Luis Espinal Camps
lunes, 25 de marzo de 2024
Por: Yuri Aguilar Dávalos
El sábado 22 de marzo de 1980 estábamos terminado de redactar con Luis Palacios Saravia, el Pato, un capítulo más de la “Historia de las masacres mineras en Bolivia” programa que se difundía en Radio Fides los domingos en la mañana; ya anocheciendo recibimos la noticia de que Luis Espinal había sido asesinado.
La noticia nos paralizó y nos dejó estupefactos, mientras intentábamos suponer quiénes eran los autores y los motivos de ese siniestro crimen.
Luis Espinal Camps llegó a Bolivia el año 1968. Ya ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús y con formación en cine y periodismo vivió parte del tiempo en que hubo en Bolivia un período semi democrático y otro dictatorial. El año que lo victimaron, el país apenas salía de varios años de dictadura militar y de otros, antes, de democracia controlada.
El MNR había gobernado durante 12 años (1952-1964) imponiendo medidas populares, pero también persiguiendo con sangre y fuego a sus opositores, sobre todo a Falange Socialista Boliviana (partido de inspiración fascista) y en menor intensidad a partidos de izquierda.
Al MNR le sucedió un régimen militar antiobrero y antipopular, dirigido por los militares el militar René Barrientos Ortuño y Alfredo Ovando Candia, el que tuvo en su haber la Masacre de San Juan, la persecución y prisión de sindicalistas, el asesinato de líderes obreros además de la liquidación de la Guerrilla de Ñancahuazú; esta dictadura pronto se legalizó con el voto en las urnas, pues el carisma de su líder, el militar René Barrientos Ortuño, cautivó a la mayoría de la población urbana y rural (1964-1969).
Tras la muerte de Barrientos y un breve gobierno de su vicepresidente, Luis Adolfo Siles Salinas (1969), llegó un golpe militar con rasgos progresistas dirigido por Alfredo Ovando Candia (1969-1970), el que al derechizarse fue derrocado y le siguió otro gobierno militar, el de Juan José Torres (1970-1971), con tendencia más marcada hacia la izquierda. El avance popular, durante este último gobierno, hacia cambios sociales más radicales provocó la unidad de los sectores más reaccionarios y conservadores civiles y militares, al extremo de que los antiguos enemigos, perseguidores (MNR) y perseguidos (FSB) se unan a los militares para dar un golpe contra el proceso revolucionario que se gestaba desde la Asamblea Popular —un parlamento obrero, campesino y de partidos de izquierda— cuyo fin era instaurar un gobierno socialista.
De 1971 a 1978 se impuso la dictadura del militar Hugo Banzer Suárez, corriente nacionalista de derecha que obedeció a un plan continental digitado desde Estados Unidos —el Plan Cóndor— que abarcó la persecución y aniquilamiento de cualquier movimiento popular, sindical o partidario de izquierda; en esta articulación represiva estuvieron involucrados los regímenes del Paraguay, Brasil, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador y Perú.
También en ese tiempo hubo un movimiento renovador y progresista en la Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano Segundo (1962-1965) impulsado sobre todo por el Papa Juan XXIII y también generado en la II y III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín (1968) y en Puebla (1978) respectivamente, más el impulso de las Comunidades Eclesiales de Base, el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y otros núcleos de pensamiento y acción cristiana los que forjaron la Teología del Pueblo y la Teología de la Liberación, movimiento que privilegió su opción por los pobres, por los jóvenes, dejando postergada la tradicional empatía que tenían las Iglesias, no solo la católica sino también la evangélica, con el poder, con los jerarcas. A esta profundización de la Doctrina Social de Iglesia es a la que se adhirieron muchos religiosos, entre ellos Luis Espinal, y laicos.
La visión crítica de Espinal hacia la sociedad le lleva a mostrar la realidad oculta, primero en España y luego en Bolivia; en ambos países sus programas en los canales oficiales de televisión son censurados, situación que no le intimida, sino más bien le impulsan a continuar con sus denuncias.
Víctor Codina en la biografía “Luis Espinal. Gastar la vida por los demás” señala que una vez “nacionalizado boliviano desde 1970, toda su vida se consagró a la crítica y producción cinematográfica, a la TV, a la radio y al periodismo. Colaboró en radio "Fides", en los periódicos "Presencia" y "Ultima hora" de La Paz, produjo varios cortometrajes para televisión boliviana, formó parte del grupo productor cinematográfico boliviano Ukamau, escribió doce libros sobre cine, fue profesor de medios de comunicación social en las universidades Mayor de San Andrés y Católica de La Paz…”
A fines de 1977 el régimen de Banzer, presionado por movilizaciones populares y por la nueva política “democrática” estadounidense de la gestión de Jimmy Carter (1977-1981) que impulsó el respeto a los derechos humanos, había dispuesto una amnistía política parcial; esta situación motivó a que el 28 de diciembre (Día de Inocentes) cuatro mujeres mineras (Aurora de Lora, Nelly de Paniagua, Angélica de Flores y Luzmila de Pimentel) con sus catorce hijos instalen en las oficinas del Arzobispado de La Paz una Huelga de Hambre por la amnistía general e irrestricta, ya que sus esposos estaban presos o en la clandestinidad.
