitosa quiere decir huelga política, que tendría que ser una rebelión del pueblo, la que entre otras cosas debe contar, además de lo antedicho, con una dirección hecha y derecha, de la que se cree que carecen los cívicos y el CONADE.

La HGI es una huelga política, esencialmente, para cambiar un régimen, para una revolución plebeya (Zavaleta), y no sólo para aplastar elecciones, que se las impone, fraudulentas como son, porque Evo-Álvaro aseguran que las ganarán.

Un riesgo es que la HGI, que tratamos en esta nota, acabe vencida y sigan su curso las elecciones sin más sobresaltos que los que enfrentan y podrían sortear otros.

No obstante, como en otras ocasiones, se espera que el pueblo boliviano se comporte sabio, como sugiere un antiguo pensador griego.

Y se sabe que, en octubre, el pueblo boliviano ha triunfado más de una vez.

*Periodista