Animal Político-El punto sobre la i
En la historia de las negociaciones y las declaraciones del G77 se vislumbra la carga ideológica a veces más confrontacional respecto a los países desarrollados, a veces con moderación.
La Razón (Edición Impresa) / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:07 / 08 de junio de 2014
Restan seis días para la inauguración de la Cumbre del Grupo de los 77+China que, además, comprenderá la celebración de los 50 años de existencia del bloque. El presidente Evo Morales y el embajador adjunto a las Naciones Unidas, Reymi Ferreira, expresaron el deseo de redactar y consensuar una declaración histórica, aunque un documento con demasiada audacia es inviable en el organismo, dada la heterogeneidad de los 133 miembros que son parte del G77, una vez que allí se decide bajo la modalidad del consenso y no con el sistema de mayorías y minorías.
En ese contexto —sabiendo que la declaración ya debe estar consensuada y lista, aunque se la mantiene en reserva hasta el día de su aprobación en la Cumbre— a continuación se lleva adelante una revisión de los documentos, declaraciones, pronunciamientos y algunos pormenores de su negociación, hechos que hacen a la historia del G77.
Estos documentos cobran importancia por algún rasgo significativo de su contenido y por estar vinculados a un logro del bloque, sin embargo, cada uno de ellos son también un esfuerzo de consenso. En efecto, Lydia Swart y Jakob Lund, en su libro The Group of the 77. Perspectives on Its role in the UN General Assembly (trabajo de donde se sacan los datos históricos con los que se narra a continuación), insisten en destacar que, antes de 1964, uno de los mayores obstáculos para la formación de un bloque de las características del G77 ha sido “las diferencias entre prioridades y realidades políticas” de sus miembros.
Afirman que los países de Latinoamérica (con excepción de Cuba) “históricamente” no habían sido ni consistentes ni unidos respecto a sus posiciones al norte/occidente (los países desarrollados) y que sus alianzas en el Sur (los países en desarrollo) no fueron siempre “sólidas”. La historia del primer documento que se destaca es anterior a la fundación del G77 (15 de junio de 1964) y se remite a la Sesión XXXIV del Ecosoc (Consejo Económico y Social) de 1962.
Ese momento comienza a hablarse de la necesidad de que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tenga una conferencia de comercio internacional. Estados Unidos estaba de acuerdo y se comienza la planificación de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
Es precisamente en una sesión preparatoria de esa conferencia que 75 países firman una declaración conjunta, los firmantes serán la base de la conformación del G77 que se concretará meses después. Bolivia fue uno de esos 75 Estados que entonces se identificaron como “países en desarrollo”. Este documento fue adjuntado a la Resolución 1897 (XVIII) de la ONU.
Entre los puntos clave de este documento se señala lo que será la base de la cohesión del futuro G77 y el fundamento de las premisas del Nuevo Orden Económico Internacional; una parte indica que se debe “mejorar las condiciones para la expansión del comercio entre países (...) de distintos niveles de desarrollo o entre países (...) con diferentes sistemas económicos”.
También aparece un esbozo de lo que luego el G77 logrará con el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), cuando se dice: “promover la reducción de barreras y restricciones que impiden a los países en desarrollo la exportación”.
En diciembre de 1964, al final de la primera sesión de la UNCTAD (Génova) se redacta la “Declaración Conjunta de los 77 países en desarrollo” (Bolivia también es una de las naciones signatarias).
En relación a este documento redactado por los 77 y el firmado un año antes por 75 países, Swart y Lund dicen que el de 1964 (firmado por los 77) supo “ir más allá” al hablar de la “necesidad de crear un nuevo orden económico justo”, mientras que el texto previo hablaba solo de un “nuevo patrón de comercio”.
El documento de 1964 expone en su segundo punto: “Las premisas básicas involucran una nueva división de esfuerzos orientados a acelerar la industrialización de los países en desarrollo”. Acá se ven aspiraciones más concretas para el desarrollo que solo “la necesidad de crear un nuevo orden económico justo”, además se pretende involucrar a los países desarrollados en el proceso de industrialización de los países en desarrollo (“nueva división de esfuerzos”).
Su parágrafo 7 funda esa cohesión: “Esta unidad (de los 77 países) ha nacido del hecho de que encarar los problemas básicos de desarrollo que enfrentan es un interés común (...). Creemos que esa unidad es la que ha dado claridad y coherencia a las discusiones de esta Conferencia (la primera UNCTAD). Su solidaridad ha sido probada en el transcurso (de los hechos) y se ha actuado con unidad y fortaleza”.
Los incisos 8 y 9 del punto V insisten desde sus primeras oraciones en la necesidad de mantener esa unión en el futuro, se habla de un “compromiso” al respecto y de que tienen “la fuerte convicción de que es una necesidad vital el mantener” la unión en los años venideros.
