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Candidaturas muestran alianzas de clases sociales

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De sábado a sábado 308

Remberto Cárdenas Morales*

Las candidaturas a la presidencia y a la vicepresidencia de Bolivia, así como las de los postulantes a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), muestran a viejos y nuevos tránsfugas (que se pasan de un partido político a otro), lo que tiene que ver, básicamente, con las formas en el comportamiento de ellos. Lo esencial, sin embargo, es que los candidatos evidencian o sugieren alianzas de clases sociales o de representantes de éstas, lo que resulta fundamental.

A nosotros nos interesa, esencialmente, el comportamiento de dirigentes sindicales e indígenas, los líderes o componentes de los movimientos sociales.

Dirigentes de la COB y de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), sacan pecho de su alianza, quizá no sólo electoral, con Juan Evo Morales Ayma. Éste, a su vez, no desperdicia ocasión para agradecer ese respaldo y asegurar que así ganará las elecciones en la primera vuelta, así como antes dijo que la victoria electoral suya sería con el 74 por ciento de los votos.

Los dirigentes sindicales aseguran que celebran esas alianzas electorales en defensa de los intereses de los trabajadores, por tanto, del pueblo.

Esa alianza, se supone, tiene como referencia el programa (las metas) que buscará el binomio Morales-García, en su muy probable tercer mandato. Para nosotros ese programa contiene propuestas ejecutables dentro del sistema capitalista, dependiente y atrasado (y de economía combinada). Ese programa no es, pues, para cambiar las formas de producir, aunque se mantengan los mecanismos destinados a distribuir la riqueza boliviana que se produce con el esfuerzo de los asalariados que sí generan un nuevo valor: la plusvalía.

En ese programa de los gobernantes, para su tercera reelección y en contra de la Constitución Política del Estado boliviano (CPE), no se contempla la nacionalización de los recursos mineralógicos. En consecuencia, la corporación transnacional más importante que opera en Potosí, la Empresa Minera San Cristóbal, a la que los gobernantes actuales le han prolongado su contrato por 40 años más, extrae cada día concentrados de plata-plomo-zinc, por un valor de $us.- 40.000.000, es decir, $us.- 1.600 millones al año. De esa suma paga $us.- 400 millones en impuestos, regalías, forestación o reforestación de la zona. Entendidos creen que esa compañía obtiene no menos de $us.- 1.000 millones al año de utilidades.

Morales-García, en su tercer mandato, mantendrá ese contrato con la Empresa Minera San Cristóbal, tercer mandato continuo que conseguirán con votos de asalariados mineros, asalariados de las cooperativas mineras y cooperativistas-empresarios mineros, entre otros. Especialmente, los asalariados del subsuelo, indirectamente y por la acción del Presidente-candidato, acaban aliados de explotadores y de opresores, como son los dueños de aquella empresa transnacional. Y esa alianza no tiene en cuenta los intereses de los trabajadores ni del pueblo boliviano. Otra constatación es que Juan Evo Morales Ayma cuando pidió, a los medios de difusión y a los bolivianos, apoyo para recuperar las riquezas mineras decía una mentira respecto de las reservas que explota la Empresa Minera San Cristóbal, la más importante transnacional en Bolivia.

A pesar de lo dicho y que conocen o tendrían que conocer los dirigentes sindicales, mineros en especial, éstos han conseguido que algunos de sus miembros sean postulados a la ALP, pero en puestos distintos a los acordados, según quejas de dirigentes sindicales de los trabajadores de las minas, que han difundido los medios.

Dirigentes sindicales han dicho que sus, representantes en la ALP, defenderán los intereses del pueblo y del país. Veremos. Nosotros dudamos de que sea así porque, entre los asambleístas elegidos, el único que mandará entre ellos será Juan Evo Morales Ayma.

En el Movimiento Sin Miedo concurren diferentes capas medias, urbanas y algunas rurales. Hace tiempo una dirigente de este movimiento, desde el Concejo Municipal de La Paz, dijo que las ideologías políticas no tenían lugar en Bolivia (como “el fin de las ideologías”, a lo Fukuyama). Esa misma ex presidenta de aquel Concejo, en una entrevista por radio Erbol, informó que había militado en el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que fundó el Che en Ñancahuasú. Otra de las limitaciones del MSM es que gente del pueblo constata que esa organización política asume esa equivocada posición “tercerista” o la tercera posición: ni capitalismo ni socialismo, sin decir qué sociedad construirían o alentarían desde el poder. Además, en La Paz, el MSM, postula al senado a un comunicador y docente de la UMSA conocido por su militancia en la derecha.

