El pensamiento de Luis Espinal sigue vigente
Hernando Calla*
martes, 25 de marzo de 2025
A los 45 años del cruel asesinato de Lucho Espinal, quisiéramos honrar su memoria rescatando de sus escritos una actitud vigilante siempre en guardia ante la tentación antidemocrática o totalitaria en la política.
Pero la denuncia de las tendencias antidemocráticas de esa época predemocrática es particularmente destacable en su último editorial en Radio Fides, antes de que lo asesinaran, cuando advertía sobre la tentación neonazi o totalitaria en la política:
“En nuestro ambiente político se advierten actitudes de estilo neonazi, es decir totalitario. Lo malo es que detrás de un ‘estilo de acción’ fácilmente se desliza también una ‘ideología’; y por lo tanto quien actúa con sistemas totalitarios apoya también las ideas y los valores antidemocráticos”.
Ahora bien, la primera vez que compartimos este texto de Espinal en 2017 habíamos destacado algunos párrafos que nos parecían muy apropiados a la coyuntura del “proceso de desconocimiento” de la voluntad popular expresada en el referendo del 21F, y en la que asomaba claramente la “tentación neonazi” a que se refería su último editorial:
"Los que creen que ellos tienen toda la verdad política, y solamente ellos la tienen, están en un esquema neonazi...
“Los que siguen creyendo en el culto a los jefes y el prestigio de las personalidades políticas, están afectados por la tentación neonazi...
“No se puede tener tampoco una doble medida de la democracia y los derechos humanos: una para cuando se gobierna y otra para cuando se está en el llano; porque esta actitud llevaría a un típico error neonazi: creer más en el orden que en la justicia; o en otras palabras, pensar que puede haber un orden social que no se base en la justicia social".
El primer párrafo nos parecía un fiel retrato de la primera década del gobierno del MAS que pretendía tener el monopolio de la verdad política, en cierta medida por sus resultados electorales mayoritarios. Desde un comienzo esta pretensión se expresaba en actitudes excluyentes de revanchismo político hacia los partidos de oposición minoritaria y todos aquellos que no comulgaban con la ideología del llamado “proceso de cambio” y, por último, se manifestaba en la persecución política a todos los que criticaban al gobierno o denunciaban sus actos de corrupción.
Sin embargo, cuando Evo Morales y Álvaro García perdieron el referendo para cambiar la Constitución de manera que les permita la reelección indefinida, la tentación totalitaria del MAS se volvió evidente para todos los que habían anticipado su deriva antidemocrática. Fue justamente en 2017 que el proceso de desconocimiento de la Constitución remató en la aberrante sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que proclamaba el “derecho humano” de los gobernantes prorroguistas a su repostulación por cuarta vez en las elecciones de 2019.
Si damos un salto hasta la coyuntura presente, el segundo párrafo destacado parece más vigente aún en el convulsionado contexto preelectoral que estamos atravesando. Está claro que hay muchos que “siguen creyendo en el culto a los jefes y el prestigio de las personalidades políticas”. Aunque minoritaria, la facción evista del hoy escindido MAS parece haberse decantado definitivamente en favor del culto a la personalidad de su jefazo etiquetándolo como “Evo Pueblo líder de los humildes”, y con quien piensan recuperar el poder muy a pesar de su inhabilitación como candidato a presidente y de los cargos por graves delitos que pesan sobre Morales.
Tampoco las oposiciones parecen haberse librado de las tentaciones antidemocráticas cuando se apoyan exclusivamente en el “prestigio” de algunos políticos tradicionales ya sean opositores o funcionales al MAS. Entre estos últimos, está claro que uno de los candidatos favoritos en Cochabamba se apoya sobre todo en su prestigio como ex candidato, prefecto y alcalde, pero sobre todo como mandamás único e incuestionable de su entorno edil y agrupación política. Por otro lado, falta saber si los esfuerzos por mantener la unidad del bloque opositor democrático terminarán naufragando en el mar de tentaciones antidemocráticas cuando se conozcan los resultados de las encuestas y estos sean adversos a cualquiera de los aún precandidatos del bloque opositor (Tuto y Samuel), y por la misma razón de sustentarse exclusivamente en el prestigio (político o económico) de sus respectivas personalidades.
Volviendo al último párrafo del editorial de Espinal… “No se puede tener tampoco una doble medida de la democracia y los derechos humanos: una para cuando se gobierna y otra para cuando se está en el llano…”, pienso que retrata bien el cinismo de los masistas desde su llegada al poder hace 19 años y la doble cara del mismo masismo actualmente: por un lado, la facción arcista del oficialismo en el gobierno que tiene una medida recortada de la democracia ahora que todavía ostenta su poder arbitrario y por otro, la facción evista que reclama hipócritamente por sus derechos humanos ahora que está en el llano y desprovisto del poder omnímodo que otrora tenía su Jefazo hoy caído en desgracia.
*El autor es presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de La Paz