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Iglesia y pederastia: el Papa se desenmascara

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Vamos a andar

Por Rafael Puente

viernes, 08 de marzo de 2019 · 00:12

Cuando parecía que el papa Francisco le iba a dar un giro a la historia de la pederastia, y que ese giro prometedor tendría un momento clave en la cumbre a la que convocó hace poco en el Vaticano, lo que ha aparecido en dicha cumbre es nomás aquel Jorge Bergoglio que había dejado tan mal recuerdo en la Arquidiócesis de Buenos Aires.

No sólo no se ha recibido el testimonio de las víctimas de esa muchedumbre de curas, obispos y cardenales que habían practicado impunemente la pederastia; no sólo se ha incumplido el compromiso de publicar los expedientes que todavía no habían sido destruidos; no sólo se ha dejado a un lado la indemnización de los miles de víctimas; sino que -en contra de todas las expectativas generadas por los anteriores compromisos del Sumo Pontífice- ha salido a reducir la peor actitud de un Papa que pasa a atacar sin piedad a todos quienes se atreven a criticar los interminables pecados que han ido saliendo a relucir.

Ha aparecido nomás el antiguo Bergoglio, el que fue cómplice de la criminal dictadura militar argentina de los años 70 del siglo pasado (incluyendo su complicidad en el asesinato de jóvenes sacerdotes que eran críticos de dicha dictadura). La opinión pública mundial ha quedado sorprendida por algunas frases que da vergüenza repetir (vergüenza y bronca, pero ahí están):

• “Quienes denuncian a la Iglesia son amigos del diablo” (que sería el auténtico autor de los abusos sexuales, convirtiendo así a los pederastas en pobres víctimas de Satanás, un antiguo invento que sólo sirve para exculparnos).

• “Los abusos a menores son un problema de toda la sociedad” (¿su sanción dependería entonces de los respectivos gobiernos? ¿de la ONU? ¿de quién?).

• “El feminismo no es más que machismo con faldas” (Bergoglio aparece como el típico macho que para no asumir críticas empieza por descalificar a quienes con todo derecho y razón las plantean).

¿Era eso lo que esperábamos de la famosa Cumbre del Vaticano? ¿Qué le pasó a ese papa Francisco que aparecía como un reformador? A fin de cuentas ha venido a negar toda crítica a la Iglesia Católica, que a estas alturas queda claro que no tiene nada que ver con Jesús de Nazareth, hasta el extremo de que su tercer hombre en jerarquía, que es el cardenal australiano de apellido Pell, está también acusado de pederastia. Y por cierto, una iglesia con jerarquía es totalmente ajena a la visión y al testimonio de Jesús.

¿De un hombre así vamos a esperar que modernice la Iglesia, que declare la igualdad entre varones y mujeres, que pida perdón al mundo por los pecados de sus jerarcas, que priorice los derechos y necesidades de los más débiles (niños y niñas; personas enfermas, abandonadas y solitarias; personas pobres y marginadas), que reconozca la homosexualidad como una tendencia natural, y respetable?

Después de esta cumbre queda a la vista que la encíclica Laudato Si no es más que demagogia, que por algo el Vaticano es un Estado (con todas las características deshumanizantes de todo Estado), que el verdadero Jesús de Nazareth (el compañero de María Magdalena) ha sido voluntariamente desfigurado (para empezar por el apóstol Pablo y después por el emperador Constantino, y finalmente por jerarcas como Bergoglio). ¡Qué triste!

Y a modo de posdata: A mis queridos amigos (y excompañeros) los jesuitas quisiera recomendarles que se tomen en serio las ideas de Ignacio de Loyola y no permitan que ninguno de ellos escale jerarquías episcopales ni cardenalicias, porque ya ven cuáles pueden ser los resultados…

*Miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba

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