Camilo Torres
La plataforma del Frente Unido del Pueblo Colombiano no tiene definición respecto de la lucha electoral cómo táctica revolucionaria.
Para realizar la unión de los revolucionarios debemos insistir en todo lo que nos une y prescindir de todo lo que nos separa. Si el problema electoral es un obstáculo para la unión, es mejor no plantearlo, especialmente cuando todavía no estamos seguros de que las elecciones no se realicen.
En el caso de que yo fuera partidario de las elecciones, lo más lógico sería presentar listas para sentarme personalmente como candidato.
En mi concepto esto sería formar un nuevo grupo que dividiera aún más a la oposición. Esta actitud me impediría realizar la labor que me he propuesto de unificar a la clase popular colombiana.
Yo no me considero representante de la clase popular colombiana, ni el jefe del Frente Unido, ni el líder de la revolución colombiana, porque no he sido elegido por el pueblo. Aspiro a ser aceptado por este como un servidor de la revolución.
Mientras el Frente Unido no elija sus jefes, yo no soy el jefe del Frente Unido, sino en los casos en que los miembros de este lo determinen. Como no voy a participar en las elecciones, tengo que explicar al pueblo los motivos que me llevan a esta decisión: además de las razones dadas anteriormente (De no dividir más la oposición) tengo las siguientes:
1. En el sistema actual para votar la clase popular colombiana tiene que dividirse en liberal y conservadora; todo lo que divida al pueblo está en contra de sus intereses.
2. El aparato electoral está en manos de la oligarquía y por eso "El que escruta elige", el que cuenta los votos determina la victoria. Las elecciones se hacen más en las oficinas oligárquico que en las mesas de votación.
3. Como es imposible ganarles a los que controlan la maquinaria electoral y todos los factores de poder, los grupos de oposición que llegan al parlamento no podrán nunca hacer transformaciones revolucionarias; por el contrario, su presencia en el parlamento facilita que la oligarquía diga que en Colombia hay democracia porque hay oposición.
4. No me parece buena educación revolucionaria decirle con las palabras al pueblo que desconfíe de la oligarquía y decirle con los hechos que le entregue al sistema algo de los más precioso que tiene un hombre como es su opinión política.
5. Creo que el tiempo y el dinero que se emplea en confeccionar listas, discutir por renglones, suplencias y caciques se pueden aprovechar para organizar a la clase popular por la base.
6. En el caso de que sucediera el milagro de que la oligarquía se equivocara contando los votos y la oposición pusiera la mayoría (por ejemplo en el caso de un nuevo plebiscito), sabemos que como en la Argentina, con el triunfo del peronismo, la oligarquía puede anular las elecciones y dar un golpe de estado. Una oligarquía que no le ha temblado la mano para matar jefes revolucionarios, para lanzar al país a la violencia y para respaldar gobiernos militares, creo yo que no va a entregar el poder por el simple hecho de una mayoría oposicionista en la votación, mayoría que como ya lo hemos demostrado es moralmente imposible que pueda resultar.
Personalmente yo soy partidario de la abstención electoral pero no de una abstención pasiva, sino de una abstención activa, beligerante y revolucionaria.
Activa: porque será la manifestación de rechazo al sistema sin excluir las elecciones como uno de sus engranajes; para eso tendrá que ser políticamente motivada.
Beligerante: porque los comandos revolucionarios recibirán consignas sobre la forma de actuar ante el proceso electoral.
Revolucionaria: porque se empleará en unificar y organizar la clase popular para el asalto definitivo del poder.