De sábado a sábado 527
Medios de difusión, amigos y enemigos de Evo Morales
Remberto Cárdenas Morales*
Juan Evo Morales Ayma, entonces presidente del país, en una entrevista publicada en el diario El Deber de Santa Cruz dijo en una oportunidad que el 85 por ciento de los medios de difusión son (o eran en ese momento) sus amigos. A esos medios debían sumarse las 50 radioemisoras “comunitarias” regaladas a los gobernantes bolivianos de 14 años por el régimen chavista, la mayoría de las cuales dejaron de funcionar durante el mandato de Morales.
En ese período, los medios de difusión del Estado (Canal 7, radio Soberanía, radio Patria Nueva, el diario Cambio y la Agencia Boliviana de Información, ABI) preferentemente, hicieron propaganda oficialista con una crecida dosis de mentiras.
Supuestamente, el diario El Deber que publicó aquella entrevista era y es enemigo del asilado en Argentina. Raro aquel enemigo que difundía la palabra del entonces primer mandatario en ocasión de un aniversario del pronunciamiento libertario de la tierra oriental del 24 de septiembre de 1810.
Cuando Evo Morales era dirigente cocalero llamaba a radio Pío XII de Llallagua y pedía ser entrevistado o hablaba por esa emisora como si hubiera sido parte del personal de planta, señaló el Director de aquella radioemisora.
Policías antinarcóticos, en Villa Turani, en un operativo ultrajaron al entonces dirigente de las cinco federaciones de cocaleros del Chapare, al que dejaron por muerto. Una narración y una fotografía que muestra el rostro hinchado del dirigente cocalero fueron publicadas en el semanario Aquí y luego en el diario paceño La Razón.
Morales definía entonces como amigo suyo al semanario fundado por el cura Espinal.
Tiempo después, en los primeros meses de las reformas a las que se denominaba Revolución democrática y cultural, en una reunión de las federaciones afiliadas, la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (CSTPB) resolvió apoyar al proceso de cambio que se desarrollaba en Bolivia siempre que transcurran dentro del estado de derecho.
En esa temporada los medios de difusión informaban sobre los cambios e incluso algunos de ellos elogiaban las alteraciones positivas del viejo orden de cosas.
Poco tiempo empezaron a ocurrir atropellos contra medios de difusión ejecutados por operadores de los gobernantes.
Varios trabajadores de medios de difusión fueron agredidos en diferentes lugares del país.
Un reportero gráfico del diario La Patria de Oruro fue golpeado en el rostro y como consecuencia perdió un diente; además destruyeron su cámara fotográfica profesional, la que nunca fue repuesta por los autores de tal ultraje.
Los gobernantes impusieron un reglamento para el funcionamiento de radios comunitarias, en el que se prohibió conceder licencia para el funcionamiento de radios si era solicitada por párrocos. Ante ese reglamento, los trabajadores de los medios de difusión, desde la CSTPB, respondieron en otra reunión nacional que en la comunidad debían ser escuchadas todas las voces.
Los trabajadores de los medios de difusión se dividieron orgánicamente, fue así que dos sectores llegaron con propuestas para que los constituyentes las incorporen a la nueva Constitución: los derechos individuales y colectivos a informar, comunicar, opinar e interpretar.
Han pasado más de 10 años y desde el oficio periodístico no hemos aprendido a ejercer plenamente esos cuatro derechos, sobre todo los derechos a comunicar e interpretar.
Durante su mandato, los gobernantes derrotados por un alzamiento popular hicieron una campaña para hacer creer a la gente que en Bolivia había un cartel de medios de difusión mentirosos.
Con frecuencia, asimismo, esos gobernantes presentaban como supuestas mentiras de esos medios interpretaciones éticas y opiniones responsables.
Cuando se agudizaba la lucha de clases durante el llamado proceso de cambio, la mayoría de los medios de difusión censuraban, se autocensuraban, decían medias verdades, manipulaban e intentaban matar a la verdad o mentían.
Especialmente los medios estatales, y los denominados medios “paraestatales” por el periodista Raúl Peñaranda, difundieron mentiras durante el gobierno de Morales. Por ejemplo, en un aniversario gubernamental, el entonces presidente Morales dijo que Bolivia es (o era) el Estado más fuerte de la región latinoamericana y caribeña; mentira con la que el diario Cambio abrió su primera página.
Sin embargo, ninguno de los medios de difusión estatales dio cuenta del déficit fiscal que se registra en el país desde 2014, silencio que es como mentir, de acuerdo con Luis Espinal.
Los medios de difusión del Estado y los medios privados informaron sobre el alzamiento popular desde que se denunció la manipulación dolosa de los resultados de las elecciones del 20 de octubre del año pasado, la renuncia de Morales a la presidencia del país, la sucesión constitucional, la formación del gobierno transitorio, el encargo a éste de pacificar el país y gestionar la anulación de las elecciones por fraudulentas y la convocatoria a las elecciones que se realizarán el domingo 18 de este mes.
En el último año, con frecuencia, los medios de difusión han concedido espacio y tiempo a diversos dichos y hechos del exPresidente boliviano exiliado primero en México y después en Argentina.
Estos medios de difusión, asimismo, han divulgado las denuncias sobre presuntos delitos del entonces Presidente boliviano.
Este exmandatario hace días ha dicho que los medios de difusión bolivianos son sus principales enemigos. Esta vez la afirmación de Morales ha sido registrada con menos empeño que antes, quizá por la proximidad de las elecciones y porque transcurre una campaña electoral en sus finales a la par de la continuación de la lucha contra el coronavirus.
No obstante, varios medios de difusión señalados por Morales como enemigos suyos están en la otrora lista de los medios amigos del exPresidente, tales como las televisoras ATB, PAT, Gigavisión, Abya Yala, entre las más conocidas.
El diario paceño La Razón, al parecer de propiedad de Evo Morales y Álvaro García, en la semana que concluye tituló una noticia así: ADN retiró su candidatura (presidencial, vicepresidencial y a la Asamblea Legislativa Plurinacional) y denunció fraude electoral.
El jefe adenista confirmó el retiro de su candidatura, para evitar la dispersión de los votos por la democracia, pero nada señaló sobre el presunto fraude electoral.
Los masistas sostienen que si su binomio perdiera las elecciones sería porque se cometió fraude debido a que son los más favorecidos en las encuestas sobre intención electoral.
Se advierte que Morales no ha perdido a sus amigos entre los medios de difusión, pues entre esos presuntos medios enemigos al menos dan cuenta de dichos y de hechos del exPresidente como si éste definiera las agendas informativas.
Morales al afirmar que sus enemigos principales son los medios de difusión dice una media verdad y a la vez miente, trata de hacer creer que sigue siendo víctima de un cartel de la mentira, el que, en verdad, no existe.