sábado, 09/03/13 - 16:44
·El ex presidente venezolano no le cerró la puerta en ningún momento a la literatura y, desde mucho antes de acceder al poder, ya era un habitual lector.
·Le gustaba la lectura pragmática y heroica. Usaba los libros para formarse y para justificar y razonar su política.
Dice Walter Rodríguez, afamado librero uruguayo y afincado en Venezuela desde hace casi cuarenta años, que Chávez era "un buen lector en lo que le interesaba". Desde mucho antes de acceder al poder, la vocación de intelectual parecía brillar en la cabeza de un hombre llamado a determinar la vida de millones de personas. Como muchos otros gobernadores, presidentes, caudillos o dictadores, Chávez también se rodeó de un séquito de asesores en materia literaria.
El propio Walter Rodríguez pertenecía, de algún modo, a ese grupo de personas que sabían de las preocupaciones intelectuales del ex presidente. En realidad, desde su posición de librero, Walter ejerció únicamente de proveedor. De su librería salieron muchos de los libros que, tras pasar por manos de Chávez, acababan decorando el palacio presidencial.
De las grandes figuras a 'sus' intelectuales favoritos
Pero, ¿qué leía Chávez?. Pues sobre todo libros que le ayudaran a afianzar sus ideas; libros de eruditos de la economía, la política o la filosofía. También leía muchas leyendas sobre personas solitarias que lograron grandes proezas sin ayudas de nadie, como Gengis Kan o Lawrence de Arabia. Paralelamente, se iba formando en las ideas de Rousseau, Maquiavelo o el Che Guevara gracias, entre otros, a José Estaban Ruiz Guevara, historiados, poeta y antropólogo venezolano muy amigo de Chávez.
José Esteban fue uno de los principales formadores del berinés en materia teórica. Junto a él, otra gran influencia para Chávez fue un general que tuvo en el ejército en los 70: Jacinto Pérez Arcay. "Nos conoció el alma a la muchachada militar de los setenta", afirma el excomandante venezolano sobre el que pasó de ser su jefe a ser su 'comprador' de libros, el encargado de ir a visitar a Walter para darle la lista de la compra. Por cierto, una lista en la que también destacaban los libros sobre países: "cuando viajaba a otros países, Pérez Arcay me llamaba y yo le preparaba paquetes libros con texto y fotografías", dice el veterano librero.
La mejor publicidad
Esta atracción de Chávez por los libros no es algo que quedara en secreto. De hecho, en muchos de sus discursos el ex presidente se encargó de hacer saber al resto del mundo que estaba mucho más formado de lo que podía aparentar. En 2006, cuando habló ante la ONU, Chávez comenzó citando a Chomsky y su "Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperial de los Estados Unidos", uno libro muy de los suyos. Y remarcamos la palabra 'citar' porque, pese a las muchas horas que le dedicó a la lectura, Chávez no aportó casi nada al mundo intelectual. Dicen los que saben que era bueno citando, pero no por ello pasaba a ser un intelectual.
Curiosamente, aquel libro de Chomsky, días después del discurso aumentó sus ventas. Y es que quizá Chávez no cayera bien, generara controversias y se ganara muchos enemigos, pero lo que no cabe duda es que marcaba tendencias. No había mejor publicidad para un libro en Venezuela que el simple hecho de que el otrora presidente lo nombrara por televisión, por radio o en el Parlamento.
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