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Las pesadillas del MAS

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El satélite de la luna

Franceso Zaratti*

Página Siete, 9/11/2013

Estamos a menos de un año de las elecciones presidenciales y, si bien oficialmente la campaña electoral aún no ha empezado, son evidentes las movidas oficialistas y opositoras con miras a ese evento. Una pregunta flota en el aire: ¿es realmente invencible Evo Morales?

Hay quien cree que sí y piensa que la oposición debería tener metas reales como quitarle la mayoría de los dos tercios al MAS, o ganar el Senado, reproduciendo la situación tensa del primer Gobierno de Evo. Otros ven en la unidad de la oposición el antídoto a encuestas y percepciones.

Es difícil hacer previsiones con tanta antelación, máxime en un contexto político cambiante, pero si bien es cierto que el MAS tiene de su lado los éxitos y el aparato del Gobierno, la oposición  hará hincapié en las debilidades de la gestión, fruto del desgaste de dos legislaturas con un poder casi total y de contradicciones internas aún no resueltas en el partido en el poder.

Considerando que los éxitos del Gobierno tienen suficientes voceadores y medios de comunicación  para necesitar también este espacio de opinión, me abocaré a recordar algunas “pesadillas” del proceso de cambio, entre las cuales quisiera señalar – dejando de lado expresamente la pesadilla nacional de la cadena coca/cocaína – las que responden a cuatro áreas de Gobierno: Justicia, Derechos Humanos, Política Energética y Gestión de la Cosa Pública.

La Justicia, a siete años de la asunción al poder de Evo Morales, está más politizada y deshumanizada que nunca, como lo han demostrado los varios escándalos que involucran a fiscales y jueces, incluyendo la extorsión a ciudadanos indefensos. Como en el cuento de la piscina, todos los gobiernos lo hacían, pero ¡nunca desde el trampolín! Ahora se ha llegado a niveles vergonzosos para un país civilizado, como la muerte provocada de José María Bakovic y el encubrimiento de las varias represiones políticas y sociales.

En cuanto a Derechos Humanos, hasta la indulgente oficina de las NNUU ha reclamado por los linchamientos impunes; se ha producido decenas de muertes en conflictos sociales y se ha pisoteado los derechos de los pueblos indígenas, como en la persecución a los indígenas del TIPNIS. Y no me refiero sólo a la represión de Chaparina, sino al conjunto de acciones, técnicamente “genocidas”, emprendidas para doblegar a esa indómita nación.

Sobre la Política Energética, YPFB ha hibernado durante siete años hasta despertar con la resaca de la desesperación por la crisis inminente. De manera apresurada y sin planificación, ha empezado proyectos de industrialización muy costosos y de dudosa ubicación, como la planta de urea; ha ofrecido inéditos incentivos para explorar (para colmo despreciados por las empresas) y ha seguido descuidando, por mantener subsidios insostenibles, una diversificación de la matriz energética que en algún momento nos pasará la factura. Eso sí, el MAS ha despilfarrado, en gran medida, una cosecha que no sembró.

Finalmente, en la Gestión de la cosa pública, se ha denunciado repetidamente la opacidad de adquisiciones millonarias sin licitación (y la inconcebible omisión de otras, como carros bomberos para aeropuertos), la falta de transparencia en la información sobre las empresas públicas, la predilección por dar sermones, cátedras e insultos antes que enfrentar debates y críticas, la falta de fiscalización al Poder Ejecutivo por parte de una Asamblea Legislativa que goza aplaudiendo a ministros interpelados, entre otras linduras.

Gane o no Evo su cuestionado tercer mandato, estas debilidades, que son “de Estado” antes que de un Gobierno, deben merecer una atención prioritaria por parte de la clase política boliviana.

*Físico

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