fiesta
/Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina. Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau./
Leer más...Amor y desamor. Locura y ensoñación. Vida y muerte y pasiones. Los grandes temas universales y su extraordinario planteamiento; algunas ideas fragmentarias, algunas posibilidades de explicar la grandeza de Miguel y William, ahora que amerita.
La Paz, Letra Siete de Página Siete, sábado, 23 de abril de 2016
Martín Zelaya Sánchez
Uno concibió 38 obras de teatro —la mayoría tragedias, algunas comedias— casi perfectas, universales, incombustibles; el otro dio vida a dos personajes inmortales, y acaso a la obra literaria más completa y trascendental de siempre. Son, sin discusión, figuras cumbres no solo de las letras británicas y españolas, sino de la historia de la literatura mundial, pase lo que pase de aquí en adelante.
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literatura
Mauricio Rodríguez Medrano
Fernanda Ávila quiso ser Odontóloga. Luego Pediatra. Luego contrabandista. Luego eligió Letras. Pero al terminar de leer los Fundadores del alba se decidió por guerrillera. «Ahora soy mamá», dice. «Es lo mismo». En las paredes de su cuarto hay fotografías de su paso por La Higuera. «Fue mi mejor época», dice. «El pasado siempre es la mejor época».
Leer más...Dos sobrevivientes de la historia (sobrevivientes a La Historia). Solo Miguel y William, nadie más.
Luis H. Antezana J.
Parece exagerado afirmar que, para algunos individuos, Cervantes y Shakespeare en este caso, la historia no valdría un bledo.
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Reseña
Mauricio Rodríguez Medrano*
La Paz, Página Siete, martes, 08 de marzo de 2016
Umberto Eco dio el último estertor, y murió de cáncer a los 84 años. Dejó atrás una biblioteca que será deteriorada por el tiempo, y al final sólo quedará el nombre o algunas cenizas de los libros que escribió. Por ejemplo: El péndulo de Foucault, por ejemplo: El nombre de la rosa, su obra maestra.
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