Editorial de Aquí 335
La preocupación actual de los jerarcas del Movimiento al Socialismo (MAS) es qué hacer para mantenerse en el poder, sean estos arcistas, evistas, choquehuanquistas, andronistas o de cualquier otra tendencia que desde el 2006 controlan la administración del país o para ser más preciso controlan las arcas estatales.
En estos 19 años pasados, incluido el período de Jeanine Añez, la administración del erario se caracterizó por el derroche. Si bien hubo obras, muchas de ellas están mal hechas (caminos en pleno deterioro, puentes que se caen, escuelas semi derrumbadas, etc.) o son “elefantes blancos” (empresas que no funcionan, funcionan mínimamente y la mayoría de ellas no recuperaron las inversiones); pero eso sí, enriquecieron a los contratistas, a muchos jerarcas del régimen y también se convirtieron en fuentes de trabajo para sus militantes.
La mala administración masista, en tiempos de bonanza económica, no invirtió donde debía para que la acumulación de capital sea hoy la base de una economía fuerte, generadora no solo de mayores recursos para el Estado sino también fuente de trabajo digno, seguro y permanente para miles de bolivianos. Esa mala administración se ve también en que Bolivia tiene el nivel más alto de informalidad laboral, el 81 por ciento, cuya economía está en la categoría de cuentapropista y se la bate el día a día de sobrevivencia sin ninguna seguridad en el presente; es decir, pues no tiene una fuente de trabajo formal, carece de prestaciones pues no hay regulaciones estatales para garantizar una renta de jubilación y además tenga seguridad en cuanto a su salud, aunque se diga que existe el Seguro Universal de Salud que en muchos casos no cubre lo necesario, esa población económicamente activa está librada a su suerte.
El modelo económico masista, camuflado de izquierdista, empezó propiciando el capitalismo “andino amazónico” según su “matemático ideólogo” (García Linera), y aunque hayan cambiado de eslogan al de “economía comunitaria y plural”, potenció el capitalismo salvaje, pues fue cuando más se enriqueció el empresariado; los banqueros, los agroindustriales, los ganaderos, los mal llamados cooperativistas mineros, un importante grupo de cocaleros; en este tiempo, también, se arrasaron los bosques de tierras bajas en favor de la expansión agroindustrial, la ganadería y la acción depredadora de los “interculturales” (verdaderos colonizadores).
En cuanto a derechos humanos, el régimen masista tiene en su haber muchas víctimas por razones políticas, desde ejecuciones extrajudiciales hasta muertes y heridos en represiones gubernamentales y enfrentamientos entre sectores. Solo basta recordar algunas: 21 muertos y más de 90 heridos en conflicto entre cooperativistas mineros y trabajadores de la estatal Comibol por la Mina Posokoni – Huanuni (5-6/10/2006), momento en que el gobierno a través del vicepresidente García Linera en vez de pacificar la disputa enviando tropas policiales y militares prometió más bien, a un dirigente minero, enviar cajones (ataúdes); tres muertes en los sucesos de La Calancha – Sucre (24-25/11/2007) durante la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado; 13 víctimas mortales en los sucesos del Porvenir- Pando (11/09/2008) donde hubo enfrentamiento entre grupos armados por el Gobierno y por la opositora gobernación de Pando; tres ajusticiados extrajudicialmente y otros torturados por organismos de Estado durante el asalto a los acusados de separatismo y “terrorismo” en el Hotel Las Américas - Santa Cruz (16/04/2009); tres pobladores de Yapacani son victimados por fuerzas policiales (11/01/2012) tras protestas por la restitución en el cargo de su alcalde; un estudiante victimado y varios heridos en la represión gubernamental a pobladores de Caranavi que pedían el cumplimiento a la instalación de una procesadora de cítricos; cuatro muertos en Apolo – La Paz (22/10/2013) durante la erradicación forzosa de cocales por fuerzas militares y policiales; los gobernantes que se proclaman de defensores de los indígenas no tuvieron ningún reparo para reprimir a los marchistas en Chaparina (25/09/2011 VIII Marcha Indígena en defensa del TIPNIS) que se dirigían hacia La Paz a exigir el respeto a la integridad de su territorio; cuatro muertos en Panduro (26/08/2016) tras desbloqueo caminero de cooperativistas mineros; represiones con muchos contusos a varios sectores (minusválidos, magisterio, sector salud, esposas de policías de baja gradación, universitarios) que pedían el cumplimiento a compromisos y el respeto a sus derechos; también fallecidos a causa de la persecución política-judicial como José María Bakovic (12/10/2013) expresidente de Servicio Nacional de Caminos, falleció por infarto cardiaco; Marco Antonio Aramayo (14/04/2022) exdirector del Fondo Indígena, murió en prisión; Juan Carlos Manuel dirigente cívico de Potosí (29/01/2023) falleció en la clandestinidad.
