Fortunato Esquivel
A mediados de noviembre 2011, el gobierno de Evo Morales, anunció que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y sus organizaciones no gubernamentales repartidas en los nueve departamentos de Bolivia, se quedan, aunque para su permanencia los acuerdos firmados, serán revisados y modificados encuadrándolos al Convenio Marco que se tramitaba para la reanudación de relaciones, tras la expulsión de Philip Goldberg.
Numerosas veces, el propio presidente Morales amenazó con expulsar Usaid por considerarla un instrumento de conspiración permanente contra su gobierno. Pero el anuncio entonces corroborado por el Vicecanciller Juan Carlos Alurralde, fue probablemente la decisión menos afortunada y sólo presionada por la intención de reanudar relaciones diplomáticas con el Imperio.
Usaid fue creada en noviembre de 1962 por el Presidente John F. Kennedy, como organismo humanitario para suministrar apoyo económico a los países con problemas económicos. Sus metas incluían la prevención de conflictos, la expansión de la democracia y otros, pero la verdad, es que sus actividades estuvieron muy entrelazadas con las del Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono.
El organismo norteamericano, tiene presencia en Bolivia desde 1964 con programas de salud, desarrollo integral, medio ambiente y otros. Sus proyectos se ejecutan en los nueve departamentos junto a sus numerosas ONG, gobiernos locales, sector privado, micro y pequeños empresarios.
Los anuncios de más control a Usaid, es apenas una ilusión, pues en otros países ya ocurrieron anuncios de esa naturaleza, con negativos resultados. Los agentes del FBI y la CIA, fueron desenmascarados operando bajo su cobertura. Las actividades de Usaid, fueron claramente reimpulsadas en la primera década del siglo XXI.
Las operaciones encubiertas de la Usaid, suelen tener preferencias por la instalación o subvención a "medios independientes". No es raro escuchar a los voceros de tales medios clamar por su independencia. Los dineros son también destinados a organismos políticos, sindicatos y grupos de protesta que se organizan para ser utilizados en determinadas situaciones de conflicto.
Los fondos de este mecanismo norteamericano son también entregados para organizar toda clase de eventos, desde mesas redondas, hasta concentraciones de protesta. Los activistas reciben entrenamiento obligatorio en técnicas para movilizar seguidores, quienes diseminan provocadoras denuncias contra las autoridades.
En nuestro país, todos los intentos desestabilizadores, tuvieron participación de este mecanismo de ataque norteamericano. El más claro se produjo en septiembre de 2008, cuando el embajador Philip Goldberg fue descubierto organizando a los grupos de separatistas que pretendían una división de Bolivia. El diplomático, fue expulsado y cesaron los intentos conspirativos.
Dos meses después, en noviembre, las oficinas de la DEA fueron cerradas después de que este organismo calumniara a miembros del gobierno, oficiales militares y funcionarios judiciales de estar complicados con cárteles de la droga.
Entre 2007 y 2008, la actividad política opositora fue particularmente evidente por su ferocidad. Según, revelaciones de Wikileaks, durante esos dos años, el Departamento de Estado entregó a los opositores de Evo Morales, por lo menos 97 millones de dólares. Las cosas no pararon allí, las actividades conspirativas siguieron adelante.
En abril de 2009, un grupo de oficiales de inteligencia atacó el Hotel Las Américas de Santa Cruz, donde neutralizó un grupo de terroristas, llegados desde Europa para promocionar el separatismo y el asesinato de Evo Morales. Se dice que algunos bolivianos conectados con Usaid estaban entre los asistentes del grupo terrorista. Huyeron cuando se abrieron las investigaciones.
Las actividades de Usaid no cesan y por el contrario, van creciendo a medida que se acerca la próxima campaña política para renovar a las autoridades del gobierno, que será en 2014. Por esta razón, la decisión de impedir su expulsión, parece ser una medida desacertada, de la que el actual régimen puede arrepentirse.
SCZ 20/01/12