El líder del TIPNIS es candidato presidencial por el partido verde de Bolivia
El líder indígena sostiene que “don Evo nunca fue cercano a los pueblos indígenas”.
Domingo, 08 de junio de 2014
El líder del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), Fernando Vargas, proclamado candidato a la Presidencia en las elecciones del 12 de octubre por el Partido Verde de Bolivia, se propone encabezar una opción de "encuentro y convergencia con el pueblo boliviano”, pero descarta cualquier alianza con otras fuerzas opositoras.
Vargas encabezó sendas marchas en defensa del TIPNIS en 2011 y 2012, para oponerse al proyecto gubernamental de construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos por el medio del parque nacional. El 25 de septiembre de 2011 fue víctima de una golpiza propinada por policías durante la intervención de la marcha indígena en la zona de Chaparina.
Tras señalar que su candidatura recoge los "postulados” que animaron ambas marchas y que son los mismos que unen a todo el movimiento indígena en defensa de la biodiversidad, el medio ambiente y la Madre Tierra, afirmó que "don Evo Morales nunca ha sido cercano a los pueblos indígenas”.
Página Siete.- Después del fracaso de otras candidaturas de indígenas del oriente, como las de Marcial Fabricano (a la Vicepresidencia) y de Pedro Nuni (a la Gobernación de Beni), ¿cómo es que decidió lanzar su candidatura?
No fue por voluntad personal. Nació de la voluntad del pueblo, de la organización, de la Comisión Nacional de Defensa del TIPNIS, que el 8 y 9 de mayo pasado, haciendo un análisis de fondo de la realidad del país, propuso a mi persona como candidato del movimiento indígena; tomando en cuenta que nuestros derechos a participar políticamente (como pueblos indígenas) están incluidos en la Constitución. La comisión nacional determinó concentrar en mi persona esta expresión de la voluntad del pueblo. Eso me permitió aceptar el reto.
Página Siete.- Usted comentó que cuando le ofrecieron a Marcial Fabricano la candidatura a la Vicepresidencia junto a Miguel Urioste, en 1997, le propuso que no la aceptara y que buscara más bien un espacio en el Parlamento para, desde allí, impulsar la defensa de los derechos indígenas. En su caso, ¿por qué no optó por una diputación o una senaturía?
Hemos sido testigos de cuál es el rol en el que ponen a los representantes de los pueblos indígenas cuando hacen parte de proyectos políticos tradicionales. Lo vimos con Víctor Hugo Cárdenas cuando fue vicepresidente de Goni, y la falta de valoración a su papel en esa circunstancia. Es algo que me ha dolido. Por eso, cuando hubo la propuesta para que Marcial hiciera parte de una fórmula como vicepresidente, pensamos que era mejor optar por un espacio en el Legislativo para desde allí impulsar nuestros derechos. El tema ahora es diferente. Ha pasado mucho desde entonces y es el momento de encarar un desafío y éste es justamente el que se han impuesto los pueblos indígenas de Tierras Bajas. Hay que aceptarlo, tomando en cuenta todos los riesgos. Si no nos desafiamos a nosotros mismos nunca vamos a poder ejercer nuestros derechos.
Página Siete.- ¿Cuál es la propuesta central del programa que plantea su candidatura?
Ahora queremos concentrar todas las propuestas de las organizaciones indígenas. No puedo anticipar nada antes de que se concrete esto con una respuesta de todos ellos. Sin embargo, hemos coincidido en algunos puntos, como que todos buscamos la unidad del pueblo boliviano, todos buscamos la justicia social para todos, recuperar la democracia y el Estado de Derecho. Definimos esa unidad como una política de igualdad y equidad social, en el marco de una economía productiva. También queremos establecer un programa que propugne el respeto al medio ambiente y la naturaleza. Ésos son los puntos esenciales que nos han llevado a aceptar y firmar un acuerdo con el Partido Verde. Una vez consensuado este plan con todos los grupos, lo haremos conocer.
Página Siete.- Habla de unidad, ¿por qué no ha entrado en conversaciones con otras fuerzas políticas de oposición, como Doria Medina, Del Granado o Rubén Costas para enfrentar a Evo Morales?
El tema no es enfrentar a nadie, el tema es que uno no puede unirse con frentes que buscan solamente fortalecer sus intereses personales y partidarios. Cuando hablamos de unidad, el Partido Verde y Fernando Vargas se refieren a una unidad con el pueblo boliviano, ésa es la unidad que buscamos. Hay dos opciones que están en una situación de enfrentamiento: por un lado, el partido del Gobierno, el MAS, y por el otro, los partidos de la oposición. Los dos bandos viven en una permanente polarización. Nosotros no estamos para aumentar esa polarización. Queremos articular al pueblo boliviano, queremos encontrar un punto de convergencia donde nos unamos todos y llevemos adelante una verdadera democracia y un verdadero Estado de Derecho en el marco de la unidad…
Página Siete.- ¿Ustedes buscan un punto de convergencia o una tercera vía entre el MAS y la oposición?
Es un punto de encuentro. El Partido Verde ha planteado desde su aparición que su papel no es alimentar las diferencias. Éste es un partido joven, que nunca ha estado en una competencia eleccionaria, por lo tanto estamos aquí para buscar la unidad entre el partido y el pueblo boliviano para que, juntos, encontremos solución a los problemas que estamos atravesando como país.
Página Siete.- ¿Con qué grupos o personalidades tienen acuerdos?
Justamente, el acuerdo firmado es con los pueblos del TIPNIS, los pueblos indígenas de Tierras Bajas; la Comisión Política del Conamaq; Poder Regional y Poder Siglo XXI, de Potosí; el grupo Manifiesto de Cochabamba; la Agrupación Ciudadana Juntos por Tarija; el Movimiento por la Libertad y la Democracia, de La Paz, y Campaña de Defensa del TIPNIS. Ésos son los grupos de la plataforma que integra el Partido Verde, instrumento de la ecología política.