En cuanto a la libertad de prensa, de expresión, del secreto de prensa, el periodismo sufrió persecución y amedrentamiento. Los medios que no se alinearon a las políticas y propaganda gubernamental fueron sometidos a la asfixia económica hasta lograr su cierre; en otros casos se los sometió favoreciéndoles con propaganda o comprándolos por terceros; a estos se los conoce como medios paraestatales. Con esa política “comunicacional” varios periodistas renunciaron a sus trabajos optando por mantener sus criterios antes que someterse (por un salario) a la línea impuesta por las reparticiones de propaganda gubernamental.
Los actos de corrupción campearon desde un comienzo y no fueron debidamente investigados por las instituciones encargadas de hacerlo (Fiscalía, Órgano Judicial, Procuradoría, Contraloría) porque éstas están subordinadas al poder central; de modo que muchos responsables no fueron juzgados y están impunes, y si lo fueron hoy gozan de libertad. El caso del desfalco del Fondo Indígena es elocuente: el denunciante, Marco Antonio Aramayo, fue apresado y por un tiempo estuvieron también presos los beneficiarios, pero finalmente solo quedó detenido Aramayo hasta morir en prisión; los demás están libres y gran parte del dinero desfalcado está desaparecido.
Otra de las pérdidas irrecuperables que ocasionó el MAS a Bolivia (bajo la responsabilidad de la Procuradoría) es el pago de 714 millones de dólares a empresas extranjeras que operaban en el país, al perder arbitrajes internacionales en las llamadas “nacionalizaciones”. A este despilfarro millonario hay que añadir los 35 millones de dólares que costó la repartición Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (DIREMAR) recientemente disuelta, tras el fracaso de su gestión en la demanda a Chile por una salida soberana al mar y en el litigio por la Aguas del Silala.
En lo económico los productos de primera necesidad, los carburantes y los dólares (moneda necesaria para la importación de insumos) escasean y el mercado negro se agranda para encontrar esos productos.
El daño que el MAS ha hecho al país se ve en todos los niveles y los principales responsables son Evo Morales Ayma, Álvaro García Linera, Luis Arce Catacora, David Choquehuanca más todos sus ministros, parlamentarios, concejales y demás jerarcas.
La declaración de Andrónico Rodríguez — senador del MAS y delfín de Evo Morales, aunque aparentemente sea un rival suyo— en el fondo se trata de una desesperada búsqueda a una salida unitaria del Movimiento al Socialismo (MAS) hacia las próximas elecciones: “Si nos unificamos, estaremos celebrando la victoria y la reconstrucción del proceso y del instrumento y, si seguimos dispersados y peleados, estaremos frustrados, decepcionados, exiliados o de repente presos (…) No podemos ser pesimistas, tenemos que ganar compañeros y para eso tenemos que empezar a trabajar” (22/01/2025)
En 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando gran parte de Europa estaba ocupada por la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin en pacto, tiempo también de la intensa persecución a judíos, Joseph Geobbles, ministro para ilustración pública y propaganda del régimen nazi, escribió en su Diario una confidencia que le hizo Hitler: “…hemos hecho tanto daño que estamos obligados a ganar, de lo contrario nuestra nación será aniquilada, nosotros por delante con todo aquello que más queremos, así que manos a la obra.”
Los jerarcas del masismo, como antes intentaron hacerlo los del nazismo, están en la encrucijada de buscar una salida que les permita conservar el poder; pero, si no pudieran conservarlo, es muy posible que impulsen candidaturas no propias pero pactadas, para evitar juicios por los delitos que cometieron en estos 19 años y así quedar en la impunidad.
Verdaderamente los mandamases del MAS ha hecho mucho daño y están obligados a ganar o pactar en las próximas elecciones para evitar el peso de la justicia si es que ésta y el estado de derecho son recuperados.