Tres días después, el 31 de diciembre, el segundo grupo de once ayunadores se instala en el periódico católico Presencia, donde está la conocida mujer minera, Domitila de Chungara, y algunos activistas de la recién fundada Asamblea Permanente de Derechos Humanos, entre ellos Luis Espinal, Xavier Albó, Pastor Montero, Hernando Calla, Rina Pérez, Wali Caballero entre otros.
En enero de 1978 más de veinte grupos se sumaron a la protesta pacífica y se llegó a tener, en todo el país, a más de mil ayunadores, lo que obligó al dictador Banzer decretar la Amnistía General e Irrestricta, aunque antes tomó el tiempo necesario para que su aparato represivo allane todos los recintos de la protesta, arreste a los huelguistas “extremistas” y registre su identificación antes de liberarlos.
Ese mismo año Banzer convoca a elecciones generales y postula a un candidato oficial, el militar Juan Pereda Asbún, pero al descubrir un fraude inocultable a favor de éste, las anula; pero, la reacción de su protegido, dos días después, el 21 de julio, fue derrocarlo con un golpe militar, manteniéndose en el poder solo tres meses, pues un movimiento institucionalista dirigido por David Padilla Arancibia, deciden derrocarlo en noviembre de 1978 y llamar a elecciones generales para julio de 1979.
Mientras tanto, un grupo de periodistas donde estaba Espinal, coinciden expectativas para fundar un periódico de análisis, investigación, de critica que contribuya, además, a denunciar el manejo del Estado durante el septenio de Banzer, que además de ser arbitrario y despótico, despilfarró el erario público. De ese modo, el sábado 17 de marzo de 1979 sale el primer número del Semanario Aquí, convirtiéndose en el medio, como dice uno de sus editoriales, “que quiere estar en el lugar crítico, allí donde hace falta la luz de la información.” Y también afirma que se llama Aquí “porque señalará la actualidad y el conflicto, sin paliativos ni silencios culpables. Aquí es como un dedo en la llaga.” Con esa línea editorial el Semanario Aquí se constituye en un medio que incomodó a la estructura dictatorial banzerista, y aunque fue depuesta, ella no se dispersó, sino que solo se mantuvo agazapada esperando el momento propicio para retomar el poder.
En julio de 1979 si bien las elecciones ganan los partidos del frente de izquierda, la Unidad Democrática y Popular (UDP), con 35,99 % de los votos, éste no logra alcanzar la mayoría absoluta, pues apenas supera al frente de centro derecha MNR-Alianza con 1.512 votos que saca el 35,89 %, produciéndose un virtual empate, situación que lleva a que el Congreso Legislativo elija un presidente transitorio, Wálter Guevara Arce, en ese momento Presidente del Senado y parte del MNR-Alianza.
Durante el gobierno de Guevara, el dirigente del Partido Socialista 1 (PS-1), Marcelo Quiroga Santa Cruz, inició un juicio de responsabilidades al ex dictador Banzer. Esa acción fue registrada por el Semanario Aquí y en la tapa de una de sus ediciones (1/09/1979) graficó el comienzo de ese proceso que fue truncado con el golpe de García Meza el 17 de julio de 1980, el que luego fue olvidado cuando se reabrió el Legislativo en 1982. Pero esa osadía no fue olvidada por los herederos del banzerismo, pues el día de ese golpe, los esbirros del aparato represivo militar, victimaron en la sede de la Federación de Mineros a Quiroga Santa Cruz, junto a Juan Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega, y los hicieron desaparecer.
El traumático y sangriento golpe de Alberto Natusch Busch el 1 de noviembre de 1979, cuyo régimen se mantuvo en el poder solo 15 días, también fue cubierto por el Semanario Aquí, cuyas ediciones salieron de forma clandestina, para evitar la represión de los golpistas. Sobre la presencia del Semanario en las calles, Espinal escribió: Así, durante la Semana Sangrienta [se refiere a la Masacre de Todos Santos] pudimos decir AQUÍ estamos. Y lo dijimos con absoluta conciencia de que todo nuestro trabajo anterior era una preparación para estar presente en ese momento. En otras palabras, NO haber estado en las calles, cuando la barbarie se cebó en el pueblo, cuando la Ley Marcial pretendía hacer callar al pueblo, cuando los tanques se lanzaban con una la intención de aplastar al pueblo, habría significado que no merecemos ser el SEMANARIO DEL PUEBLO.” (05/03/1980)
En enero del año 1980 el local donde funcionaba la redacción del Semanario Aquí es dinamitada, como forma de amedrentamiento a Espinal y a los periodistas de ese medio, pero el periódico siguió circulando.
“Llamamos prudencia a la seguridad y a la flojera. Llamamos prudencia
al no comprometerse, al no arriesgar nada personal.”
Del poema Prudencia en “Oraciones a quemarropa” de Luis Espinal
El 20 de marzo de 1980, pocos días después de que el Semanario Aquí cumpliera un año, Luis Espinal es secuestrado, torturado y asesinado. Como dijimos antes, el aparato represivo de la dictadura de Banzer estaba intacto y sus mentores debían deshacerse de todo lo que les incomodaba para retomar el poder.
El pensamiento de Espinal está en algunas frases como “Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen…” o “Callar es lo mismo que mentir” frases que sintetizan no solo su pensamiento sino, sobre todo, su vida.
Recuperado: 08/04/2024 en https://www.cabildeodigital.com/2024/03/seguidor-de-jesucristo-tambien-fue.html