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El MAS, subordina el reclamo marítimo a los intereses de los agroindustriales soyeros

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A partir de la última reunión de la CELAC que se reunió en Santiago de Chile en 2012, se ha desatado un choque diplomático continental entre el gobierno de Evo Morales con el gobierno derechista de Piñera, de Chile, sobre la necesidad de anular el Tratado de Paz y Amistad de 1904 que niega la salida al mar para Bolivia. El planteo del gobierno del MAS es la de “exportar productos bolivianos hacia los mercados asiáticos, de acuerdo con lo que anunció el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, quien resaltó que la importancia de China, Vietnam, Corea del Sur y Japón como eventuales compradores” (Telesur, 15/2/2013).

Bolivia es el único de América del Sur, además de Paraguay, que no tiene salida al mar. La mayoría de los productos bolivianos son exportados a través del puerto de Arica, en el norte de Chile. Este hecho genera una fuerte distorsión en la economía boliviana en beneficio del Estado chileno que desarrolla una opresión parasitaria que bloquea el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales. Esto sólo puede ser modificado inmediatamente por el esfuerzo conjunto de todos los explotados de América Latina por medio de la creación de un puerto propio para Bolivia con salida al Pacífico.

Advertimos las y los trabajadores bolivianos y de América Latina que Evo Morales, lejos de buscar la liberación nacional, plantea la tarea de “una salida al mar” con el objetivo fundamental de profundizar la sojización de Bolivia, es decir, la depredación de nuestro suelo para enriquecer a la burguesía agroindustrial del oriente respetando y profundizando la opresión imperialista sobre nuestro país. No por nada la propia BBC plantea que “en Arica, Bolivia no cuenta con algunas facilidades que tendría si el puerto fuera suyo. Quizás la principal es el acceso a depósitos —o contenedores— donde guardar sus productos, algo especialmente útil para el comercio de soja” (BBC Mundo, Cono Sur, Miércoles, 23 de marzo de 2011). Incluso, la “salida al mar” puede llegar a tener generar un nuevo impulso a la sojización a escala continental dado que, como afirma el sitio diariohoy.net del 26/01/13 bajo el sugerente subtítulo de “El interés brasilero”: “El embajador de Brasil en La Paz, Marcel Biato, anunció ayer que su gobierno apoyará la demanda marítima boliviana y destacó que la salida al mar de este país ‘es de interés para toda la región’. En este sentido, Brasil ve en este conflicto una oportunidad para abrir una vía hacia el Pacífico, que le permitiría exportar su millonaria producción a China sin tener que desviarse hasta el canal de Panamá. Se calcula que anualmente el país vecino gasta alrededor de mil millones de dólares anuales sólo en impuestos de peaje y aduana, debido a la enorme cantidad de barcos que zarpan con producción (principalmente soja) hacia países como China. Una salida a través de Bolivia significa poder transportar el material vía terrestre directamente hasta el puerto de salida, con un enorme ahorro económico”.

Se trata, por lo tanto, de un planteo nacional legitimo y progresivo (porque amplia el acceso de Bolivia a los mercados mundiales contra cualquier restricción impuesta por el imperialismo y las burguesías de los países aledaños) pero es limitado dado que el objetivo es simplemente aumentar la exportación de las materias primas (el gas, la madera, los minerales pero principalmente soja) y, por lo tanto, no cuestiona en lo más mínimo el carácter primario-exportador de la economía boliviana.

Frente a esto, el gobierno derechista de Piñera se ha pronunciado en defensa del Tratado y, en esa línea, ha desarrollado una provocación contra Bolivia encarcelando a 3 soldados bolivianos que habían ingresado a Chile a través de la frontera mientras protagonizaban una persecución policial contra contrabandistas. La respuesta de Evo Morales ha sido buscar un acuerdo con el gobierno de Perú para establecer una asociación comercial y utilizar los puertos peruanos para la exportación de materias primas bolivianas. Mientras tanto, ha elevado una denuncia al tribunal internacional de La Haya reclamando la anulación del Tratado de 1904. Es decir que, lejos de apelar a la movilización de las masas en defensa de un derecho histórico de Bolivia, ha capitulado ante la presión del gobierno pro-imperialista de Chile. Se trata, por lo tanto, de una nueva evidencia de que el gobierno de Evo Morales no está dispuesto a romper con el orden imperialista en la cuestión que la CELAC mantiene intacto. El nacionalismo pequeñoburgués indigenista plantea la tarea pero rechaza los métodos revolucionarios para darle satisfacción al reclamo nacional.

La incapacidad del masismo para dar satisfacción a las tareas nacionales pendientes de Bolivia, llamamos al proletariado a convocar a sus hermanos proletarios chilenos a una lucha común contra el Tratado de 1904, y a pelear por poner en pie la Unidad Socialista de América Latina. En este mismo sentido, la pelea por gobiernos obreros y campesinos debe ser inscripta en las banderas de los sindicatos y partidos obreros de nuestro continente. Esta es la única forma de desarrollar efectivamente la unidad latinoamericana: contra el imperialismo y la falsa balcanización capitalista, mezquina y estrecha que nos divide artificialmente en estados nacionales.

Publicado en el periódico EL TRABAJADOR

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