Por: Boris Miranda Espinoza
Tal vez la última entrevista que concedió el político y periodista sobre uno de los temas que le apasionaron siempre: la vigencia del guevarismo.
Nos sentamos en la misma mesa en la que, hace más de diez años, me explicaba la importancia del primer tomo de El Capital. Con un café de por medio, Antonio Peredo aceptó conversar conmigo sobre lo que ahora considero su último (no único) legado al país: la vigencia del guevarismo en el proceso de cambio.
El tema no podía ser otro que el Che y así quedó reflejado en el reportaje que se publicó en el primer Ideas de octubre del año pasado. Hablamos de Ernesto Guevara, pero no de su pensamiento congelado en el tiempo, ni de lo que sucedió hace casi 45 años. Conversamos del pensamiento del guerrillero en la difícil actualidad de Bolivia.
"El camino puede salir de estos compañeros. Eso es posible porque son compañeros que han sido formados en el pensamiento del Comandante", señalaba como la salida a la crisis que atraviesa el proceso. Mientras tanto yo pensaba en ese valioso colectivo que había sido la Fundación Ernesto Che Guevara, la entrañable Funche. Estoy completamente seguro de que Antonio se refería a ellos. Porque desde siempre creyó en ellos.
No sé a ciencia cierta si ésta fue la última entrevista que dio y tampoco es algo de importancia. Después de que tanta gente hablara de él, con y sin la moral revolucionaria para hacerlo, siento que homenajearlo casi desde el silencio es lo más honesto que me toca. Que sean sus palabras las que queden como mi pequeño aporte a su memoria.
—¿Cómo se incorporó al Che en el proceso de cambio?
—Yo realmente creí difícil incluir al Che. Cuando Evo me invitó a ser candidato a la Vicepresidencia comencé a pensar en qué tipo de discurso debía llevar yo. Tenía la impresión de que el Che no tenía mucha significación entre los campesinos. Y tímidamente comencé a hablar de Guevara y sentí que la reacción fue muy importante. Mi discurso se centró en él y, a partir de ese momento, Guevara está presente en todo el proceso.
La simbología del Che ha llegado al punto que no hay espacio en las diferentes campañas en las que un candidato no sienta la necesidad de poner su imagen. El Che tiene significado para todo el pueblo, identificarse con él es decir: 'Estoy por el camino correcto'. Ésa ya es una gran batalla ganada. El 8 de octubre, el día del Guerrillero Heroico, se celebra en toda Bolivia pese a que hay una fuerte tendencia en el interior de las Fuerzas Armadas de que no debería ser así. Ernesto Guevara es participante de este proceso en múltiples facetas.
—¿Dónde hallamos sus ideas?
—¿Qué planteaba el Che? Cuando desarrolla la tesis de la revolución latinoamericana plantea algo que es impensable fuera del proceso de cambio: la unidad. La unidad como imagen de la región, no sólo de nuestro país. Ahí está la Alternativa Bolivariana de las Américas o Unasur.
Otro elemento es la recuperación de la soberanía. Ese término llegó a tener tan insignificante valor, que un gobernante se atrevió a decir que eso ya no existe. Soberanía es la identidad, es reclamarse parte integrante del conjunto de naciones del mundo y como parte importante. No somos un número, somos un país con una individualidad.
Vivimos la transición de un Estado profundamente expoliador a uno en el que todo debe ser apropiado por el pueblo. Pero para eso tenemos que descolonizar el país y no nos damos cuenta de cuán profundamente colonizados estamos. Tenemos que recuperar nuestras riquezas pero no nos damos cuenta de cuán dependiente es la estructura de nuestra economía. Es una etapa muy larga. Y descubrimos que tenemos que revisar nuevamente al Che y leer lo que planteaba sobre el modelo económico de nuestros países, sobre cómo debemos encarar un proceso de transición y desarrollar todas nuestras iniciativas para hacer del hombre común de nuestros países el hombre nuevo. Un hombre con una capacidad, tal vez ésta sea la más importante, de alcanzar la comprensión de que todos los demás son tan importantes como él.
—El proceso pasa por un momento difícil'
—Las ideas del Che Guevara van a seguir en el proceso, van a seguir presentes y van a entrar en conflicto con otras como está sucediendo ahora. Este conflicto no es extraño y ya lo sabía el Che. A veces erramos tan profundamente que salimos malparados de estas crisis. No hay una receta que nos diga qué hacer porque cada conflicto tiene sus propias características. En esta crisis he vuelto a revisar el pensamiento del Che, en el aspecto económico, social y político.
Ernesto Guevara, por mencionar sólo un documento, en el mensaje a la Tricontinental nos da el camino. La tarea sigue siendo la misma: socavar, impedir que nuestros recursos vayan a llenar las arcas de los países enriquecidos. Ése es un elemento importante para visualizar en este momento de crisis. Ahora todo se está moviendo en función de eso: cómo hacer para que mejores las expoliaciones de nuestros recursos naturales.
—¿Quedan cuadros guevaristas dentro del proceso?
Claro que existen. Hay compañeros con los que militamos en el Ejército de Liberación Nacional, con los que sufrimos los rigores de las dictaduras y con los que hoy mantenemos una posición de principios muy importante. La mayor parte de los compañeros del MAS responde a la concepción andino-amazónica, pero basta que se diga que uno es guevarista para que inmediatamente aparezca la imagen de un cuadro íntegro, honesto y confiable.
A veces no es así, a veces hay gente que tuvo un pasado ligado al Che y que se ha deformado, porque 20 años de neoliberalismo no pasan en vano. Pese a esas frustraciones, yo siento que un guevarista sigue siendo considerado por casi la totalidad del MAS como alguien así: honesto, íntegro y confiable.
Y en este momento, muchos esperan que esos cuadros tengan la respuesta a la crisis que estamos atravesando. El camino puede salir de estos compañeros. Eso es posible porque son compañeros que han sido formados en el pensamiento del comandante Ernesto Che Guevara.
—¿Cómo sigue la formación de cuadros en el proceso?
Lamentablemente no tengo mucho entusiasmo en este aspecto por ahora porque todavía necesitamos una mayor seriedad, mayor profundidad. No pueden formarse cuadros con una reunión semanal. Que lo hiciéramos así cuando éramos pocos estaba bien, pero en estas condiciones necesitamos cuadros formados para la administración del Estado. Yo creo que es posible tener una escuela de cuadros, por lo menos básica, que trabaje de otra forma.
Con absoluta seguridad creo que la educación es parte integrante de la formación revolucionaria de una persona. Eso es el pensamiento del Che. Y por eso colaboro cada vez que soy convocado, ahí estaré.
Ahí estuvo y ahí estará. Hasta siempre, maestro...