palestina
Diana Rojas
El gobierno del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, ha llamado a 40.000 reservistas en preparación para un posible asalto contra Gaza mientras continúan los bombardeos contra la Franja, que habían causado la muerte de más de 40 personas y heridas a casi 300 hasta el mediodía del miércoles. Muchos de los muertos son mujeres y niños.
Al mismo tiempo, responsables israelíes han dejado claro que las masacres cometidas en Gaza son sólo el principio de la agresión contra la Franja. Una fuente cercana a Netanyahu dijo a la radio israelí que el primer ministro iba a reunirse con jefes militantes con el fin de organizar una “significativa ampliación” de la ofensiva israelí llamada “Seto de Protección”, término éste que supone una mala traducción deliberada del término hebreo que es Tzuk Eitan o “Roca Sólida”. El régimen israelí cree que una traducción adecuada de esta expresión revelaría la brutalidad de la agresión que está llevando a cabo.
La propaganda sionista, fielmente reflejada por los medios occidentales, intenta presentar, como siempre, las atrocidades israelíes como acciones “defensivas” en respuesta a los cohetes lanzados desde el territorio de Gaza contra Israel. El martes por la noche, sin embargo, estos cohetes no habían causado ninguna muerte ni heridos graves entre los israelíes. Además, los lanzamientos de cohetes desde el territorio de Gaza contra Israel son una respuesta a anteriores bombardeos, asesinatos y arrestos en masa de políticos y activistas palestinos.
En la última invasión terrestre israelí contra Gaza, en 2008-2009, conocida como Operación Plomo Fundido, el Ejército israelí mató a más de 1.400 palestinos, la mitad de ellos civiles desarmados. Un total de 13 israelíes murieron durante la misma operación, todos ellos soldados.
La actual agresión contra Gaza dio comienzo con otra falsedad más. Durante varias semanas, el gobierno israelí mantuvo en secreto la muerte de tres colonos israelíes de un ilegal asentamiento de Cisjordania y lanzó una campaña internacional de propaganda culpando a Hamás de este hecho, sin tener ninguna prueba de ello. Con el pretexto de buscar a los tres “desaparecidos”, el régimen israelí lanzó una masiva campaña de terror y represión en la Cisjordania ocupada y arrestó a casi 600 palestinos, incluyendo altos responsables de Hamás y a otros activistas.
El objetivo fundamental de la campaña era intentar destruir al gobierno de unidad nacional palestino formado entre Fatah y Hamás, que fue anunciado ahora hace varias semanas. Este gobierno fue reconocido internacionalmente pero rechazado por Israel.
El segundo objetivo de la campaña internacional fue ocultar el hecho de que la política israelí en los asentamientos ha sido la responsable del fracaso de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes, patrocinadas por EEUU, según han reconocido diversos responsables estadounidenses.
Finalmente, el episodio de los colonos fue utilizado por las organizaciones sionistas, y en primer lugar el Likud y otros partidos extremistas del gobierno israelí, para alimentar el odio y los sentimientos anti-palestinos dentro de la población israelí. El propio Netanyahu se refiere a los palestinos como “animales humanos” y un alto responsable de seguridad israelí describió recientemente las muertes de palestinos en Gaza con la expresión “segar el césped”. Este tono no es en nada distinto al que utilizaban los dirigentes nazis para referirse a la muerte de “subhumanos” que pertenecían a las “razas inferiores”.
Esta propaganda de odio se ha materializado en marchas de extremistas sionistas que han desfilado por las calles de Jerusalén gritando “Muerte a los Árabes” y atacando a los palestinos. El resultado inmediato de estas acciones fue el asesinato de manera especialmente cruel del joven palestino Mohammed Abu Judair, de 16 años, que fue quemado vivo tras ser brutalmente apaleado. Como recordatorio de la implicación del Estado israelí en estos crímenes, su primo, el ciudadano estadounidense Tariq Abu Judair, de 15 años, recibió una bestial paliza por parte de la policía israelí y se halla en la actualidad en arresto domiciliario.
Los crímenes del régimen israelí resultan cada vez más similares a los de los nazis: fomento del racismo y el odio, bombardeos indiscriminados contra la población civil, robo de tierras y territorios para los miembros de la “raza elegida” etc. La tarea más urgente de la humanidad hoy en día es detener a la máquina de muerte sionista y hacer que los dirigentes y todos los militares o civiles israelíes implicados en crímenes de guerra y contra la humanidad sean castigados por estas acciones de la forma que merecen.