Entrevista a Alfredo Rada
¿Cuál es la magnitud del paro en la ciudad de Potosí y cómo afecta esto a la región y al país?
Se trata de un paro únicamente urbano que pese a lo prolongado de la medida no ha logrado irradiarse a ninguna provincia. Esto tiene que ver con la formación histórica del departamento, en el que hay cuatro regiones con identidad propia y diferenciada: 1) Norte Potosí, con epicentro en la ciudad de Llallagua, 2) Sudeste Potosí, con epicentro en Uyuni, 3) Sur Potosí, con epicentro en Villazón, 4) Centro Potosí, donde está la capital. Creo que los estrategas de COMCIPO subestimaron este factor que debilita estructuralmente su medida de presión.
Por otra parte creo que como gobierno debemos estar más atentos a los efectos macroeconómicos, pero fundamentalmente microeconómicos, de la caída de los precios internacionales de los minerales. En el caso de Potosí, siendo una urbe minera cuya actividad de comercio y servicios depende del valor generado en la producción minera, del circulante originado por la exportación de minerales, por supuesto que una caída de esas exportaciones va a afectar negativamente a toda la economía citadina, a los ingresos de sus pobladores. Yo creo que esta situación socio-económica (condición objetiva) ha permitido que la acción política de COMCIPO (condición subjetiva) tenga respaldo social.
¿Por qué es tan difícil instalar la mesa de diálogo entre el gobierno supremo y COMCIPO?
Los activistas cívicos, sus ideólogos, están pretendiendo impulsar un proyecto político federalista que, al confrontarse con el Estado Plurinacional Autonómico y no plantear la transformación revolucionaria del sistema capitalista, adquiere un carácter conservador y de derecha. Ellos saben que para que su proyecto federalista arraigue en la población necesitan construir una imagen de desatención y abandono estatal de la ciudad de Potosí, por lo que no les conviene instalar una mesa de diálogo en la que los ministros evidenciarán la impostura y el engaño de los cívicos al pueblo potosino. COMCIPO ha puesto una condición tras otra para evitar el diálogo: que no en Uyuni, que no con los ministros, que no si no están los periodistas, que no si no está Evo, que no si no hay mediadores, que no si hay detenidos. Esta aparente irracionalidad en realidad responde a una estrategia que busca llevar al máximo punto de tensión el conflicto para así lograr un triunfo político y mediático frente al Gobierno. Pero creo que se equivocaron en sus cálculos y toda su movilización puede acabar en un rotundo fracaso, que será también la derrota de esta intentona desestabilizadora.
¿Qué papel juega la oposición en la movilización de la COMCIPO?
La oposición de derecha sabe que en Bolivia no podrá hacer como en Venezuela, donde moviliza a sectores de la población aprovechando la situación de desabastecimiento y encarecimiento de productos de la canasta familiar, resultado a su vez de la crisis económica por el derrumbe del precio del petróleo. Sabe también que no podrá hacer como en Brasil, donde ha arrinconado al gobierno de Dilma Roussef con los escándalos de corrupción pública. Acá no estamos en crisis económica y el apoyo ciudadano a Evo Morales es muy alto. Entonces… ¿qué le queda a la derecha? levantar nuevas banderas, pues la de la Autonomía ya no les sirve al estar ya inserta en la Constitución y en plena fase de aplicación. Lo que está pasando en Potosí me recuerda a lo que pasaba en la “media luna” entre el 2004 al 2008, cuando surgió un proyecto autonomista con el que las fuerzas conservadoras intentaron derrotar al proyecto revolucionario del bloque indígena, obrero y popular. Hasta los métodos son parecidos: convertir al civismo en sujeto político, lograr el respaldo económico de las burguesías locales, en el caso de Potosí, los empresarios tanto de la minería privada como de la cooperativizada, realizar paros en los que la clase media se convierte en el principal respaldo, conformar grupos de choque para neutralizar cualquier disidencia interna, contar con el monopolio mediático para controlar la opinión pública, apelar a la emotividad regionalista para movilizar a los sectores populares.
Como ya no pueden con la bandera autonómica, ahora postulan el federalismo y pretenden convertir a la ciudad de Potosí en una cabeza de playa en el occidente del país. Si logran su objetivo el siguiente paso será aglutinar a toda la oposición, desde Costas a Doria Medina, desde Patzi a Llally, en el debate por un nuevo pacto fiscal. Hace unos días Rubén Costas afirmó que “se debe ir hacia un federalismo fiscal”, con esta declaración queda absolutamente claro que siempre ha existido una coordinación práctica entre el civismo potosino y los “verdes” de Santa Cruz.
¿Félix Patzi y Celestino Condori, ex presidente de COMCIPO?
Denuncié públicamente al gobernador de La Paz Félix Patzi por la contratación del ex presidente de COMCIPO, Celestino Condori, como funcionario de la gobernación, siendo que en realidad es un operador político encargado de coordinar acciones con los cívicos potosinos. Condori ingresó a trabajar en junio de 2015, justo cuando se estaba gestando en Potosí esta movilización desestabilizadora. Mi hipótesis es que Patzi está tratando de expandir su proyecto a cualquier costo, incluso apoyando la permanencia de COMCIPO en La Paz donde realizaron marchas con uso de artefactos explosivos. Muy mal cálculo de su parte, porque el pueblo paceño repudió las acciones violentas de los movilizados. Patzi sabe que se le pescó in fraganti y por eso hasta ahora no da la cara. Pero vayamos más allá, a lo ideológico: Patzi decía que son lo mismo el “primer sistema” (capitalismo) y el “segundo sistema” (socialismo), por lo que su propuesta era el “tercer sistema” (comunitarismo). Pero al sumarse a SOL.Bo de Luis Revilla, un partido que postula claramente la preservación del capitalismo, ha traicionado su propio postulado ideológico, tal como sucedió con el aymara Victor Hugo Cárdenas cuando se unió con el potentado minero Sánchez de Lozada el año 1993. Sostengo que el gobernador paceño busca convertirse en el portavoz de la burguesía aymara, por lo que terminará como furgón de cola de la nueva derecha que está rearticulándose en Bolivia, siendo uno de los rostros indígenas del intento de restauración neoliberal.
¿Sacará el gobierno alguna lección de lo sucedido en la ciudad de Potosí?
Varias. Que no se puede seguir subestimando el impacto de un “shock externo” negativo como es la caída de los precios internacionales del gas, los minerales, la soya y la quinua. Que las respuestas monetaristas son insuficientes y que si no tomamos nuevas medidas revolucionarias, en el futuro pueden presentarse nuevos conflictos en otras regiones mineras afectadas. Que la estructura política que apoya el proceso y al gobierno está debilitada y no es capaz de neutralizar estas acciones desestabilizadoras. Que nuestro respaldo social seguirán siendo los obreros, los campesinos y sectores populares. Que los cooperativistas no son aliados confiables, pues a su interior tiende a prevalecer la nueva burguesía minera.
Publicada en el semanario La Época