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Premio Nobel de la Paz hace crítica a Evo Morales y dice que rebaja de la edad de trabajo de los niños en Bolivia “se opone a las leyes universales”

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Algunos países han ido más allá, por ejemplo, Bolivia, donde se estima que uno de cada cuatro niños (o 800.000 niños) trabaja, aprobó una nueva ley de trabajo infantil, que permite que los niños de 10-12 años puedan trabajar.

En el marco de una invitación al Congreso del Futuro, el Premio Nobel de la Paz (2014), Kailash Satyarthi, habló con América Solidaria sobre la ira, la infancia y su lucha a favor de ella. La siguiente entrevista fue realizada por la periodista de América Solidaria, María José Hess:

" Me niego firmemente a aceptar la pasividad y el pesimismo"

Kailash Satyarthi se enoja, se enoja mucho. Cada vez que sabe de un niño o niña abusado en el mundo, quien obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 2014 junto a la joven pakistaní Malala Yousafzai se enfurece. También se enfurece su esposa, Sumedha, quien comparte con él la fuerza y el camino recorrido para liberar, a la fecha, a más de 80.000 niños y niñas del trabajo infantil y la esclavitud.

Activista indio a favor de los derechos de la infancia, Satyarthi descubrió que había niñas y niños que accedían a distintos derechos en edad escolar. A los 11 años se movilizó por primera vez para reunir libros para aquellos niños y niñas que quedaban fuera del sistema escolar porque sus padres no podían acceder a los libros. Y desde entonces no paró en su lucha. Hoy, ha sido encarcelado, golpeado y amedrentado en las redadas que hacen para liberar a niños y niñas del trabajo infantil, la esclavitud, tráfico infantil y prostitución. Y sigue adelante porque, según cuenta, no acepta ni la pasividad ni el pesimismo.

—En una charla TED hablas sobre la ira como energía, poder que se puede convertir en ideas y en acción. ¿Qué causas o qué dolores de la infancia deben conducir nuestra ira hoy?

—Es irónico que, a pesar de todo el progreso y el avance de la globalización, a millones de niños todavía se les niega su infancia, su libertad, su futuro, se les niega la educación y la salud. Y es por eso que cuando uno ve a un niño y llega a saber que el niño está siendo esclavizado, asesinado, prostituido, todo eso es más que suficiente para enojarse. Pero la ira debe ser un sentimiento personal y no un sentimiento egoísta: no debe generar violencia, o una especie de venganza u odio a nadie, sino debe generar energía y poder para luchar por la justicia y la libertad.

Así, la justicia y la libertad nunca pueden ser alcanzadas sin ira dentro de nosotros. Pero esa ira no debe ser desviada hacia cualquier forma de violencia. Es un proceso, un tipo de práctica para encender la ira y empezar a pensar en cómo encontrar la solución a los males e injusticias entre nosotros.

—Puedo imaginar que en este camino debes haberte sentido frustrado muchas veces. ¿Cómo lidias con la frustración?

—No me frustro, me enojo. Cientos de veces nos ha pasado que hemos ido con esperanza y entusiasmo a liberar a los niños, pero alguien ha filtrado información o ésta ha sido entregada por la policía al esclavizador, y cuando llegamos no los encontramos. A veces nuestros propios trabajadores han sido comprados por el esclavizador o líder de la mafia, nuestros propios colegas nos traicionaron. Entonces pienso en si he hecho suficientes esfuerzos, si nuestras estrategias fueron o no las adecuadas, qué pasó que fallamos. Y tenemos que hacer más esfuerzo, nunca rendirnos.

—¿Cuáles son las claves para movilizar a otros hacia su causa?

—Siento que hay un niño dentro de mí, que puede conectarse simplemente con cualquier persona, en cualquier parte del mundo, incluso sin lenguaje. Y veo a un niño dentro de cada uno de ustedes con el que yo puedo sentirme conectado con facilidad, porque la infancia para mí no es una edad, la infancia es simplicidad, es pureza, es pasión, es cuando aprendemos más, es el perdón y uno debe mantener la infancia siempre dentro y trato de mantenerla.

—Algunas personas dicen que el trabajo infantil es algo cultural y que los convenios de la OIT se basan en una idea occidental de la infancia. ¿Cómo responde usted a estas ideas?