Por último, en el punto seis hay una afirmación de tono más bien confrontacional, que claramente se refiere a los países desarrollados: “La injusticia y abandono de siglos necesitan ser rectificados”.
En 1967 tiene lugar la primera reunión ministerial del grupo en Argelia, el resultado del encuentro es la Carta de Argelia. Esta vez se revisa el documento a propósito de la “sugerencia” de la página oficial del grupo en su link “Principales Declaraciones y Programas de Acción Adoptados por el Grupo de los 77”.
El primer punto tiene cierta dosis de confrontación al atribuir al orden económico vigente la pobreza de miles de millones de los habitantes de los países en desarrollo: “Más de un billón de personas de los países en desarrollo empobrece como resultado de la tendencia de las actuales relaciones económicas internacionales”.
En este texto también se hace manifiesta una preocupación que será central para el G77 durante los años setenta: la deuda externa y la demanda de su condonación:
“La deuda pública externa ha incrementado de 10 billones de dólares en 1955 a 50 billones en 1966 (un año antes de que se escriba el documento). Mientras que los pagos anuales promediaron medio billón a mediados de los cincuenta, en este tiempo se han incrementado a cuatro billones de dólares”.
En el mismo texto se denuncian asimetrías específicas. Por ejemplo, que el promedio de precios de las materias primas exportadas por los países en desarrollo ha descendido el 7% desde 1958, mientras que el precio de las materias primas exportadas por los países desarrollados se incrementó en 10%; o la “discriminación implícita” en las políticas tarifarias hacia los países en desarrollo, las que se habían “más que incrementado” como resultado del “proceso de integración” entre países desarrollados.
Fue en esta reunión ministerial que comenzaron las negociaciones internas para lograr acuerdos sobre un nuevo orden económico mundial que solo se lograría siete años después en la Asamblea General de la ONU de 1974.
En cuanto a esas prenegociaciones, Swart y Lund cuentan los desacuerdos entre los miembros del G77: “el alivio de la deuda externa y el acceso a mercados de países desarrollados estaban en la agenda, empero, habían considerables desacuerdos en cómo alcanzar esos objetivos”. Mientras una vasta mayoría deseaba seguir “pasos moderados” (en esta línea estaba Bolivia), Argelia, Irak, Senegal, Sudán y Siria insistían en ser más ambiciosos y buscar “cambios estructurales” en el mundo de la economía.
Pasaron diez años para que esta atmósfera confrontacional entre países en desarrollo y países desarrollados llegue a su pico, momento alcanzado durante las negociaciones para el “Programa de acción en el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional” (NIEO) en 1974.
El logro de este documento también ha sido producto del Movimiento de los No Alineados (MNA) y el G77, según los autores del texto citado.
MATICES. El Movimiento de los países No Alienados y el G77 se establecen independientemente, con poca diferencia de años (MNA en 1961, y G77 en 1964). Las decisiones de los No Alineados “salpican” al G77 si bien éste se dedica a temas económicos y de desarrollo, mientras que el MNA a temas más políticos como la autodeterminación, el anticolonialismo, el desarme, o la democratización de las instituciones internacionales, según la enumeración de Swart y Lund. No obstante, el MNA, en sus inicios, también vio temas económicos.
Con todo, los autores mencionados señalan al G77 como el actor clave para el NIEO, sobre todo por las gestiones previas a la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1974 (donde se aprobó el Nuevo Orden) al promover la creación de dos instancias: Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Unido) y El fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (IFAD). No obstante, hay una especie de paradoja: según Swart y Lund, el programa de acción del nuevo orden económico responde más al “pensamiento ideológico” del Movimiento de los No Alineados que al del G77.
Lograr la aprobación del programa de acción del nuevo orden económico en la Asamblea General de 1974 (Nueva York) fue uno de los “más ambiciosos emprendimientos” del G77, dicen Swart y Lund. Tras las negociaciones internas y con los países desarrollados se llega al NIEO.
Este documento toca puntos globales, como el cambio del sistema monetario internacional, la industrialización, la transferencia de tecnología, la regulación y control de la actividad de las corporaciones transnacionales, la asistencia en el ejercicio de la soberanía de los Estados sobre sus recursos naturales, entre otros. En cada uno de estos casos y las medidas específicas que incumben a cada tema, permanentemente se repite: “Hacer todos los esfuerzos para...”, lo que, sin restar la importancia del programa de acción, termina por dejarse los puntos a la buena voluntad de los países desarrollados.