Página Siete.- De sus declaraciones se desprende que este frente no va a sostener conversaciones con otras fuerzas que ya han postulado sus candidaturas…
No hemos entrado en la arena política para solucionar problemas de otros partidos, hemos entrado para dar solución al problema de las y los bolivianos y eso nos ha llevado a plantearnos este desafío, que no solamente es de Fernando Vargas, sino del movimiento indígena.
Página Siete.- Usted dice que su propuesta en ningún caso es confrontación, pero ¿cómo encarar una campaña ante una presencia tan poderosa como la del MAS?
Hay que entender dos cosas. Primero, nosotros no estamos para perder el tiempo en confrontarnos con esas acusaciones que se acostumbran y de las que todos estamos cansados. Las peleas internas de todos los partidos, no sólo del oficialismo, no se hacen para ofrecer mejores alternativas al pueblo, sino para copar espacios de poder. No estamos para perder nuestro tiempo viendo qué hizo uno u otro; no queremos comprar la conciencia de nadie. Lo fundamental es buscar una alianza con el pueblo boliviano y restablecer su confianza, sólo así podremos reconstruir el país.
Página Siete.- Con relación al TIPNIS, el Gobierno ha avanzado un primer tramo de la carretera en la región y parece empeñado en seguir con el proyecto de construcción de esa carretera, ¿cree que vaya a lograrlo?
El Gobierno ha sostenido y ha manifestado que no. Recordemos que el Vicepresidente declaró en Argentina que se habían equivocado. Ahora es un tema que no sólo es del TIPNIS, sino de todos los movimientos indígenas y ecologistas de Bolivia. Es un discurso político. Creo que el Gobierno considera que después de ganar las elecciones puede volver a atacar el proyecto e iniciar su carretera. Quiero manifestar con certeza y firmeza que esa carretera nunca va a atravesar el TIPNIS. Primero porque es un territorio donde viven tres pueblos indígenas (chimanes, yuracarés y mojeños trinitarios), que son parte del Estado y que están conscientes de que al pasar la carretera por medio de su territorio destruirá su ecosistema y permitirá el avasallamiento de cocaleros y la producción de cocaína. Segundo, porque es un parque nacional que es patrimonio de todos los bolivianos e incluso de la humanidad y, por tanto, tenemos la obligación de proteger y defenderlo.
Página Siete.- ¿Cuál es el pulso que ha sentido en las comunidades del TIPNIS después de Chaparina y el distanciamiento con el presidente Morales?
Don Evo Morales nunca ha sido cercano a los pueblos indígenas ni al movimiento indígena, mucho menos del TIPNIS. Antes de ser Presidente, como dirigente, y luego como Presidente, ha mostrado que sólo en el discurso es cercano a los pueblos indígenas, especialmente a los del oriente. Está claro que el bienestar y la participación de estos pueblos no es parte de su política; parte de esto es el proyecto de construcción de la carretera que atraviese el parque.
Después de la pateadura que nos dieron en Chaparina, el Gobierno sostuvo que iba a hacer una consulta a los pueblos indígenas, supuestamente preocupado por ver si tenemos servicios básicos, educación y salud, entre otros. Nada ha cambiado ni ha mejorado. Si no hubiéramos hecho las marchas, el Gobierno nunca habría mirado al TIPNIS. Si ahora se preocupa es por las dos marchas.
Bajo el sombrero de cuero
El líder del TIPNIS tiene sangre mojeña, ocho hijos, estudios a nivel técnico y una gran afición a la ganadería. Pero, a sus 50 años, es ante todo el abanderado de una vieja causa: la defensa de los derechos de los pueblos indígenas del oriente. Su imagen, bajo el sombrero de cuero, es un ícono de las marchas de 2011 y 2012. Nació el 2 de abril de 1964 en una propiedad de su padre, El Paraíso, hoy convertida en comunidad. Estudió hasta octavo en Gundonovia, en el norte del TIPNIS, y después se trasladó a Trinidad, donde sacó el bachillerato. "Recuerdo a la profesora Cruz, que era hija de uno de los hacendados de la comunidad donde crecí y fui a la escuela; ella era muy severa y a chicotazos no prohibía hablar en idioma nativo”, cuenta al aceptar que entiende pero no habla el mojeño trinitario. Ya bachiller se dedicó a la ganadería, rememoró en una entrevista difundida por la Fundación Tierra. Sus padres, de quienes aprendió el oficio, llegaron a tener más de 600 cabezas de ganado. En 1982 dejó su hogar y se fue a Santa Cruz, donde hizo el servicio militar y trabajó de obrero y zafrero. Seis años después regresó a Beni, cuando sus padres lo creían muerto. "Fui como el hijo pródigo de la familia”, recordó. Volvió casado y su padre le compró una propiedad en El Paraíso, en 1989, pero apareció otro supuesto dueño con un título que le otorgaba derechos sobre cuatro comunidades y la tierra que le regaló su padre. Vargas le inició una demanda y cree que, en venganza, el terrateniente ordenó matar a uno de sus sobrinos de seis años. Dejó la propiedad pero insistió en la demanda. Para ello pidió ayuda a la Iglesia Católica, que le dio un empleo como promotor jurídico. No le pagaban, pero aprendió un nuevo oficio y como tal hizo trabajos de saneamiento y titulación de tierras. "También tenía mi ganadito, pero tras una inundación, en 1991, perdí todas las cabezas”. El golpe fue duro y no sabía qué hacer. Fue cuando inició su relación con la dirigencia indígena.