Claudia Angélica Villca Ugarte
(AquíCom/31-08-14) El pasado 26 de agosto se recordó el Día Nacional de la Dignidad del Adulto Mayor, pero al mismo tiempo, y como todos los días, muchos adultos mayores se encontraban en las calles, pidiendo alguna moneda que le sobre a las personas, en sus casas sin atenciones especiales o trabajando.
Algunas instituciones públicas y privadas realizaron actos de entrega de insumos o materiales para adultos mayores de hogares de acogida u organizaciones de la sociedad. Pero el grueso de esta población, la que no pertenece a institución alguna ni organización, tuvo un día más como cualquier otro, sin ningún tipo de festejo.
Al parecer el Estado se olvidó de dar un trato verdaderamente “digno” a este sector de la población y curiosamente usa ese término para resaltar los pequeños beneficios que les otorga como la Renta Dignidad de Bs250 mensuales. Un monto así ayuda a que una persona se sienta “digna” o será todo lo contrario, tomando en cuenta el costo de vida actual.
Siendo realistas, es muy difícil que una persona pueda sobrevivir con Bs250 al mes, pero es todo lo que tienen muchos adultos mayores, quienes utilizan su renta para invertirla como capital de trabajo para obtener alguna ganancia.
Sin embargo, muchas personas de la tercera edad, quienes desconocen una renta, la forma cómo obtenerla o que, simplemente, no tienen a ningún familiar que les oriente, deben salir a las calles a obtener algunas monedas para sobrevivir.
Ninguna institución se ocupa por ayudar a que ellos reciban el beneficio, son los mismos adultos mayores a quienes se ve diariamente siempre en los mismos lugares por el centro de la ciudad de La Paz, aunque luego de cierto tiempo uno más se suma o a alguno deja de llegar.
El 26 de agosto de este año el panorama no cambió, era el mismo, nadie se ocupó de que ellos se sientan dignos, mucho menos las autoridades.
Claramente Bolivia carece de una cultura de respeto y valoración de la etapa adulta mayor de las personas, para que ellas se sientan realmente dignas. Quizá ese trato debe empezar en la familia con los niños, inculcándoles valores para que aprecien a sus abuelos y a todos quienes llegan a esa etapa de la vida, tomando en cuenta que todos llegaremos a ella, además para crear futuras autoridades que realicen reales políticas de atención y apoyo a los adultos mayores, para que su vejez y partida de este mundo no sea tan tormentosa e indigna (AquíCom/31-08-14).