Así, por ejemplo, en cuanto al control sobre las trasnacionales, se dice que se deberá hacer “todos los esfuerzos” para formular, adoptar e implementar un “código internacional de conducta” para las corporaciones trasnacionales: “para prevenir la interferencia en los asuntos internos de los países donde operan y evitar que colaboren con regímenes racistas y administraciones coloniales”.
Por último, es central la gestión del grupo para lograr una reforma de la ONU. Los primeros documentos en ese sentido son dos, ambos del mismo nombre, uno del 14 de octubre de 1997 y otro del 29 del mismo mes: “Posición preliminar del Grupo de los 77 y China sobre el reporte del Secretario General: ‘Renovando las Naciones Unidas: un programa de reforma’”. Como se notó en el discurso del presidente Evo Morales en enero en Nueva York, al asumir la coordinación general del G77, el Mandatario dio continuidad a una demanda de los países en desarrollo que viene de la década de los noventa, aunque lo hizo bajo otra nomenclatura: “Instituciones internacionales para los pueblos”.
En los documentos del 97, el grupo cuestiona algunas propuestas de reformas que son iniciativa de la Secretaría General de la ONU, y también advierte de otras que no figuran en el planteamiento de renovación. Los reparos son técnicos; por ejemplo, se cuestiona que se quiera dividir las funciones del Secretariado General y de la Asamblea General...
Otros documentos importantes son los que hablan no del grupo como bloque de negociación frente a los países desarrollados, sino sobre la cooperación sur-sur en temas específicos como la economía y el comercio. El primer documento que quiere institucionalizar estos mecanismos de integración (si bien existían antes) es el “Programa de Acción de Caracas Adoptado por la Conferencia de Alto Nivel sobre Cooperación Económica entre Países en Desarrollo” (Caracas, Venezuela, mayo de 1981). Ese tenor también tienen las declaraciones de Cairo (1986) y de Bali (1998).
En todo caso, se está a la espera de la próxima Declaración de Santa Cruz, cuyo contenido se ha guardado en reserva y se hará pública solo en la Cumbre que inicia este sábado. ¿De qué manera hará honor a toda esta historia?
Los miembros del G77+China
1. Afganistán
2. Angola
3. Antigua y Barbuda
4. Arabia Saudí
5. Argelia
6. Argentina
7. Bahamas
8. Bangladés
9. Barbados
10. Baréin
11. Belice
12. Benín
13. Birmania
14. Bután
15. Bolivia
16. Bosnia y Herzegovina
17. Botsuana
18. Brasil
19. Brunéi
20. Burkina Faso
21. Burundi
22. Cabo Verde
23. Camboya
24. Camerún
25. Catar
26. República Centroafricana
27. Chad
28. Chile
29. República Popular China
30. Colombia
31. Comoras
32. República del Congo
33. República Democrática del Congo
34. Corea del Norte
35. Costa de Marfil
36. Costa Rica
37. Cuba
38. Dominica
39. República Dominicana
40. Ecuador
41. Egipto
42. El Salvador
43. Emiratos Árabes Unidos
44. Eritrea
45. Etiopía
46. Filipinas
47. Fiyi
48. Gabón
49. Gambia
50. Ghana
51. Granada
52. Guatemala
53. Guinea
54. Guinea-Bissau
55. Guinea Ecuatorial
56. Guyana
57. Haití
58. Honduras
59. India
60. Indonesia
61. Irak
62. Irán
63. Jamaica
64. Jordania
65. Kenia
66. Kiribati
67. Kuwait
68. Laos
69. Lesoto
70. Líbano
71. Liberia
72. Libia
73. Madagascar
74. Malasia
75. Malaui
76. Maldivas
77. Malí
78. Marruecos
79. Islas Marshall
80. Mauricio
81. Mauritania
82. Micronesia
83. Mongolia
84. Mozambique
85. Namibia
86. Nauru
87. Nepal
88. Nicaragua
89. Níger
90. Nigeria
91. Omán
92. Pakistán
93. Palestina
94. Panamá
95. Papúa Nueva Guinea
96. Paraguay
97. Perú
98. Ruanda
99. Islas Salomón
100. San Cristóbal y Nieves
101. San Vicente y las Granadinas
102. Santa Lucía
103. Samoa
104. Santo Tomé y Príncipe
105. Senegal
106. Seychelles
107. Sierra Leona
108. Singapur
109. Siria
110. Somalia
111. Sri Lanka
112. Suazilandia
113. Sudáfrica
114. Sudán
115. Surinam
116. Tailandia
117. Tanzania
118. Tayikistán
119. Timor Oriental
120. Togo
121. Tonga
122. Trinidad y Tobago
123. Túnez
124. Turkmenistán
125. Uganda
126. Uruguay
127. Vanuatu
128. Venezuela
129. Vietnam
130. Yemen
131. Yibuti
132. Zambia
133. Zimbabue