Pedro Mariobo Moreno
Continuando con el Debate Nacional (DN) propuesto por el Presidente Evo Morales para una nueva agenda hasta diciembre 2011, el tema de análisis actual es “Alcances y limitaciones de la Participación y Control Social en la perspectiva de la construcción de un nuevo tipo de poder”.
Esto nos induce a reflexionar sobre los poderes de las clases sociales, de los movimientos sociales, del Gobierno y del aparato estatal, para introducir en esta miscelánea de poderes, a la participación social y el control social como posibilidad de la construcción de un nuevo tipo de poder. ¿Qué tipo de poder: social, estatal, político?
Para ello son necesarias las siguientes categorías de análisis: porqué ahora la reflexión sobre la perspectiva de un nuevo tipo de poder a partir de la participación y control social; la relación y correlación de fuerza de los poderes de clases y de movimientos sociales; del gobierno actual y su manejo del aparato estatal incorporando las influencias y/o decisiones del poder imperial y de otros poderes foráneos.
De las cuatro definiciones clásicas de poder: el de las armas (Mao), del dinero (Jefferson), del conocimiento (A. Toffler), me quedo con la más completa de Osvaldo Martínez que a los tres elementos del poder ya mencionados, incorpora el factor político añadiendo “la facultad de tomar decisiones y la capacidad para ejecutarlas”. Este complemento limita el ejercicio del poder omnímodo que pudiera ejercitarse con el uso de las armas, o del dinero y del conocimiento, dándole la connotación legal y legítima al ejercicio del poder político.
1.1. Por qué ahora pensar en un nuevo tipo de poder y sobre la base de la participación y control social
Porque existe un deterioro en la base de sustentación social y política del gobierno. Del desgaste normal por el ejercicio del poder estatal, se está pasando peligrosamente al desgaste acelerado en los sectores sociales: del 64 % con el que ganamos los dos tercios en el 2009, en las elecciones judiciales pasadas, si las tomamos como un termómetro político, no pasamos del 46 %.
Pero no solo es un desgaste cuantitativo, también es cualitativo. Uno de los objetivos de la oposición fue desmitificar al Presidente de su condición de indígena, enfrentándolo con los indígenas de tierras bajas con el apoyo de sectores de indígenas de tierras altas.
1.2. Los poderes de las clases sociales
Las clases sociales están con sus poderes dispersos. Momentáneamente la oligarquía encontró en el caso TIPNIS, el pretexto para reconcentrarse, pero aún muy lejos de ser alternativa de poder inmediato por falta de liderazgo, ideología (otra que no sea la neoliberal) programa y organización unitaria.
La clase obrera aún no acaba de percibir la verdadera dimensión de su misión estratégica como clase coprotagonista del cambio. Es una clase en reactivación pero aún débil en su carácter estratégico.
El campesinado, los originarios e indígenas, en su diversidad están definiendo sus derechos sobre lo que más les interesa: la tierra y el territorio. En esto el gobierno ha hecho lo que nunca hicieron los anteriores gobiernos: revertir tierras de los gamonales, distribuir, redistribuir, sanear, otorgar títulos, proceso que continúa pero que ya tiene visos de confrontación intersectoriales que le restan apoyo al gobierno.
Los poderes externos y su influencia disminuida en el Estado plurinacional, no encuentra un buen correlato interno para inducir políticas decisivas a corto plazo. Pero no hay que subestimarlos.
En esta dispersión de los poderes de las clases y sectores sociales, el gobierno con el aparato estatal, no tiene de qué preocuparse, pero tampoco puede continuar acelerando su propio desgaste.
1.3. El poder o los poderes de los movimientos sociales
Como hemos visto los movimientos sociales no disponen de armas, ni dinero y les falta mucho conocimiento y experiencia de ejercicio de poder estatal. El propio Presidente repetía los primeros años que estaba aprendiendo porque nadie lo había preparado para ese alto cargo político. En las bases sociales no existe la oportunidad que tiene el Presidente para aprender aceleradamente como lo ha hecho para dirigir el Estado. Pero el Presidente es solo un representante de los movimientos sociales no es el movimiento en sí. La única arma con que cuentan los movimientos sociales es el ejercicio de la democracia: elecciones, movilizaciones, protesta, diálogo, negociación y concertación.
1.4. El poder del gobierno y del aparato estatal subordinado e insubordinado al gobierno
El Gobierno es solo uno de los órganos del poder estatal. El Estado es mucho más que el Gobierno, éste administra al poder estatal y de esa manera se fusionan los poderes del Gobierno y del Estado generando la suma de poderes mayor a los otros poderes mencionados. Todavía disfruta de una hegemonía no organizada ni unitaria. Le falta cohesión, unidad ideológica y política; es un pluripoder en el Estado plurinacional, con modelo económico plural para una sociedad plural. Y, por lo mismo, no es extraño que sea un poder parcelado con insubordinaciones que ya empiezan a manifestarse que yo las llamo contradicciones internas que tampoco hay que subestimarlas.
En esta miscelánea de poderes costará mucho, demasiado, insertar un poder más con verdadera capacidad de poder. Pero no es imposible.
Un lugar común de desencuentro entre los más entendidos en participación y control social, es si con esto podríamos construir un nuevo poder social o estaríamos incorporando un instrumento más del statu quo para conservar el poder constituido.
Y entre los menos informados o con menos voluntad para aplicar la participación y control social, están los que no la entienden o a propósito la quieren distorsionar para no aplicarla como debería ser.
La única arma para el ejercicio de la participación social y el control social de la sociedad civil organizada, es pues la democracia, que para ser efectiva requiere de UNIDAD, estructura y organización UNITARIA. Eso está distante todavía.
Los alcances y limitaciones de este derecho de la sociedad civil organizada de participación y control social, están en los Artículos 241 y 242 de la nCPE, aún falta la ley marco que establece el num. IV del Art. 241 para que la normatividad sea completa, clara y precisa para un ejercicio unitario, homogéneo y no disperso y hasta caótico como ahora.
Como están redactados los Arts. 241 y 242 de la nCPE, manifiestan una tendencia a convertir a la Participación y Control Social en un instrumento del statu quo del poder constituido y no para construir un nuevo poder. La única norma que menciona el “construir el poder social comunitario”, es el Art. 5.2 del D. S. 29272 que aprobó el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2011. Bajo esta norma la sociedad civil tiene que aprovechar para construir ese poder social comunitario. Si no fuera posible, queda la democracia directa que también está constitucionalizada.
Conclusión
Estamos muy lejos de construir con la participación social y el control social. Un nuevo poder “con facultad de tomar decisiones y con capacidad de ejeçutarlas”. Pero no es imposible. Tenemos que contribuir a elevar los niveles de conciencia en la sociedad civil, que se sienta y con mucha fuerza la necesidad de fortalecer, ampliar y profundizar el proceso de cambio que ya pertenece a todo el pueblo.