Opinión
Por Atilio A. Boron *
La derecha, articulada como nunca antes a escala mundial por obra y gracia del fenomenal poderío mediático estadounidense, confiaba en que con la muerte del líder bolivariano se acabaría el chavismo. En su tosquedad intelectual se consolaba diciendo que “muerto el perro se acabó la rabia”. Pero la historia ha sido hasta mezquina con sus anhelos. La “rabia” de los pueblos es consecuencia de la inequidad, desigualdad y opresión que incesantemente segrega el capitalismo. Y aquí se amalgamó con una bicentenaria tradición político-intelectual emancipadora personificada, entre muchas otras, en las figuras gigantescas de Bolívar y Martí. De ese feliz encuentro entre la “rabia” y esa tradición política brotan los vientos que recorren nuestra geografía desde comienzos de siglo, impulsados por esa verdadera fuerza desatada de la naturaleza que fue Hugo Chávez.
Leer más...Roberto Ibarguen Chávez
Sin duda, en un proceso de cambio no hay nada más necesario que un Ministerio de Cultura, porque al final si no cambia la cultura no cambia nada. Y no es que se quiera divinizar una palabra que por cierto tiene demasiadas definiciones e demasiadas interpretaciones; pero, si admitimos que lo que hoy vivimos los bolivianos es una “revolución democrática y cultural“ y que, además, existe un decreto mediante el cual se crea el Ministerio de Culturas, algo de verdad se le podrá asignar a la anterior afirmación.
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Anónimo
En estas últimas cuatro semanas, el panorama en Reyes ha cambiado mucho. No deja de llover, no entran flotas, no salen los autos a Rurrenabaque. Dicen que es un castigo de Dios.
Leer más...Vamos a andar
Rafael Puente*
Página Siete, viernes, 21 de febrero de 2014
Ya pasó un año de que asesinaste a Hanalí, tras haberle amargado la vida varios años. Hace también bastante tiempo que desapareciste.
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Roberto Ibarguen Chávez
Sin duda, en Bolivia los actuales momentos son difíciles para todos, obviamente más para aquellos que tienen el agua por los cuatro puntos cardinales y por debajo del catre; pero, también para aquellos que impotentes vemos a toda hora, por los medios de difusión, la desgracia de nuestros conciudadanos porque a solas no hay mucho qué hacer y lo que se podía hacer ya se está haciendo, así que no queda otra que seguir viendo el desastre, considerar en qué más se puede apoyar y aprovechar la oportunidad para evaluar las responsabilidades.
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