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Cirugía mayor y urgente para la CNS

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Editorial

Cuando el Presidente boliviano propuso cerrar la vieja y organizar una nueva caja de salud para nuestro país manifestamos nuestro acuerdo entusiasta aunque, horas después y presionado por sectores laborales, el proponente retiró su planteamiento y, en cambio, entre su gobierno y la COB decidieron constituir una comisión reestructuradora de la Caja Nacional de Salud (CNS), la que funciona, pero no se conocen resultados de su trabajo.

La institución del seguro de salud más importante entre nosotros, ahora enfrenta una crisis agravada como resultado de que las viejas y nuevas contradicciones que la azotan se acentuaron los últimos meses.

Nos referimos al regular y las más de las veces deficiente servicio a los más de dos millones y medio de pacientes (servicio sobresaliente sólo por excepción), a los gastos desmedidos por la compra de equipos con sobreprecio, a empleados demás y que concentran a grupos familiares de dirigentes o ex dirigentes sindicales, a las nominaciones inconsultas que hace el gobierno y a la postergación de promociones de profesionales antiguos en la entidad, a la ausencia de control social de los beneficiarios y de los trabajadores, a una especie de apropiación indebida de dinero perpetrada por gentes que controlan las compras de remedios, a la ineficiencia de una burocracia que a la vez vive insatisfecha, a médicos que incumplen sus obligaciones profesionales por el número crecido de enfermos a su cargo, a galenos que incurren en real o supuesta negligencia que no se investiga ni se sanciona, a paros y huelgas de médicos y paramédicos que privan de la atención a sectores sociales que sólo cuentan con las que ofrece la CNS, a las deudas del Estado a ésta las que también influyen para que la atención a sus usuarios siga decadente. A lo dicho se denomina crisis estructural de la CNS. Así no puede y no debe continuar un servicio público que atiente a más del 80 por ciento de los asegurados, aunque continúan siendo la minoría del país.

Entre las deficiencias de la CNS se destacan las pérdidas suyas que, según se informa, llegan a no menos de 20 millones de dólares, como consecuencia especialmente de la compra de equipos con sobreprecio y a que un hospital no se construyó a pesar de haberse financiado y pagado parcialmente la obra, lo que es una defraudación de recursos económicos de carácter público y de propiedad de los aportantes.

La última semana, los trabajadores de aquella aseguradora sostienen paros, marchas, vigilias, ocupaciones, medidas en rechazo a un médico nombrado como Gerente General el que, desde hace varios años, integra el Directorio de la CNS. En mucho, esa nominación, parece un pretexto para que los trabajadores asuman aquellas medidas de fuerza porque las causas de la crisis de esa entidad son diversas y van más allá de una designación la que, además, se ajusta a las normas: aquel Gerente General fue nominado, por el presidente Morales, de dos ternas que se le presentó, la una de la COB y la otra del Ministerio de Salud.

Sin embargo, las reformas a la Caja que se discuten en distintos ámbitos y en particular en la mencionada comisión es difícil y acaso imposible que se las materialice sin sus trabajadores y mucho menos en contra de ellos. Esos asalariados incluso afirman que las medidas en contra del Gerente General y, específicamente, los paros tienen como propósito defender el servicio de salud para los afiliados y beneficiarios de la CNS.

La respuesta de la Ministra de Salud a los movilizados —los que añaden que ahora defienden sus fuentes de trabajo—, al menos es discutible: libre desafiliación y libre afiliación en aplicación de una disposición gubernamental anterior a la gestión de Morales. Las últimas horas la funcionaria gubernamental añadió que la desafiliación y afiliación libres sirven para estimular la prestación de un mejor servicio de salud. A ello, los trabajadores de la CNS responden que lo que quiere la Ministra de Salud es facilitar la privatización de los servicios públicos de salud, aunque también no faltan los asalariados de la entidad que dicen que el seguro universal de salud (que propone la Ministra como requerimiento de muchos) pone en riesgo de quiebra a la CNS.