—Lo sé y he enfrentado este argumento y prácticas, y he sido atacado por estos argumentos varias veces en mi vida y en todo el mundo, incluso en mi país. El camino de la mente humana es un camino hacia la libertad. La cultura no es una cosa estética, la cultura es un movimiento, y en nombre de la cultura, las ideas occidentales controlaron estratégicamente el pensamiento antiguo para poder explotar a las personas vulnerables, o a las mujeres. Así fueron maltratadas miles de años las mujeres, incluso en Europa donde no había igualdad de sufragio hace sesenta años en Europa, y eso fue en nombre de la cultura. Hay muchas injusticias que están sucediendo alrededor de nosotros en nombre de la cultura.

Creemos en los valores universales, no estamos hablando de la convención universal, o las convenciones de la ONU, occidental u oriental, lo que sea. Estoy hablando de los valores universales: la igualdad, la justicia, la humanidad, la dignidad humana, tratar a los demás como seres humanos iguales, lo que todas las religiones nos dijeron. Cuando Jesús dice en la Biblia, dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Qué cultura podría ser más grande que Jesús, qué cultura podría ser más grande que el Señor Krishna o el Señor Rama en la India, qué cultura podría ser más grande que lo que Mahoma ha dicho en el Corán sobre no matar a un niño a causa de la pobreza, ningún niño debería morir a causa de la pobreza. Esas cosas están ahí y los que se refieren a la cultura también debieran referirse a los orígenes.

Así, los que creen en Jesús, los que creen en Mahoma, los que creen en Hinduismo, o cualquier tipo de religiones, y luego quedan presos de la cultura, deben mirar de nuevo a las religiones y encontrar los elementos liberales, de humanidad y de justicia en ellas.

En la mayoría de los países donde el trabajo infantil existe, el desempleo coexiste. Es como el huevo y la gallina. La mayoría de los padres están sin trabajo y los niños son vistos como mano de obra barata, pueden ser maltratados por lo que algunos los prefieren. Eso, en nombre de la cultura.

—¿Por qué debería haber dualidad e hipocresía en nombre de la cultura? A los que promueven el trabajo infantil en nombre de la cultura, les pregunto: ¿usted enviaría a sus hijos a trabajar en la minería? ¿Como esclavos? ¿Enviaría a sus hijas al burdel para trabajar como prostitutas?

—Usted no lo haría con sus hijos biológicos. Pero usted está usando este paraguas de la cultura para explotar a otros niños. ¿Quiénes son los otros niños? (...) Me niego a aceptar que una cultura está ahí para proteger a sus hijos y darles la mejor calidad de la educación y universidad y colegios y que se convierta en el portavoz de la cultura para continuar la esclavitud y el trabajo infantil y la explotación. No lo acepto.

Algunos países han ido más allá, por ejemplo, Bolivia, donde se estima que uno de cada cuatro niños (o 800.000 niños) trabaja, aprobó una nueva ley de trabajo infantil, que permite que los niños de 10-12 años puedan trabajar.

Lo sé, he estado con el presidente Morales y todos los miembros de su Parlamento cuando debatían para cambiar la ley, que está en contra de las leyes universales, por lo que nos opusimos. Pero por desgracia, de nuevo, el apoyo popular fue a esta idea de reducir la edad mínima de trabajo de los niños de 14 a 10 y 12, es muy desafortunado.

—¿Es este un gran paso hacia atrás?

—Sí, nos oponemos a ella.

—¿Cree usted que alguien sea neutral frente a un abuso?

—Nadie debe ser neutral. Me niego firmemente a aceptar la pasividad y el pesimismo. Los que no están hablando o apoyan los derechos, están en el lado de los males, a sabiendas o no.

—América Solidaria es una ONG internacional que trabaja para combatir la exclusión y la pobreza infantil en el continente americano. Creemos firmemente que, para llegar a este objetivo y lograr hacer cambios, tenemos que trabajar en conjunto con las comunidades, los gobiernos, el sector privado, instituciones académicas, medios de comunicación y en red con otras organizaciones de la sociedad civil. ¿Es importante para usted y su organización Bachpan Bachao Andolan trabajar en alianzas colaborativas?

—Es muy importante. Se debe construir confianzas entre los actores clave y hay cuatro actores clave, como cuatro patas tiene una silla: el Estado, la sociedad civil, el mundo privado y las Instituciones de la fe. Tenemos que trabajar con todos ellos y ver cómo pueden contribuir.

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