Los indígenas de las tierras bajas tendrían que haber orientado su comportamiento político a lo que nosotros, en diciembre del año pasado, nos animamos a llamar una nueva unidad del pueblo que sea democrática, popular, antiimperialista y revolucionaria.

Cuando los indígenas, en alianza con el MSM, postularon un candidato suyo a la Gobernación de Beni —y perdieron incluso en el TIPNIS— supusimos que ese acuerdo sería al menos para sentar bases de esa otra alianza del pueblo, a pesar de los resultados electorales adversos.

Los indígenas tienen como tareas principales: la lucha por el territorio, la autodeterminación (o gobierno autónomo) y la aplicación de las costumbres como normas, por lo que han marchado nueve veces por los caminos de la patria. Sin embargo, con la fraternidad que merecen los originarios, les decimos que es la vida la que demuestra y seguirá demostrando que es falso que los indígenas no son ni de izquierda ni de derecha y, por tanto, ellos se unen con los que creen que les conviene, en cualquier tiempo y lugar. Otro planteamiento equivocado de esos compatriotas es que la “complementariedad”, propuesta para suplantar la teoría y la práctica de la lucha de clases, es otra equivocación la que, a la vez, es una falsedad. De ello los indígenas de las tierras bajas, sobre todo, parece que deducen que no hay diferencia alguna entre que ellos se unan con Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz, o que lo hagan con Fernando Vargas, dirigente del TIPNIS y ahora candidato a la presidencia del país, con el Partido Verde (PV).

Sobre ese binomio Vargas-Soria no callamos nuestra profunda preocupación porque ese que tendría que haber sido, al menos, un germen de la nueva unidad del pueblo (democrática, popular, etc.), para nosotros resulta dudosa esa propuesta y práctica unitaria. La candidata a la vicepresidencia (Margot Soria), de una capa media de la derecha, es la jefa del PV. Una pregunta a ella es con qué verdes europeos tiene acuerdos o a cuál de ellos representa en nuestro país. Ella que es docente de la universidad, en ese ámbito público y autónomo, invariablemente militó y milita con la derecha o con ésta tiene entendimientos en este momento. M. Soria dijo que militó en la UDP, pero no precisó que fue en el MIR, en ese que atravesó ríos de sangre para unirse con Banzer. Ella misma, en Brasil, cobró un sueldo del Estado boliviano en tanto cónsul y el dinero de una beca de estudios de la UMSA en su favor (también del Estado boliviano). M. Soria entonces cobró doble sueldo proveniente del Tesoro General de la Nación, en contra de las normas y de la ética. De yapa, la doctora Soria (le gusta mucho pronunciar ese su grado académico) militó en Nueva Fuerza Republicana, del Cap. Manfred Reyes Villa. Nosotros añadimos que esa doctora es una política inepta (politicastra o politiquera).

Justa Cabrera, del pueblo guaraní y que ofició como vocera durante las VIII y IX marchas en defensa del TIPNIS, fue la que afirmó que el presidente Morales dio la orden para que la policía reprima a esos marchistas, el 25 de septiembre de 2011, en Chaparina (Beni); hace horas ha dicho que no está segura de que haya sido el ex ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, el que definió esa acción policial (y militar, añadimos) contra los actores de la VIII marcha indígena. J. Cabrera agregó que ella no le dirá al Presidente que deje de construir el camino de la discordia por medio del TIPNIS. ¿A cambio de qué y de cuánto Justa Cabrera, ahora y de nuevo, es aliada del presidente-candidato Morales?

 Las alianzas anotadas en esta nota y otras similares, tampoco ayudan a articular la nueva unidad democrática, popular, antiimperialista y revolucionaria y los aliados que cambian de de partidos o frentes, según la ocasión, están juntos y revueltos, otra vez, en contra de los verdaderos intereses de las regiones, del pueblo y de la plurinacionalidad.

La Paz, 26 de julio de 2014.

*Periodista

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