Flechas yurakarés
Alejandro Almaraz
- 30/07/2013
El vicepresidente García está cada vez más furioso e indispuesto; así lo tienen los crecientes cuestionamientos populares a su Gobierno y, muy en especial, la victoriosa resistencia indígena del TIPNIS. En su última exhibición de furia, causada por el contundente paro cívico con el que el pueblo beniano ha expresado su masivo respaldo a los líderes indígenas perseguidos por la revancha judicial del Gobierno, ha acudido, una vez más, a la descalificadora vinculación con la derecha “de la peor calaña”, lanzando el popular refrán de “dime con quién andas y te diré quién eres”. Con todo, habrá que concederle a García por lo menos parte de razón, porque los refranes suelen traducir la sabiduría popular y, generalmente, se puede identificar a las personas por sus compañías. Pero, si García pretende aplicar el refrán a sus adversarios, tendrá que aceptar que lo apliquemos también a su Gobierno, y eso es lo que paso a hacer.
Si gobiernas Bolivia y andas: Con el Fondo Monetario Internacional, tan sometidamente que pasas por su riguroso monitoreo anual obteniendo su invariable y congratuladora aprobación.
Con la banca transnacional (que es también la nacional), tan estrechamente que le brindas las mayores ganancias de su historia en el país, y la auxilias en su crisis internacional invirtiendo en ella las reservas internacionales de Bolivia a cambio de ridículos intereses.
Con Petrobras y Repsol, tan servilmente que consolidas su monopolio real de la producción hidrocarburífera del país a título de nacionalización, y, a título de estímulo a la producción, les aseguras subvencionarlas aumentando en 100% el precio al que les compras nuestro propio petróleo.
Con los terratenientes de Confeagro, tan entrañablemente que liquidas legalmente toda posibilidad significativa de redistribución comunitaria de la tierra obsequiándoles, como seguramente ni siquiera llegaron a soñarlo, pausa en la verificación del cumplimiento de la función económica y social de la tierra, perdonazo de la destrucción de los bosques y legalización de su producción transgénica.
Con las transnacionales brasileñas, tan amorosamente que les ofertas, desesperadamente y quieran o no quieran los bolivianos, la construcción de carreteras sobrepreciadas, fábricas de papel (como Papelbol) que sólo servirán para comprarles insumos, y otros muchos negocios a expensas del interés nacional.
Con incontables cúpulas y sectores de la vieja derecha, tan íntimamente que les devuelves los espacios de poder que les quitó la voluntad popular, llevando al MNR a la usurpada Gobernación de Beni y a la NFR, tardía, ubicua y todavía con pellejo adenista, a la presidencia de la Cámara de Diputados.
Con Guiteras, Majluf, Jessica y sus gremios de ganaderos, madereros, barraqueros y matones, tan emocionadamente que los conviertes en la opción descolonizadora del proceso de cambio en Beni y crees, ciego de amor, que lograrás que los pobres te den la victoria electoral votando por ellos.
Con los peores esbirros de la Unión Juvenil Cruceñista y del comiteísmo más reaccionario y racista, tan cínicamente que no contento con presentarlos, orgulloso, como tu nueva militancia cruceña, desplazas con ellos a los jóvenes humildes que fueron sus recientes víctimas. Eres la nueva derecha en el poder.
Eres la nueva derecha y tu proyecto es el de todas las derechas: conservar en substancia y profundidad el estado de cosas; haciendo, cuanto es preciso para esa continuidad infame y como cabe a las derechas útiles, cambios en la medida justa para que nada cambie en realidad, sino que todo prosiga renovado y fortalecido por la engañosa ilusión del cambio; todo, incluida la revolución aparente, en servicio del capital transnacional y sus subsidiarios locales, los tradicionales detentadores del poder y usufructuarios de la desgracia nacional. Contra su voluntad y sus propios intereses, tus compañías te desnudan con su sola presencia, despojándote de tantos envoltorios falaces a los que acudes en tu necesidad imperiosa de engañar a los pobres para aplastarlos con su propia fuerza, y que cada vez haces más ostentosos, chillones y ridículos ante la decreciente credibilidad de tus mentiras. Está muy claro, eres la derecha, renovada, aunque prematuramente decadente, y “de la peor calaña”, porque la peor calaña es la traición.
Alejandro Almaraz es abogado. Fue viceministro de Tierras.