Los trabajadores de esta institución, especialmente los de La Paz, afirman que la intromisión del gobierno y la falta de un control laboral (de usuarios del servicio y de los asalariados de la CNS) acentúan la crisis de ésta.

Empero, los que postulan cambios de la CNS, sin distinciones visibles, admiten que se requiere de tiempo para la reforma que se discute, pero ni siquiera apuran la elaboración del plan para la restructuración.

Afiliados y beneficiarios de la CNS, en distintos tonos, manifiestan que defienden y defenderán los servicios de aquélla aunque sean deficientes porque los necesitan. Se supone que esa defensa no implica que deben mantenerse las deficiencias anotadas. Que los asalariados (afiliados y beneficiarios) tienen la esperanza de un mejor servicio de salud, de la mayor de las aseguradoras, está fuera de duda.

Medios de difusión, como Erbol, informaron de que el último paro, en los sanatorios de la CNS, se acata parcialmente en La Paz y que al menos una parte de los que concurren a sus centros laborales lo hacen por temor a represalias y en voz baja señalan que apoyan al paro y a sus dirigentes.

Las posiciones de los gobernantes y de los asalariados de la CNS siguen irreductibles, el uno y el otro bloque esperan vencer.

Desde Aquí postulamos la búsqueda de otra CNS a partir de lo que ésta tiene y sin perder de vista lo que no tiene ese servicio. Para un necesario acuerdo entre gobierno y asalariados de aquella entidad es imprescindible que los gobernantes dejen de ver a los trabajadores como a sus enemigos irreconciliables y, los últimos, por más que los gobernantes cometen desatinos a granel, no tendrían que desahuciar un acuerdo con ellos.

Gobernantes y trabajadores, en el camino de encontrar una salida al actual conflicto, deben sobreponer los verdaderos intereses del pueblo. Ahí no tendría que haber lugar alguno para extravíos.

En esa comisión de gobernantes y dirigentes sindicales debe discutirse un plan para la reforma de la CNS ya que vemos imposible revolucionar ese servicio en las actuales circunstancias. Allí, en esa comisión, ni gobernantes ni dirigentes sindicales dejarán de ser lo que son, ni unos ni otros están llamados a negarse a sí mismos. De lo que se trata es de trabajar una propuesta para remontar la crisis de la CNS.

Y la propuesta debe pensarse y articularse para enfrentar y superar las deficiencias de la entidad señaladas en esta nota y otras que seguro existen.

Tenemos claro que deben ser diversas las medidas a tomarse para vencer la crisis de la CNS, la que también carcome a los otros seguros de salud, con mayor o menor intensidad.

Todas las medidas posibles que comprendan la reforma de ese servicio de salud para conseguir como resultado a corto plazo (y lo que sea posible a plazo inmediato) un mejor servicio será algo que agradezcan los que esperan semanas y meses una atención especializada, los que aguardan largo tiempo por una tomografía, los que sienten que se agravan sus dolencias mientras llega la operación quirúrgica, así como se podría evitar la muerte de los enfermos que no resisten la severidad de sus males mientras esperan atención médica que no llega a tiempo.

La CNS es un ejemplo de un servicio público en el que predomina lo regular y lo deficiente. En este caso se tiene la oportunidad de mostrar que un servicio público puede ser eficiente si se aplica un plan para reformar ese servicio tan venido a menos.

Reformada la CNS no habrá necesidad de la desafiliación de ella. Al revés, un mejor servicio de salud será un nuevo atractivo del que ahora carece.

Un mejor servicio en la CNS será el cauce para avanzar hacia el servicio de salud para todos los bolivianos del que, lamentablemente, estamos lejos, pero que es urgente emprender la marcha hacia él.

Requerimos sin más dilaciones un servicio en la Caja que sea eficiente, solidario, gratuito, de un aceptable nivel científico y técnico… para los afiliados y beneficiarios actuales, y que sea la vía para avanzar hacia la salud para todos en Bolivia.

Para lograr esa meta, la CNS debe ser sometida a una cirugía mayor y de urgencia.

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