Ing. Carlos Barragán V.*
Uno de los argumentos que utiliza el gobierno para llamar al voto por el SÍm, en el próximo referendo, es el afirmar que el MAS ofrece estabilidad y crecimiento.
Si contrastamos esta afirmación con la realidad podemos encontrarnos con su contrario. En efecto, en la década 2006-2015 la inversión pública alcanzó niveles tan altos como 250.000 MM de $us. Aproximadamente, ellos han sido invertidos de la siguiente manera: Productivo 67.500; Infraestructura 97.500; Social 80.000 y finalmente Multisectorial con 17.500 MM.
No es posible medir inmediatamente la calidad de las obras de infraestructura de las que 80% son caminos, pero es de suponer que con los elevados gastos de "lobby" que según las quejas de algunos empresarios alcanzan al 20 %, es de esperar que estas obras no tengan la calidad que se debería exigir. Una muestra de este aserto es el derrumbe del paso a nivel del Cholango en Cochabamba.
La evaluación de las inversiones en el sector productivo, es decir hidrocarburos y minería es más objetiva ya que la ausencia de resultados es más impactante. Por ejemplo todos los proyectos productivos en minería empezando por la refinadora de cobre de Coro-Coro, la planta de Karachipampa, el ingenio de Huanuni, el horno Ausmelt para Vinto y la industrialización del litio, son deficitarios, están estratégicamente mal orientados o están peligrosamente retrasados.
En el caso de las inversiones en petróleo tal como la perforación del pozo de lliquimuni y la fábrica de úrea de Bulo Bulo en sus actuales ubicaciones, tampoco muestran resultados positivos
Si los dos rubros de la inversión que deben proporcionarnos los recursos para incrementar nuestros ingresos no funcionan económicamente, es lógico que podamos concluir que las inversiones son dispendiosas y no producirán la estabilidad que se ofrece.
Lo que puede ocurrir entonces en el país es que mientras existan las inversiones que se harán a costa de un millonario endeudamiento, la situación parecerá de bonanza pero así, llegaremos rápidamente a los límites de un endeudamiento del 50 % del PIB, no aconsejable en un escenario de bajos precios de nuestras materias primas que se pronostica será de larga duración.
El MAS, como se puede observar, no escucha estas voces de alerta y llamados a la prudencia, y menos lo hará si se le renueva la confianza al arrogante binomio ligado a una estructura consolidada de administración gubernamental que, como lo muestra el escándalo con la Empresa china CAM-C es la que le lleva a todo este festín de derroche de los fondos escasos. El resultado previsible será que nos dejarán endeudados con obras no rentables y de pésima calidad.
La situación es muy similar a lo que ocurrió el año 1992 con la empresa FINSA. Recordarán los compatriotas que las inversiones realizadas dieron la impresión que esa empresa financiera era imbatible y los ingenuos ciudadanos pusieron sus ahorros y su confianza en ella. Al cabo de unos meses se demostró que la operación era todo un fraude y ellos, perdieron todos los ahorros de su vida. Es una enseñanza que hay que rememorar ya que igual puede sucederle al Estado. Por todo lo indicado la ciudadanía tiene que tomar en cuenta estos datos en el momento de emitir su voto en el referendo del 21 de Febrero y no dejarse llevar por la propaganda que puede transformar la estabilidad en un espejismo.
*Ex senador; exministro de Minería