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Gabo y su relación con Fidel Castro, una 'amistad intelectual'

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La confianza era tanta que Castro no dudó en buscar sus consejos en los procesos de paz.

Por: Milagros López de Guereño

19 de abril de 2014

Gabriel García Márquez cubrió como periodista la llegada al poder en Cuba de los “barbudos” liderados por Fidel Castro. Pero ya era escritor. Había publicado su primera novela, La hojarasca. La literatura fue el cordón umbilical sobre el que estos dos hombres claves del siglo XX, pese a sus no concordantes visiones de la izquierda, forjaron una “amistad de intelectuales”.  (Vea el especial: Macondo está de luto)

Gabo pasaba largas temporadas en La Habana, donde tenía casa abierta. “La nuestra es una amistad intelectual, cuando estamos juntos hablamos de literatura”, dijo en 1981.

Para Fidel Castro, su amigo íntimo era “un hombre con bondad de niño y talento cósmico (...), un hombre de mañana, al que agradecemos haber vivido esa vida para contarla”.

La confianza era tanta que Castro no dudó en buscar sus consejos en los procesos de paz con las guerrillas del M-19, el Eln y las Farc. También fue mensajero ante Bill Clinton.

Ya con el Nobel bajo el brazo, se paseaba en un Mercedes Benz negro descapotable disfrutando muchos años de la tranquilidad del Caribe y de las conversaciones hasta el amanecer. No era raro que acompañara al comandante en excursiones marinas con invitados especiales, como en la visita del expresidente español Felipe González.

La vieja amistad se notó, y mucho, porque el escritor fue uno de los pocos que visitaron a Fidel Castro durante su convalecencia tras la grave enfermedad que lo alejó del poder en el 2006.

Castro relató en el 2008, cuando recibió a Gabo y a su esposa, Mercedes, que cultivaron su amistad “durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares”.

Gabo reveló facetas del dirigente comunista, a quien calificó de “lector voraz, amante y conocedor muy serio de la buena literatura de todos los tiempos (...). Yo le he dejado un libro al despedirnos a las 4 de la madrugada, después de una noche entera de conversación, y a las 12 del día he vuelto a encontrarlo con el libro ya leído”.

También confirmó que era “tan atento y minucioso que encuentra contradicciones y datos falsos donde menos uno se lo imagina”. Por esas razones, “antes de publicar Crónica de una muerte anunciada le llevé los originales, y él me señaló un error en las especificaciones del fusil de cacería”.

A ojos de Gabo, Fidel es “un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal”.

La relación del escritor con Cuba se mantuvo por décadas. La Casa de las Américas lo “descubrió” en los años 60 y organizó un café-conversatorio sobre su obra La mala hora.

Después participó en la etapa fundacional de la agencia Prensa Latina, y en los años 70 fue su corresponsal en Colombia.

Los desacuerdos políticos no cortaron los lazos. Gabo criticaba las dictaduras y los regímenes totalitarios, pero defendió siempre su amistad con Castro. Ambos se tachaban mutuamente de “desmesurados” y “exagerados”.

De todas formas, García Márquez es uno de los escritores más laureados en Cuba. En 1989 recibió de manos del entonces presidente cubano, Fidel Castro, la medalla Haydée Santamaría, en su primera entrega. También le concedió la Orden Félix Varela.

El escritor y periodista Ángel Augier, que lo conoció antes de ser famoso, destaca su “profundo calor humano”, “simpatía” y “sus raíces en el alma popular”. Añadió que su obra literaria reflejaría después “los valores originales de su autenticidad personal, de su modestia y sencillez campechanas”.

Dolor en la isla

Cuba quedó conmovida con la muerte del amigo. Raúl Castro encabezó las decenas de mensajes de condolencias.

“Querida Mercedes: El mundo, y en particular los pueblos de Nuestra América, hemos perdido físicamente a un intelectual y escritor paradigmático. Los cubanos, a un gran amigo, entrañable y solidario. La obra de hombres como él es inmortal. Recibe, junto a la familia, nuestras más sentidas condolencias y sinceros sentimientos de afecto. Un abrazo, Raúl Castro Ruz”, le escribió a la viuda del nobel.

Milagros López de Guereño

Corresponsal de El Tiempo

La Habana.

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